Febrero 22 de 2013
Crónicas leticianas 28
Damnificados de verdad o proselitismo político.
Ahora que el río Amazonas está en
su etapa de crecimiento, viene a mi memoria una de las grandes crecientes
de esta gran arteria fluvial.
Fue en el mes de mayo de 1973,
cuando el río se adentro por toda la orilla
de los 170 kmts que le pertenecen
a Colombia en su trayectoria, cuando inundó las calles y aledaños al puerto principal de Leticia y aunque fue un
fenómeno con traumatismos, no fue caótico para la población pues todo el mundo
era sabedor que este fenómeno se presentaba
anualmente y tomaba las precauciones necesarias para afrontar la emergencia.
Por esta razón no había ningún
tipo de “contingencia” por parte del gobierno ni de los estamentos de socorro
pues esto se veía como un acontecimiento normal para el cual todos estábamos
preparados.
Los indígenas y personas que
habitaban la orilla del río hacían sus casas tipo palafitos y los del puerto levantaban sus pisos con una altura basada en las crecientes
anteriores, altura que no era predecible.
Cuando la creciente llegaba, ya todo estaba listo para afrontarla pues
desde que empezaba a subir, se le hacia monitoreo y todos estábamos a la
expectativa y aunque había cambios en ciertos aspectos por ejemplo en la
locomoción por las calles inundadas la cual se hacia a punta de canoa, el
comercio seguía su curso normal y nadie hablaba de damnificados y lo digo con
conocimiento de causa por que en esa época era miembro activo del Cuerpo de
Bomberos Voluntario y posteriormente jefe de Socorristas de la
Cruz Roja y que yo sepa nunca se presentó
una emergencia que involucrara vidas humanas o avalanchas por causa de este
crecimiento pues este era lento y previsivo. Los hechos que se presentaban eran por negligencia,
descuido y falta de previsión de los habitantes como incendios y ahogamientos.
Ahora después de que la región se
convirtió en departamento vengo escuchando desde años anteriores de las ayudas y partidas presupuestales para
los famosos “damnificados del Amazonas”, ayudas que cada año con la complicidad
del gobierno de turno y las personas ribereñas, se reparten beneficiando no en
realidad a los que la necesitan sino a
uno que otro avivato de las entidades de socorro y politiqueros de oficio que
aprovechan la situación para hacer su
proselitismo político.
Así que preparémonos para ver próximamente por los noticieros nacionales
las fotos y filmaciones hechas por los interesados en beneficiarse tomadas desde ángulos favorecedores que
muestran la magnitud de esta creciente para solicitar ayudas y justificar unos
gastos en detrimento del erario regional.
Que la creciente del río es real,
es cierto, y que los indígenas y ribereños lo saben, también es cierto, que tal que el Amazonas se creciera de un día
para otro arrasando con todo como ocurre con los ríos del interior, creo que ya
Leticia no existiría, o estaría muchos kilómetros selva adentro manteniéndose
la región continuamente en emergencia pero la naturaleza es sabia y sabe como
hace sus cosas por esa razón el río da tiempo para que todo el mundo se prepare
para esta realidad y el que no lo hace
es el que esta pendiente de papá gobierno para que le colabore, alcahueteándole
su desidia.
Estoy que viajo a Leticia a
reclamar con intereses y todo, la ayuda que como “damnificado” me correspondía
precisamente para esa fecha, como lo pueden ver en la foto adjunta en donde la
fotografía revela la magnitud de la creciente y en donde estoy sentado en el
techo de mi casa en el puerto viejo
frente a la plaza de mercado. Para
acceder a ella, debía hacerlo
en canoa y entrar por el techo hasta mi habitación.
En esa época nunca dijimos nada, todos nos defendíamos como podíamos,
nadie nos prestó ayuda, no se hablaba de damnificados, todos estábamos con la
política de hacer patria honestamente, hoy desafortunadamente casi todo el
mundo vive del “oportunismo” para sacar de cualquier situación la tajada y por
ende esquilmar el patrimonio económico
de la ciudad, esos son los inventos de la corrupción moderna.