martes, 15 de octubre de 2013

Octubre 01 de  2013


Crónicas leticianas 58

“En aquella época, todos dependíamos del narcotráfico directa o indirectamente”.
Y continuamos con las historias de tradición oral, traídas a colación durante las tertulias efectuadas en tiempos atrás en el bar “La Barra”, relatadas por  personajes que también hicieron parte del historial de la región amazónica.
Esas  historias fueron conocidas por muchos, pero nunca las contaron, otros  las ignoran, algotros creerán en ellas, y muchos dudarán de la veracidad, sobre todo cuando  el tema toca incidentalmente a algún conocido.
Pero que los hechos ocurrieron y son parte de la historia popular, es una realidad innegable: ya que hay material ignoto para demostrarlo.
Y esto va a suceder con ésta crónica increíble, pero cierta, que involucrará indirectamente a un personaje de la región muy querido por unos y muy cuestionado por otros. Desafortunadamente  esas fueron las cosas que sucedieron durante la bonanza, hechos frente a los cuales no podemos ser  amnésicos ni desconocedores, pues  ésta fue narrada  por una persona que -aunque nadie lo crea-  estuvo  vinculada activamente al  negocio en la época histórica de la bonanza de la coca.
Rodríguez Gacha fue invitado por primera vez  a Leticia, por “alguien” conocedor del promisorio negocio que tocaba las puertas del Amazonas;  allí lo contactaría  con el  veterano hacedor de fronteras, conocido como el “chico malo”, quien  le serviría como   enlace para el nuevo negocio.
 En su primera conversación, éste le aconsejo a Gacha que llevara un vuelo chárter con marihuana adherida a los cartones de los espaldares  de los cuadros y espejos que para tal fin, iban a llevar.
Los invitados, antes de viajar a la región, compraron cuanto  cuadro de santo estuvo a su vista, sobre todo los más venerados por la mayoría del pueblo colombiano, como el Sagrado Corazón, Sn Judas Tadeo, Sn Antonio, Sn Martín de Porres, Sta Lucia, Sn Nicolás de Tolentino -- -entre otros- recomendándole que completara el pedido con espejos de  todos los tamaños .
Como la marihuana era la droga  de furor  tanto en Leticia como en el lado brasileño y peruano, el cargamento que iba ya estaba prácticamente vendido  o cambiado por pasta básica de coca.
Cuando el avión carguero de Aeronorte llegó al aeropuerto Vázquez Cobo de la ciudad, charteado por el  mexicano,  fue un día de fiesta para todos los que sabían del  negocio, pues ya todo estaba “cuadrado” para su recibimiento realizado personalmente por  chico malo quien,  al bajar la carga delante de los guardianes aduaneros y policiales, destapó varias cajas y huacales (de los que no venían envenenados) repartiendo cuadros y espejos a diestra y siniestra a todos los recibidores del vuelo. El resto de la carga fue directo a la bodega de un conocido comerciante  desde donde se sacó la marihuana que iba en pasta adherida a los espaldares de los cuadros, tal como se había acordado, la que posteriormente se empacó para la venta, en bolsas de un kilo.
Por esta labor los colaboradores en el empaque de la droga recibieron como pago la mayoría de los cuadros y espejos sobrantes de la operación; siendo ésta la causa por la cual un día, y para los que vieron éste fenómeno y no  lo sabían,  Leticia apareció inundaba de vendedores de  cuadros y espejos por todas sus calles, los cuales eran vendidos puerta a  puerta por cualquier precio.
Por primera vez los cuadros de los santos más famosos de la iglesia católica recorrieron las calles de la ciudad y ocuparon un sitio preferencial en algún hogar leticiano.
Los indígenas hacían cambalaches de  pieles,  artesanías o alguno de los  productos sacados  de la selva con tal de no quedarse sin la adquisición de un cuadro o un espejo; y es en ésta parte de la historia en donde entra en acción nuestro personaje, el Prefecto Apostólico de la región, quien le propuso a chico malo -debido a la acogida que tuvieron los cuadros- la compra de ellos para revenderlos en las tiendas de los internados indígenas que él manejaba.
Fue así como Rodríguez Gacha, su hermano Pastor,  y el chico malo, se convirtieron sin quererlo  en los propagadores de la fe católica, no sólo en Leticia sino en Brasil y Perú.
Como los vuelos chárter aumentaron, la llegada de marihuana se incrementó y por ende el canje de ésta  por pasta básica de coca, razón por la cual entre el chico malo y un amigo tuvieron que ingeniárselas para enviar la droga  recogida para Bogotá y  Medellín.
El chico malo haciendo funcionar su ingenio -sobre todo para esa clase de negocios- le propuso al Prefecto llevarle, además de los cuadros, camándulas, crucifijos y novenas, las cuales le cambiaría por artesanías, pieles y animales disecados, además de comprarle también, una parte en efectivo.
Así mismo le hizo éste comentario a sus colaboradores: “Yo soy muy amigo de algunos de los artesanos trabajadores del cura,  personajes que además  les gusta mucho la marimba y la coquita,  por eso yo les pido que tallen toda clase de estatuillas en madera dura para nosotros, y yo me encargo de que nos las entreguen directamente para después, con un torno, hacerle los huecos  en donde va a ir camuflado el polvito y luego, bien selladas, se los devolvemos al taller para que desde  allí las despachen directamente a Bogotá y Medellín aprovechando que éste cura es intocable en la región.
Así que vamos a montar unos almacenes de fomento  y venta de artesanías indígenas en el hotel Tequendama de  Bogotá y  Nutibara de Medellín, negocios que estarán a nombre de personas fallecidas para no tener problemas posteriores y de las cuales yo consigo el número de sus cédulas.
Con esta idea en la cabeza, Chico malo le propuso  al prefecto comprarle todas las estatuillas  y artesanías talladas por los indígenas, negocio que inocentemente aceptó  sin reparo.
Posteriormente Gacha le envió al chico malo  el torno y las herramientas, y en  un taller privado camuflaban la mercancía.
El Prefecto ordenó a todos los curas  acaparar la producción hecha por los indígenas  en toda la jurisdicción, empezando desde ese día el negocio más fácil y fructífero llevado a  cabo en el Amazonas ya que la prefectura  hacia inocentemente   hasta tres despachos mensuales de artesanías hacia Bogotá, sin ningún obstáculo ni contratiempo.
En el primer embarque solo se pudieron camuflar 48 kilos de la droga, pues como el negocio apenas se estaba iniciando, era muy poco lo que llegaba.
Fue así como nació, en parte, este promisorio negocio que, por ser más sencillo de manejar y lucrativo que la marihuana involucró a varios inversionistas paisas y de otras ciudades, en una sola sociedad que más tarde se llamó  “El Cartel de Medellín”.
Para culminar esta crónica evoco las  palabras del mismo prelado cuando en sus homilías dominicales decía refiriéndose al negocio del narcotráfico, que el que estuviera libre de pecado que tirara la primera piedra, o que en esa época todos, sin excepción,  estábamos directa o indirectamente involucrados  con el narcotráfico, y para muestra un botón.
Por eso para ésta época, no es válido  aquello de” rasgarse las vestiduras” como lo están haciendo algunos   personajes regionales, ante esta elocuente verdad.  

 Carlos Javier Londoño O.

martes, 24 de septiembre de 2013

Septiembre 24  de 2013.
Crónicas Leticianas 57
“Personajes que hicieron historia en el Amazonas”.

Leticia, como ciudad hospitalaria, albergó en sus calurosas y polvorientas calles de aquella época, personajes  de toda índole que,  venidos de otras latitudes o nativos de la región,  se hicieron  conocer popularmente  ya por sus  excentricidades,  particularidades, comportamientos u oficios,  pasando a formar  parte de la historia regional.
Fueron personajes muy queridos en la región  que de una u otra manera estuvieron vinculados con la comunidad  y el pueblo en general, haciendo parte de la idiosincrasia y del  folclor sano que se vivió, siendo lo más relevante que la mayoría de ellos, sólo  eran   conocidos por sus remoquetes ya que si los mencionaban por su verdadero nombre muchas personas no sabían de quien se trataba.
Y este es el caso en  la crónica de hoy: si yo les digo que  voy a  referirme al señor Julio Zenón Rengifo, algunos van a quedar desorientados al no saber  de quien se trata, por que por su verdadero nombre muy pocos  lo conocen, pero si les digo que voy hablarles de “Renzeta” ya muchos se van a tranquilizar y el recuerdo de su figura se va a materializar en la mente de la  mayoría de los antiguos leticianos.
Este amigo leticiano por adopción, nacido en Quibdó-Chocó, fue el  médico popular-por decirlo así-más conocido, pues con su  profesión de farmaceuta sentó un precedente altruista al dedicarse especialmente a atender la población indígena y la más vulnerable  de la región.
A él acudían médicos recién egresados que llegaron a  la ciudad, para despejar dudas sobre ciertas enfermedades propias de la región,  sobre todo las tropicales,  de las cuales era un experto  con la medicina tradicional y los  menjurjes que preparaba, haciendo que sus  remedios fueran efectivos y sus recetas  de confiabilidad y credibilidad.
Estaba casado con una hermosa brasilera con alguna apreciable diferencia de edad  en contra del farmaceuta.
Personaje de respeto por su educación y sapiencia de veterano, lo que le dio la oportunidad de ser la única persona que reemplazó en su trabajo tanto al cónsul peruano como al brasileño cuando precisaban salir de la ciudad, razón por la cual era muy estimado por esos dos países por lo bien que los representaba.
Gran aficionado a la caza y a la pesca, deportes a los cuales les dedicaba un día en la semana,  para salir especialmente  con sus amigos Carlos Sánchez  y  Sixto Arbeláez el trochero  mas conocedor de la selva amazónica.
De Renzeta se han contado muchas historias y anécdotas  por su forma peculiar  de actuar, sobre todo cuando  de pesca o de caza se trataba.
Según palabras del doctor Linterna, en  una de las tertulias que se formaban por ese entonces,  por las tardes en el bar “La Barra”,  decía que Chantall  la  hermosa francesa que trastornó al pueblo con su llegada - aseguraba que acostarse desnuda a recibir los rayos del  sol sobre el loto más grande del mundo, la victoria regia, era sentir una de las sensaciones más  agradables y placenteras que jamás en la vida había experimentado, que ninguna droga o alucinógeno en el mundo la podía hacer sentir. De ahí comentaban los veteranos, que en luna llena, los ancianos ticunas se acuestan sobre el loto para recuperar las energías sexuales perdidas.
Pues bien,  el Dr Linterna contaba a raíz  del comentario de Chantall, que Sixto Arbeláez,  aseguraba que cierto día que visitaba unos lagos cerca de la ciudad, le llamó la atención la figura de un indígena que,  acostado en una victoria regia  completamente desnudo, tomaba los rayos del sol, al acercarse comprobó que el personaje era Renzeta quien, amarrado a una soga por la cintura y el otro extremo amarrado a un árbol en la orilla, yacía extasiado contemplando  la inmensidad del cielo; de inmediato el comentario fue: con razón se sostenía con una esposa tan joven y hermosa.
Otra anécdota que causa hilaridad cuando la cuento, fue la que presencié personalmente en un día que  fui su compañero de caza: salimos temprano hacia los kilómetros  en busca de alguna pieza para cazar, pero lo más pintoresco era que  íbamos en un Volswagen blanco de su propiedad, bien polichado con una limpieza impecable. Más o menos a la altura del km 10 u 11 alcanzamos a ver una pava en un árbol, de inmediato Renzeta detuvo la marcha  diciéndome que esperara un momento y bajándose lentamente del vehículo, se dirigió al portamaletas  del  carro que queda en la parte delantera. Yo, desde el interior del mismo, observaba la operación. Abrió el portamaletas  y sacó un estuche en donde guardaba una escopeta, la retiró con cautela  y luego sacó una bayetilla roja con la cual la limpio en su totalidad, procediendo acto seguido a ponerle  la munición; cuando la tuvo lista me pregunto qué en donde estaba la pava y yo le dije riéndome: saludes le dejó pues hace  rato que se fue. Con la seriedad que lo caracterizaba me dijo: para compensar esta pérdida  no hay nada mejor que un buen trago de aguardiente pasado con leche y procedía a servirlo de una licorera que portaba. Así nos entreteníamos todo el día, observando cuál animal se nos atravesaba en la ruta.
Otra de las buenas anécdotas  fue la que le sucedió cierto día que se fue de cacería con varios amigos, a unos lagos  por los lados de Puerto Alegría en la margen peruana.
Allí se cazaba una plumífera llamada “Panguana” muy apetecida por la exquisitez de su carne, era una especie de  gallina. Su cacería, a la cual fui con este personaje, otro día cualquiera, es la acción con la muerte más cruel y alevosa  que he visto, pues a este animalito para atraerlo,  debe silbársele  como lo hace el macho cuando está en celo, la hembra responde con el mismo silbido y entre uno y otro se viene caminando por entra la selva hasta donde escucha  silbar.  Allí esta uno agazapado esperándola y apenas  está a la vista, solo se  escucha  la explosión del tiro  y el plumero que se esparce en el ambiente por  los impactos en su cuerpo, es una muerte a quemarropa. Como decía ese día se fue con los amigos  a cazar, con la novedad de que llevaron una grabadora en donde tenía grabado  el silbido  para evitarse el ejercicio. Llegando   al sitio se adentraron en la selva, instalaron la grabadora en un sitio estratégico, la prendieron empezando a sonar  el silbido repetitivamente; al poco tiempo el silbido de la grabadora fue respondido por una panguana, ellos se hicieron a una prudente distancia a esperar que el ave apareciera, cuando ésta lo hizo y pasó al frente de la grabadora, fue tal la emoción al verla, que todos dispararon al tiempo sin calcular el sitio en donde estaba el sonido, y tanto ella como el animal quedaron reducidos a pedazos por los impactos. La risa fue general.
Estas anécdotas  e historias eran los temas de  las tertulias que, como dije antes, animaban las tardes tinteras en el chismoseadero de tradición en la ciudad de Leticia  llamado “La Barra”,  lugar que aún existe.

Carlos Javier Londoño O.

jueves, 12 de septiembre de 2013

 Septiembre  06 de 2013.

A veces  la gente  no quiere escuchar la verdad, porque
 no quiere que sus ilusiones se vean destruidas. (Njetzsche).


Crónicas leticianas 56
“Electores amazonenses, en ustedes está el cambio”  
Como ciudadano  doliente  de esa maravillosa pero olvidada tierra amazonense,  no dejo de observar  con preocupación las vicisitudes que se han presentado y aún se siguen presentando en la región, cuyo origen radica por ese arraigado e interesado  panorama político corruptivo  por el que atraviesa el departamento del Amazonas, problema que no es ajeno  al resto de mi querida Colombia. A esta situación no he dejado de aportar, desde la distancia, mi granito de arena con comentarios, críticas, crónicas, denuncias y ciertas verdades alusivas al tema, con los cuales queremos aportar correctivos  que conduzcan al bienestar  de esa querida tierra.
Estos artículos  que redacto con dolor de patria, con  veracidad,  con conocimiento de causa y sobre todo con la libertad de expresión que puedo ejercer por no estar yo sometido a ningún patrón politiquero, por no depender de un  sueldo oficial, por no deberle  favor a ningún político, por no   pertenecer  a ningún clan corruptivo y mañoso llamado partido político de los de ahora, los que han manejado y manejan la región; además por no pertenecer al cartel de la contratación, ni haber sido investigado por alguno de los delitos de moda, y mucho menos por aspirar  a algún puesto político. Creo que estas razones me dan autoridad moral para expresar con claridad ciertas verdades  que a muchos no les agradan,  porque a veces  en mis artículos les toco  flaquezas- sobre todo cuando aspiran a esas plataformas que le sirven de base para su lanzamiento a la política- desde donde  desean formar parte del colectivo que maneja los intereses económicos  de algunas entidades regionales.
Dichos personajes  parecen formados con el mismo  molde y cortados con la misma tijera, pues el esquema principal que manejan es el mismo: la ambición económica  y figuración para alimentar su ego, pero eso de luchar por el progreso y bienestar tanto de  sus coterráneos como de  su región, sólo está en su agenda pre electoral  con miras  a conseguir  los votos que necesitan para ser elegidos.
Yo soy consciente que entre las empresas generadoras de empleo en la región están como principales la gobernación y la alcaldía, de las cuales  dependen directa o indirectamente muchas familias leticianas, y también soy consciente de que uno no puede morder la mano del que le da de comer;  es aquí en donde entra a funcionar el circulo vicioso que impide que la corrupción sea erradicada de esas instituciones, porque casi todos los subalternos se convierten, al entrar a devengar del estado, en “alcahuetes” por conveniencia del  mandatario y asesores de turno, pues al conocer  sobre sus irregularidades  no pueden  demandar  y tienen  que tragar entero, so pena de perder el puesto y a lo mejor parte de la tajada burocrática.
Y para entender parte de esa problemática vamos a analizar el “espécimen”  político regional.
Como lo he reiterado en diversas ocasiones, la mayoría de los que se lanzan a ocupar los ambicionados puestos regionales  son personas inexpertas en el manejo  administrativo de una empresa, y creen que manejar un presupuesto es igual  a manejar una finca, razón por la cual, cuando son elegidos tienen que depender de los “enquistados” que permanecen en la administración, conocedores a fondo de cómo es el manejo político, las contrataciones y el movimiento económico  interno, son  quienes con la colaboración de otros empleados son los manejadores de la situación. Aquí viene la triste realidad para el nuevo mandatario, que puede llegar con buenos propósitos de hacer algo por la región y a lo mejor con buenos proyectos, pero, ¿qué sucede? Pues que éste no  va a poder actuar con autonomía  porque los que conocen el andamiaje para alcanzar los buenos dividendos no se lo van a permitir y es ahí donde se le presenta  la disyuntiva: o trabaja según sus convicciones, desconociendo las experiencias  anteriores   con  riesgo  que le tiendan una trampa o le hagan firmar algún escrito comprometedor, o  se une a la causa corruptora con los resultados por todos conocidos, como le ha ocurrido a la  mayoría de los elegidos que terminan sometiéndose y deponiendo sus principios y valores.
Otra cosa que le falta al espécimen político regional, sobre todo cuando son elegidos, es el poder  elocuente de sus palabras, que  pueden ser convincentes a nivel regional y a la  altura de su fanaticada electorera  porque “hablan el mismo idioma”, pero que a nivel nacional en  un foro, reunión, convención  o plenaria, sin un proyecto  o mensaje  de peso que impacte a los interlocutores, las cosas no les resultan funcionales y no se obtienen resultados positivos.
Yo personalmente hasta ahora, no he visto ni escuchado que ningún parlamentario, mandatario gubernamental  o dirigente político regional  se haya hecho sentir a nivel nacional, presentando con contundencia, propuestas significativas para la solución de problemas regionales y  fronterizos - que son muchos- y  no los mismos por los cuales hemos venido luchando desde hace más de 30 años  y  de los cuales  algunos politiqueros de oficio quieren, ahora que se acercan las elecciones, ser sus progenitores  para demostrar eficiencia en su ejercicio.
Y saben por qué no les interesa hacerse conocer a nivel nacional? Porque no les conviene que nadie vaya a la región a darse cuenta de la verdadera realidad de lo que está sucediendo allá, para poder hacer sus bellacadas manipulando  la gestión, por eso cuando llega  alguien del gobierno central a hacer sus pesquisas, sale a  su encuentro el comité de recepción, comida y bar, encargado de recibirlos haciéndole más  agradable la estadía  llevándolos  a un buen tour con gamitana asada como plato especial, acompañada de unas exóticas caipirinhas que  les baja la tensión sobre el tema que les ocupaba.
Otro de los aspectos negativos, la falta de temática convincente y la poca visión futurista para hacer proyectos de gran envergadura; primero, por desconocimiento o no conveniencia y segundo,  por falta de salir a airearse a otras regiones a observar, no a pasear ni a viaticar, el modernismo, progreso  y la innovación de las otras ciudades. Les  detallo un ejemplo y me disculpan porque voy a pasar como  paisa regionalista, pero  es una verdad que nadie puede desconocer  a nivel nacional, que la ciudad de Medellín, a pesar de sus altibajos,  es un ejemplo de  progreso e innovación.
En uno de mis tantos viajes a esa ciudad hablé con un amigo que tenía la intención de montar un negocio allí; consultó con varios residentes conocedores de la economía,  del empuje paisa y de la visión futurista de la ciudad y ante  la pregunta de cuál  negocio podía montar o qué  cosa podía hacer en la ciudad?  La respuesta  de los amigos fue muy contundente  y  muy realista: Aquí no hay nada que hacer, porque casi todo está hecho, lo que sí le sugerimos o aconsejamos es que visualice toda la innovación, los negocios nuevos, la arquitectura, los nuevos restaurantes, almacenes  y, en fin, todo lo novedoso para usted y váyase a otra ciudad o pueblo y ponga en práctica alguna de esas particularidades que observó y después cuéntenos el resultado. Así lo hizo, montó un negocio en otra ciudad de Colombia, de las innovaciones que vio en Medellín  con resultados positivos, porque le está yendo muy bien económicamente. Como quien dice: nadie es profeta en su tierra.
Y no sólo es Medellín, Bogotá, el eje cafetero, Cali etc. son ciudades que pueden aportarle mucho al crecimiento y desarrollo del departamento del Amazonas sobre todo turísticamente, (aunque  son tipos de turismo muy  diferentes), pero vuelvo y repito, hay que codearse, mandar a los secretarios y asesores a hacer “un cursito” con los que saben, aprender de ellos  e ir  a aplicar  lo aprendido dejando ese regionalismo nocivo que no los deja progresar. En mi concepto muy personal, el que sirve y aporta nuevas ideas  en beneficio de algo, con todas las investigaciones del caso a su hoja de vida, bienvenido sea, no importa  su procedencia.
¿A cuantos profesionales regionales y leticianos en general,  no se les ha dado la oportunidad de que hagan algo por su tierra, que demuestren sus capacidades en manejar  los destinos de su región? ¿Cuál ha sido el resultado? No sean amnésicos, sean realistas. Yo recuerdo cuando hace años, y ésta es la mejor prueba, un grupo de jóvenes amazonenses, ávidos de demostrar sus capacidades y regionalismo fundaron el  famoso movimiento excluyente “Leticia para los leticianos”, cuya finalidad principal era sacar los foráneos de la administración tanto departamental como regional, logrando el objetivo con resultados positivos cayendo  todo el poder administrativo en manos de regionales.  ¿y cuál fue el resultado?… el desangre de la mayoría de las arcas de  casi todas las entidades, que de no ser por el reintegro de los excluidos,  la quiebra del departamento hubiera sido total. Y les refresco más la memoria, la mayoría de esos dirigentes juveniles de esa época tuvieron problemas con la justicia.
No es justo  que fulano o zutano, “por ser  vos quien sois”, por ser el mejor postor económicamente en una elección, por ser apellido de tradición política, por ser el candidato ideal de la cadena corruptiva  que va a seguir los mismos parámetros, por ser el amigo de una colectividad representativa que lo pueda sacar electo para  beneficio propio y no generalizado, el pueblo vaya a seguir eligiendo  como decimos, los mismos con las mismas, sin conocer sus referencias y antecedentes cuando se trata  de un foráneo y, si es regional, desconociendo su procedencia, antecedentes familiares, educación, amistades,  hoja de vida que todo el pueblo conoce; pero quienes a la voz de un buen pacto, se hacen los desconocedores de  todas esas particularidades negativas que redundan posteriormente en el elegido con las consecuencias adversas a la región.
Para mí lo más importante de los candidatos, es la idoneidad para desempeñar el puesto, que muestren y debatan  un plan de gobierno, o acciones bien  definidas  y fundamentadas con acta de compromiso firmada ante  un notario como respaldo a sus buenas intenciones.
No pueden seguir  ostentando deportivamente  el titulo como el primer departamento con más investigaciones penales a empleados públicos en el país, como el departamento en donde sus gobernantes se caracterizan  por sus malas administraciones, o el departamento en donde la mayoría de sus representantes sólo figuran-cuando figuran- en la lista de los investigados, unos por parapolítica, otros por firmar  leyes en contra del pueblo colombiano, además  por pérdida de investidura, enriquecimiento ilícito, peculado por apropiación,  malversación de fondos, prevaricato, falsificación de documentos y realización indebida de contratos, ya es hora de quitarse ese karma de encima.
Así es, mis queridos amigos, que  en ustedes, el pueblo elector, está  el poder del cambio. O siguen con lo mismo de lo mismo o sientan un precedente histórico en  bien del departamento.
Como decía un cantor  llanero  al referirse a la diferencia entre los dirigentes y el pueblo: No es justo que todos los de arriba  estén comiendo “avena tarrao” y  el pueblo  siempre comiendo de la otra.

Carlos Javier Londoño O.

martes, 10 de septiembre de 2013



Crónicas leticianas 55
“En su época, el vuelo más distante, oneroso y rumbero del país”

Leticia, la ciudad más austral de Colombia, situada al suroriente del territorio colombiano exactamente en la punta del trapecio amazónico, distancia que le permite ser-  con San Andrés islas-  una de las dos ciudades más alejadas de la capital de la república.
Antiguamente se le llamaba la “cárcel sin puertas,” ya que de ella sólo se sale o se entra vía aérea o acuática y, en esa época, si no tenía los más de setecientos mil pesos que costaba cada trayecto, la salida de la ciudad era bastante difícil.
Por vía aérea, es una hora y cuarenta   minutos de vuelo en jet;  por agua el viaje desde Puerto Asís, si las condiciones  son favorables, se puede demorar de 10 a 12 días bajando por el rio Putumayo hasta la desembocadura en el Amazonas, por el cual  se  sube hasta llegar a Leticia. Antiguamente - y estamos hablando de los años setenta - los aviones que cubrían la ruta a la región eran los Curtis y súper Curtis, aviones cargueros  que hacían la ruta Bogotá-  Villavicencio, en donde tanqueaban para continuar a Leticia ;estos aviones Esos  llevaban pocos pasajeros por razones de seguridad aeronáutica.
Posteriormente, saliendo desde Bogotá  con escala en Cali, empezó a operar la empresa de pasajeros “Sociedad Aeronáutica  Medellín” “SAM” la cual mejoró la movilidad aérea al territorio amazonense con sus aviones turbo - hélice tipo Electra. Como caso anecdótico, en sus primeros viajes a la capital del Amazonas, al pasar las coordenadas de la línea ecuatorial, éstas eran anunciadas por el sonido interno del avión  y hasta entregaban  un certificado recordatorio por atravesar dichas coordenadas. Algunos pasajeros que por primera vez viajaban en el avión, al anunciar  el paso por dicha línea, miraban de reojo por la ventanilla como tratando de observarla; pero en vez de ella, en lontananza,  contemplaban ese enigmático mar verde  llamado selva amazónica, recorrida por serpenteantes y numerosos  ríos que desde la altura se veían resplandecientes  por el reflejo del sol sobre sus aguas. Ya para los años ochenta, época de la bonanza cocalera, Avianca empezó a cubrir esa ruta desplazando a Sam que era su filial.
Esta empresa empezó a operar con jets Boeing 727-100 con 117 sillas disponible, convirtiéndose en esa época el vuelo más distante, oneroso y rumbero en el territorio colombiano.
El vuelo tenía como frecuencias los días lunes, miércoles y viernes, con salida a las 11:30 a.m desde el aeropuerto El Dorado   en la ciudad de Bogotá.  
En el Terminal aéreo  El Dorado, en un módulo  en  donde había un aviso que decía Leticia, era el lugar en donde más personas se arremolinaban  en la mañana, buscando un cupo o  pidiendo el favor a un amigo que viajara para enviar con él  una misiva, dinero o algún encargo hacia esa lejana tierra.
A las 11:00 a.m por el sonido interno del aeropuerto llamaban a pasar a la sala de espera desde donde posteriormente se  abordaba  el avión.
Después de las recomendaciones  dadas por la azafata, el avión despegaba rumbo al aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón de la ciudad de Cal,i en donde  aterrizaba después  de volar 30 minutos, para hacer  escala  técnica,  tanquear y recoger  los pasajeros que por cupos asignados a esa plaza compraban sus tiquetes en dicha ciudad.
Ya con sus tanques llenos   de gasolina para el vuelo de ida y regreso a Bogotá y el cupo completo de pasajeros, despegaba de nuevo rumbo hacia la ciudad de Leticia.
Ya en el aire, las azafatas y el capitán daban las explicaciones de rigor y la bienvenida a bordo.
Como esa década se caracterizó por la bonanza en la región amazónica, los vuelos siempre estaban llenos, pues eran muchas las personas que viajaban a rebuscarse en los  diferentes menesteres  que estaban aflorando en la ciudad, de ahí que el  personal humano a bordo en los vuelos  estaba compuesto por habitantes de la región, comerciantes, rebuscadores, turistas, emergentes y sobre todo prostitutas procedentes de Cali, Medellín  y Pereira, quienes -por  ser las más apetecidas- eran enviadas desde esas ciudades  a los diferentes prostíbulos  que hacían su agosto en la ciudad.
Ya en vuelo y transcurridos  veinte minutos,  las azafatas se preparaban para atender a los pasajeros a bordo ofreciendo  Whisky, vodka y ron para la venta, existencia que se acababa en su totalidad al primer ofrecimiento, ya que alguno de los pasajeros para sentar  un precedente o dar  buena impresión la compraba, especialmente el whisky que se vendía en botellitas pequeñas.
Posteriormente  el comprador la repartía por todo el avión entre los amigos y conocidos, y era ahí precisamente en donde empezaba un “desorden ordenado”, por decirlo de alguna manera, pues muchos se paraban de sus asientos a  charlar y a compartir  con otras personas el licor comprado o regalado,  todo esto con la anuencia de las auxiliares de vuelo que servían hielo y soda.
El ambiente a bordo era de fiesta hasta llegar a su destino y solo se supo de uno o dos incidentes con algún  alicorado al interior del avión, sin consecuencias que lamentar.
Después de la sesión etílica, repartían  el almuerzo que era de muy buena calidad, pero la  bebeta continuaba a bordo pues muchos llevaban botellas de whisky,  cuando eran permitidas como equipaje de mano.
Más o menos  al llevar hora y media de vuel, se escuchaba  el sonido armonioso de los flaps de la aeronave, los que empezaban a deslizarse desde de la parte inferior de los planos, maniobra que indicaba que el descenso de la aeronave empezaba  y que nos encontrábamos próximos a aterrizar  en el aeropuerto Vásquez Cobo de la ciudad de Leticia.
A lo lejos ya se observaba una raya plateada que partía en dos la manigua, era el majestuoso rio Amazonas. Cuando en avión pasaba por encima de él, giraba hacia  la izquierda como devolviéndose y de inmediato el tren de aterrizaje se desplazaba de la parte inferior del avión hacia abajo y se aseguraba. Sobrevolaba unos minutos territorio peruano y brasilero dirigiéndose  a la pista que ya  se observaba al frente.
La alegría se reflejaba  en el rostro de los pasajeros.
Después de aterrizar, estacionarse y apagar las turbinas, los pasajeros descendían y caminaban por la plataforma hasta  el puesto de control policial y migratorio de equipaje y pasajeros.
Muchos de los que se bajaban  entonados, continuaban la jarana en el bar del aeropuerto.
Esta es otra de las tantas  particularidades que se vivieron en esa época, cuando  el nacionalismo  se sentía a flor piel,  la amistad y la palabra se respetaban, cuando no existía  el impuesto por visitar nuestro territorio, no se hablaba de casa por cárcel, y aunque también existía la corrupción, no era la prioridad ambiciosa que hoy se pelea esta nueva generación política.

Carlos Javier Londoño O.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Agosto 24 de 2013

Crónicas leticianas 54.

“Cuando la ambición toca a tu puerta, casi todo es predecible”

 Desde hace muchos años, es común que  avivatos  y timadores lleguen del interior del país a contactar incautos en la ciudad de  Leticia.
La ambición del dinero rápido de  muchos de sus habitantes  y la falta de  verificación de datos  de algunas  entidades y pueblo en general cuando de  hacer negocios con extraños se trata, hacen de ésta ciudad una “plaza fácil” para los  inescrupulosos, quienes poniendo en práctica sus argucias hacen sus tumbadas con alguna frecuencia, muchas de los cuales pasan desapercibidas y no se divulgan para no pasar pena ni hacer el ridículo los implicados.
En los vuelos que a diario aterrizan en la ciudad llegan estos personajes con credenciales made in Bogotá o Medellín, que los acredita como  doctores, abogados, profesionales,  comerciantes de empresas importantes y hasta representantes del gobierno, algunos de los cuales  se gradúan en la universidad del aire,  es decir en el vuelo Bogotá- Leticia .
Ellos  ya están enterados  que algunos comerciantes y habitantes de la ciudad, cuando de hacer dinero  fácil, rápido y en efectivo, “se abren de patas” como se dice literalmente ante cualquier oferta tentadora, otros caen  por ingenuidad y otros lo hacen  para lavar  activos. Éstas debilidades son  aprovechadas por éstos profesionales del tumbis, quienes haciendo uso de su elocuencia, presencia,  y capacidad de convencimiento   “enredan una bruja en una guadua”, como decimos en Antioquia.
Evoquemos  algunos casos que pasaron a la historia regional, empezando por el famoso paisa apodado “limonada” quien con su verborrea locuaz,  fue capaz de reunir lo más granado de la sociedad amazonense, comerciantes, militares y eclesiásticos, para esbozarles un proyecto  con el cual pretendía  promocionar turísticamente la región.
Fue el mismo que se unió a la comitiva cuando  el empresario  de televisión Plata Camacho montó toda la parafernalia  para que Kapax nadara desde Neiva hasta Barranquilla, y era él quien recibía el dinero que  en efectivo se recogía en una urna en cada puerto  adonde llegaban.
El día en que kapax llego a Barranquilla y se subía al puente Pumarejo para culminar su hazaña, Limonada desaparecía por otro lado con el dinero producto de las donaciones.
Otro caso conocido,  fue el del personaje que haciéndose pasar por un representante del gobierno  y pintándole pajaritos en el aire con respecto a la administración, llamó desde Bogotá a  un conocido alcalde de turno para anunciarle su llegada.
En el aeropuerto fue recibido por el mandatario en mención, quien lo atendió de maravillas con  comida,  buen hotel, licor, préstamo de dinero en efectivo y hasta mujeres a bordo. Resultado del  encuentro, birlada al señor alcalde.
Y otra  tumbada ocurrida hace unos pocos años de la se salvaron muchos más comerciantes,  gracias a mi contacto con el inescrupuloso, fue la efectuada por el paisa de nombre Jorge Henao ( nombre falso, por supuesto) quien haciéndose pasar como  representante del centro  comercial “El Hueco” de Medellín, engatusó a varios comerciantes a quienes prometiéndoles mercancía muy barata que le llegaba en un chárter  desde Panamá, los despojó de dinero por adelantado, historia - denuncia que pueden leer  en mi blog sineskrupulos.blogspot.com bajo el título crónicas leticianas 8 “ El precio de la palabra verificar” .
Y así como los anteriores, son muchos los casos que han  ocurrido que darían para escribir un libro bien voluminoso, pues como lo he dicho en repetidas ocasiones, muchos  comerciantes  y  mucho pueblo en general,  por andar  con el signo pesos incrustado en la cabeza,  no les da la oportunidad de verificar  o comprobar ciertas acciones de algunos personajes que los visitan, razón por la cual caen  tan fácilmente.
Y esta modalidad,  parece que se hubiera enquistado en la región y hablemos de ciertos personajes traídos del interior del país o que ya habitan en el terruño, quienes con la anuencia de ciertos gobernantes se vinculan  a la administración, entre otras cosas, a esquilmar  el presupuesto regional. Abogados, entre otras profesiones,   que ingresan como asesores y jurídicos  expertos en el ardid y la trama sobre todo cuando se habla del término  “contratación”.
Puede que el gobernante sea honorable y honesto,  y puede que desconozca o no, que el lugar en donde se  confabulan ciertas operaciones es precisamente en las oficinas de ciertas asesorías o secretarías en donde al incluir al mandatario en la nómina de los que reciben comisión, lo convierten  automáticamente en el firmón de turno,  que  en la mayoría de las veces, les acarrea  problemas y futuras investigaciones.
Ellos son los que saben, al confabular con el contratista elegido, en donde  está el veneno en la licitación que desfavorece a los demás, como por ejemplo y entre las múltiples triquiñuelas, cambiar una referencia que sólo la distribuya el contratista elegido, publicar  en  internet en la página de la alcaldía o gobernación los requisitos del contrato en horas de la noche con vencimiento a los pocos días, requisitos que ya conoce el favorecido  de  antemano teniendo todo listo para su presentación, o inventándose requisitos absurdos, como le ocurrió al mega ex gobernador  al exigir  en una licitación, que los aspirantes  debían hablar el idioma  indígena nativo para poder ser partícipe de ella, detalle que hoy lo tiene en investigación.
Y esa situación parece que también la están aplicando otros personajes, quienes como a aspirantes a diferentes puestos políticos  como  representantes,  senadores, diputados,  concejales, alcaldes o  gobernadores aparecen de un día para otro como los salvadores de la región con doctorados, títulos académicos, solvencia económica pero con una visión “micro” de los problemas del departamento al no mirar más allá  de sus narices,  inoperantes, desconocedores de leyes y  de administración pública que no les da para esbozar un buen plan de gobierno, obras a ejecutar o un planteamiento o debate popular entre ellos para conocer sus ambiciones, pero eso sí con el signo pesos estampado en su frente. Está bien que la mayoría de personas se conocen entre sí, pero no hay derecho que para una elección de esa magnitud,  en donde está en juego un presupuesto o una representación popular a nivel nacional, porque  éste o aquel sean conocidos, posean  apellido de tradición política, o tengan como sostener una campaña,  que en la mayoría de las veces es patrocinada por segundas personas interesadas en manipular el mandato y el presupuesto, sin ser negativo,  ni dudar de las capacidades que muchos puedan tener, no creo que  estas connotaciones  los hagan merecedores para aspirar a los puestos descritos anteriormente y es ahí en donde el pueblo debe exigir  con miras a la verificación, la hoja de vida de los aspirantes, experiencia, títulos universitarios, conocimiento de la problemática regional y todo los temas alusivos a su aspiración, para así tener un conocimiento más acorde  y realista del personaje, ya que esa es una de las tantas fallas  electoreras que se presentan en  el departamento en donde algunos  por favorecerse personalmente, confunden la amistad y el paisanaje con el manejo de  una administración y los destinos de una región con las consecuencias  previstas  que todo el mundo conoce y  que vienen  ocurriendo desde hace muchos años, con el patrocinio del electorado, a quienes muy poco les interesa  la región, sino  la buena tajada que puedan sacar de la elección.

Carlos Javier Londoño O.

sábado, 17 de agosto de 2013

Agosto 12 de 2013


Crónicas  Leticianas 53

“La  triste realidad  que  algunos políticos y candidatos han olvidado”

Leyendo algunas  páginas de las redes sociales - en especial  las de origen amazonense -  que  hablan sobre la problemática politiquera existente en la región, encontramos que  ciertos personajes  dejan allí plasmado por escrito, verdades, mentiras, comentarios, chismes y elucubraciones alusivas a la causa, sacándose los trapos al sol, lanzándose  dardos, insultándose, ultrajándose,  esculcándose el pasado y denigrando  de todo el mundo con tal de dejar mal parados a ciertos  personajes, adversarios o candidatos que se disputan la torta para regir los destinos, aquellos que  en nada  benefician  a la ciudad, pero sí a los  elegidos,  en una lucha de “oportunistas” que desde hace mucho tiempo viene ocurriendo en la región.
Escribo ésta crónica para refrescarles la memoria a algunos, a otros, para que repasen lo que ya saben, y escribo sobre todo   para que la  juventud existente se entere de algunas realidades.
Remontémonos a la época  desde cuando el Amazonas era una simple comisaría que dependía del gobierno central, en especial del pulpo político llamado   Departamento Administrativo de Intendencias y Comisarias, “DAINCO”,  entidad que aglutinaba políticamente a todas las intendencias y comisarias existentes para aquella época. Era otra Colombia, con un director, que era prácticamente el segundo presidente de éste país del Sagrado Corazón.
Entre ésas dependencias políticas  estaba la circunscripción electoral, que para el Amazonas era manejada desde el Huila y el Caquetá por los gamonales politiqueros de la época, entre los que  se destacaban, entre otros, Guillermo Plazas Alcid, Rodrigo Lara Bonilla, Hernando Turbay  su hijo Rodrigo Turbay y Ricaurte Lozada, quienes como congresistas, senadores y representantes, desde esas tierras eran los que conducían los hilos de la política amazonense, secundados por los caciques regionales por todos conocidos como los jefes de los  partidos tradicionales  conservador y liberal, representantes, senadores y matronas de gran influencia , ya que para esa época no existía - como en la actualidad -  la alcahuetería de tantos partidos,  en donde se amparan, para su conveniencia los disidentes, tránsfugas y voltearepas.
Esos eran los dos partidos que prácticamente se disputaban el manejo de la rienda administrativa comisarial que, como dije anteriormente, eran patrocinados  de acuerdo a la conveniencia, por los políticos antes mencionados.
Desde esa época, los actos corruptivos para ganar elecciones  vienen haciendo su agosto,  tal fue el caso del robo del lote de  Navenal,  que con su repartición entre varios usuarios, para unas votaciones, favoreció  al partido infractor. o la “caja menor de los amazonenses”,  como lo fue la construcción de la carretera denominada los “kilómetros”,  vía a la cual - durante más de treinta años - le inyectaron millonarias sumas de dinero para hacer  míseros veinte kilómetros,  de trocha, pero eso sí, las partidas asignadas dieron para que la mayoría de los administradores y allegados, llenaran sus arcas personales.
Posteriormente con la llegada de la bonanza, cuando un gran amigo del pueblo (en especial de los indígenas) se consolidó como un líder político regional con  pros y contras a su favor  por todos conocidos,   fundador de la famosa “Casa Liberal del Amazonas”, que aglutinó la crema y nata de la política amazonense y que manejó por mucho tiempo los destinos políticos de la región, y que ahora sólo lo recuerdan  por su  emergente actividad, y no por lo que hizo por la mayoría de los politiqueros de turno, como patrocinarlos  para que fueran elegidos como representantes, senadores , alcaldes, comisarios  diputados o  concejales  o conseguirles prebendas como buenos puestos o  jugosas pensiones que ahora, haciendo  ahora gala de su  doble moral y mente olvidadiza, no recuerdan las antesalas que hacían en la “casa grande”, acompañadas de whisky  de las mejores marcas para esperar de nuestro gran “amigo” un apoyo económico para financiar sus campañas,  tal como lo hacían los políticos huilenses y caqueteños.
Hoy que sus hijos, nietos, hermanos, cuñados, primos , yernos, nueras y otros descendientes  están en la contienda, peleándose una curul para  regir los destinos del erario  departamental,  éstos, se rasgan las vestiduras ante los medios radiales y escritos, hablando de honestidad, de  amor por su pueblo, no dejando de practicar las mismas mañas y los mismos vicios políticos  de sus antepasados, pensando que un apellido, una situación económica o un antecedente ilegal, les da patente de corso  para hacer del departamento una finca familiar.
Como olvidaron esos veteranos políticos cuando en aquel entonces, secundaban esas actividades politiqueras, las cuales si querían seguir  a través de su descendencia,  hubieran  enviado a sus allegados a estudiar y prepararse mejor  con buenos conocimientos, bases y conexiones beneficiosas para el desarrollo de la región, y no permitir que  su descendencia se “bacaniara” como  dicen en la jerga  parlache, en esa sociedad del dinero fácil tan común en la región, que los motiva ahora a aspirar, cueste lo que cueste, a manejar  los hilos de la administración departamental,  con miras a conseguir dinero y figuración, mientras ellos, unos, ya fallecidos,  y los vivientes, se pasean como respetables  comerciantes o ciudadanos eméritos de la región. Bien lo decía un amigo: hasta para ser bandido se deben conocer bien las leyes para saber cómo violarlas correctamente.
Mientras tanto, el puedo se prepara para votar por los mismos con las mismas, a sabiendas de lo que va a pasar, pero no importa, no hay que  desaprovechar las prebendas a las que están acostumbrados como la compra del voto, una mísera dádiva o un puesto, desde  donde les toca  permanecer callados  durante los años que sus elegidos ejerzan, viendo como la corrupción acaba con el dinero del pueblo amazonense por la complacencia de los electores.
Carlos Javier Londoño O


jueves, 8 de agosto de 2013

Agosto 06 de 2013
Crónicas leticianas 52

“Leticia, de ciudad de castigo, a paraíso pecuniario”

Y volviendo a las situaciones atípicas que se presentaron durante la época de la bonanza, narraré otra de las tantas  que pasaron a la historia.
Como ya lo había dicho, Leticia era en esa época  un sitio de castigo para los miembros de varias instituciones oficiales, con tan mala suerte para ellas, que posteriormente la ciudad se convirtió en el paraíso  para que los “castigados”  se rebuscaran el dinero fácil, pues cuando apareció  el ilícito, la alianza entre algunos comerciantes, los emergentes y algunas  autoridades - por todos conocida - les permitió un buen funcionamiento del “negocio”.
La colaboración era tan efectiva, que entre todos se cuidaban la espalda,  ya que cuando llegaba a la ciudad algún sospechoso se le ponían a la pata, como se dice coloquialmente, para saber de quién se trataba, ya que  podía ser una autoridad ajena a la ciudad que llegaba como infiltrado, un nuevo emergente, un rebuscador, un sicario, etc.
A los pocos días ya se sabía quién era el personaje, a qué iba, quienes eran sus conexiones y hasta quién era el patrón cuando se trataba de un  mandadero.
Por esa relación habida entre esas instituciones, se supieron  muchas cosas que para mucha gente pasaron desapercibidas, pero que para otros que estaban en la jugada eran importantes, como el caso del arribo de la banda de sicarios  llamada  “Los Priscos” al servicio del cartel de Medellín  y que llegaron a hacer algunos “trabajos”.
Durante su estadía, se supo que salían al basurero a matar gallinazos para atinar puntería.
Volviendo al caso del dinero fácil, que no es tan fácil, sino rápido, digo yo,  una de las razones por las cuales muchas autoridades se fueron ricos de la región, se debió a que casi ninguna incautación de droga habida en la ciudad o en el río era reportada como “positivo” por miembros de algunas entidades controladoras, ya que esa era una de las tantas maneras de rebuscarse, transando con el infractor un arreglo beneficioso para ambas partes, situación que era conocida por algunos superiores que también  estaban en la nómina de la repartición.
Solo se reportaban aquellas incautaciones r en donde el público estaba presente y en donde  ya era  difícil  el arreglo, ante tanto testigo de ocasión,  como las ocurridas en el aeropuerto y en el puerto civil.
Y para muestra un botón: Cierto día estaba un amigo, representante en la ciudad de una gran empresa  parado en la esquina de lo que hoy es Tío Tom, resguardándose  de un aguacero de los que suelen caer en la zona.
Observaba correr el agua hacia el río por la calle denominada el puerto de Mike, que para la época era una calle sin pavimentar  cubierta de barro en época de lluvia cuando  de pronto vio subir en la soledad  de la calle a un parroquiano quien, con un morral al hombro,  se encaminaba hacia donde él estaba. Observaba el hecho como una cosa normal. De pronto, de uno de los lados de la calle cubierto de maleza salió la figura de un aduanero, quien lo detuvo  en medio de la lluvia y le hizo  una minuciosa requisa al morral.
El amigo observaba desde la distancia el procedimiento. Acabada la requisa, notó que el  representante de la aduana  se introducía  por entre la camisa unos paquetes que no alcanzó a distinguir qué se trataban,  sin embargo, desde la esquina le pegó un silbido, y haciendo   la mímica de serruchar  moviendo la mano derecha sobre la izquierda en actitud de corte, le dio a entender que había visto lo sucedido.
El aduanero desapareció en medio de la lluvia puerto abajo y “el cholo” -porque era un peruano- continuó subiendo hasta pasar por donde el amigo el cual no se aguantó la inquietud preguntándole qué le había pasado a lo cual respondió: “pues que me ha sabido quitar unos dolaritos que traía”. Las cosas quedaron  así.
Al otro día muy temprano, un aduanero que resulto ser conocido del amigo, se le apareció  en el negocio y después de saludarlo le dijo:” Es la primera vez que un civil me tumba tan elegantemente”, tome por  ver,  y sacando de sus bolsillos dos billetes de 100 dólares de lo incautado al peruano (yo diría que robado), se los regaló.
Y así ocurrió, nadie vio, nadie dijo nada y la vida continuó.
¿Qué autoridad no ambicionaba estar en la ciudad ejerciendo el servicio con éstas garantías extras a su sueldo?
Así cualquiera progresa  en una ciudad en donde, cuando se trata de favorecerse las partes, casi todo es permitido.
Carlos Javier Londoño O.