miércoles, 5 de marzo de 2014

Febrero 20 de 2014

Crónicas leticianas 67


“Y con éstas nuevas elecciones, se reactiva la herencia política

El 20 de febrero de 2014 se cumplieron  50 años  desde cuando  un pueblo olvidado y  situado en la parte más austral de Colombia, llamado Leticia, fuera declarado municipio.
A partir del día 22 de febrero de 1964 ese pueblo empezó  su novel carrera administrativa independiente,  pero también  su lucha incesante para salir del olvido del gobierno central y  soportar los posteriores  avatares de la politiquería, que lo hacían un feudo  manejado por los caciques politiqueros  del Caquetá y del Huila, quienes -  con  el respaldo y colaboración de los  gamonales de los partidos tradicionales regionales - manejaron por mucho tiempo los destinos políticos de la  comisaría, politiquería  heredada  reinante hasta hoy.
Pueblo que para aquél entonces,  a pesar de sus incipientes servicios  e incomodidades, era un paraíso donde no contaba el tiempo ni para sus habitantes, ni para los turistas, ni foráneos que de una u otra manera llegaban en busca de una aventura o a hacer patria en esa zona fronteriza.  
Pueblo en donde se podía dormir con las puertas abiertas, llamado “pulmón del mundo”, “ciudad turística y ecológica de Colombia y el mundo”, por cuyas calles - polvorientas en época de verano y pantanosas en época de invierno -  corría y se deleitaba  esa muchachada que hoy, posiblemente, son los padres de los jóvenes que aspiran a  transformar esa tierra, unos  para bien  como otros para mal.
Pueblo en donde se respiraba  el aire puro que produce esa selva circundante, hoy desafortunadamente contaminado por el smog que cada día emanan los motores del sinnúmero de vehículos que transitan por sus deterioradas calles.
Pueblo con un ambiente de paz privilegiada que  compartía con sus vecinos fronterizos, en un círculo de rutina que sólo cambiaba cuando se tenían relaciones extras amparadas por la soledad de la noche y de la selva,  paz que hoy desafortunadamente tiende cada día a deteriorarse  por   el incremento de actos vandálicos y de violencia incontrolados perpetrados por pandillas, ajuste de cuentas, atracos,  micro tráfico, drogadicción, prostitución en un ambiente  en donde a veces pareciera que existiera  una callada  permisividad.
Pueblo que se defendía laboralmente con sus bonanzas permitidas,  como lo fueron las del pescado,  las pieles y los animales vivos que daban sustento  a la población indígena y a cuanto rebuscador llegaba a la región.
Y así, compartiendo estas faenas,  siempre han estado juntas  las dos empresas generadoras de empleo, politiquería y corrupción llamadas alcaldía y   comisaría (hoy gobernación); y aunque  la calidad de vida que se manejaba no era la mejor si daba para vivir con armonía y fraternidad.
Los años fueron transcurriendo  y todos sus habitantes luchaban por salir adelante, en  contra de los avatares del tiempo, la salud,  los malos servicios y otras problemáticas  aún vigentes.
Lo que nunca pensaron sus habitantes, politiqueros y gobernantes  fue que detrás de esa tranquilidad de pueblo  irían a llegar miles de invasores de diferentes  calañas e identidades,  quienes en colaboración con ciertos  personajes  inescrupulosos de la región transformarían el contorno del pueblo y sus moradores  con su “nuevo negocio”,  acallando el cantar de las aves silvestres con los estridentes sonidos de la música a alto volumen,  el  sonido de los  motores fuera de borda  de los deslizadores subiendo y bajando por el rio y en la noche el sonido de las armas de fuego haciendo espectáculo o cumpliendo su cometido.
Invasores que les cambiarían a los habitantes, la cachaza,  el payavarú, la chicha de chontaduro, y el masato - bebidas que les calmaba la sed y les alegraba el corazón - por whisky, aguardiente, ron y toda clase de bebidas que los nuevos colonizadores traían para  relacionarse y embrutecer al pueblo. ¿Y qué decir de los cigarrillos negros y tabacos tradicionales como el “charuto” reemplazados por  cigarrillos rubios como el Marlboro y otras marcas americanas?
Los remos de las  canoas fueron reemplazados por el  famoso  peque-peque, motores fuera de borda y por veloces deslizadores hechos en fibra de vidrio.
Sólo tres avionetas sobrevolaban los cielos amazonenses para la época: la de la comisaría, la de la Prefectura y la de George Tsalikis el Ícaro del  Amazonas.
De Iquitos llegaba los aviones anfibios de la fuerza aérea peruana  “Tan” que acuatizaban en Islandia y Ramón Castilla.
A Leticia sólo llegaban un vuelo de Avianca, uno de Cruzeiro do Sul ( Brasilero) y dos de Satena semanalmente, vuelos cuyo arribo   eran motivo de fiesta en el pueblo;  empresas que posteriormente tuvieron que aumentar sus frecuencias ante  el incremento turístico de la época, sobre todo el de familias completas que llegaban del interior del país con gastos pagados  por los emergentes con la finalidad de sacar droga con la anuencia, a veces, de algunas autoridades.
Entre los negocios que no fueron  rentables inicialmente en el Amazonas estaba  el de las funerarias, porque  en Leticia la gente se moría  de vieja,  posteriormente,  si  fue  uno de los mejores.
Con la entrada de estos “jinetes del negocio” el pueblo se fue llenando de supermercados abarrotados con productos extranjeros; los pequeños hospedajes  fueron ampliando su capacidad. Se incrementó el mercado de vehículos -  especialmente el de motos -  casi en un cien por ciento.
Los nuevos colonos compraron a los nativos sus mejoras y ya fueron construyendo casas campestres, tumbaron monte y sembraron pasto para  ganadería;  el comercio de vacunos y equinos  se incrementó puesto  que el único caballo que existía en la región era el de Absalón Arango.
Y así lentamente, estos  emergentes fueron permeando  todos los negocios, familias, políticos, autoridades civiles y militares quienes vieron en este negocio la  oportunidad,  de aumentar su sueldo y sus haberes.
Todos vivíamos directa o indirectamente de ese negocio, pues quiéranlo o no, él era el que movía el comercio y los tentáculos de la corrupción en el pueblo,  a la cual muchos residentes quedaron mal acostumbrados y razón por la cual es tan difícil erradicarla, ya que ese cáncer es heredado  sobre todo por algunos  personajes a quienes,  viendo  la fuerte persecución desatada contra la droga en los años 90, no les quedó más remedio que insertarse en las huestes politiqueras,  mafia con más garantías dado que es patrocinada por los gobiernos, en donde la única condición para salir adelante  de cualquier eventualidad es tener  dinero  para  comprar conciencias, sobre todo en un pueblo en donde la lejanía de los controles centrales  son más difíciles y la manipulación de los expedientes es más fácil.
Cuando en 1991  la comisaría fue declarada departamento, las cosas se tornaron más favorables para la clase politiquera de la región, quienes ayudados por los emergentes que quedaron en la ciudad  tras la estampida nacional por las medidas del gobierno contra el narcotráfico, se ampararon en algunas fachadas  no comprometedoras y ante el ingreso de dinero  a las arcas del nuevo departamento por parte del gobierno central, vieron  que por ese lado se podía manejar la situación,  moviendo su dinero en campañas políticas y favoreciendo a ciertos personajes que se han prestado hasta la fecha para manejar los hilos de la contratación, las autoridades,  los gerentes bancarios y de entidades controladoras y a cambio de qué? Esta es la situación que todo el pueblo conoce pero que nadie denuncia, unos por pertenecer a la organización y otros por diferentes motivos.
Con el dinero entrante y  toda esa contratación, entra la era del modernismo para la ciudad y toda esa juventud mal acostumbrada por los excesos de la bonanza, vendían su alma al diablo con tal de hacerse nombrar como alcalde, gobernador o un puesto público en donde la premisa principal era   hacer dinero a como diera lugar.
Y así vemos cómo en el transcurso de esta nueva era como  departamento, la mayoría de gobernadores y alcaldes que han pasado rigiendo los destinos del presupuesto regional han descollado en la historia, no por la eficiencia y el compromiso de su gestión, sino por las investigaciones   sobre su conducta  indecorosa que  los han llevado  desde la suspensión del cargo hasta la prisión, situación que nos da el vergonzoso título de una de las administraciones más corruptas en el territorio nacional,  peor que la de la costa atlántica, lo que ya es mucho decir.
Leticia es una ciudad en donde no se ve ninguna obra representativa de gobierno alguno, fuera de los elefantes blancos que solo dieron rentabilidad a los gobernantes y contratistas de turno, más los palacetes y fincas de los ex mandatarios  que, luego de “exhaustivas investigaciones”  y pagar irrisorias condenas en la casa por cárcel, salen a disfrutar de ellas  como premio a sus vergonzosas actuaciones y  el pueblo - como siempre -  viendo cómo unas cuantas familias se lucran con los dineros de sus  impuestos y cómo la ley solo rige para los legales pero no para los ilegales que  salen adelante porque esos si dan ganancia.
Pueblo convertido en paraíso  de desplazados, reinsertados e insurgentes camuflados y cuanto rebuscador, timador o desempleado  llega al territorio sin control alguno y en donde a los pocos días  inician o continúan  con sus acciones delictivas,  en un contorno que ya quedó pequeño para  la supervivencia de tanta gente que tienen que acudir a lo informal o ilegal con tal de sobrevivir, porque como dice la canción “No hay cama pa´tanta gente”.
Así que no debemos aterrarnos por la situación actual reinante en la región en donde su majestad el dinero, la corrupción y la inoperancia de los entes de control hacen que todo sea posible, y en donde les tocará seguir con ese karma hasta que la población - que es la patrocinadora de toda  esa situación - tome los correctivos  necesarios para controlar la problemática existente.
Desde aquel  entonces, hace más de 50 años, los  manejos politiqueros  siguen  la misma tónica de  los cuales  siempre se aprovecharán  las sanguijuelas de turno, ante   las situaciones de pobreza, hambre, desempleo y desajuste social que reinan en la región.
Esta es la triste realidad de un pueblo llamado Leticia, que en otrora fue un “remanso de paz” en esta caótica patria llamada Colombia.


Carlos Javier Londoño O.

martes, 11 de febrero de 2014

Febrero 08 de 2014
Crónicas leticianas 66.
“A falta de  verdad, bueno es un seudónimo o un panfleto”
Ahora que se avecina el nuevo proceso electoral es muy común que aparezcan  por las redes  sociales  de internet sobre todo en las páginas cuya fundación tienen  su origen en Leticia o por la ciudad, panfletos o escritos que amparados  bajo seudónimos lanzan por doquier  algunos de los “resentidos amazonenses”, despotricando de cuanta persona sale a la palestra  a comentar algo   de su candidato, de su partido, de su entidad o a hacer algún comentario positivo que haga ver las irregularidades que se vienen cometiendo desde hace décadas y que al anónimo posiblemente  no le interesa que se conozcan.
El agravante radica en éstas personas creen que con esta clandestinidad tienen patente de corso para hacer de las redes sociales  unas “cloacas públicas”, como dice el periodista Gustavo Gómez, en donde vomitan todo ese resentimiento que no son capaces de rebatir públicamente porque la ignorancia y falta de  argumentos, no se lo permite.
Y para muestra un botón, y es el  caso ocurrido con mi persona, personaje el  cual la mayoría de habitantes de esa región conoce o por lo menos sabe quién soy - sea por referencia o personalmente - que saben además, que estoy escribiendo desde hace años mis “crónicas leticianas”, en donde dejo plasmadas historias, denuncias, leyendas, anécdotas, las cuales son del agrado de unos, como de la inconformidad de otros,  y en donde mi único objetivo es dejar por escrito todo lo que el pueblo amazonense conoce y no se atreven a  escribir ya que alguno de estos  factores se los impide: temor a represalias, porque tienen rabo de paja o porque dependen de la teta burocrática.
Fue así como hace pocos días apareció en el perfil del que suele llamarse Canyiru Amazonina, un comentario alusivo a mi persona, el cual hago público al día de hoy con su respuesta correspondiente.

CARLOS JAVIER LONDOÑO, DE ACUERDO A SUS COMENTARIOS, LO PUEDO CALIFICAR COMO UNA PERSONA RESENTIDA, UN FORANEO QUE SE HA BENEFICIADO DE AMAZONAS, PERO QUE LE DUELE QUE EL AMAZONAS SEA GOBERNADO POR SUS PROPIA GENTE, EL TIEMPO DE LA COLONIA PASO, ASI QUE LOS PAISAS VALLAN A GOBERNAR A ANTIOQUIA Y AL EJE CAFETERO Y RESPETE LA EXPRESION Y EL TERRITORIO. CON QUE AUTORIDAD MORAL MANDA UNA CARTA A LOS GOBERNANTES, CUANDO NO HA PODIDO NI APORTARLE A SU PROPIA TIERRA.
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Como las palabras se hicieron para decir la verdad no para ocultarla, he aquí mi respuesta: 
Amigo o amiga Canyiru amazonina: me disculpa por no saber su sexo, ni su nombre para saludarlo con el respeto que me merece, pues como ahora  es costumbre para estas épocas electoreras que algunos " resentidos y desagradecidos amazonenses" salgan de sus madrigueras y escondiéndose bajo un seudónimo o un panfleto, vituperen, calumnien o despotriquen de todo aquel que no está de acuerdo con las politiquerías deshonestas que se vienen aplicando en la región, o porque se les dice la verdad, quiero comentarle lo siguiente: Primero que todo, por qué no hizo público este escrito para que hubiéramos rebatido con educación y respeto ante el pueblo amazonense, cuáles son los  problemas que lo afectan y cuál de los dos tiene la razón?
Segundo: sus comentarios con respecto a mi persona me tienen sin cuidado, pues usted prácticamente no sabe quién soy yo, ni sabe de mi historial en esa tierra por la cual me preocupo y trato de defenderla porque como persona agradecida, me duele lo que está sucediendo, cosa que no hacen algunos de ustedes ya que su ambición personal no se los permite porque están como los depredadores pendientes de la presa para caerle encima y devorarla.
Al haber usted nacido en 1995 lo considero como fruto de la bonanza cocalera de la época, que desconoce mucha historia de su tierra de los años anteriores lo cual no le permite tener conocimiento de causa de los insucesos de los cuales yo si estoy bastante enterado y le puedo dar cátedra al respecto, conocimiento que me dio la autoridad para escribir la carta a los gobernantes, por la cual usted está tan ofendido, personajes a los cuales conocí y supe de sus promesas electoreras porque yo estuve allí para esa época. Así que esto es poco de lo que puedo decirle, porque no me interesa debatir o dialogar con seudónimos. Dé la cara y el nombre, salga del anonimato como lo hago yo y tenga las gónadas o los ovarios bien puestos para hacerlo y escribir sobre las anomalías que ocurren en su tierra, pues eso es lo que los irrita, que un foráneo les diga las verdades ya que algunos de ustedes no pueden porque a lo mejor dependen de la teta gubernamental y tienen que aguantarse todo lo que venga encima.
Lo invito a que entre a mi blog para que se instruya leyendo sobre las verdades que ocurrieron y ocurren en su tierra y de las cuales no me ha dado miedo escribir porque gracias a Dios nunca le vendí mi alma al diablo ni pertenecí a esa mafia politiquera que no deja progresar la región.
Además escritos con conocimiento de causa, demostrables y verdaderos.
En mi página puede encontrar el link de donde puede bajar los dos libros que sobre la región he escrito especialmente "Decadencia Amazónica" en donde está la historia de su tierra antes, en y después de la bonanza cocalera que tanto mal le hizo a  la región, para que se dé cuenta de la triste realidad de lo que fue, es y será  su tierra si las cosas no cambian. El blog es sineskrupulos.blogspot.com.
Así es Canyiru amazonina que culturalmente no me das la talla, porque si uno tiene la verdad no le da miedo dar la cara, y lo otro es que para uno rebatir o despotricar de un contrincante, debe conocerlo primero.
Carlos Javier Londoño O.


miércoles, 5 de febrero de 2014

Febrero 01 de 2014
Crónicas leticianas 65
“Enseñanza para meditar”

Leyendo uno de los tantos días correspondientes al oracional diario llamado “el Man está vivo”, escrito por el sacerdote Eudista Alberto José Linero, viene a mi mente una de las tantas problemáticas que vienen ocurriendo en el  departamento del Amazonas, y en especial su ciudad capital Leticia, lugar en donde, desde hace mucho tiempo, algunos personajes están   tratando de cambiar las cosas para darle un viraje gubernamental positivo a la ciudad, con miras a que sus habitantes, mejoren su entorno, su educación, su salud, su vivienda y todas esas cosas mínimas que hacen posible una buena calidad de vida; pero no, las cosas no cambian porque,  en realidad,  mucha gente  no quiere cambiar o no les interesa que las cosas cambien.
Leía en  el oracional, que Bauman en unos de sus libros comentaba acerca de  un episodio de la Odisea, donde se narra el caso unos marineros compañeros de Odiseo, quienes fueron hechizados y transformados en cerdos por la diosa Circe.
Esos marineros, encantados con su nueva condición, se resistieron a los intentos que hizo Odiseo por romper el hechizo.
Cuando éste les comenta que ha encontrado unas hierbas mágicas capaces de devolverlos a la forma humana, los marineros convertidos en cerdos corrieron a esconderse.
Cuando Odiseo logra capturar a uno de ellos, lo frota con las hierbas apareciendo Elpenor,  un marino común y corriente y, desde todo punto de vista, igual a todos los demás, no hábil para la lucha ni dotado de ingenio.
Elpenor, ya liberado, no estaba contento ni agradecido con su liberación. Atacando violentamente a Odiseo le dijo: - ¿Has vuelto otra vez entrometido a fastidiarnos y a molestarnos?  ¿Vienes a exponer de nuevo nuestros cuerpos al peligro y a obligar a nuestros corazones a tomar nuevas decisiones?
Yo estaba tan contento revolcándome en el fango, jugando a la luz del sol, podía comer, gruñir y roncar, libre de dudas y racionamientos: ¿Qué debo de hacer?
Y es aquí en donde evoco esa situación por la que viene atravesando esa zona fronteriza desde hace muchos años y me pregunto: ¿Por qué la gente no quiere cambiar? ¿Por qué siguen permitiendo que las mismas acciones se repitan?
Yo creo y es un concepto muy personal, que esto se debe  al conformismo económico dependiente de los entes gubernamentales, que le permite a los funcionarios de turno hacer de los suyas, bajo la permisividad pasiva de los empleados quienes, por conveniencia laboral personal o de alguno de sus familiares allegados,  permiten  que  la situación  los ahogue  cada día en el fango de la corrupción, el conformismo, la falta de pertenencia y la dejadez,  no  dejando que las personas que están haciendo algo para sacar adelante la región de ese caos generalizado que cada día se agrava más logren sus propósitos, recibiendo como contraprestación,  sólo respuestas agresivas y reacciones negativas a los cambios propuestos,  y esto se debe a que  la mayoría de sus habitantes crearon su propio estilo de vida  y su manera de verla de la cual no quieren salir,  razón por la cual no tienen deseos de cambiar ni de progresar porque se han acostumbrado a una vida mediocre, la cual viviéndola, no necesitan  esforzarse ni luchar.
Carlos Javier Londoño O.


martes, 28 de enero de 2014

Enero 22 de 2014

Crónicas leticianas 64
“El valor de la palabra y del compromiso”

Sería raro que una historia como la que vamos a narrar se presentara en la época actual, dado a que la gente ha cambiado sus valores.
Sucedió  cuando la bonanza cocalera estaba en su furor en la Amazonía colombiana; época cuando la palabra empeñada constituía un acto de fe y de respeto, porque  se creía en ella y tenía valor como prenda de garantía para otorgar  crédito a los negocios. Era una especie de código de honor, a pesar de los personajes que la utilizaban.
Vivía en Leticia el señor Jaime Corrales, quien como gerente del Banco Ganadero regía los destinos de esa entidad en la ciudad , en una época en donde el dinero abundaba por doquier.
En una noche de farra de un fin de semana cualquiera, se encontraba el susodicho compartiendo con varios amigos y clientes en la cafetería de un prestigioso hotel, cuando fue abordado por un “emergente” de la época,  quien - como buen cliente del banco - era  conocido suyo.
Afortunadamente,  en aquella época  no existían los rígidos protocolos  bancarios  como los vigentes a la época; así,  cualquier sitio público podía convertirse en una oficina  bancaria.
La  finalidad  del acercamiento  entre ambos personajes, era  la solicitud, por parte  del comerciante,  de que el gerente le autorizara  un sobregiro por 10 millones de pesos, una suma considerable para entonces; era mucho dinero, pero fácil de conseguir si se estaba en el “negocio” y de eso si sabían los gerentes.
El empleado bancario accedió a la petición del emergente autorizándole el sobregiro, orden que estaría dando a cuentas corrientes al otro día en horas de la mañana.
Él sabía que dicho sobregiro le acarrearía una dádiva por parte del beneficiado, ya que ellos pagaban con creces los favores de ese tipo: esa era una de las formas como casi todos los gerentes conseguían una entrada adicional a su sueldo.
Al retirarse el emergente de la mesa y darles las gracias  mostrándole los cinco dedos de la mano  derecha abierta,  quiso decirle que le daría  500 mil pesos de regalo a cambio del favor, una suma bastante halagüeña.
Las cosas quedaron así, el gerente continuó departiendo con los amigos en la noche de ese viernes  y el emergente se fue a su apartamento a empacar maletas, pues al día siguiente viajaría a la capital del país.
Llegó el día lunes y el banco abrió sus puertas normalmente; todos los empleados llegaron a cumplir con sus funciones, a excepción del gerente que no apareció.
En horas de la tarde, en vista que el gerente no se reportaba, fueron a buscarlo a su sitio de vivienda, con tan mala suerte que lo encontraron sin vida, muerte ocurrida por efectos naturales , según el reporte oficial,  desde el sábado en la madrugada; es decir, que hacía dos días  había fallecido.
Su fallecimiento causó gran estupor y pesar en la ciudad; posteriormente sus restos fueron trasladados a Lorica,  su lugar de origen, para darle cristiana sepultura.
Mientras esto ocurría, el emergente se encontraba en  la capital del país haciendo algunas diligencias sin  tener conocimiento del insuceso.
Días después, estando en su oficina en la capital, fue  visitado por un amigo de confianza que había llegado de la capital del amazonas.
Al preguntarle por las novedades del pueblo este le manifestó: Sabe qué compa, el que  nos abandono fue don Jaime el gerente del Banco Ganadero. - ¿Cómo así que murió don Jaime, qué pasó?. Pues según los comentarios murió de un infarto.
Conturbado por la noticia lamentó lo sucedido comentándole al amigo lo siguiente: Que vaina, el viejo se fue sin recibir la platica que le había prometido, pero como la palabra es la palabra y  promesa es promesa, a partir de hoy lo encargo para que busque a la familia y le haga llegar los 500 mil pesos que ya se había ganado.
De inmediato le ordenó a la secretaria diligenciar un cheque por ese valor  para saldar esa deuda.
Después de recibido el cheque, el amigo lo guardó en su billetera prometiéndole que haría esa diligencia y que ese dinero se lo haría llegar a alguno de sus deudos.
Varias semanas estuvo el cheque en el bolsillo de este amigo, hasta el día en que viajó a Montería a visitar unos familiares y aprovechar acercarse hasta la población de Lorica  a buscar a los parientes del finado.
Fue así como preguntando, dio con un hermano del extinto  a quien le explico el motivo de su visita.
Éste no podía creer lo que le estaba contando.
El pariente le manifestó que la familia del gerente se había ido del pueblo pocos días después del entierro, pero que casualmente en la población se encontraba un hijo que había acabado los estudios de medicina y estaba buscando quien le prestara 150 mil pesos para pagos de derechos de graduación.
Sin pensarlo dos veces le solicitó al tío que le ayudara a encontrarlo, pues ese dinero que él debía de entregarle le caería como anillo al dedo.
Anduvieron por varios sitios del pueblo hasta encontrar el muchacho; sentados en un cafetín, le explicaron el motivo de su búsqueda, situación que no podía creer después de que le contaron la historia. Con los ojos llorosos agradeció este gesto de honradez y cumplimiento, por parte del emergente y del amigo que se propuso a cumplir con la orden.
Para comprobar  la entrega del cheque el joven le preguntó al amigo qué  donde le firmaba, sin mucho protocolo el mensajero abrió una  cajetilla de cigarrillos vacía y le dijo que se la firmara a modo de recibo.
Hoy el muchacho es un gran médico gracias al gesto oportuno de ese amigo quien, siendo otro, como los casos que se están viendo actualmente, en vista del fallecimiento del gerente, se hubiera hecho el desentendido con el compromiso adquirido con el difunto.
Carlos Javier Londoño O.


     

miércoles, 22 de enero de 2014

Enero 20 de 2014

Crónicas leticianas 63
“Remoquetes que hacen parte de la historia de Leticia”

Continuando con mis crónicas leticianas, hoy voy a rememorar los personajes que de una u otra manera fueron y son reconocidos en la región por sus remoquetes, algunos personajes de los cuales  ni los mismos leticianos conocen sus nombres de pila.
No quiero con esta recordación, crear polémicas, herir susceptibilidades ni mucho menos ofender a nadie: simplemente en una referencia a muchos leticianos,  foráneos, amigos y conocidos que tuvieron que ver; para bien o para mal, con el diario vivir de la ciudad, el folclor y la historia amazonense, cuyos apodos eran puestos por personas dedicadas a ese menester, que se sentaban en  la cafetería del Hotel Anaconda con ese propósito, apodos que dependían de su actividad, problemas físicos, parecidos con otra especie etc,  cuando Leticia era una sola familia y casi todos nos reconocíamos haciendo parte  de ese entorno fronterizo en donde la  lucha por el mismo  ideal era el de sacar adelante la ciudad.
Con el respeto que todos  me merecen, unos haber fallecido, otros por vivir en la actualidad, otros por ser padres, abuelos o familiares de “personajes importantes” en la región que a lo mejor desconocen de estos remoquetes, los voy a relacionar porque la historia es la historia y no puede pasar desapercibida, menos en una región en donde todo el mundo conoce su realidad  pero no hay nada escrito al respecto.
Éramos tan conocidos entre nosotros en la ciudad  en esa época que esto dio para que se presentaran ciertas situaciones y anécdotas. Cuando alguien conocido en el pueblo llegaba al aeropuerto Vásquez Cobo  de Leticia procedente de Bogotá y tomaba un taxi,   solo bastaba decirle al conductor, el nombre, sobrenombre o nombre del local del visitado y allá lo llevaban, sin pedirle ninguna dirección. Por esa razón, cuando un gran amigo  salió por primera vez  de Leticia a Bogotá y se subió en un taxi en el aeropuerto El Dorado, a la pregunta del taxista: ¿a donde lo llevo?, él con la tranquilidad del caso respondió: donde mi tía. El taxista pensó que le estaba tomando del pelo y riéndose procedió a preguntarle: ¿De dónde viene el señor? y él contestó que de Leticia-Amazonas, el taxista ya entendió la situación y le contestó a modo de  ilustración: vea amigo, usted se encuentra en la capital del país y para ir donde su tía, mínimo me tiene que dar la dirección y el barrio en donde vive.
Después de hacer del momento algo chistoso fue conducido donde la tía.
 Así es que empezamos con la lista de los personajes con sus  remoquetes y sus respectivos nombres de pila:
“El Grillo”= Francisco Javier Ortiz                                   “Gringo Negro”= Juan Domingo Rodríguez.
 “Pinocho”= Jorge Domínguez                                       “Millón y medio”= Octavio Tobón
“Dr Linterna”= José Jesús Cataño                                   “Niño Cano”= Aristóbulo Cano
“Mosca loca”= Guillermo Cárdenas                                “Siete pintas”= Hernán de Jesús Pemberty
“El opita”= Oliverio Cabrera                                                “Porky”= Libardo Torres
“Charapa”= Robinson Parra                                            “Panucho”= Jaime Núñez
“El Loro” =Carlos  Perdomo                                             “Sabañón”= William Sánchez
“Chancleta”= Hugo Moreno (el costeño)                         “Barú”= Darío Londoño
“Pielrojita”= José Salazar                                                  “El Pasmado”= Jaime Barbosa
“Espadita” = José Domingo Puentes                                 “Manuel Mugre”= Manuel Puentes
“Polvo fiado” =Roberto Muñoz                                         “Mico frito”= Álvaro Porras
“Pecueca”= Iván Porras                                                      “Gallo giro”= Jaime Naranjo
“Muela de gallo”= Carlos Puentes                                     “Macaco”= Oscar Vega Cachique
“Cusumbo”= Alonso Abadía                                               “Trapito”= Alejandro Cuevas
“Pescadito”= Hernán Suárez                                              “El Diablo”= José Barbosa
“Sachavaca”= Ignacio Lozano                                             “Kapax”= Alberto Rojas Lesmes
“Frankestein”= Tiberio Toro                                               “Pató”= Pastor Fernández
“La Cabra”= Alirio Bastos                                                   “Camungo”= Arcadio Velásquez
“Jairo Caballo”= Jairo Correa Alzate                                  “Anjomar”= Antonio José Martínez
“veneno”= Oscar Londoño                                                 “Muñocito”= Luis Alfredo Muñoz
“Zuluaguita”=Rodrigo Zuluaga Román                              “Pastuso” =Daniel Martínez
“Parlamento”= Horacio Jiménez                                        “Ruco”= Álvaro Rubio
“Queridito”= Gilberto Trujillo                                            “Cabezón”= Manuel Cruz Aguirre
“Los Panchos”= hermanos Landázuri                                “Los Politos”= Familia Ávila
“Tatá”= Mario Cano                                                           “Chico Malo”= Carlos Landaeta
“Careguayaba”= Monseñor Canyes                                   “Mano de vitrola”= Domingo Moré
“Regalía”= Benhur Agudelo                                               “Periquita”= Octavio González
“Vergonha”= Jorgito Porras                                               “Neko”= Ernesto Fernández
“El viejo Cuba”= Luis Almeida                                            “Pito Cano”= William Cano
“Renzeta”= Julio Zenón Rengifo                                                 “Tortilla el rico”= Sergio Tulio Ardila
“Tolimita”=Rodrigo Valderrama                                             “País país”= José Jaramillo
“Microbús”= Roberto Hernández
Los anteriores son los personajes que evoca mi memoria y, aunque hubo más, de otros  sólo recuerdo alguno de sus apellidos o apodos, entre los cuales tenemos: El negro Balanta, Bayuca, El indio Benjumea, Ramón paja, Tuta,  Mincho, Barriga de leche, Petete, Bala perdida, Pirulí, Camaleón Torres, Chiribico, Patemazo, Lechona, El viejo Tolima, Cigüeñal, Forcha, Totó, El tigre, Titileo, Cabuco, El Bagre, Bolillo, Boca de sapo,  Bolinha, El mono gallero, Buena vida, Patillas y Mala lengua, entre otros.
A todos esos personajes  les importaba poco que los llamaran por sus remoquetes o nombres, a excepción de “Masca Bola” quien era un viejo ex presidiario de la colonia penal de Araracuara que hacía muchos años vivía en Leticia. Era un viejo enjuto y huraño, de piel curtida por el encierro, hombre aparentemente tranquilo, inescrupuloso y sin ningún sentido de la vida, quien andaba por la ciudad como Pedro por su casa armado de peinilla, revólver y garrote dispuesto a castigar a quien lo llamara por su apodo.
Si alguien por desconocimiento  o por verlo enardecido le gritaba “mascabolas”  era candidato a morirse, pues le importaba muy poco hacer uso de su arsenal para castigar la ofensa y fueron varios los heridos que hubo por esa situación.
Por ser muy desconfiado y con delirio de persecución, dormía en su casa con puertas y ventanas cerradas con cadenas y candados, razón por la cual, cuando su casa se le incendió, los bomberos lo encontraron pegado a la puerta, tratando de abrir un candado para salir.
De las mujeres también hablaré de sus remoquetes, pues también los tuvieron y muy interesantes.
Carlos Javier Londoño O


lunes, 13 de enero de 2014

Enero 06 de 2014
Crónicas leticianas 62

“Verdades y reflexiones para el 2014”

Ha finalizado otro año y el nuevo apenas comienza.
Con buenas expectativas y prevenciones hacia los planes y proyectos venideros, complementados con salud, positivismo y ánimos, esperamos sortear los avatares que este año nos depara.
Después de una maravillosa estadía  en Medellín, con mi cabeza llena de nuevas experiencias, vuelvo a mi tarea de escribir acerca de los diferentes problemas que afectan a mi país y, por ende, continuar con las crónicas leticianas con  temas razonables para algunos y motivo de controversia  para otros, sobre todo cuando de decir verdades se trata.
Sin pecar de regionalista, en esta nueva visita a mi privilegiada tierra, un año después  de no visitarla, pude observar durante mis recorridos las innovaciones, nuevas construcciones y obras representativas por las cuales nos hemos ganado el calificativo  de la ciudad más innovadora del mundo, producto que se debe a las acciones de sus gentes y de sus gobernantes, que aunque no son la máxima expresión de la honestidad, ni son  la excepción en la corrupción ( entre otros defectos) si son plausibles sus obras que a largo plazo favorecen la buena marcha de la ciudad, la cual, a pesar de  sus lunares de inseguridad, los problemas sociales de las comunas, el desempleo, la corrupción - como en todas partes de Colombia - entre  otros, tratan de sacar adelante.
Y esto es lo que ambicionamos todos los colombianos en nuestras regiones para el 2014 y años venideros, que sus gobernantes y autoridades actúen con honestidad, buen criterio, sentido de responsabilidad, sentido de pertenencia y buen manejo del presupuesto para impulsar  los proyectos que con inversión futurista vayan a ejecutar a favor de su terruño,  presupuesto no direccionado a intereses personales a lo cual están acostumbrados estos aprovechados del erario, a quienes ya va siendo hora de cambiarlos de la lista de “ los mismos con las mismas”.
Caminando por los barrios aledaños a Medellín,  como El Poblado, Envigado, Sabaneta, Itagüí, entre otros, disfrutando del verdor de sus arborizadas  calles y avenidas, pude observar con asombro cómo mariposas  de varias especies revoloteaban alegremente por árboles y jardines dándole colorido a la ciudad.
Cómo los pájaros  conviven con los habitantes y es espectacular ver como en los restaurantes estas especies silvestres se acercan a las mesas, sin ser molestadas, a compartir las migajas con los turistas comensales.
Todo esto se debe a la invitación que hacen los moradores de éstos pueblos a las aves, poniéndoles comederos para atraerlos.
Ya es común ver por ciertas  avenidas arborizadas de la ciudad, avisos como: “Transite con precaución, cruce de ardillas”.
Y lo que más me llamó la atención fue el parloteo de varias guacamayas, también silvestres, que están haciendo su aparición  en las arboledas de varios barrios del Valle de Aburrá.
Y ni hablar de los árboles  cargados con sus frutos (mangos, guayabas, limones) que se aprecian por ciertas zonas,  los cuales son el atractivo a coger por parte de los caminantes  que practican  en la mañana este  deporte  como calidad de vida.
Así que la ecología está haciendo su agosto en la capital paisa y lo más importante es que la están haciendo respetar,  y para muestra un botón con lo sucedido en la movilización masiva  que hicieron los habitantes de El Poblado y Envigado quienes, cantando el himno nacional y el himno antioqueño, forraron los árboles de la avenida el Poblado con la bandera nacional impidiendo  la tala del llamado túnel verde, árboles que  iban a destruir para el paso del moderno metroplús.
Fue aquí cuando evoqué mi añorada ciudad de Leticia en los años setenta y ochenta, cuando la arborización de sus calles daban frescura y confort a la ciudad, cuando la juventud se agrupaba en pandillas, no para perturbar la tranquilidad pueblerina sino para divertirse subiéndose a los árboles a tumbar pomarrosas, mangos, guayabas, cancharanas, marañones en la diversidad de árboles que existían, cuando las mariposas y aves se veían por la ciudad, con excepción de los pericos y golondrinas que tienen su dormitorio desde hace muchos años en el parque Santander.
Da pena hacer éste comparativo entre Medellín y Leticia,  por las diferencias en número de habitantes,  el monto del presupuesto, la cultura, el regionalismo infundido, entre otros, pero proporcionalmente, si da  tristeza  ver la  realidad  de  una ciudad que se jacta de ser pulmón del mundo, ecológica, ambientalista y turística por demás,  que éstas cosas que son mínimas no se estén dando.
Pues  para  ver  hoy en día una mariposa en los contornos de la ciudad un turista  debe internarse en la selva, si desea ver una guacamaya debe ir a Puerto Nariño y si es un observador de pájaros debe caminar monte adentro por muchas horas para poder verlos en su hábitat. Si el turista desea ver animales propios de la región que son un atractivo para los niños, deben ir al zoológico de Tabatinga  y, como lo dije en otra crónica, si quieren ver una gamitana o un pirarucú en su estado natural deben ir al parque Explora en Medellín en donde los podrán observar en vivo y en directo. Es inaudito que esta situación se presente en la capital leticiana como centro turístico nacional y ninguna entidad se pronuncie.
He aquí la diferencia de nuestro regionalismo y de nuestro sentido de pertenencia paisa con la idiosincrasia leticiana, la cual es muy respetable pero no aceptable en esta época en donde, ante el avance del modernismo y de la tecnología, debemos estar  al tanto para reclamar nuestros derechos y no dejarnos pisotear.
¿Cómo es posible que estén sin servicio de agua “potable” una semana y la indiferencia reine en la ciudad?, ¿Cómo es posible que la violencia cada día se apodere de la ciudad ante la indolencia de las autoridades y nadie diga nada? ¿Cómo es posible que los politiqueros, contratistas y manejadores del erario esquilmen el presupuesto regional, con conocimiento general y nadie haga una denuncia? Y de los problemas que desde  hace muchas décadas atañen  a la ciudad  como la  falta de  agua potable, acueducto y alcantarillado, la carestía del Kw-hora  de energía, el más caro de Colombia,  la decadente salud y  educación el deterioro de su red vial y muchos problemas más, entre otros, y la indolencia reine por doquier.
Ya es hora de que empiecen a pensar como ciudadanos de la capital del departamento del Amazonas, no con la mentalidad existente de pueblerinos resignados.
Ya es hora de hacer valer sus derechos, exigiendo  mega obras con proyección futurista que hablen bien de la ciudad y de sus gobernantes, no con “obritas” de baja calidad, ni programas de “pan y circo” para entretención del vulgo como los que se manejan actualmente, para mantener  el gobernante una falsa popularidad.
Ya es hora de borrar la imagen de  ser la ciudad   corrupta de Colombia y pasar ser la ciudad del futuro con los servicios públicos básicos que todos necesitamos.
Por eso invito, con el respeto que me merecen los manejadores  de la región, a que viajen  al interior del país y se unten de progreso e innovación, visitando y pidiendo ayuda a otras  ciudades importantes cosa que cuando vuelvan a la región apliquen los  conocimientos  adquiridos en pro de un departamento que tanto lo necesita.
La hora de manifestarnos está llegando, si queremos que todas estas bellaquerías gubernamentales, inicien  su proceso de cambio o desaparezcan, debemos de pronunciarnos sentando un precedente  en las próximas elecciones por el bien de esta finca llamada Colombia, manejada con nuestra votación por cinco o seis familias de apellido y por la mayoría de congresistas que no quieren destetarse del poder, pero que ya es hora que desocupen.
Y Leticia no es la excepción, en ustedes está la solución, superar esa hecatombe a la que están sometidos o seguir  impávidos  ante la situación reinante, apoyando los personajes que no les interesa que la ciudad progrese para seguirla manejando como un pueblo, como una caja menor a favor de sus intereses.
Carlos Javier Londoño O.


lunes, 23 de diciembre de 2013


 Diciembre 14 de 20013
Crónicas leticianas 61
Reflexiones  sobre “ la tal paz”
Viendo de nuevo la serie  “Escobar el patrón del Mal”, llegaron a mi mente recuerdos funestos de aquella y  de ésta violencia que sigue azotando al pueblo colombiano.
Evoqué, además los libros y artículos que he leído con respecto a este  tema, haciéndome de inmediato una serie de preguntas y reflexiones sobre el sonado proceso  que se lleva actualmente,  para  firmar  la “presunta paz” que a toda costa quiere sacar adelante nuestro oportunista presidente,  no importándole el nuevo precio que tenga que pagar esta aporreada nación con tal de quedar en la palestra nacional e internacional como el “Non Plus Ultra” de la paz, sin negar  el interesado propósito de una reelección  a la presidencia o hacerse merecedor  a un premio Nobel.
Hablo como persona adulta, producto de la violencia de este país, nacido en la época en que comenzó este cruento fratricidio hacia el año 1948 con el asesinato del líder popular Dr Jorge Eliécer Gaitán, entre otros factores; fecha desde la cual  los emblemáticos colores dominantes del país  azul y rojo, hoy con otros nombres y otros partidos - como para variar , pero en el fondo los mismos tránsfugas - que  se disputan  el poder a sangre y fuego y con la misma mentalidad  de  mantener subyugado al pueblo, legislar en su contra, y favorecer a los ricos y multinacionales  que como siempre,  lo han venido haciendo.
De ese tiempo  y desde cuando tengo uso de razón vengo observando, oyendo, y leyendo  acerca de los tales procesos de paz, desmovilizaciones, pactos, amnistías y todo lo referente al tema con miras a acabar con el conflicto armado  pero vemos que esas son “conveniencias y montajes” interesados  de acuerdo al mandatario de turno.
Por éstas  y otras razones que expondré a través del escrito voy a dejar plasmadas unas reflexiones acerca de esta farsa que  sobre la paz  se está fraguando en el territorio colombiano, palabras  dirigidas a algunos  jóvenes que desconocen  la historia del país, porque no leen  o por la apatía que abunda entre ellos, pero que quieren sobresalir basando su conocimiento en las mentiras  y conveniencias  expuestas por los políticos de turno y politiqueros de oficio en la prensa, radio y tv medios  subyugados al mejor postor.
No me considero versado en la materia   pero las vivencias  que me ha tocado  experimentar desde la muerte de mi padre en el nordeste antioqueño, a causa de la guerra desatada por  el magnicidio del “Caudillo del Pueblo” como se conocía a Gaitán, reforzada con lectura y  la tradición oral de mis antepasados me dan un poco de conocimiento para escribir este artículo, sobre todo hoy, cuando  todo en este país gira alrededor del formato  de la palabra “paz” auspiciado por  los oportunistas de turno quienes - como dije anteriormente- en su empeño de firmar el documento a consta de unos intereses ajenos al pueblo colombiano, quieres sobresalir pisoteando la dignidad de nuestro pueblo.
No es que sea ave de mal agüero y ojala esté equivocado en mis apreciaciones, pero la verdadera paz en Colombia sólo se verá cuando se rompan los esquemas y dejen de existir las verdaderas causas que han originado este conflicto de tantos años y  entre los cuales están, entre otros: la pobreza, la marginalidad, la  desigualdad social, la falta de educación, la falta de salud, la falta de  políticas para el agro, y la injusticia.
 Pueden que ahora pacten o firmen la supuesta paz pero la pregunta es: ¿Será ésta una realidad? He aquí mis apreciaciones:
1) Por lo estamos viendo en la mesa de negociaciones,  a los líderes por parte de la guerrilla sólo les interesa arreglar su situación personal actual, desconociendo la base inconsulta o sea la guerrilla rasa que se encuentra fraccionada en el monte, actuando independientemente  cada uno de sus frentes. ¿Será que éstos veteranos del monte salen a mendigarle  al gobierno un subsidio por la reinserción y el pacto de paz, a sabiendas de que con el control del narcotráfico, secuestros y extorsiones reciben sumas exorbitantes de dinero?
2) ¿Será que este presidente tiene autoridad moral para  hablar de paz  a sabiendas de que hace parte de una de las familias privilegiadas de este país  que con un periódico de base como lo es El Tiempo  han influido y seguirán influyendo en la situación política del país manipulándola información?
3) ¿Será que puede haber paz cuando 268 HP (Honorables Padres de la patria), con alguna excepción, claro está, legislan para su conveniencia y en contra del pueblo que los eligió, favoreciendo a la clase adinerada  opresora de los trabajadores y   a  las multinacionales que  esquilman las riquezas de nuestro territorio. Personajes que abusando descaradamente de su investidura hacen lo que a bien tengan, esgrimiendo su credencial como si fuera  patente de corso  que les da derecho a hacer lo que les dé la gana,  dejando mal  parada su  elección y por ende al pueblo que lo eligió?
 Aquí caben muy bien las palabras del religioso Luis Farinello a quien le pidieron una oración para la apertura de las sesiones del senado de su país, palabras válidas  para Colombia, pues esa caterva  de corruptos representantes  parecen ser cortados con la misma tijera.
El religioso en vez  de elogiar al Senado y exaltar  su labor,  pedía perdón y dirección a Dios  por todo el mal que están causando estos privilegiados, al perder el equilibrio espiritual y el cambio de los valores, explotando al pobre, llamándolo  “distribución de riquezas”
 Recompensando la pereza, llamándola “Planes sociales”
Matando a los hijos de pueblo que aún no han nacido, llamándolo “libre elección”
Dejando que maten y roben, llamándolo “derechos humanos”
Siendo negligentes al disciplinar a sus hijos, llamándolo “desarrollar su autoestima”
Siendo  corruptos y abusando del poder, llamándolo “política”
Siendo  codiciosos con los bienes del vecino, llamándolo “tener ambición”
Habiendo contaminado las ondas de radio y tv con groserías y pornografía, llamándolo “libertad de expresión”
Haber ridiculizado los valores establecidos desde hace tiempos por  sus ancestros, llamándolo “obsoleto y pasado”.
Palabras que por su veracidad causaron estupor entre los honorables representantes.
4)Podrá haber paz cuando esta amnésica sociedad olvida que un joven ávido de noticias  en  los años funestos del narcotráfico, llamado Juan Manuel Santos como Subdirector del Tiempo, publicó a titulo de chiva , la noticia sobre las conversaciones que a escondidas estaba realizando el gobierno del presidente Belisario Betancur con el cartel de Medellín ( los hermanos Ochoa, Pablo Escobar, Rodríguez Gacha,   y Ledher), en el Hotel Marriot de la ciudad de Panamá bajo la vocería del expresidente López Michelsen, de quien obtuvo la veracidad de esa información el citado subdirector, obligando, con la noticia publicada, al presidente Betancur a mentirle al país diciendo que desconocía esa situación, iniciando la extradición de los nacionales hacia  los Estados Unidos, y rompiendo las conversaciones  con el cartel, dando origen así  a la  ira desatada por Pablo Escobar en contra del gobierno y del estado al cual le declaró la guerra que conllevó a la  oleada de sangre  producida por el terrorismo y las explosiones de los carros bombas, como consta en el libro “ Crónicas que Matan” en el capítulo titulado “ Reunión en el Marriot” pagina 46 de la periodista María Jimena Dussán
5) ¿Podrá haber paz ante la desigualdad salarial entre los congresistas o su equivalente  con los asalariados del país la cual es aberrante, por no decir humillante, entre los 25 millones que gana el congresista y los 589 mil que gana  la mayoría del pueblo colombiano,  ante  el incremento salarial de cada año que para el pueblo  no supera el 4% alegando el gobierno que un alza mayor redunda en la inflación del país?
6)¿ Podrá  haber paz  ante las injusticias cometidas por algunos funcionarios de los estamentos encargados de  velar por la seguridad, la justicia, el control financiero, la educación, y la salud de éste país, entidades en donde la mayoría de esos empleados son apátridas y benefactores de los ladrones de cuello blanco que legislan para favorecerse.
 Personajes   con antecedentes que el pueblo olvida y que son reelegidos a  cambio de las  dádivas   que ofrecen, cuyos historiales están reseñados en libros  tales como  “El Narcofiscal” del fallecido periodista Manuel  Vicente  Peña Gómez en donde se puede encontrar particularidades sobre algunos políticos de renombre. El libro- documental mencionado fue recogido cuando salió,  para no desprestigiar al personaje, apareciendo una versión pirata que se consigue en el mercado.
Podría escribir un libro  sobre las  verdades por las cuales no hay paz en Colombia cuyos detractores principales son algunos de los  entes del gobierno; afortunadamente ante esta política  dañina, el pueblo colombiano empieza a despertar y a reconocer la realidad.
Hoy, después de veinte años, de la muerte de Pablo Escobar, su legado de  maldad permanece intacto entre algunos congresistas con el agravante  de que  le han agregado más corrupción a sus delitos.
 Mas grave, entonces, es el proceder de las mafias gubernamentales que el historial delictivo del extinto   jefe del Cartel de Medellín  y aún así  se atreven a hablar de paz.
 Bien lo dice el abogado de la mafia: Pablo no es el Patrón del mal , éste es el narcotráfico, yo le agregaría, también  lo es el Gobierno con su entidad  el Congreso  de la república.
Carlos Javier Londoño O