martes, 28 de enero de 2014

Enero 22 de 2014

Crónicas leticianas 64
“El valor de la palabra y del compromiso”

Sería raro que una historia como la que vamos a narrar se presentara en la época actual, dado a que la gente ha cambiado sus valores.
Sucedió  cuando la bonanza cocalera estaba en su furor en la Amazonía colombiana; época cuando la palabra empeñada constituía un acto de fe y de respeto, porque  se creía en ella y tenía valor como prenda de garantía para otorgar  crédito a los negocios. Era una especie de código de honor, a pesar de los personajes que la utilizaban.
Vivía en Leticia el señor Jaime Corrales, quien como gerente del Banco Ganadero regía los destinos de esa entidad en la ciudad , en una época en donde el dinero abundaba por doquier.
En una noche de farra de un fin de semana cualquiera, se encontraba el susodicho compartiendo con varios amigos y clientes en la cafetería de un prestigioso hotel, cuando fue abordado por un “emergente” de la época,  quien - como buen cliente del banco - era  conocido suyo.
Afortunadamente,  en aquella época  no existían los rígidos protocolos  bancarios  como los vigentes a la época; así,  cualquier sitio público podía convertirse en una oficina  bancaria.
La  finalidad  del acercamiento  entre ambos personajes, era  la solicitud, por parte  del comerciante,  de que el gerente le autorizara  un sobregiro por 10 millones de pesos, una suma considerable para entonces; era mucho dinero, pero fácil de conseguir si se estaba en el “negocio” y de eso si sabían los gerentes.
El empleado bancario accedió a la petición del emergente autorizándole el sobregiro, orden que estaría dando a cuentas corrientes al otro día en horas de la mañana.
Él sabía que dicho sobregiro le acarrearía una dádiva por parte del beneficiado, ya que ellos pagaban con creces los favores de ese tipo: esa era una de las formas como casi todos los gerentes conseguían una entrada adicional a su sueldo.
Al retirarse el emergente de la mesa y darles las gracias  mostrándole los cinco dedos de la mano  derecha abierta,  quiso decirle que le daría  500 mil pesos de regalo a cambio del favor, una suma bastante halagüeña.
Las cosas quedaron así, el gerente continuó departiendo con los amigos en la noche de ese viernes  y el emergente se fue a su apartamento a empacar maletas, pues al día siguiente viajaría a la capital del país.
Llegó el día lunes y el banco abrió sus puertas normalmente; todos los empleados llegaron a cumplir con sus funciones, a excepción del gerente que no apareció.
En horas de la tarde, en vista que el gerente no se reportaba, fueron a buscarlo a su sitio de vivienda, con tan mala suerte que lo encontraron sin vida, muerte ocurrida por efectos naturales , según el reporte oficial,  desde el sábado en la madrugada; es decir, que hacía dos días  había fallecido.
Su fallecimiento causó gran estupor y pesar en la ciudad; posteriormente sus restos fueron trasladados a Lorica,  su lugar de origen, para darle cristiana sepultura.
Mientras esto ocurría, el emergente se encontraba en  la capital del país haciendo algunas diligencias sin  tener conocimiento del insuceso.
Días después, estando en su oficina en la capital, fue  visitado por un amigo de confianza que había llegado de la capital del amazonas.
Al preguntarle por las novedades del pueblo este le manifestó: Sabe qué compa, el que  nos abandono fue don Jaime el gerente del Banco Ganadero. - ¿Cómo así que murió don Jaime, qué pasó?. Pues según los comentarios murió de un infarto.
Conturbado por la noticia lamentó lo sucedido comentándole al amigo lo siguiente: Que vaina, el viejo se fue sin recibir la platica que le había prometido, pero como la palabra es la palabra y  promesa es promesa, a partir de hoy lo encargo para que busque a la familia y le haga llegar los 500 mil pesos que ya se había ganado.
De inmediato le ordenó a la secretaria diligenciar un cheque por ese valor  para saldar esa deuda.
Después de recibido el cheque, el amigo lo guardó en su billetera prometiéndole que haría esa diligencia y que ese dinero se lo haría llegar a alguno de sus deudos.
Varias semanas estuvo el cheque en el bolsillo de este amigo, hasta el día en que viajó a Montería a visitar unos familiares y aprovechar acercarse hasta la población de Lorica  a buscar a los parientes del finado.
Fue así como preguntando, dio con un hermano del extinto  a quien le explico el motivo de su visita.
Éste no podía creer lo que le estaba contando.
El pariente le manifestó que la familia del gerente se había ido del pueblo pocos días después del entierro, pero que casualmente en la población se encontraba un hijo que había acabado los estudios de medicina y estaba buscando quien le prestara 150 mil pesos para pagos de derechos de graduación.
Sin pensarlo dos veces le solicitó al tío que le ayudara a encontrarlo, pues ese dinero que él debía de entregarle le caería como anillo al dedo.
Anduvieron por varios sitios del pueblo hasta encontrar el muchacho; sentados en un cafetín, le explicaron el motivo de su búsqueda, situación que no podía creer después de que le contaron la historia. Con los ojos llorosos agradeció este gesto de honradez y cumplimiento, por parte del emergente y del amigo que se propuso a cumplir con la orden.
Para comprobar  la entrega del cheque el joven le preguntó al amigo qué  donde le firmaba, sin mucho protocolo el mensajero abrió una  cajetilla de cigarrillos vacía y le dijo que se la firmara a modo de recibo.
Hoy el muchacho es un gran médico gracias al gesto oportuno de ese amigo quien, siendo otro, como los casos que se están viendo actualmente, en vista del fallecimiento del gerente, se hubiera hecho el desentendido con el compromiso adquirido con el difunto.
Carlos Javier Londoño O.


     

miércoles, 22 de enero de 2014

Enero 20 de 2014

Crónicas leticianas 63
“Remoquetes que hacen parte de la historia de Leticia”

Continuando con mis crónicas leticianas, hoy voy a rememorar los personajes que de una u otra manera fueron y son reconocidos en la región por sus remoquetes, algunos personajes de los cuales  ni los mismos leticianos conocen sus nombres de pila.
No quiero con esta recordación, crear polémicas, herir susceptibilidades ni mucho menos ofender a nadie: simplemente en una referencia a muchos leticianos,  foráneos, amigos y conocidos que tuvieron que ver; para bien o para mal, con el diario vivir de la ciudad, el folclor y la historia amazonense, cuyos apodos eran puestos por personas dedicadas a ese menester, que se sentaban en  la cafetería del Hotel Anaconda con ese propósito, apodos que dependían de su actividad, problemas físicos, parecidos con otra especie etc,  cuando Leticia era una sola familia y casi todos nos reconocíamos haciendo parte  de ese entorno fronterizo en donde la  lucha por el mismo  ideal era el de sacar adelante la ciudad.
Con el respeto que todos  me merecen, unos haber fallecido, otros por vivir en la actualidad, otros por ser padres, abuelos o familiares de “personajes importantes” en la región que a lo mejor desconocen de estos remoquetes, los voy a relacionar porque la historia es la historia y no puede pasar desapercibida, menos en una región en donde todo el mundo conoce su realidad  pero no hay nada escrito al respecto.
Éramos tan conocidos entre nosotros en la ciudad  en esa época que esto dio para que se presentaran ciertas situaciones y anécdotas. Cuando alguien conocido en el pueblo llegaba al aeropuerto Vásquez Cobo  de Leticia procedente de Bogotá y tomaba un taxi,   solo bastaba decirle al conductor, el nombre, sobrenombre o nombre del local del visitado y allá lo llevaban, sin pedirle ninguna dirección. Por esa razón, cuando un gran amigo  salió por primera vez  de Leticia a Bogotá y se subió en un taxi en el aeropuerto El Dorado, a la pregunta del taxista: ¿a donde lo llevo?, él con la tranquilidad del caso respondió: donde mi tía. El taxista pensó que le estaba tomando del pelo y riéndose procedió a preguntarle: ¿De dónde viene el señor? y él contestó que de Leticia-Amazonas, el taxista ya entendió la situación y le contestó a modo de  ilustración: vea amigo, usted se encuentra en la capital del país y para ir donde su tía, mínimo me tiene que dar la dirección y el barrio en donde vive.
Después de hacer del momento algo chistoso fue conducido donde la tía.
 Así es que empezamos con la lista de los personajes con sus  remoquetes y sus respectivos nombres de pila:
“El Grillo”= Francisco Javier Ortiz                                   “Gringo Negro”= Juan Domingo Rodríguez.
 “Pinocho”= Jorge Domínguez                                       “Millón y medio”= Octavio Tobón
“Dr Linterna”= José Jesús Cataño                                   “Niño Cano”= Aristóbulo Cano
“Mosca loca”= Guillermo Cárdenas                                “Siete pintas”= Hernán de Jesús Pemberty
“El opita”= Oliverio Cabrera                                                “Porky”= Libardo Torres
“Charapa”= Robinson Parra                                            “Panucho”= Jaime Núñez
“El Loro” =Carlos  Perdomo                                             “Sabañón”= William Sánchez
“Chancleta”= Hugo Moreno (el costeño)                         “Barú”= Darío Londoño
“Pielrojita”= José Salazar                                                  “El Pasmado”= Jaime Barbosa
“Espadita” = José Domingo Puentes                                 “Manuel Mugre”= Manuel Puentes
“Polvo fiado” =Roberto Muñoz                                         “Mico frito”= Álvaro Porras
“Pecueca”= Iván Porras                                                      “Gallo giro”= Jaime Naranjo
“Muela de gallo”= Carlos Puentes                                     “Macaco”= Oscar Vega Cachique
“Cusumbo”= Alonso Abadía                                               “Trapito”= Alejandro Cuevas
“Pescadito”= Hernán Suárez                                              “El Diablo”= José Barbosa
“Sachavaca”= Ignacio Lozano                                             “Kapax”= Alberto Rojas Lesmes
“Frankestein”= Tiberio Toro                                               “Pató”= Pastor Fernández
“La Cabra”= Alirio Bastos                                                   “Camungo”= Arcadio Velásquez
“Jairo Caballo”= Jairo Correa Alzate                                  “Anjomar”= Antonio José Martínez
“veneno”= Oscar Londoño                                                 “Muñocito”= Luis Alfredo Muñoz
“Zuluaguita”=Rodrigo Zuluaga Román                              “Pastuso” =Daniel Martínez
“Parlamento”= Horacio Jiménez                                        “Ruco”= Álvaro Rubio
“Queridito”= Gilberto Trujillo                                            “Cabezón”= Manuel Cruz Aguirre
“Los Panchos”= hermanos Landázuri                                “Los Politos”= Familia Ávila
“Tatá”= Mario Cano                                                           “Chico Malo”= Carlos Landaeta
“Careguayaba”= Monseñor Canyes                                   “Mano de vitrola”= Domingo Moré
“Regalía”= Benhur Agudelo                                               “Periquita”= Octavio González
“Vergonha”= Jorgito Porras                                               “Neko”= Ernesto Fernández
“El viejo Cuba”= Luis Almeida                                            “Pito Cano”= William Cano
“Renzeta”= Julio Zenón Rengifo                                                 “Tortilla el rico”= Sergio Tulio Ardila
“Tolimita”=Rodrigo Valderrama                                             “País país”= José Jaramillo
“Microbús”= Roberto Hernández
Los anteriores son los personajes que evoca mi memoria y, aunque hubo más, de otros  sólo recuerdo alguno de sus apellidos o apodos, entre los cuales tenemos: El negro Balanta, Bayuca, El indio Benjumea, Ramón paja, Tuta,  Mincho, Barriga de leche, Petete, Bala perdida, Pirulí, Camaleón Torres, Chiribico, Patemazo, Lechona, El viejo Tolima, Cigüeñal, Forcha, Totó, El tigre, Titileo, Cabuco, El Bagre, Bolillo, Boca de sapo,  Bolinha, El mono gallero, Buena vida, Patillas y Mala lengua, entre otros.
A todos esos personajes  les importaba poco que los llamaran por sus remoquetes o nombres, a excepción de “Masca Bola” quien era un viejo ex presidiario de la colonia penal de Araracuara que hacía muchos años vivía en Leticia. Era un viejo enjuto y huraño, de piel curtida por el encierro, hombre aparentemente tranquilo, inescrupuloso y sin ningún sentido de la vida, quien andaba por la ciudad como Pedro por su casa armado de peinilla, revólver y garrote dispuesto a castigar a quien lo llamara por su apodo.
Si alguien por desconocimiento  o por verlo enardecido le gritaba “mascabolas”  era candidato a morirse, pues le importaba muy poco hacer uso de su arsenal para castigar la ofensa y fueron varios los heridos que hubo por esa situación.
Por ser muy desconfiado y con delirio de persecución, dormía en su casa con puertas y ventanas cerradas con cadenas y candados, razón por la cual, cuando su casa se le incendió, los bomberos lo encontraron pegado a la puerta, tratando de abrir un candado para salir.
De las mujeres también hablaré de sus remoquetes, pues también los tuvieron y muy interesantes.
Carlos Javier Londoño O


lunes, 13 de enero de 2014

Enero 06 de 2014
Crónicas leticianas 62

“Verdades y reflexiones para el 2014”

Ha finalizado otro año y el nuevo apenas comienza.
Con buenas expectativas y prevenciones hacia los planes y proyectos venideros, complementados con salud, positivismo y ánimos, esperamos sortear los avatares que este año nos depara.
Después de una maravillosa estadía  en Medellín, con mi cabeza llena de nuevas experiencias, vuelvo a mi tarea de escribir acerca de los diferentes problemas que afectan a mi país y, por ende, continuar con las crónicas leticianas con  temas razonables para algunos y motivo de controversia  para otros, sobre todo cuando de decir verdades se trata.
Sin pecar de regionalista, en esta nueva visita a mi privilegiada tierra, un año después  de no visitarla, pude observar durante mis recorridos las innovaciones, nuevas construcciones y obras representativas por las cuales nos hemos ganado el calificativo  de la ciudad más innovadora del mundo, producto que se debe a las acciones de sus gentes y de sus gobernantes, que aunque no son la máxima expresión de la honestidad, ni son  la excepción en la corrupción ( entre otros defectos) si son plausibles sus obras que a largo plazo favorecen la buena marcha de la ciudad, la cual, a pesar de  sus lunares de inseguridad, los problemas sociales de las comunas, el desempleo, la corrupción - como en todas partes de Colombia - entre  otros, tratan de sacar adelante.
Y esto es lo que ambicionamos todos los colombianos en nuestras regiones para el 2014 y años venideros, que sus gobernantes y autoridades actúen con honestidad, buen criterio, sentido de responsabilidad, sentido de pertenencia y buen manejo del presupuesto para impulsar  los proyectos que con inversión futurista vayan a ejecutar a favor de su terruño,  presupuesto no direccionado a intereses personales a lo cual están acostumbrados estos aprovechados del erario, a quienes ya va siendo hora de cambiarlos de la lista de “ los mismos con las mismas”.
Caminando por los barrios aledaños a Medellín,  como El Poblado, Envigado, Sabaneta, Itagüí, entre otros, disfrutando del verdor de sus arborizadas  calles y avenidas, pude observar con asombro cómo mariposas  de varias especies revoloteaban alegremente por árboles y jardines dándole colorido a la ciudad.
Cómo los pájaros  conviven con los habitantes y es espectacular ver como en los restaurantes estas especies silvestres se acercan a las mesas, sin ser molestadas, a compartir las migajas con los turistas comensales.
Todo esto se debe a la invitación que hacen los moradores de éstos pueblos a las aves, poniéndoles comederos para atraerlos.
Ya es común ver por ciertas  avenidas arborizadas de la ciudad, avisos como: “Transite con precaución, cruce de ardillas”.
Y lo que más me llamó la atención fue el parloteo de varias guacamayas, también silvestres, que están haciendo su aparición  en las arboledas de varios barrios del Valle de Aburrá.
Y ni hablar de los árboles  cargados con sus frutos (mangos, guayabas, limones) que se aprecian por ciertas zonas,  los cuales son el atractivo a coger por parte de los caminantes  que practican  en la mañana este  deporte  como calidad de vida.
Así que la ecología está haciendo su agosto en la capital paisa y lo más importante es que la están haciendo respetar,  y para muestra un botón con lo sucedido en la movilización masiva  que hicieron los habitantes de El Poblado y Envigado quienes, cantando el himno nacional y el himno antioqueño, forraron los árboles de la avenida el Poblado con la bandera nacional impidiendo  la tala del llamado túnel verde, árboles que  iban a destruir para el paso del moderno metroplús.
Fue aquí cuando evoqué mi añorada ciudad de Leticia en los años setenta y ochenta, cuando la arborización de sus calles daban frescura y confort a la ciudad, cuando la juventud se agrupaba en pandillas, no para perturbar la tranquilidad pueblerina sino para divertirse subiéndose a los árboles a tumbar pomarrosas, mangos, guayabas, cancharanas, marañones en la diversidad de árboles que existían, cuando las mariposas y aves se veían por la ciudad, con excepción de los pericos y golondrinas que tienen su dormitorio desde hace muchos años en el parque Santander.
Da pena hacer éste comparativo entre Medellín y Leticia,  por las diferencias en número de habitantes,  el monto del presupuesto, la cultura, el regionalismo infundido, entre otros, pero proporcionalmente, si da  tristeza  ver la  realidad  de  una ciudad que se jacta de ser pulmón del mundo, ecológica, ambientalista y turística por demás,  que éstas cosas que son mínimas no se estén dando.
Pues  para  ver  hoy en día una mariposa en los contornos de la ciudad un turista  debe internarse en la selva, si desea ver una guacamaya debe ir a Puerto Nariño y si es un observador de pájaros debe caminar monte adentro por muchas horas para poder verlos en su hábitat. Si el turista desea ver animales propios de la región que son un atractivo para los niños, deben ir al zoológico de Tabatinga  y, como lo dije en otra crónica, si quieren ver una gamitana o un pirarucú en su estado natural deben ir al parque Explora en Medellín en donde los podrán observar en vivo y en directo. Es inaudito que esta situación se presente en la capital leticiana como centro turístico nacional y ninguna entidad se pronuncie.
He aquí la diferencia de nuestro regionalismo y de nuestro sentido de pertenencia paisa con la idiosincrasia leticiana, la cual es muy respetable pero no aceptable en esta época en donde, ante el avance del modernismo y de la tecnología, debemos estar  al tanto para reclamar nuestros derechos y no dejarnos pisotear.
¿Cómo es posible que estén sin servicio de agua “potable” una semana y la indiferencia reine en la ciudad?, ¿Cómo es posible que la violencia cada día se apodere de la ciudad ante la indolencia de las autoridades y nadie diga nada? ¿Cómo es posible que los politiqueros, contratistas y manejadores del erario esquilmen el presupuesto regional, con conocimiento general y nadie haga una denuncia? Y de los problemas que desde  hace muchas décadas atañen  a la ciudad  como la  falta de  agua potable, acueducto y alcantarillado, la carestía del Kw-hora  de energía, el más caro de Colombia,  la decadente salud y  educación el deterioro de su red vial y muchos problemas más, entre otros, y la indolencia reine por doquier.
Ya es hora de que empiecen a pensar como ciudadanos de la capital del departamento del Amazonas, no con la mentalidad existente de pueblerinos resignados.
Ya es hora de hacer valer sus derechos, exigiendo  mega obras con proyección futurista que hablen bien de la ciudad y de sus gobernantes, no con “obritas” de baja calidad, ni programas de “pan y circo” para entretención del vulgo como los que se manejan actualmente, para mantener  el gobernante una falsa popularidad.
Ya es hora de borrar la imagen de  ser la ciudad   corrupta de Colombia y pasar ser la ciudad del futuro con los servicios públicos básicos que todos necesitamos.
Por eso invito, con el respeto que me merecen los manejadores  de la región, a que viajen  al interior del país y se unten de progreso e innovación, visitando y pidiendo ayuda a otras  ciudades importantes cosa que cuando vuelvan a la región apliquen los  conocimientos  adquiridos en pro de un departamento que tanto lo necesita.
La hora de manifestarnos está llegando, si queremos que todas estas bellaquerías gubernamentales, inicien  su proceso de cambio o desaparezcan, debemos de pronunciarnos sentando un precedente  en las próximas elecciones por el bien de esta finca llamada Colombia, manejada con nuestra votación por cinco o seis familias de apellido y por la mayoría de congresistas que no quieren destetarse del poder, pero que ya es hora que desocupen.
Y Leticia no es la excepción, en ustedes está la solución, superar esa hecatombe a la que están sometidos o seguir  impávidos  ante la situación reinante, apoyando los personajes que no les interesa que la ciudad progrese para seguirla manejando como un pueblo, como una caja menor a favor de sus intereses.
Carlos Javier Londoño O.


lunes, 23 de diciembre de 2013


 Diciembre 14 de 20013
Crónicas leticianas 61
Reflexiones  sobre “ la tal paz”
Viendo de nuevo la serie  “Escobar el patrón del Mal”, llegaron a mi mente recuerdos funestos de aquella y  de ésta violencia que sigue azotando al pueblo colombiano.
Evoqué, además los libros y artículos que he leído con respecto a este  tema, haciéndome de inmediato una serie de preguntas y reflexiones sobre el sonado proceso  que se lleva actualmente,  para  firmar  la “presunta paz” que a toda costa quiere sacar adelante nuestro oportunista presidente,  no importándole el nuevo precio que tenga que pagar esta aporreada nación con tal de quedar en la palestra nacional e internacional como el “Non Plus Ultra” de la paz, sin negar  el interesado propósito de una reelección  a la presidencia o hacerse merecedor  a un premio Nobel.
Hablo como persona adulta, producto de la violencia de este país, nacido en la época en que comenzó este cruento fratricidio hacia el año 1948 con el asesinato del líder popular Dr Jorge Eliécer Gaitán, entre otros factores; fecha desde la cual  los emblemáticos colores dominantes del país  azul y rojo, hoy con otros nombres y otros partidos - como para variar , pero en el fondo los mismos tránsfugas - que  se disputan  el poder a sangre y fuego y con la misma mentalidad  de  mantener subyugado al pueblo, legislar en su contra, y favorecer a los ricos y multinacionales  que como siempre,  lo han venido haciendo.
De ese tiempo  y desde cuando tengo uso de razón vengo observando, oyendo, y leyendo  acerca de los tales procesos de paz, desmovilizaciones, pactos, amnistías y todo lo referente al tema con miras a acabar con el conflicto armado  pero vemos que esas son “conveniencias y montajes” interesados  de acuerdo al mandatario de turno.
Por éstas  y otras razones que expondré a través del escrito voy a dejar plasmadas unas reflexiones acerca de esta farsa que  sobre la paz  se está fraguando en el territorio colombiano, palabras  dirigidas a algunos  jóvenes que desconocen  la historia del país, porque no leen  o por la apatía que abunda entre ellos, pero que quieren sobresalir basando su conocimiento en las mentiras  y conveniencias  expuestas por los políticos de turno y politiqueros de oficio en la prensa, radio y tv medios  subyugados al mejor postor.
No me considero versado en la materia   pero las vivencias  que me ha tocado  experimentar desde la muerte de mi padre en el nordeste antioqueño, a causa de la guerra desatada por  el magnicidio del “Caudillo del Pueblo” como se conocía a Gaitán, reforzada con lectura y  la tradición oral de mis antepasados me dan un poco de conocimiento para escribir este artículo, sobre todo hoy, cuando  todo en este país gira alrededor del formato  de la palabra “paz” auspiciado por  los oportunistas de turno quienes - como dije anteriormente- en su empeño de firmar el documento a consta de unos intereses ajenos al pueblo colombiano, quieres sobresalir pisoteando la dignidad de nuestro pueblo.
No es que sea ave de mal agüero y ojala esté equivocado en mis apreciaciones, pero la verdadera paz en Colombia sólo se verá cuando se rompan los esquemas y dejen de existir las verdaderas causas que han originado este conflicto de tantos años y  entre los cuales están, entre otros: la pobreza, la marginalidad, la  desigualdad social, la falta de educación, la falta de salud, la falta de  políticas para el agro, y la injusticia.
 Pueden que ahora pacten o firmen la supuesta paz pero la pregunta es: ¿Será ésta una realidad? He aquí mis apreciaciones:
1) Por lo estamos viendo en la mesa de negociaciones,  a los líderes por parte de la guerrilla sólo les interesa arreglar su situación personal actual, desconociendo la base inconsulta o sea la guerrilla rasa que se encuentra fraccionada en el monte, actuando independientemente  cada uno de sus frentes. ¿Será que éstos veteranos del monte salen a mendigarle  al gobierno un subsidio por la reinserción y el pacto de paz, a sabiendas de que con el control del narcotráfico, secuestros y extorsiones reciben sumas exorbitantes de dinero?
2) ¿Será que este presidente tiene autoridad moral para  hablar de paz  a sabiendas de que hace parte de una de las familias privilegiadas de este país  que con un periódico de base como lo es El Tiempo  han influido y seguirán influyendo en la situación política del país manipulándola información?
3) ¿Será que puede haber paz cuando 268 HP (Honorables Padres de la patria), con alguna excepción, claro está, legislan para su conveniencia y en contra del pueblo que los eligió, favoreciendo a la clase adinerada  opresora de los trabajadores y   a  las multinacionales que  esquilman las riquezas de nuestro territorio. Personajes que abusando descaradamente de su investidura hacen lo que a bien tengan, esgrimiendo su credencial como si fuera  patente de corso  que les da derecho a hacer lo que les dé la gana,  dejando mal  parada su  elección y por ende al pueblo que lo eligió?
 Aquí caben muy bien las palabras del religioso Luis Farinello a quien le pidieron una oración para la apertura de las sesiones del senado de su país, palabras válidas  para Colombia, pues esa caterva  de corruptos representantes  parecen ser cortados con la misma tijera.
El religioso en vez  de elogiar al Senado y exaltar  su labor,  pedía perdón y dirección a Dios  por todo el mal que están causando estos privilegiados, al perder el equilibrio espiritual y el cambio de los valores, explotando al pobre, llamándolo  “distribución de riquezas”
 Recompensando la pereza, llamándola “Planes sociales”
Matando a los hijos de pueblo que aún no han nacido, llamándolo “libre elección”
Dejando que maten y roben, llamándolo “derechos humanos”
Siendo negligentes al disciplinar a sus hijos, llamándolo “desarrollar su autoestima”
Siendo  corruptos y abusando del poder, llamándolo “política”
Siendo  codiciosos con los bienes del vecino, llamándolo “tener ambición”
Habiendo contaminado las ondas de radio y tv con groserías y pornografía, llamándolo “libertad de expresión”
Haber ridiculizado los valores establecidos desde hace tiempos por  sus ancestros, llamándolo “obsoleto y pasado”.
Palabras que por su veracidad causaron estupor entre los honorables representantes.
4)Podrá haber paz cuando esta amnésica sociedad olvida que un joven ávido de noticias  en  los años funestos del narcotráfico, llamado Juan Manuel Santos como Subdirector del Tiempo, publicó a titulo de chiva , la noticia sobre las conversaciones que a escondidas estaba realizando el gobierno del presidente Belisario Betancur con el cartel de Medellín ( los hermanos Ochoa, Pablo Escobar, Rodríguez Gacha,   y Ledher), en el Hotel Marriot de la ciudad de Panamá bajo la vocería del expresidente López Michelsen, de quien obtuvo la veracidad de esa información el citado subdirector, obligando, con la noticia publicada, al presidente Betancur a mentirle al país diciendo que desconocía esa situación, iniciando la extradición de los nacionales hacia  los Estados Unidos, y rompiendo las conversaciones  con el cartel, dando origen así  a la  ira desatada por Pablo Escobar en contra del gobierno y del estado al cual le declaró la guerra que conllevó a la  oleada de sangre  producida por el terrorismo y las explosiones de los carros bombas, como consta en el libro “ Crónicas que Matan” en el capítulo titulado “ Reunión en el Marriot” pagina 46 de la periodista María Jimena Dussán
5) ¿Podrá haber paz ante la desigualdad salarial entre los congresistas o su equivalente  con los asalariados del país la cual es aberrante, por no decir humillante, entre los 25 millones que gana el congresista y los 589 mil que gana  la mayoría del pueblo colombiano,  ante  el incremento salarial de cada año que para el pueblo  no supera el 4% alegando el gobierno que un alza mayor redunda en la inflación del país?
6)¿ Podrá  haber paz  ante las injusticias cometidas por algunos funcionarios de los estamentos encargados de  velar por la seguridad, la justicia, el control financiero, la educación, y la salud de éste país, entidades en donde la mayoría de esos empleados son apátridas y benefactores de los ladrones de cuello blanco que legislan para favorecerse.
 Personajes   con antecedentes que el pueblo olvida y que son reelegidos a  cambio de las  dádivas   que ofrecen, cuyos historiales están reseñados en libros  tales como  “El Narcofiscal” del fallecido periodista Manuel  Vicente  Peña Gómez en donde se puede encontrar particularidades sobre algunos políticos de renombre. El libro- documental mencionado fue recogido cuando salió,  para no desprestigiar al personaje, apareciendo una versión pirata que se consigue en el mercado.
Podría escribir un libro  sobre las  verdades por las cuales no hay paz en Colombia cuyos detractores principales son algunos de los  entes del gobierno; afortunadamente ante esta política  dañina, el pueblo colombiano empieza a despertar y a reconocer la realidad.
Hoy, después de veinte años, de la muerte de Pablo Escobar, su legado de  maldad permanece intacto entre algunos congresistas con el agravante  de que  le han agregado más corrupción a sus delitos.
 Mas grave, entonces, es el proceder de las mafias gubernamentales que el historial delictivo del extinto   jefe del Cartel de Medellín  y aún así  se atreven a hablar de paz.
 Bien lo dice el abogado de la mafia: Pablo no es el Patrón del mal , éste es el narcotráfico, yo le agregaría, también  lo es el Gobierno con su entidad  el Congreso  de la república.
Carlos Javier Londoño O

martes, 5 de noviembre de 2013

Noviembre 01 de 2013


Crónicas leticianas 60
“El valor de la ética y la honestidad,  entre otros valores”.

Corrían los primeros meses del año 1975 cuando llegó al Amazonas, procedente de Medellín y contratado  por el hospital regional San Rafael de Leticia para ejercer  hacer su año rural, el joven médico egresado de la Universidad de Antioquia Julio Ernesto Toro.
Llegó con los ánimos, la buena energía y el espíritu de trabajo que caracteriza a la mayoría de los paisas.
Escogió esa lejana tierra con miras a adquirir el conocimiento y la experiencia médica que debe afrontar un  rural en sus inicios, más en una ciudad como Leticia en donde la distancia y  la falta de dotación hospitalaria, hacen  que el “aspecto recursivo” se manifieste  para sortear algunos casos y  enfermedades, situación que  los vuelve diestros en la improvisación, necesaria para sacar adelante cualquier eventualidad.
Llegó a aprender -entre otras materias- acerca de las enfermedades tropicales  endémicas que azotan la región,  las cuales experimentó en las diferentes semanas de trabajo que como recién egresado le toco desempeñar en el Hospital San Rafael de la ciudad, bajo la dirección del  famoso médico Juan Silva Haad.
Su amor por el trabajo, su dedicación ,su ética y honestidad profesional, su buen concepto de la amistad entre otros valores, le permitieron compartir varios años con sus compañeros de planta , hoy eminentes y respetables galenos en sus especialidades, como los doctores Horacio Giraldo ( neumólogo),Gustavo Echeverry (Radiólogo), Alvaro García ( oftalmólogo), Jorge Restrepo (anestesiólogo), Gustavo Soler (odontólogo Q.E.P.D),Ricardo Rodríguez (odontólogo), el Doctor Fernando Oldenburg (anestesiólogo), y el Dr Revelo, secundados por prestigiosas enfermeras, licenciadas, bacteriólogas, nutricionistas, instrumentadoras, mujeres de la talla de Julita de Bueno,  Gloria Obando,  Ruth de García Juanita de Echeverry entre otras.
Son personajes que dejaron buena historia a su paso por el hospital San Rafael durante sus años de práctica rural, en esa época cuando la  salud y la medicina eran humanizadas, en donde los pacientes  estaban por encima de los intereses  económicos de las EPS y multinacionales farmacéuticas de hoy en día.
En una época cuando la apatía de un estado y la desidia de unos gobernantes - como igual sucede hoy en día - descuidaron la precaria e indigente salud del pueblo amazonense, obligando a su director Dr Silva a fortalecer el hospital con donaciones de aparatos, instrumentos y dotación hospitalaria  hechas por el comerciante greco-americano señor Mike Tsalikis ( este comentario lo hago a fin de que llegue a oídos de  algunos desagradecidos que ya no reconocen las buenas acciones de uno de los pioneros del hospital y la salud de los amazonenses Dr Silva y del benefactor del hospital señor Tsalikis). Y para refrescarles esa mentalidad amnésica de algunos,  recuerden que la primera ambulancia (improvisada) al servicio del hospital, fue el carro particular de Mr Flodden quien con su señora Elena  colaboraban con este servicio  para el traslado de los pacientes, vehículo que fue reemplazado por la primera ambulancia de verdad que tuvo el hospital, donada  por un  narco de la época.
Volviendo al tema que nos ocupa, el Dr toro, disfrutó durante su estadía de trabajo las bondades  de esa maravillosa y apacible tierra, alternando su profesión con las salidas al rio a practicar canotaje, los paseos a diferentes lugares turísticos, las tertulias musicales  con sus compañeros en la famosa heladería Palmeiras y  las rumbas que en compañía de su esposa Gloria disfrutaban  en el ambiente familiar de la discoteca Anaconda.
Como amigo personal tuve la gran fortuna que me apadrinara durante mi matrimonio, evento que afianzó más nuestra amistad.
Finalizado su rural en 1977, regresó a Medellín en donde se vinculó con la secretaría de salud del municipio, iniciando activamente su carrera de médico graduado.
Desde Medellín añoraba los momentos felices vividos en el Amazonas, hacia donde pensó   volver a ejercer su profesión razón por la cual llamó de nuevo a su director  Dr Silva; desafortunada  o afortunadamente, la única vacante que había era  la de médico rural, haciendo de nuevo los  turnos que ya había tenido, por lo cual  desistió en su intento.
Continuó en Medellín, como médico en el Barrio Popular en la Comuna Nororiental. Posteriormente estuvo como jefe de la unidad médica en San Cristóbal, desde donde pasó a instalar su propio consultorio en la calla 45 de Manrique Central.
Con la experiencia adquirida, hacia el año 1981 se vinculó al Hospital San Vicente de Paúl en la dirección médica, de donde pasó a trabajar en Suramericana-Sura  hasta 1994, fecha en que pasó a la Dirección General en donde asumió como Director del Hospital Universitario  San Vicente de Paúl-Fundación.
Allí empezó a ejercer una destacada carrera administrativa que hoy lo tiene como uno de los administradores hospitalarios más connotados del país, dirigiendo uno de los mejores hospitales de Colombia y de Suramérica.
Cuando empezó a regir los destinos del hospital, éste nunca había dado el punto de equilibrio, es decir, siempre daba pérdida, pero ya a partir de 1996 empezó a generar ganancias y debido a que - se le creció el enano - como se dice coloquialmente y como el hospital existente no admitía reformas, se pensó en la construcción de otro hospital.
Con esas ganancias y un préstamo bancario pudieron construir la obra que lo tiene en el curubito de la administración  llamado Hospital San Vicente de Paúl-Rionegro Centro de Especializados, construcción hecha sobre un terreno vendido por uno de los accionistas de Suramericana llamado  Gabriel Ángel Villa.
Con la asesoría  de una de las empresas más importantes a nivel mundial en el diseño de hospitales - llamada Perkins Wills - y con especificaciones colombianas, construyeron el nuevo hospital  que tuvo un valor aproximado de 250 mil millones de pesos.
Este hospital es uno de los más modernos de Suramérica dotado con lo último en tecnología de punta  para atender especializaciones como: Resonancia, Tomografía, Cuidados Intensivos; Radiología convencional, Cardiología, Gastrohepatología, y Urgencias entre otros servicios y el cual ya cumplió dos años al  servicio tanto de  pacientes nacionales como extranjeros. La dotación tecnológica  de este hospital  fue  posible gracias a una disposición que salió durante el mandato del presidente Uribe que aún está vigente, en donde autorizan crear las  zonas Francas médicas,   áreas hospitalarias  a  donde se pueden importar sin nacionalizar cualquier tipo de aparato tecnológico, con la única condición que no se retire de esa zona como lo cumple en este caso, el Hospital San Vicente de Paúl  de Rionegro.
Basado en ésta experiencia, que bueno fuera que  los representantes  y gobernantes de la región amazónica gestionaran ante el gobierno nacional la creación de una zona franca medica de esas características en la región, para dotar de nueva tecnología un moderno hospital que tanta falta le hace  a esa frontera olvidada, que carece de un buen servicio hospitalario en donde - con el buen manejo de los recursos como lo ha hecho el Dr Toro, ejemplo de tesón, ética y honestidad - se pueden hacer tantas cosas para mejorar la calidad de vida y salud que tanto necesita el pueblo colombiano, poniendo término , en el caso del Amazonas y demás ciudades de Colombia al famoso “ paseo de la muerte” que tantas víctimas    está causando, entre otras anomalías.
Ya es hora de que los recursos de la región amazonense se vean reflejados en obras que beneficien al pueblo dignamente, dejémonos de tanto pan y circo  y proselitismo político  recolector de votos que solamente  favorece a los politiqueros de turno,  mientras que  el pueblo dador de votos  y pagador de impuestos, como siempre, comiendo de la otra.
Al Dr Julio Ernesto en buena hora, felicitaciones por tan meritoria labor que puso a Medellín, Antioquia y Colombia en la mira del mundo por el modernismo de esta obra que nos catapulta como uno de los hospitales más modernos y mejor dotados tecnológicamente a nivel de Colombia y Suramérica.

Carlos Javier Londoño O.

jueves, 24 de octubre de 2013

Octubre 14 de 2013
Crónicas leticianas 59

“Personajes que hicieron historia en el Amazonas”

Seguimos  con otro de los personajes que hicieron historia en esa tierra amazonense, quienes, como ya dijimos, se caracterizaron por alguna particularidad especial que los hizo  notorios y famosos.
Si les  comento que se trata de Hernán de Jesús Pemberty Arboleda, tal vez no se acordarán de él;  pero si les digo que ese nombre corresponde al pintoresco personaje de “Sietepintas” muchos lo evocarán inmediatamente.
Este paisa de raca mandaca nacido en Necoclí, Antioquia, no llegó al amazonas por casualidad, llegó a acabar de cumplir una condena que por el delito de apropiación de los fondos de algunos bancos colombianos, sin autorización de los gerentes (el que lo entendió, lo entendió) purgaba su condena en la penitenciería de Araracuara ubicada en la selva amazónica colombiana, y cuando fue cerrada, los reclusos fueron enviados a  diferentes   cárceles de Colombia, correspondiéndole a él la de  Leticia, de donde salía a rebuscarse la vida acompañado por un guardián. Era especialista en la fabricación de colchones. Gran amigo del amigo y enemigo  de sus enemigos sin vacilaciones.
Su apodo se debía a su forma particular de vestir, pues eran atuendos coloridos y del mismo color consistente en sombrero, camisa, pantalón y botas, color y pinta que no repetía en la semana.
Se desplazaba por la ciudad en una ruidosa moto de alto cilindraje, razón por la cual,  todo el mundo se daba cuenta cuando él pasaba.
Es de los pocos que puede contar que, después de ser retenido en Brasil con dólares falsos, se salvó - después de pagar una buena suma de dinero - de que le dieran el “paseo” en un helicóptero  del cual, delincuente que montaran  allí, fuese narco, asesino, traficante de dinero falso o atracador, no regresaba porque - según el decir de los conocedores - eran arrojados a la selva, acción  más rentable para el gobierno brasileño  que sostenerlos en una cárcel. Esto no lo puedo demostrar pero era el comentario generalizado en esa época, reforzado por lo dicho por el propio “Sietepintas” que era nuestro amigo y paisano.
A pesar de sus antecedentes fue un personaje que se hizo querer en la ciudad, por su amistad sincera y su espíritu de colaboración en actos cívicos que vinculaban a la comunidad.
Este personaje pasó a la historia regional, cuando en una noche de los años setenta  corrió el rumor que los peruanos se iban a tomar la ciudad de Leticia, al observarse cierta movilización  en la isla peruana de Santa Rosa al frente de la ciudad, en donde se veían alumbrar reflectores y luces en horas de la noche.
Ante la zozobra del pueblo en general, las entidades encargadas de la seguridad fronteriza como  ejército, policía, Das, Cruz roja y  bomberos declararon la alerta máxima en la ciudad; por ésta razón el comandante y jefe del Comando Unificado del Sur,  tomando una decisión muy patriótica jamás vista en otra ciudad de Colombia, permitió el porte de armas con o sin salvoconducto, por esa noche, a toda la población residente con miras  a defender la ciudad  de alguna agresión posible.
Los carros militares y particulares repletos  de voluntarios se desplazaban por todas las calles  patrullando la ciudad, y es en ésta situación en donde aparece nuestro personaje, quien hizo un gesto de patriotismo exacerbado que nos eriza la piel al evocar esos actos heroicos de los antiguos próceres que en aras por defender el tricolor colombiano o su terruño, daban hasta la vida por hacerlos respetar.
Fue así como nuestro amigo sietepintas reunió a un buen número de amigos, especialmente antiguos compañeros de prisión formando un grupo tipo “comando”  quienes armados con cuanto tipo de armas poseían, desfilaron marcialmente  por la ciudad rumbo a la sede del Comando Unificado del Sur, en donde se presentaron ante el mayor Casalins,  jefe de la unidad, para ponerse a sus órdenes en pro de la defensa de la ciudad.
El comandante al observar este gesto patriótico no tuvo más que aplaudir con sus soldados  y felicitar a sietepintas como jefe del grupo de voluntarios, invitándolos a patrullar la ciudad a fin de prevenir cualquier eventualidad.
Esa noche la población no durmió y la menor arma que se portaba era un machete al cinto.
Para verificar la supuesta invasión se formó un grupo conformado por militares quienes con el mayor de bomberos mayor Fabio Quintero Barrera   a bordo del deslizador, como radioaficionado, era el encargado de la transmisión por radio  a las  centrales militares de la ciudad.
El parte del mayor hacia las entidades de control con respecto a la invasión fue negativo, pues al salir al rio a verificar pudieron darse cuenta que la supuesta amenaza era una lancha de gran calado, que se encontraba varada en la isla y le estaban trabajando en esa noche con ayuda de reflectores por causa de la oscuridad.
Si no hubiéramos visto y participado de este incidente nadie lo creería, pero fue una realidad en una época en donde la hermandad de los habitantes se sumó a ese  patriotismo fervoroso que corría por nuestras venas para defender los símbolos patrios, y la soberanía de esa olvidada tierra se hacía respetar muy diferente a la Leticia de ahora, sometida a la politiquería infame y a la desidia  de sus gobernantes, quienes han  permitido  cambiar la cumbia por un “forró” brasilero, el español por el portuñol, y hasta la comida que ahora  es de sabores peruano y brasileño.
Como nadie es monedita de oro para caerle bien a todos, Sietepintas tenía cazada una pelea a muerte con otro exararacuaro residente en la ciudad, con quien evitaba encontrarse para no desencadenar un desenlace fatal. Sin embargo, según rumores pueblerinos, cierto día, su enemigo le madrugó  acabando con su vida. Posteriormente, éste murió trágicamente de la  misma forma.
Carlos Javier Londoño O. 

martes, 15 de octubre de 2013

Octubre 01 de  2013


Crónicas leticianas 58

“En aquella época, todos dependíamos del narcotráfico directa o indirectamente”.
Y continuamos con las historias de tradición oral, traídas a colación durante las tertulias efectuadas en tiempos atrás en el bar “La Barra”, relatadas por  personajes que también hicieron parte del historial de la región amazónica.
Esas  historias fueron conocidas por muchos, pero nunca las contaron, otros  las ignoran, algotros creerán en ellas, y muchos dudarán de la veracidad, sobre todo cuando  el tema toca incidentalmente a algún conocido.
Pero que los hechos ocurrieron y son parte de la historia popular, es una realidad innegable: ya que hay material ignoto para demostrarlo.
Y esto va a suceder con ésta crónica increíble, pero cierta, que involucrará indirectamente a un personaje de la región muy querido por unos y muy cuestionado por otros. Desafortunadamente  esas fueron las cosas que sucedieron durante la bonanza, hechos frente a los cuales no podemos ser  amnésicos ni desconocedores, pues  ésta fue narrada  por una persona que -aunque nadie lo crea-  estuvo  vinculada activamente al  negocio en la época histórica de la bonanza de la coca.
Rodríguez Gacha fue invitado por primera vez  a Leticia, por “alguien” conocedor del promisorio negocio que tocaba las puertas del Amazonas;  allí lo contactaría  con el  veterano hacedor de fronteras, conocido como el “chico malo”, quien  le serviría como   enlace para el nuevo negocio.
 En su primera conversación, éste le aconsejo a Gacha que llevara un vuelo chárter con marihuana adherida a los cartones de los espaldares  de los cuadros y espejos que para tal fin, iban a llevar.
Los invitados, antes de viajar a la región, compraron cuanto  cuadro de santo estuvo a su vista, sobre todo los más venerados por la mayoría del pueblo colombiano, como el Sagrado Corazón, Sn Judas Tadeo, Sn Antonio, Sn Martín de Porres, Sta Lucia, Sn Nicolás de Tolentino -- -entre otros- recomendándole que completara el pedido con espejos de  todos los tamaños .
Como la marihuana era la droga  de furor  tanto en Leticia como en el lado brasileño y peruano, el cargamento que iba ya estaba prácticamente vendido  o cambiado por pasta básica de coca.
Cuando el avión carguero de Aeronorte llegó al aeropuerto Vázquez Cobo de la ciudad, charteado por el  mexicano,  fue un día de fiesta para todos los que sabían del  negocio, pues ya todo estaba “cuadrado” para su recibimiento realizado personalmente por  chico malo quien,  al bajar la carga delante de los guardianes aduaneros y policiales, destapó varias cajas y huacales (de los que no venían envenenados) repartiendo cuadros y espejos a diestra y siniestra a todos los recibidores del vuelo. El resto de la carga fue directo a la bodega de un conocido comerciante  desde donde se sacó la marihuana que iba en pasta adherida a los espaldares de los cuadros, tal como se había acordado, la que posteriormente se empacó para la venta, en bolsas de un kilo.
Por esta labor los colaboradores en el empaque de la droga recibieron como pago la mayoría de los cuadros y espejos sobrantes de la operación; siendo ésta la causa por la cual un día, y para los que vieron éste fenómeno y no  lo sabían,  Leticia apareció inundaba de vendedores de  cuadros y espejos por todas sus calles, los cuales eran vendidos puerta a  puerta por cualquier precio.
Por primera vez los cuadros de los santos más famosos de la iglesia católica recorrieron las calles de la ciudad y ocuparon un sitio preferencial en algún hogar leticiano.
Los indígenas hacían cambalaches de  pieles,  artesanías o alguno de los  productos sacados  de la selva con tal de no quedarse sin la adquisición de un cuadro o un espejo; y es en ésta parte de la historia en donde entra en acción nuestro personaje, el Prefecto Apostólico de la región, quien le propuso a chico malo -debido a la acogida que tuvieron los cuadros- la compra de ellos para revenderlos en las tiendas de los internados indígenas que él manejaba.
Fue así como Rodríguez Gacha, su hermano Pastor,  y el chico malo, se convirtieron sin quererlo  en los propagadores de la fe católica, no sólo en Leticia sino en Brasil y Perú.
Como los vuelos chárter aumentaron, la llegada de marihuana se incrementó y por ende el canje de ésta  por pasta básica de coca, razón por la cual entre el chico malo y un amigo tuvieron que ingeniárselas para enviar la droga  recogida para Bogotá y  Medellín.
El chico malo haciendo funcionar su ingenio -sobre todo para esa clase de negocios- le propuso al Prefecto llevarle, además de los cuadros, camándulas, crucifijos y novenas, las cuales le cambiaría por artesanías, pieles y animales disecados, además de comprarle también, una parte en efectivo.
Así mismo le hizo éste comentario a sus colaboradores: “Yo soy muy amigo de algunos de los artesanos trabajadores del cura,  personajes que además  les gusta mucho la marimba y la coquita,  por eso yo les pido que tallen toda clase de estatuillas en madera dura para nosotros, y yo me encargo de que nos las entreguen directamente para después, con un torno, hacerle los huecos  en donde va a ir camuflado el polvito y luego, bien selladas, se los devolvemos al taller para que desde  allí las despachen directamente a Bogotá y Medellín aprovechando que éste cura es intocable en la región.
Así que vamos a montar unos almacenes de fomento  y venta de artesanías indígenas en el hotel Tequendama de  Bogotá y  Nutibara de Medellín, negocios que estarán a nombre de personas fallecidas para no tener problemas posteriores y de las cuales yo consigo el número de sus cédulas.
Con esta idea en la cabeza, Chico malo le propuso  al prefecto comprarle todas las estatuillas  y artesanías talladas por los indígenas, negocio que inocentemente aceptó  sin reparo.
Posteriormente Gacha le envió al chico malo  el torno y las herramientas, y en  un taller privado camuflaban la mercancía.
El Prefecto ordenó a todos los curas  acaparar la producción hecha por los indígenas  en toda la jurisdicción, empezando desde ese día el negocio más fácil y fructífero llevado a  cabo en el Amazonas ya que la prefectura  hacia inocentemente   hasta tres despachos mensuales de artesanías hacia Bogotá, sin ningún obstáculo ni contratiempo.
En el primer embarque solo se pudieron camuflar 48 kilos de la droga, pues como el negocio apenas se estaba iniciando, era muy poco lo que llegaba.
Fue así como nació, en parte, este promisorio negocio que, por ser más sencillo de manejar y lucrativo que la marihuana involucró a varios inversionistas paisas y de otras ciudades, en una sola sociedad que más tarde se llamó  “El Cartel de Medellín”.
Para culminar esta crónica evoco las  palabras del mismo prelado cuando en sus homilías dominicales decía refiriéndose al negocio del narcotráfico, que el que estuviera libre de pecado que tirara la primera piedra, o que en esa época todos, sin excepción,  estábamos directa o indirectamente involucrados  con el narcotráfico, y para muestra un botón.
Por eso para ésta época, no es válido  aquello de” rasgarse las vestiduras” como lo están haciendo algunos   personajes regionales, ante esta elocuente verdad.  

 Carlos Javier Londoño O.