Febrero 01 de 2014
Crónicas leticianas 65
“Enseñanza para
meditar”
Leyendo uno de los tantos días
correspondientes al oracional diario llamado “el Man está vivo”, escrito por el
sacerdote Eudista Alberto José Linero, viene a mi mente una de las tantas problemáticas
que vienen ocurriendo en el departamento
del Amazonas, y en especial su ciudad capital Leticia, lugar en donde, desde
hace mucho tiempo, algunos personajes están tratando de cambiar las cosas para darle un
viraje gubernamental positivo a la ciudad, con miras a que sus habitantes, mejoren
su entorno, su educación, su salud, su vivienda y todas esas cosas mínimas que
hacen posible una buena calidad de vida; pero no, las cosas no cambian porque, en realidad,
mucha gente no quiere cambiar o no
les interesa que las cosas cambien.
Leía en el oracional, que Bauman en unos de sus libros
comentaba acerca de un episodio de la
Odisea, donde se narra el caso unos marineros compañeros de Odiseo, quienes fueron
hechizados y transformados en cerdos por la diosa Circe.
Esos marineros, encantados con su
nueva condición, se resistieron a los intentos que hizo Odiseo por romper el hechizo.
Cuando éste les comenta que ha
encontrado unas hierbas mágicas capaces de devolverlos a la forma humana, los
marineros convertidos en cerdos corrieron a esconderse.
Cuando Odiseo logra capturar a
uno de ellos, lo frota con las hierbas apareciendo Elpenor, un marino común y corriente y, desde todo
punto de vista, igual a todos los demás, no hábil para la lucha ni dotado de
ingenio.
Elpenor, ya liberado, no estaba
contento ni agradecido con su liberación. Atacando violentamente a Odiseo le
dijo: - ¿Has vuelto otra vez entrometido a fastidiarnos y a molestarnos? ¿Vienes a exponer de nuevo nuestros cuerpos al
peligro y a obligar a nuestros corazones a tomar nuevas decisiones?
Yo estaba tan contento
revolcándome en el fango, jugando a la luz del sol, podía comer, gruñir y
roncar, libre de dudas y racionamientos: ¿Qué debo de hacer?
Y es aquí en donde evoco esa
situación por la que viene atravesando esa zona fronteriza desde hace muchos
años y me pregunto: ¿Por qué la gente no quiere cambiar? ¿Por qué siguen
permitiendo que las mismas acciones se repitan?
Yo creo y es un concepto muy personal,
que esto se debe al conformismo
económico dependiente de los entes gubernamentales, que le permite a los
funcionarios de turno hacer de los suyas, bajo la permisividad pasiva de los
empleados quienes, por conveniencia laboral personal o de alguno de sus
familiares allegados, permiten que la situación los ahogue cada día en el fango de la corrupción, el
conformismo, la falta de pertenencia y la dejadez, no dejando que las personas que están haciendo
algo para sacar adelante la región de ese caos generalizado que cada día se agrava
más logren sus propósitos, recibiendo como contraprestación, sólo respuestas agresivas y reacciones
negativas a los cambios propuestos, y
esto se debe a que la mayoría de sus
habitantes crearon su propio estilo de vida
y su manera de verla de la cual no quieren salir, razón por la cual no tienen deseos de cambiar
ni de progresar porque se han acostumbrado a una vida mediocre, la cual viviéndola,
no necesitan esforzarse ni luchar.
Carlos Javier Londoño O.
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