jueves, 26 de junio de 2014

Junio 14 de 2014
“Las cosas que nos suceden” - Crónica -
En una reunión con amigos, comentábamos  sobre las diversas  cosas que nos pasan sin querer, razón por la cual traje a colación una de esas muchas historias: Me encontraba de compras en un almacén de cadena - para ser más exactos en almacenes Éxito de la 170 de la capital - sitio en donde anduve por todas las secciones curioseando hasta encontrar lo que buscaba, había compradores   por doquier   y por ende las filas en las cajas de pago eran largas; con  la canastilla en mano  en donde llevaba los artículos comprados en la sección de víveres, me dirigí a una de las cajas, en donde haciendo la fila normalmente  me dispuse a pagar.
Todo  iba normal hasta cuando apareció un personaje del cuerpo  de  seguridad del almacén acompañado por una señora entrada en años; quien dirigiéndose a mi fila me señaló con su índice. El guardia me solicitó acompañarlo, cosa que me extrañó.
Al preguntarle al vigilante el motivo de mi requerimiento me dijo que la señora le había dicho que yo le había sustraído el dinero de su cartera cuando  ella se encontraba comprando  mercado, precisamente en la sección de víveres.
El guardia me solicitó una requisa,  a la cual yo me opuse diciéndole que la señora estaba equivocada y que ocurriera lo que ocurriera yo me iba dejar poner un dedo encima; La gente se fue arremolinando a mí alrededor  para ver el desenlace; yo  le insistía a la señora de que estaba equivocada y ella aseguraba  que yo era el ladrón.
-Señora, por favor, no me perjudique que yo no tengo que ver con su problema - le seguía repitiendo- y ella enfrascada que yo era el responsable, que yo me encontraba detrás de ella en la sección  cuando su dinero desapareció, de lo cual se dio cuenta cuando fue a sacar el celular  de la cartera para contestarlo. Señora revise  su cartera de nuevo – volví a insistirle –
El escándalo ya fue tomando proporciones pues el guardia insistía en mi requisa y yo diciéndole que no me fuera a tocar para evitar más problemas, ¿qué pasaría si ustedes están equivocados ante el escándalo que me estaban haciendo? - les pregunté -
Ya bastante aireado ante este incidente le dije al guardia: Vea amigo, aclaremos de una vez este problema, llame a la policía porque yo de usted  no me voy a dejar requisar.
Imagínense el escándalo, todo el mundo mirándolo a  uno de forma despectiva sin permitirle a uno  demostrar su inocencia. Al poco rato llegó la policía  a quien se le explicó el incidente.
El agente en una forma muy respetuosa  me solicitó una requisa, a lo cual le comenté: agente por mí no hay problema para la requisa, pero por qué no le exigen a la señora que revise de nuevo su cartera, que usted bien sabe que con  la cantidad de maricadas que las ellas cargan en la cartera es muy fácil que a veces se les dificulte  encontrar algo.
-Tiene usted razón, un momento hablo con la señora - quien  ante la petición del policía accedió a revisar de nuevo su cartera; después de sacar papeles, celular, novenas, maquillaje, perfume, monedero y otro sinnúmero de cosas, observó que el dinero estaba refundido entre una libreta.
Al darme cuenta de la aparición le dije: - Si ve señor agente la razón por la cual yo no me dejaba requisar? y ahora que va a pasar porque yo no me voy a mamar este escándalo así por que así.
A los amigos que les estaba contando  esta historia  se limitaban a decir: Y vos que hiciste? Otros decían: vieja hp, mirá que escandalo tan verraco  el que te ganaste. Y así todo el mundo daba su airada reacción.
Al  quedar demostrada  mi inocencia, los agentes  me indicaron que me pusiera de acuerdo con la señora y conciliáramos para dar por terminado el impase.
Al comentarle a la señora que hacíamos porque ese atropello a mi honra no se lo iba a permitir, me dijo “señor que pena con usted, esa no era mi intención”. Con el Londoño ya en la cabeza le comenté: Ah no era su intención, pero mire, yo aquí quedando como un mísero ladrón delante de toda esta  cantidad de gente, vea el escandalo tan verraco que me armó, ahora se van a invertir los papeles y con el respeto que usted se merece  por su edad, el escandalo se lo voy yo hacer a usted porque esto no puede quedar así.
La señora confundida me solicitaba el favor que no le fuera a hacer ningún escándalo, que cuadráramos de alguna forma que si había que resarcir la ofensa económicamente que ella lo hacía.
Al decirme esto pensé para mis adentros: ahora llegó mi desquite, esta señora se va acordar de mí toda la vida.
Mientras tanto, la policía estaba interesada en que el escandalo se arreglara pues el tumulto de personas se  iba creciendo
Le pregunté al guardia que si había una oficina en donde pudiera hablar más privadamente con la señora, pues esa cantidad de personas era molesta tanto para mí como para la señora.
Caminando la señora en compañía del guardia de seguridad y los agentes de policía fuimos hasta una oficina en donde ella me insistía que me daba un dinero para que las cosas terminaran bien.
Para no ser abusivo con ella,  pero eso sí, para que pagara su falsa acusación le pregunte que cuanto estaba dispuesta a darme para que todo quedara resuelto. Ella me dijo: aquí tengo 300 mil pesos los cuales le doy  con tal de que las cosas se solucionen.
¿300 mil? Me pregunté, la maldad está hecha.
Listo señora deme el dinero y acabemos esto de una. Volviendo a esculcar en su cartera sacó el dinero y contó lo ofrecido. Cuando la señora  se disponía a entregarme el dinero y yo extendí mi mano derecha para recibirlo, escuché la voz de mi señora que me llamaba que ya era hora de ir a trabajar. Me desperté riéndome cosa que llamó la atención a mi esposa a quien después de contarle lo sucedido también rió parejo conmigo.
¡ Ah!.. si los sueños se nos cumplieran jajaj.

Carlos Javier Londoño O.

sábado, 14 de junio de 2014

Junio 06 de 2014

Años atrás, las cosas eran así - Crónica -

Aún estábamos en los años del narcotráfico, retenes ilegales con pescas milagrosas, tomas guerrilleras, grupos paramilitares. Época de caos e incertidumbre en mí querida Colombia.
¿Hey primo, usted se le apunta a  llevar ésta camioneta Toyota 4x4 que tenemos aquí exhibida y que me acaban de  negociar desde San Martín  en el Meta? Esta fue la pregunta que le hizo Iván a un amigo que trabajaba para él en su establecimiento de compra venta de carros  en la ciudad de Medellín.
Claro que si patrón, de eso se trata, para eso estamos  aquí trabajando  - contestó el primo-
Ok. Entonces pongámonos de inmediato a “engallarla” pues debe de estar lista para el  viernes: hay que cambiarle los rines por unos de magnesio, la cojinería afortunadamente  no hay que cambiarla  pues es de cuero, hay que cambiarle  el equipo de sonido por el último que haya salido con frontal extraíble y las luces de las direccionales y estacionarias que sean estroboscópicas; ya me pongo en comunicación con el almacén de repuestos para que nos envíen lo que necesitamos.
Repito, debe estar lista para el viernes para que usted se vaya ese día por ahí a las 10 pm por la vía a Manizales, pues por ahí - aunque es más lejos - es más seguro pues por esa carretera  jode menos la guerrilla. La transacción fue hecha el día lunes.
Los tres días siguientes  al pedido estuvieron dedicados  a la preparación del vehículo con las mejoras exigidas por el cliente. En la mañana del viernes estuvo lista.
Al medio día Iván llamó  al primo a su oficina  para indicarle todo lo que tenía que hacer para entregar el vehículo a satisfacción del cliente.
Primero que todo, aquí están los viáticos de ida y regreso hasta San Martín incluyendo la gasolina. Segundo, debe entregar la camioneta a más tardar el lunes. Tercero,  para su entrega usted llegará al parque principal de San Martin, en donde se estacionará a esperar  que lo recojan; por esta razón cuando usted esté llegando al pueblo me llama cosa de yo avisar para que salgan a recibirlo. Cuando entregue  personalmente la camioneta, el dueño le dará en efectivo 20 millones de pesos  los cuales, una vez esté en Villavicencio, los consigna  en el Banco de Bogotá para no se encarte  con ese dinero.
¿Queda todo entendido?
-sí señor, - respondió el primo -
Otra cosa, cargue bien el teléfono celular para que se esté comunicando conmigo durante el viaje.
-si señor-
- Vaya  tanquee  la camioneta y se va para la casa, relájese hasta que sea la hora de viajar. Apenas vaya a salir, me llama.
-Si señor-
Ok, buena suerte - le auguró Iván -
Despidiéndose  abordó el vehículo y se fue a hacer lo que le indicaron, posteriormente se dirigió a la casa en donde se recostó un rato a la espera de la hora de salida. A las 10 pm   llamó a Iván para informarle que ya salía rumbo a Bogotá. Prendiendo el equipo de sonido a regular volumen y el aire acondicionado a temperatura moderada, echándose la bendición partió rumbo a su  primer destino. Tomó la autopista sur y  empezó a rodar,  descontando los primeros minutos de las más  de 12  horas de recorrido que le esperaban hasta la capital de la república.
Toda esa parte inicial de la noche y la madrugada transcurrió normalmente, hasta llegar  a las partidas para el nevado del Ruiz  ya en el departamento de Caldas, en donde había un retén de la policía de carreteras a la cual le  el primo le tenía más miedo que a la misma guerrilla, pues estos agentes dotados con uniforme, arma de dotación y autoridad cuando se les entregaban los papeles personales y del vehículo, uno quedaba a merced de ellos, más aún cuando se trataba de un carro lujoso al cual le buscaban el “pero” para poder sacar algún dinero extra. Afortunadamente las cosas empezaron bien y  como toda la documentación estaba en regla le permitieron seguir, no obstante;  siempre le quitaron  una propina para la gaseosa, según ellos.
Aprovechó  la parada para tomarse un tinto continuando posteriormente  el camino. Rodó hasta  donde el reloj marcó las 6 am, buscó un sitio apropiado y seguro junto a una casa en donde se estacionó para dormir un rato y esperar a que pasara el peligro de una salida guerrillera en la carretera, cuyos asaltos los hacían casi siempre entre las  6 am y las 8 am.
 A las 9 am continuó su recorrido  hasta  un restaurante a orillas de la carretera en donde desayunó y de ahí sí, directo a Bogotá.
Pasadas las 4 pm ya se encontraba en  la capital desde donde reportó la llegada, guardó la camioneta en un garaje y se fue a casa a descansar para salir al otro día (domingo) hacia San Martín.
En horas de la mañana salió rumbo al llano con un día esplendoroso a su favor; todo el viaje fue normalhasta llegar a la capital del Meta después del mediodía.
Ya en Villavicencio arribó a casa de una amiga a saludarla, tomar tinto y estirar las piernas  para continuar. Parqueó el vehículo al frente de la casa y entró. No se demoró más de 15 minutos  en el interior  de la vivienda y cuando volvió a salir, notó que la puerta delantera del lado derecho de la camioneta estaba abierta. Se  sobresaltó  a ver  la situación pues se encontraba en un barrio bastante inseguro. Revisó el interior para constatar que había ocurrido. Al hacer inventario notó que le habían robado el frontal del equipo de sonido y los 10 CDs  que el dueño del vehículo había encargado.
La zozobra se apoderó de él, pues no podía entregar incompleta la camioneta y más faltándole el frontal  del costoso equipo, así que decidió  no continuar el viaje para  ver como arreglaba la situación. Lo primero que hizo fue comunicarse con el Iván para informarle  sobre el robo. Éste le recomendó no viajar hasta ver como se solucionaba el problema, pues la camioneta no se podía entregar incompleta.
Pensando en cómo solucionar el problema se acordó que  a la vuelta  de la casa en  donde le robaron vivía un mecánico amigo que conocía todo el rodaje del barrio. De inmediato fue hasta su casa en donde afortunadamente lo encontró. Allí le expuso la situación en que se encontraba; después de escuchar el relato de lo ocurrido, el mecánico le comentó que el único reducidor que había en el barrio era un policía  cojo que tenía un almacén  de repuestos a dos cuadras.
El primo de inmediato le solicitó al mecánico que lo acompañara hasta aquel local y le dijo que de aparecer las cosas tenía su propina. De inmediato salieron hacia el lugar, el mecánico saludó al policía y le presento al primo quien  le explicó el motivo de la visita: - señor me conto aquí mi amigo de que de pronto aquí podía encontrar unas cosas que me robaron hace unos momentos, fueron  el frontal  de un Pionner y 10 CDs  los cuales son muy importantes pues sin esos elementos no puedo entregar el vehículo (Aquí aclaro que el primo solo dio la marca del equipo más no la referencia del panel que le robaron) .El policía le cortó la explicación diciéndole que eso estaba muy difícil, primero porque era domingo, y él ya iba a cerrar y los “ratas” solo aparecían por la noche cuando necesitaban vender el producto del robo para comprar vicio; que de pronto por la mañana podían aparecer.
Listo no hay problema - dijo el primo - estoy dispuesto a pagar lo que sea con tal de que me aparezcan los artículos. Despidiéndose se alejaron del lugar.  Agradeciéndole al mecánico su deferencia y quedando de verse al otro día se encaminó a la casa de la amiga  a guardar la camioneta en un lugar seguro. Por la noche se hospedó en un hotel cercano mientras llegaba el lunes. 
Al otro día, muy temprano ya estaba en pie, salió a desayunar y a esperar un poco que corriera la mañana para volver al almacén del policía. A eso de las 10 am regresó solo al almacén, preguntó por el dueño pero un hijo del agente  quien le contestó que éste no se encontraba  pues había salido a hacer una diligencia.
El muchacho le preguntó en que le podía ayudar; el primo le comento que había estado el día anterior hablando con el papá sobre unos artículos que le habían robado; el muchacho le interrumpió diciéndole: ¿ a  usted fue el que le robaron el frontal? y dirigiéndose a una vitrina sacó un catálogo  de partes   de radio , buscó y le mostró al primo el frontal exacto al que le habían robado, detalle que intrigó al primo pues él no había mencionado  la  referencia del panel, sacando la conclusión de que el frontal ya lo tenían en su poder.
El hijo del policía  le explicó al primo que ese panel era difícil de conseguir por ser nuevo, pero que él lo encargaría a Bogotá y al otro día lo tendría con él, que eso si, era un poco costoso. El primo le comento que ya regresaba a darle una respuesta.
De inmediato salió del almacén, se fue a un bar cercano desde donde llamó a Iván para  comentarle lo ocurrido hasta el momento. Iván le dijo que dentro de un momento le devolvía la llamaba, que iba a ponerse en contacto con el dueño de la camioneta a ver que decía.
-listo señor, espero su llamada-
A los pocos minutos Iván se comunicó de nuevo con el primo dándole un teléfono para que llamara a Lucho de parte del dueño del vehículo y le contara lo que estaba sucediendo. De inmediato,  marcó el número telefónico.
Si Aló - le contestaron­-
- Con Lucho? -preguntó-  Si señor le respondieron. Habla con el primo, estoy llamando de parte del dueño de la Toyota que debo entregar en San Martin quien me dijo que me comunicara con usted para contarle lo  del robo.
-Si señor ya estoy enterado y cuénteme usted sabe o sospecha en donde tienen los artículos?
- si señor en el almacén de repuestos de un policía que es cojo.
- Otra vez ese Hp, dijo el interlocutor al otro lado de la línea-
- Usted puede venir aquí al centro a  un bar - del cual le dio la dirección- para que  hablemos? Ahí pregunta por mí - si señor ya voy para allá-
De inmediato tomó un taxi que lo llevó a la dirección indicada; entrando al bar  le pregunto al administrador por Lucho quien lo puso en contacto con un personaje  de tez morena, alto de buena contextura física a quien se le presentó.
-Vamos de una - le dijo - invitándolo a subir a una camioneta Toyota que estaba estacionada en la calle. Cuando estuvieron al frente del almacén del policía estacionaron el vehículo y ambos se bajaron. Lucho entró de primero seguido por el primo. Sentado en el escritorio se encontraba el policía. El saludo de Lucho fue: Que hubo hp ¿te vas a hacer matar por seguir comprando cosas robadas? Ya te lo advertimos, tenés un día para que aparezcan el panel y los 10 CDs del señor.
Pero señor, yo no sé nada de eso - respondió el policía –
A mí no me vengás con cuentos maricas, aparecen o aparecen así tengás que ir a conseguirlos a la Patagonia. El rostro del policía  se tornó pálido pues como que ya sabía con quien se estaba metiendo.
-Mañana al medio día vuelvo por aquí  para que me tenga los artículos- y sin decir más nada invito al primo a abordar de nuevo la camioneta. El primo estaba desconcertado pues no sabía con quién era el negocio de la Toyota que llevaba.
-Váyase tranquilo que mañana que tenga los artículos en mi poder lo llamo para que vaya a entregarle la camioneta al patrón-
Si señor quedo pendiente- contestó el primo-
Cuando se dirigía a la casa de la amiga se dio cuenta que el policía estaba hablando con el mecánico en la puerta de su casa.
¡Huy ¡ esto como que se está complicando -pensó el primo- Estando donde la amiga llegó el mecánico bastante enojado a comentarle en el problema que lo había metido, según él pues, el personaje con quien había estado en el almacén era un miliciano  urbano de  Villavo.
Vea hermano - dijo el primo - a mí me tiene sin cuidado quien sea el señor, lo único que yo sé es quien tiene los artículos que me robaron,  por eso llame a ver que hacía y me dijeron que me comunicara con él, que él arreglaba la situación y eso hice. Así es hermano que pena con usted pero ya lo hecho, hecho esta  y aquí estamos dispuestos a ver qué pasa, porque no le pienso pagar un peso a ese señor. Refunfuñando el mecánico  se retiró  diciendo que eso le pasaba por estar de sapo haciendo favores.
Llegó el martes, la ansiedad  se apoderó  del primo, esperando que fuera el medio día para tener noticias de Lucho.
Al medio día le timbro el celular, era Lucho que le informara que ya podía pasar a recoger las cosas que ya habían aparecido. Inmediatamente fue a recogerlas, eran exactamente el mismo panel y los mismos 10 CDs que le habían robado, preguntándole a lucho que cuanto le debía,      no tranquilo,  no me debe nada, esa era una orden del patrón que había que cumplir; le aconsejo que más bien salga inmediatamente a entregar la camioneta que allá la están esperando.-
Si señor  voy a recoger las cosas al hotel y ya mismo salgo, de todas maneras muchas gracias.
Si necesita algo por aquí estamos a la orden - le dijo Lucho –
Despidiéndose el primo, abordó un taxi que lo llevo al hotel a recoger sus cosas, llamó a Iván para informarle que todo se había solucionado y que ya recogía la camioneta para salir hacia San Martin.
Recogió el vehículo, pasó por donde la amiga a despedirse y se dirigió rumbo al lugar de destino; dos horas bastaron para llegar al pueblo. Cuando iba entrando llamó a Iván tal como habían acordado. Este le dijo que se estacionara en el parque que ahí  lo recogían. Efectivamente así lo hizo, se estacionó a un costado del parque a escuchar música, mientras alguien aparecía.
Diez minutos pasaron cuando un muchacho joven se arrimó  por el lado izquierdo montado en una moto y le  preguntó que si él era el primo.
Si señor - respondió-
 Ok, hágame el favor y me sigue que yo lo llevo donde el patrón.
Siguiendo la moto a prudente distancia  fueron saliendo del pueblo por un terreno destapado. A los 15 minutos llegaron a un  lote rodeado de muros  altos hechos en ladrillos  con una enorme puerta metálica en la parte frontal. El joven se bajó de la moto, toco en clave el portón y al instante las grandes puertas metálicas  se abrieron de par  en par  para   que el  primo entrara con la camioneta.
Cuál no sería su asombro cuando se encontró de frente con una hermosa mansión, con hermosos jardines cuidada por un buen número de hombres armados. Uno de ellos le indicó en donde parquear la camioneta invitándolo a seguir cuando se bajó.
En la sala, en una hamaca, se encontraba un hombre acostado en camisilla verde y pantalón camuflado quien en compañía de una joven que se abrazaba a su cuerpo escuchaban música norteña y tomaban whisky. El aroma en el ambiente era a puro chocolate proveniente de un “chocolatoso”  (tabaco con sabor a chocolate relleno con marihuana) que  el patrón estaba fumando.
Cuando el primo entró a la sala el señor se paró dejando ver un gran cuchillo colgado  al cinto, encima de una mesa había una botella de Whisky Buchanan´s empezada, hielo y unos vasos con licor servido, además una pistola marca “Eagle Desert”  calibra 357 de fabricación israelí  que el primo ya conocía por catálogo. El primo fue presentado al señor,  quien rompió el hielo  cuando lo invitó a tomarse un whisky  y  fue al grano informándole al señor que ahí estaba la camioneta; tal como la había solicitado, además le agradeció  por la ayuda en la recuperación de los artículos robados y le pidió el favor de que la revisara para que la recibiera a satisfacción. Inmediatamente ordenó a uno de los escoltas que la recibiera y la revisara.
Al poco rato volvió el empleado  a dar parte de que todo estaba bien sin ninguna novedad.  Llamó a otro de los escoltas y le ordenó que le entregara al primo el dinero en efectivo que había quedado pendiente. 
Sacando un paquete  de un morral  se lo entregó  al primo  quien de inmediato le preguntó al señor que si lo podía contar,  a lo cual él respondió que sí, que la plata era para contarla; le sirvieron otro trago y  lo sentaron en una mesa a contar el dinero; fajo por fajo fue contando  hasta terminar la operación,  conteo que dio un   saldo total de $ 20.350.000.
El primo  solo esperaba recibir 20 millones que era lo que tenían que darle como saldo pendiente. No dudó dos veces y como él había sido cajero de un banco en donde la ley era que si sobraba plata era del banco y si faltaba había que pagarla, de inmediato le dijo al señor que sobraban 350 mil pesos.
El  patrón se sonrió y golpeándole el hombro le dijo: tranquilo mijo que yo solo lo estaba probando, así que le regalo el excedente y a partir de hoy usted me sigue trayendo todos los encargos que haga.
El detalle de las palabras del patrón de que “lo estaba probando” no cayeron muy bien en la mente del primo, quien pensó para sí y se preguntó: ¿ y que putas hubiera ocurrido si yo me quedo callado con respecto al sobrante?
 Como ya la tarde estaba cayendo, el primo le preguntó al señor que si tenía alguien de confianza que lo llevara a Villavicencio. De inmediato el señor ordenó a uno de sus empleados que llamara un taxista de la empresa para que lo llevara. A los 15 minutos  llegó el taxista a quien hicieron entrar con carro y todo; de inmediato el señor le dijo: vea  joven lleve al señor hasta villavo, encalete ese dinero  para que se lo entregue a la llegada y ya sabe, usted me responde por él y por la plata.
-Si señor fue la respuesta del taxista- quien abriendo el capó del carro encaletó el dinero  dentro del motor.
Despidiéndose del señor y contento con la transacción y los pesos demás que se ganó, más no dejando de pensar en lo que hubiera pasado si se hubiera quedado callado con respecto al sobrante, se subió al taxi saliendo rumbo a Villavicencio. A la llegada le ordenó al taxista que lo dejara donde la amiga para allí guardar el dinero y no exponerse en el hotel.
Llamó a Iván para contarle todos los pormenores de la entrega del vehículo y sobre todo para indagar  sobre quién era el personaje tan particular con quien se había hecho la transacción.
Iván riéndose le dijo: primo usted acaba de  conocer en vivo y en directo a Pedro Oliveiro Guerrero, “alias Cuchillo” jefe del grupo Centauros de las Auc en el Meta; lo que pasó fue que no le dije de quien se trataba ni para quien era el vehículo  pues con lo sano que es usted a lo mejor no hubiera ido.
Otra experiencia más en el haber del primo, quien madrugó a consignar el dinero y regresarse para Medellín. A los pocos días supo que al policía dueño del almacén de repuestos lo habían acribillado dentro del mismo establecimiento y a Lucho lo habían desaparecido por hacer mal uso de un dinero de la organización.
 Si “Cuchillo” solicitó posteriormente  otro servicio para que el primo se lo llevara pues se jodió, porque a los pocos días renunció al trabajo en la compra-venta  para residenciarse en Bogotá.

 Carlos Javier Londoño O.