Junio 06 de 2014
Años atrás, las cosas eran así - Crónica -
Aún estábamos en los años del
narcotráfico, retenes ilegales con pescas milagrosas, tomas guerrilleras,
grupos paramilitares. Época de caos e incertidumbre en mí querida Colombia.
¿Hey primo, usted se le apunta
a llevar ésta camioneta Toyota 4x4 que
tenemos aquí exhibida y que me acaban de
negociar desde San Martín en el
Meta? Esta fue la pregunta que le hizo Iván a un amigo que trabajaba para él en
su establecimiento de compra venta de carros
en la ciudad de Medellín.
Claro que si patrón, de eso se
trata, para eso estamos aquí
trabajando - contestó el primo-
Ok. Entonces pongámonos de
inmediato a “engallarla” pues debe de estar lista para el viernes: hay que cambiarle los rines por unos
de magnesio, la cojinería afortunadamente
no hay que cambiarla pues es de
cuero, hay que cambiarle el equipo de
sonido por el último que haya salido con frontal extraíble y las luces de las
direccionales y estacionarias que sean estroboscópicas; ya me pongo en
comunicación con el almacén de repuestos para que nos envíen lo que
necesitamos.
Repito, debe estar lista para el
viernes para que usted se vaya ese día por ahí a las 10 pm por la vía a
Manizales, pues por ahí - aunque es más lejos - es más seguro pues por esa
carretera jode menos la guerrilla. La
transacción fue hecha el día lunes.
Los tres días siguientes al pedido estuvieron dedicados a la preparación del vehículo con las mejoras
exigidas por el cliente. En la mañana del viernes estuvo lista.
Al medio día Iván llamó al primo a su oficina para indicarle todo lo que tenía que hacer
para entregar el vehículo a satisfacción del cliente.
Primero que todo, aquí están los
viáticos de ida y regreso hasta San Martín incluyendo la gasolina. Segundo,
debe entregar la camioneta a más tardar el lunes. Tercero, para su entrega usted llegará al parque
principal de San Martin, en donde se estacionará a esperar que lo recojan; por esta razón cuando usted
esté llegando al pueblo me llama cosa de yo avisar para que salgan a recibirlo.
Cuando entregue personalmente la camioneta,
el dueño le dará en efectivo 20 millones de pesos los cuales, una vez esté en Villavicencio,
los consigna en el Banco de Bogotá para
no se encarte con ese dinero.
¿Queda todo entendido?
-sí señor, - respondió el primo -
Otra cosa, cargue bien el
teléfono celular para que se esté comunicando conmigo durante el viaje.
-si señor-
- Vaya tanquee
la camioneta y se va para la casa, relájese hasta que sea la hora de
viajar. Apenas vaya a salir, me llama.
-Si señor-
Ok, buena suerte - le auguró Iván
-
Despidiéndose abordó el vehículo y se fue a hacer lo que le
indicaron, posteriormente se dirigió a la casa en donde se recostó un rato a la
espera de la hora de salida. A las 10 pm
llamó a Iván para informarle que ya salía rumbo a Bogotá. Prendiendo el
equipo de sonido a regular volumen y el aire acondicionado a temperatura
moderada, echándose la bendición partió rumbo a su primer destino. Tomó la autopista sur y empezó a rodar, descontando los primeros minutos de las
más de 12 horas de recorrido que le esperaban hasta la
capital de la república.
Toda esa parte inicial de la
noche y la madrugada transcurrió normalmente, hasta llegar a las partidas para el nevado del Ruiz ya en el departamento de Caldas, en donde
había un retén de la policía de carreteras a la cual le el primo le tenía más miedo que a la misma
guerrilla, pues estos agentes dotados con uniforme, arma de dotación y
autoridad cuando se les entregaban los papeles personales y del vehículo, uno
quedaba a merced de ellos, más aún cuando se trataba de un carro lujoso al cual
le buscaban el “pero” para poder sacar algún dinero extra. Afortunadamente las
cosas empezaron bien y como toda la
documentación estaba en regla le permitieron seguir, no obstante; siempre le quitaron una propina para la gaseosa, según ellos.
Aprovechó la parada para tomarse un tinto continuando
posteriormente el camino. Rodó
hasta donde el reloj marcó las 6 am,
buscó un sitio apropiado y seguro junto a una casa en donde se estacionó para
dormir un rato y esperar a que pasara el peligro de una salida guerrillera en
la carretera, cuyos asaltos los hacían casi siempre entre las 6 am y las 8 am.
A las 9 am continuó su recorrido hasta
un restaurante a orillas de la carretera en donde desayunó y de ahí sí,
directo a Bogotá.
Pasadas las 4 pm ya se encontraba
en la capital desde donde reportó la
llegada, guardó la camioneta en un garaje y se fue a casa a descansar para
salir al otro día (domingo) hacia San Martín.
En horas de la mañana salió rumbo
al llano con un día esplendoroso a su favor; todo el viaje fue normalhasta
llegar a la capital del Meta después del mediodía.
Ya en Villavicencio arribó a casa
de una amiga a saludarla, tomar tinto y estirar las piernas para continuar. Parqueó el vehículo al frente
de la casa y entró. No se demoró más de 15 minutos en el interior de la vivienda y cuando volvió a salir, notó
que la puerta delantera del lado derecho de la camioneta estaba abierta.
Se sobresaltó a ver
la situación pues se encontraba en un barrio bastante inseguro. Revisó
el interior para constatar que había ocurrido. Al hacer inventario notó que le
habían robado el frontal del equipo de sonido y los 10 CDs que el dueño del vehículo había encargado.
La zozobra se apoderó de él, pues
no podía entregar incompleta la camioneta y más faltándole el frontal del costoso equipo, así que decidió no continuar el viaje para ver como arreglaba la situación. Lo primero
que hizo fue comunicarse con el Iván para informarle sobre el robo. Éste le recomendó no viajar
hasta ver como se solucionaba el problema, pues la camioneta no se podía
entregar incompleta.
Pensando en cómo solucionar el
problema se acordó que a la vuelta de la casa en
donde le robaron vivía un mecánico amigo que conocía todo el rodaje del
barrio. De inmediato fue hasta su casa en donde afortunadamente lo encontró.
Allí le expuso la situación en que se encontraba; después de escuchar el relato
de lo ocurrido, el mecánico le comentó que el único reducidor que había en el
barrio era un policía cojo que tenía un
almacén de repuestos a dos cuadras.
El primo de inmediato le solicitó
al mecánico que lo acompañara hasta aquel local y le dijo que de aparecer las
cosas tenía su propina. De inmediato salieron hacia el lugar, el mecánico
saludó al policía y le presento al primo quien
le explicó el motivo de la visita: - señor me conto aquí mi amigo de que
de pronto aquí podía encontrar unas cosas que me robaron hace unos momentos,
fueron el frontal de un Pionner y 10 CDs los cuales son muy importantes pues sin esos
elementos no puedo entregar el vehículo (Aquí aclaro que el primo solo dio la
marca del equipo más no la referencia del panel que le robaron) .El policía le
cortó la explicación diciéndole que eso estaba muy difícil, primero porque era
domingo, y él ya iba a cerrar y los “ratas” solo aparecían por la noche cuando
necesitaban vender el producto del robo para comprar vicio; que de pronto por
la mañana podían aparecer.
Listo no hay problema - dijo el
primo - estoy dispuesto a pagar lo que sea con tal de que me aparezcan los artículos.
Despidiéndose se alejaron del lugar. Agradeciéndole al mecánico su deferencia y
quedando de verse al otro día se encaminó a la casa de la amiga a guardar la camioneta en un lugar seguro. Por
la noche se hospedó en un hotel cercano mientras llegaba el lunes.
Al otro día, muy temprano ya
estaba en pie, salió a desayunar y a esperar un poco que corriera la mañana
para volver al almacén del policía. A eso de las 10 am regresó solo al almacén,
preguntó por el dueño pero un hijo del agente
quien le contestó que éste no se encontraba pues había salido a hacer una diligencia.
El muchacho le preguntó en que le
podía ayudar; el primo le comento que había estado el día anterior hablando con
el papá sobre unos artículos que le habían robado; el muchacho le interrumpió
diciéndole: ¿ a usted fue el que le
robaron el frontal? y dirigiéndose a una vitrina sacó un catálogo de partes
de radio , buscó y le mostró al primo el frontal exacto al que le habían
robado, detalle que intrigó al primo pues él no había mencionado la
referencia del panel, sacando la conclusión de que el frontal ya lo
tenían en su poder.
El hijo del policía le explicó al primo que ese panel era difícil
de conseguir por ser nuevo, pero que él lo encargaría a Bogotá y al otro día lo
tendría con él, que eso si, era un poco costoso. El primo le comento que ya
regresaba a darle una respuesta.
De inmediato salió del almacén,
se fue a un bar cercano desde donde llamó a Iván para comentarle lo ocurrido hasta el momento. Iván
le dijo que dentro de un momento le devolvía la llamaba, que iba a ponerse en
contacto con el dueño de la camioneta a ver que decía.
-listo señor, espero su llamada-
A los pocos minutos Iván se
comunicó de nuevo con el primo dándole un teléfono para que llamara a Lucho de
parte del dueño del vehículo y le contara lo que estaba sucediendo. De
inmediato, marcó el número telefónico.
Si Aló - le contestaron-
- Con Lucho? -preguntó- Si señor le respondieron. Habla con el primo,
estoy llamando de parte del dueño de la Toyota que debo entregar en San Martin
quien me dijo que me comunicara con usted para contarle lo del robo.
-Si señor ya estoy enterado y
cuénteme usted sabe o sospecha en donde tienen los artículos?
- si señor en el almacén de
repuestos de un policía que es cojo.
- Otra vez ese Hp, dijo el
interlocutor al otro lado de la línea-
- Usted puede venir aquí al
centro a un bar - del cual le dio la
dirección- para que hablemos? Ahí
pregunta por mí - si señor ya voy para allá-
De inmediato tomó un taxi que lo
llevó a la dirección indicada; entrando al bar
le pregunto al administrador por Lucho quien lo puso en contacto con un
personaje de tez morena, alto de buena
contextura física a quien se le presentó.
-Vamos de una - le dijo -
invitándolo a subir a una camioneta Toyota que estaba estacionada en la calle.
Cuando estuvieron al frente del almacén del policía estacionaron el vehículo y
ambos se bajaron. Lucho entró de primero seguido por el primo. Sentado en el
escritorio se encontraba el policía. El saludo de Lucho fue: Que hubo hp ¿te
vas a hacer matar por seguir comprando cosas robadas? Ya te lo advertimos,
tenés un día para que aparezcan el panel y los 10 CDs del señor.
Pero señor, yo no sé nada de eso
- respondió el policía –
A mí no me vengás con cuentos
maricas, aparecen o aparecen así tengás que ir a conseguirlos a la Patagonia.
El rostro del policía se tornó pálido
pues como que ya sabía con quien se estaba metiendo.
-Mañana al medio día vuelvo por
aquí para que me tenga los artículos- y
sin decir más nada invito al primo a abordar de nuevo la camioneta. El primo
estaba desconcertado pues no sabía con quién era el negocio de la Toyota que
llevaba.
-Váyase tranquilo que mañana que
tenga los artículos en mi poder lo llamo para que vaya a entregarle la
camioneta al patrón-
Si señor quedo pendiente-
contestó el primo-
Cuando se dirigía a la casa de la
amiga se dio cuenta que el policía estaba hablando con el mecánico en la puerta
de su casa.
¡Huy ¡ esto como que se está
complicando -pensó el primo- Estando donde la amiga llegó el mecánico bastante
enojado a comentarle en el problema que lo había metido, según él pues, el
personaje con quien había estado en el almacén era un miliciano urbano de
Villavo.
Vea hermano - dijo el primo - a
mí me tiene sin cuidado quien sea el señor, lo único que yo sé es quien tiene
los artículos que me robaron, por eso
llame a ver que hacía y me dijeron que me comunicara con él, que él arreglaba
la situación y eso hice. Así es hermano que pena con usted pero ya lo hecho,
hecho esta y aquí estamos dispuestos a
ver qué pasa, porque no le pienso pagar un peso a ese señor. Refunfuñando el
mecánico se retiró diciendo que eso le pasaba por estar de sapo
haciendo favores.
Llegó el martes, la ansiedad se apoderó
del primo, esperando que fuera el medio día para tener noticias de
Lucho.
Al medio día le timbro el
celular, era Lucho que le informara que ya podía pasar a recoger las cosas que
ya habían aparecido. Inmediatamente fue a recogerlas, eran exactamente el mismo
panel y los mismos 10 CDs que le habían robado, preguntándole a lucho que
cuanto le debía, no tranquilo, no me debe nada, esa era una orden del patrón
que había que cumplir; le aconsejo que más bien salga inmediatamente a entregar
la camioneta que allá la están esperando.-
Si señor voy a recoger las cosas al hotel y ya mismo
salgo, de todas maneras muchas gracias.
Si necesita algo por aquí estamos
a la orden - le dijo Lucho –
Despidiéndose el primo, abordó un
taxi que lo llevo al hotel a recoger sus cosas, llamó a Iván para informarle
que todo se había solucionado y que ya recogía la camioneta para salir hacia
San Martin.
Recogió el vehículo, pasó por
donde la amiga a despedirse y se dirigió rumbo al lugar de destino; dos horas
bastaron para llegar al pueblo. Cuando iba entrando llamó a Iván tal como
habían acordado. Este le dijo que se estacionara en el parque que ahí lo recogían. Efectivamente así lo hizo, se
estacionó a un costado del parque a escuchar música, mientras alguien aparecía.
Diez minutos pasaron cuando un
muchacho joven se arrimó por el lado
izquierdo montado en una moto y le
preguntó que si él era el primo.
Si señor - respondió-
Ok, hágame el favor y me sigue que yo lo llevo
donde el patrón.
Siguiendo la moto a prudente
distancia fueron saliendo del pueblo por
un terreno destapado. A los 15 minutos llegaron a un lote rodeado de muros altos hechos en ladrillos con una enorme puerta metálica en la parte
frontal. El joven se bajó de la moto, toco en clave el portón y al instante las
grandes puertas metálicas se abrieron de
par en par para
que el primo entrara con la
camioneta.
Cuál no sería su asombro cuando
se encontró de frente con una hermosa mansión, con hermosos jardines cuidada
por un buen número de hombres armados. Uno de ellos le indicó en donde parquear
la camioneta invitándolo a seguir cuando se bajó.
En la sala, en una hamaca, se
encontraba un hombre acostado en camisilla verde y pantalón camuflado quien en
compañía de una joven que se abrazaba a su cuerpo escuchaban música norteña y
tomaban whisky. El aroma en el ambiente era a puro chocolate proveniente de un
“chocolatoso” (tabaco con sabor a
chocolate relleno con marihuana) que el
patrón estaba fumando.
Cuando el primo entró a la sala
el señor se paró dejando ver un gran cuchillo colgado al cinto, encima de una mesa había una
botella de Whisky Buchanan´s empezada, hielo y unos vasos con licor servido,
además una pistola marca “Eagle Desert”
calibra 357 de fabricación israelí
que el primo ya conocía por catálogo. El primo fue presentado al
señor, quien rompió el hielo cuando lo invitó a tomarse un whisky y fue
al grano informándole al señor que ahí estaba la camioneta; tal como la había
solicitado, además le agradeció por la
ayuda en la recuperación de los artículos robados y le pidió el favor de que la
revisara para que la recibiera a satisfacción. Inmediatamente ordenó a uno de
los escoltas que la recibiera y la revisara.
Al poco rato volvió el
empleado a dar parte de que todo estaba
bien sin ninguna novedad. Llamó a otro
de los escoltas y le ordenó que le entregara al primo el dinero en efectivo que
había quedado pendiente.
Sacando un paquete de un morral
se lo entregó al primo quien de inmediato le preguntó al señor que
si lo podía contar, a lo cual él
respondió que sí, que la plata era para contarla; le sirvieron otro trago y lo sentaron en una mesa a contar el dinero; fajo
por fajo fue contando hasta terminar la
operación, conteo que dio un saldo total de $ 20.350.000.
El primo solo esperaba recibir 20 millones que era lo
que tenían que darle como saldo pendiente. No dudó dos veces y como él había
sido cajero de un banco en donde la ley era que si sobraba plata era del banco
y si faltaba había que pagarla, de inmediato le dijo al señor que sobraban 350
mil pesos.
El patrón se sonrió y golpeándole el hombro le
dijo: tranquilo mijo que yo solo lo estaba probando, así que le regalo el excedente
y a partir de hoy usted me sigue trayendo todos los encargos que haga.
El detalle de las palabras del
patrón de que “lo estaba probando” no cayeron muy bien en la mente del primo,
quien pensó para sí y se preguntó: ¿ y que putas hubiera ocurrido si yo me
quedo callado con respecto al sobrante?
Como ya la tarde estaba cayendo, el primo le
preguntó al señor que si tenía alguien de confianza que lo llevara a
Villavicencio. De inmediato el señor ordenó a uno de sus empleados que llamara
un taxista de la empresa para que lo llevara. A los 15 minutos llegó el taxista a quien hicieron entrar con
carro y todo; de inmediato el señor le dijo: vea joven lleve al señor hasta villavo, encalete
ese dinero para que se lo entregue a la
llegada y ya sabe, usted me responde por él y por la plata.
-Si señor fue la respuesta del
taxista- quien abriendo el capó del carro encaletó el dinero dentro del motor.
Despidiéndose del señor y
contento con la transacción y los pesos demás que se ganó, más no dejando de
pensar en lo que hubiera pasado si se hubiera quedado callado con respecto al
sobrante, se subió al taxi saliendo rumbo a Villavicencio. A la llegada le
ordenó al taxista que lo dejara donde la amiga para allí guardar el dinero y no
exponerse en el hotel.
Llamó a Iván para contarle todos
los pormenores de la entrega del vehículo y sobre todo para indagar sobre quién era el personaje tan particular
con quien se había hecho la transacción.
Iván riéndose le dijo: primo
usted acaba de conocer en vivo y en
directo a Pedro Oliveiro Guerrero, “alias Cuchillo” jefe del grupo Centauros de
las Auc en el Meta; lo que pasó fue que no le dije de quien se trataba ni para
quien era el vehículo pues con lo sano
que es usted a lo mejor no hubiera ido.
Otra experiencia más en el haber
del primo, quien madrugó a consignar el dinero y regresarse para Medellín. A
los pocos días supo que al policía dueño del almacén de repuestos lo habían
acribillado dentro del mismo establecimiento y a Lucho lo habían desaparecido
por hacer mal uso de un dinero de la organización.
Si “Cuchillo” solicitó posteriormente otro servicio para que el primo se lo llevara
pues se jodió, porque a los pocos días renunció al trabajo en la
compra-venta para residenciarse en
Bogotá.
Carlos Javier Londoño O.