Junio 14 de 2014
“Las cosas que nos suceden” - Crónica -
En una reunión con amigos,
comentábamos sobre las diversas cosas que nos pasan sin querer, razón por la
cual traje a colación una de esas muchas historias: Me encontraba de compras en
un almacén de cadena - para ser más exactos en almacenes Éxito de la 170 de la
capital - sitio en donde anduve por todas las secciones curioseando hasta
encontrar lo que buscaba, había compradores
por doquier y por ende las filas
en las cajas de pago eran largas; con la
canastilla en mano en donde llevaba los
artículos comprados en la sección de víveres, me dirigí a una de las cajas, en
donde haciendo la fila normalmente me
dispuse a pagar.
Todo iba normal hasta cuando apareció un personaje
del cuerpo de seguridad del almacén acompañado por una
señora entrada en años; quien dirigiéndose a mi fila me señaló con su índice.
El guardia me solicitó acompañarlo, cosa que me extrañó.
Al preguntarle al vigilante el
motivo de mi requerimiento me dijo que la señora le había dicho que yo le había
sustraído el dinero de su cartera cuando
ella se encontraba comprando
mercado, precisamente en la sección de víveres.
El guardia me solicitó una
requisa, a la cual yo me opuse
diciéndole que la señora estaba equivocada y que ocurriera lo que ocurriera yo
me iba dejar poner un dedo encima; La gente se fue arremolinando a mí
alrededor para ver el desenlace; yo le insistía a la señora de que estaba
equivocada y ella aseguraba que yo era
el ladrón.
-Señora, por favor, no me
perjudique que yo no tengo que ver con su problema - le seguía repitiendo- y
ella enfrascada que yo era el responsable, que yo me encontraba detrás de ella
en la sección cuando su dinero
desapareció, de lo cual se dio cuenta cuando fue a sacar el celular de la cartera para contestarlo. Señora
revise su cartera de nuevo – volví a
insistirle –
El escándalo ya fue tomando proporciones
pues el guardia insistía en mi requisa y yo diciéndole que no me fuera a tocar
para evitar más problemas, ¿qué pasaría si ustedes están equivocados ante el
escándalo que me estaban haciendo? - les pregunté -
Ya bastante aireado ante este
incidente le dije al guardia: Vea amigo, aclaremos de una vez este problema,
llame a la policía porque yo de usted no
me voy a dejar requisar.
Imagínense el escándalo, todo el
mundo mirándolo a uno de forma
despectiva sin permitirle a uno
demostrar su inocencia. Al poco rato llegó la policía a quien se le explicó el incidente.
El agente en una forma muy
respetuosa me solicitó una requisa, a lo
cual le comenté: agente por mí no hay problema para la requisa, pero por qué no
le exigen a la señora que revise de nuevo su cartera, que usted bien sabe que
con la cantidad de maricadas que las ellas
cargan en la cartera es muy fácil que a veces se les dificulte encontrar algo.
-Tiene usted razón, un momento
hablo con la señora - quien ante la
petición del policía accedió a revisar de nuevo su cartera; después de sacar
papeles, celular, novenas, maquillaje, perfume, monedero y otro sinnúmero de
cosas, observó que el dinero estaba refundido entre una libreta.
Al darme cuenta de la aparición
le dije: - Si ve señor agente la razón por la cual yo no me dejaba requisar? y
ahora que va a pasar porque yo no me voy a mamar este escándalo así por que
así.
A los amigos que les estaba contando esta historia
se limitaban a decir: Y vos que hiciste? Otros decían: vieja hp, mirá que
escandalo tan verraco el que te ganaste.
Y así todo el mundo daba su airada reacción.
Al quedar demostrada mi inocencia, los agentes me indicaron que me pusiera de acuerdo con la
señora y conciliáramos para dar por terminado el impase.
Al comentarle a la señora que
hacíamos porque ese atropello a mi honra no se lo iba a permitir, me dijo
“señor que pena con usted, esa no era mi intención”. Con el Londoño ya en la
cabeza le comenté: Ah no era su intención, pero mire, yo aquí quedando como un
mísero ladrón delante de toda esta
cantidad de gente, vea el escandalo tan verraco que me armó, ahora se
van a invertir los papeles y con el respeto que usted se merece por su edad, el escandalo se lo voy yo hacer
a usted porque esto no puede quedar así.
La señora confundida me
solicitaba el favor que no le fuera a hacer ningún escándalo, que cuadráramos
de alguna forma que si había que resarcir la ofensa económicamente que ella lo
hacía.
Al decirme esto pensé para mis
adentros: ahora llegó mi desquite, esta señora se va acordar de mí toda la
vida.
Mientras tanto, la policía estaba
interesada en que el escandalo se arreglara pues el tumulto de personas se iba creciendo
Le pregunté al guardia que si
había una oficina en donde pudiera hablar más privadamente con la señora, pues
esa cantidad de personas era molesta tanto para mí como para la señora.
Caminando la señora en compañía
del guardia de seguridad y los agentes de policía fuimos hasta una oficina en
donde ella me insistía que me daba un dinero para que las cosas terminaran
bien.
Para no ser abusivo con
ella, pero eso sí, para que pagara su
falsa acusación le pregunte que cuanto estaba dispuesta a darme para que todo
quedara resuelto. Ella me dijo: aquí tengo 300 mil pesos los cuales le doy con tal de que las cosas se solucionen.
¿300 mil? Me pregunté, la maldad
está hecha.
Listo señora deme el dinero y
acabemos esto de una. Volviendo a esculcar en su cartera sacó el dinero y contó
lo ofrecido. Cuando la señora se
disponía a entregarme el dinero y yo extendí mi mano derecha para recibirlo,
escuché la voz de mi señora que me llamaba que ya era hora de ir a trabajar. Me
desperté riéndome cosa que llamó la atención a mi esposa a quien después de
contarle lo sucedido también rió parejo conmigo.
¡ Ah!.. si los sueños se nos
cumplieran jajaj.
Carlos Javier Londoño O.
No hay comentarios:
Publicar un comentario