Septiembre 12 de 2015
” Hay que leer para que no te cambien la historia”
Cuenta la historia, que por allá
en los años ochenta y para ser más exactos, en junio del año 1984, un avieso
periodista quien para la época se
desempeñaba como sub-director de uno de
los rotativos más influyentes,
manipuladores de gobiernos y gobernantes
que circula con gran aceptación a nivel nacional, publicó una “chiva”
como se dice coloquialmente en la jerga periodística, cuyo revuelo fue de carácter nacional e internacional, en donde
confirmaba de fuente fidedigna sobre
una reunión efectuada en el Hotel Marriot de Panamá entre el ex presidente
López Michelsen y los capos del
narcotráfico en Colombia a la cabeza de Pablo Escobar secundado por los hermanos
Ochoa , Jorge y Fabio y Rodríguez Gacha más conocidos como “Los Extraditables”,
quienes coordinados por Santiago Londoño White amigo del ex presidente López,
querían hacerle con su intermediación,
una proposición de entrega al
gobierno nacional.
Ante el revuelo causado por ésa
noticia, al vejete presidente Betancur no le quedó más remedio que salir a la palestra a mentirle al país
diciendo que esas conversaciones fueron hechas sin su autorización y para
demostrar que si estaba en su lucha contra el narcotráfico, reanudó la racha de
extradiciones entre las cuales tuvo cabida la del narcotraficante Carlos Lehder entre otras.
Ante la ruptura de las
conversaciones por parte del gobierno, debido
a esa información, Escobar montó en cólera amenazando al gobierno y al pueblo
colombiano quien posteriormente fue el
que pagó las consecuencias por esta decisión, ya que a partir
de esa fecha empezó la trágica
época de los atentados dinamiteros con carros bombas, por todos conocidos, que
dieron al traste con la muerte de
millares de inocentes colombianos.
La historia la repite de nuevo el
mismo periodista pero con diferentes actores.
Personaje quien valiéndose de
artimañas, falsedad e hipocresía logró infiltrarse en el gobierno del presidente Uribe, ganándose
la confianza del mandatario para escalar
la posición que hoy ocupa y que lo tiene en el mandato de la nación gracias a su alevosa actuación secundada y
respaldada por los que hoy, defiende y favorece.
Irónicamente lo que denunció para
ese entonces, o sea las conversaciones clandestinas del gobierno con los capos
de la mafia, él hizo lo mismo en sus
inicios de gobierno pero las conversaciones fueron con sus nuevos aliados
con quienes venía conversando bajo la mesa a espaldas del
pueblo colombiano y que de no ser por la
denuncia del presidente Uribe, quien nos mantiene al tanto sobre las rastreras
actuaciones de este gobierno, la verdad no hubiera salido a flote.
Así es como se manejan las cosas
políticamente, todo a base de tramoyas y falsedades no importando a quien haya
que pisotear con tal de salir avante en los objetivos propuestos y para muestra
un botón: lo está haciendo este apátrida para el cual priman más sus intereses
personales que los de un pueblo que lleva más de 60 años tratando de quitarse
de encima ese flagelo de guerra y
terrorismo que por culpa de esta escatológica politiquería nos está llevando a que cada día nos acabemos
entre hermanos, para saciar esa sed de vanidad, egolatría y sentido figurativo de algunos quienes se ufanan de ser los defensores del pueblo.
No creo que haya que decir el
nombre de este funesto personaje a quien por sus actuaciones en contra del pueblo colombiano, su nombre
quedará inscrito en los anales de la historia
como la “escoria” que acabó con este país, siempre y cuando la reacción
del pueblo no tarde en hacerse sentir en contra de las medidas dictatoriales que se están
tomando contra todo que suene o huela a
oposición y verdad, situación que cada día con la anuencia de algunos indolentes, que no quieren visualizar la realidad, nos está llevando al
despeñadero.
Carlos Javier Londoño O.
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