Marzo
08 de 2016
Indignación y dolor de patria
A usted señor
Santos quien con su actitud megalómana, falaz, embaucadora y despreciativa hacia el pueblo que lo eligió, con
la cual ha hecho méritos más que
suficientes para que pierda el preciado don de ser llamado presidente de los
colombianos, he de expresarle como
adulto mayor, con dolor de patria, el repudio, inconformidad y aversión que siento
sobre su actuar en esta situación hacia la que nos tiene abocados por el solo
hecho de ostentar el poder y manejar el destino de los dineros del pueblo
colombiano con el cual se ha dignado comprar conciencias más perversas que la
suya con tal de que lo apoyen en el cometido nefasto que usted y sus secuaces
están urdiendo contra nuestra querida Colombia.
No es desconocida
para mí por la edad,
educación y mi trasegar por las
diferentes zonas rojas de este país, incluso como familia aportante de víctima
a esta causa, sobre la génesis que ha generado
esta violencia que se viene manifestando desde hace
varias décadas en nuestra patria y que usted, entre otros gobernantes, por sus ancestros políticos tienen mucho que
ver directa o indirectamente con la ella de la cual usted quiere ser ahora el
redentor, pero como siempre llevan las de ganar, con muchas prebendas a su favor de lo cual la
mayoría de nosotros conocemos
Son ustedes,
como mandatarios de la nación en las
diferentes décadas, los causantes y por
qué no decirlo, los autores intelectuales de todas estas acciones violentas que se presentan en diferentes áreas del país,
pues al manipular malversadamente los
intereses del pueblo como son los
servicios primarios a los que tenemos derecho llámense : la salud, la
educación, el derecho al trabajo, la justicia, la participación incluyente y
los derechos fundamentales que ustedes por conveniencia propia y por el
interés pecuniario de los esbirros a vuestro servicio, manejan a sus antojos como
armas primordiales para someter a los pueblos, haciendo que la igualdad, lo incluyente y la paridad no
clasifiquen con la población lo que hace que tanta injusticia descomponga la
sangre alimentando el virus de la violencia.
En los años de
historia patria tanto leída como vivida
sé que han pasado por el solio de Bolívar, presidentes de todas las pelambres,
pero jamás había pasado uno como usted que
aglutinara en una sola persona tanta bellaquería y tanto odio hacia sus compatriotas
reflejado por la mala la leche de su
gestión, excepción que tiene sin cuidado
a aquellos que venden la mama por unos denarios que ahora están genuflexos a su
servicio.
Señor
Santos nunca viose en esta nación tanto
despliegue de falsedad, rapiña del presupuesto, despotismo, falta de autoridad
ni lavaperros (llámense ministros u honorables representantes) de tan alta alcurnia como los
que se están viendo en este gobierno en donde la degradación humana por poder, dinero, sexo y
futilidades son el vivo ejemplo que le estamos dejando a nuestros hijos y
nietos. ¡Que desgracia para esta nación!
Así es señor
Santos, que su errático y permisivo mandato ejercido con la colaboración de las
huestes de la maldad, el terrorismo y la violencia entre otros, no le depara un
futuro muy halagüeño a esta nación, que
a pesar de sus antecedentes violentos se ha caracterizado por el trabajo, el
amor por la familia y por su terruño
entre las buenas cosas que tenemos los colombianos, para que ahora venga usted
de la mano con su séquito de desadaptados, pervertidos sodomitas, doble moral,
representantes de la isla de Lesbos, prevaricadores, abusadores de la
autoridad, extorsionistas asesinos, violadores, a volver un estercolero este
país que a fuerza de sacrificio, tesón y verraquera de su gente quiere salir
adelante.
Qué ironía que
un apellido de tanta alcurnia como el
suyo, de la respetable Bogotá de otrora confirme lo que nos decía nuestro
profesor de historia al referirse a esos apellidos prestantes: no muevan esos
árboles genealógicos porque no caen sino tataraputas. Que pesar que usted
quiera pasar a la historia, no por querer sacar adelante el país sino por el
contrario, por quererlo hundir en la desazón y la miseria, destruyendo la clase
media, la clase productiva como forma
clásica para tornar una nación al socialismo a base de la pauperización del
pueblo y degradación de los valores como lo está demostrando el socialismo de
mierda de los vecinos y adonde usted nos quieren llevar al entregarle el país a
estos delincuentes cosa de usted sacar
el mejor provecho de la situación. Esa tal paloma de la paz que usted tanto mitifica
debe de estar pagando escondederos para no ser devorada después del supuesto posconflicto.
Por estas y muchas más razones, invito al pueblo
colombiano para que el 2 de Abril nos
lancemos a la calle y en una forma pacífica, pero eso sí, con la verraquera y tenacidad que nos caracteriza a
los colombianos a que le demostremos a este gobierno con esta marcha que estamos “mamados” de esta farsa que no ha
producido sino derroche de dinero, reorganización de los grupos ilegales comprometidos,
corrupción e injusticias mientras
Colombia se derrumba.
Vamos a
demostrarles que no nos vamos a entregar, que no queremos la pobreza a la que
nos quieren llevar con el manejo que le están dando a la economía, que no
queremos más venta ni quiebra de
entidades tales como Ecopetrol, Reficar, Isagen y otras más que están en la
lista.
Pueblo la unión
hace la fuerza. En nosotros está la salvación de ésta querida COLOMBIA.
Carlos Javier Londoño O.
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