sábado, 6 de octubre de 2012


  Octubre 06 de 2012


Crónicas Leticianas 21

“Y no es terrorismo turístico”

Con el debido respeto, a su majestad el famoso Río Amazonas.
Primero que todo no quiero con este escrito,  crear polémica, ni ser juzgado como terrorista turístico como le ocurrió a mi amigo Fabio Dickson  quien como guía de turismo en épocas anteriores y gran conocedor del  río escribió hace varios años  un artículo en donde  a modo de recomendaciones  describía también algunos de los peligros del río amazonas,  artículo por el cual fue criticado como ocurre casi siempre cuando se escribe sobre las verdades  que ocurren en ese departamento.
Por esa razón aclaro que no estoy  haciendo mala propaganda turística ni al río ni al Amazonas, lo que quiero es detallar ciertos peligros latentes que tanto el río Amazonas, como los lagos, y sus ríos tributarios conllevan en su caudal o en lo profundo de sus aguas y que debido  a que algunos guías muy deportivamente permiten el baño de turistas  en esas aguas, no les advierten los peligros que puede conllevar esa experiencia..
Antiguamente cuando los paseos dominicales a baño era a los lagos y mas exactamente a la bocatoma del acueducto en el kmt 6, se presentaron varios casos  de personas ahogadas debido al toque de un temblón o anguila, pez morador  de esas aguas, alargado con dimensiones hasta de dos metros que produce descargas eléctricas desde 10  hasta 600 voltios con los cuales paraliza a la víctima  lo que le impide nadar  muriendo por inmersión. Sin embargo la gente continuó bañándose en esas aguas con las precauciones necesarias.
Otro pez diminuto que es un peligro para los bañistas es el llamado “carnero” en español y “candirú” en portugués conocido en el amazonas como el “pez vampiro”  por ser hematófago, es decir que se alimenta de sangre, razón por la cual se introduce en las agallas de los peces grandes en donde se alimentan de su sangre. Por esto no es aconsejable que una mujer con la  menstruación se bañe en las aguas en donde habita este siluro so riesgo que este diminuto pez se le introduzca en la vagina. Para los hombres  el peligro radica en que la persona  al miccionarse en el agua el pez es posiblemente atraído por alguna sustancia úrica de la orina introduciéndosele por la uretra.
En el caso de los hombres, cuando esto ocurre, debido a dos púas que tiene a nivel de la cabeza con las  cuales se adhiere al conducto urinario, su extracción es muy complicada   lo cual puede producir hasta hemorragia interna, habiendo que recurrir muchas veces  sobre todo en los sitios lejanos para salvarse, hasta la cercenación del miembro viril. Afortunadamente parece que la combinación de Uito con limón en agua caliente tomado en forma de te utilizado por ciertos indígenas, produce el ablandamiento y desintegración del pez el cual se expulsa con la orina.
Otro de los enemigos acuáticos son  las pirañas, de las cuales las más  agresivas son las que quedan retenidas en los lagos cuando el río baja, pues debido a la falta de alimento, todo lo que caiga al agua es considerado como comida.
De ahí que antiguamente las pescábamos con un hilo o pedazo de tela roja pegada a un anzuelo. De estas la más peligrosa es la piraña negra que se pesca mas abajo de Manaos las cuales pueden tener de 2 o 3 libras de peso.
Otra gran enemiga  cuando baja el río y deja playas, es la “raya” la cual se camufla en la orilla pantanosa. Al ser pisada por una persona reacciona introduciendo la punta urticante de su cola en las extremidades inferiores del intruso produciéndole un gran dolor.
Y que decir de las grandes especies que también habitan el río, como una “boa constrictor”, reptil de más de tres metros de longitud la cual aunque no es frecuente, si esporádicamente se desplaza y es vista en los caños, lagos  y afluentes.
Y que decir de las babillas que se cazan nocturnamente en los lagos.
Y para terminar  la famosa “pirahiba” pez de gran tamaño que puede alcanzar un peso de 180 kilos en su estado adulto y aunque no presenta voracidad , en su estado de inanición puede tragarse un niño o un adulto como el caso ocurrido con el soldado que se cayó  de un remolcador viajando de Puerto Asis a Leticia, cuando al inclinarse  a tratar de sacar agua del río  con una totuma, fue jalado por la corriente  encontrándose a los pocos días en la boca de un pez de esta magnitud que se atragantó con él pereciendo cerca de una playa, solo se observaban las botas que sobresalían de su boca.
Aunque estos casos no son frecuentes, si han sucedido en el área, sobre todo en las aguas  del Amazonas abajo de Manaos, en los afluentes o en los igarapés que este majestuoso río posee.
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