miércoles, 28 de agosto de 2013

Agosto 24 de 2013

Crónicas leticianas 54.

“Cuando la ambición toca a tu puerta, casi todo es predecible”

 Desde hace muchos años, es común que  avivatos  y timadores lleguen del interior del país a contactar incautos en la ciudad de  Leticia.
La ambición del dinero rápido de  muchos de sus habitantes  y la falta de  verificación de datos  de algunas  entidades y pueblo en general cuando de  hacer negocios con extraños se trata, hacen de ésta ciudad una “plaza fácil” para los  inescrupulosos, quienes poniendo en práctica sus argucias hacen sus tumbadas con alguna frecuencia, muchas de los cuales pasan desapercibidas y no se divulgan para no pasar pena ni hacer el ridículo los implicados.
En los vuelos que a diario aterrizan en la ciudad llegan estos personajes con credenciales made in Bogotá o Medellín, que los acredita como  doctores, abogados, profesionales,  comerciantes de empresas importantes y hasta representantes del gobierno, algunos de los cuales  se gradúan en la universidad del aire,  es decir en el vuelo Bogotá- Leticia .
Ellos  ya están enterados  que algunos comerciantes y habitantes de la ciudad, cuando de hacer dinero  fácil, rápido y en efectivo, “se abren de patas” como se dice literalmente ante cualquier oferta tentadora, otros caen  por ingenuidad y otros lo hacen  para lavar  activos. Éstas debilidades son  aprovechadas por éstos profesionales del tumbis, quienes haciendo uso de su elocuencia, presencia,  y capacidad de convencimiento   “enredan una bruja en una guadua”, como decimos en Antioquia.
Evoquemos  algunos casos que pasaron a la historia regional, empezando por el famoso paisa apodado “limonada” quien con su verborrea locuaz,  fue capaz de reunir lo más granado de la sociedad amazonense, comerciantes, militares y eclesiásticos, para esbozarles un proyecto  con el cual pretendía  promocionar turísticamente la región.
Fue el mismo que se unió a la comitiva cuando  el empresario  de televisión Plata Camacho montó toda la parafernalia  para que Kapax nadara desde Neiva hasta Barranquilla, y era él quien recibía el dinero que  en efectivo se recogía en una urna en cada puerto  adonde llegaban.
El día en que kapax llego a Barranquilla y se subía al puente Pumarejo para culminar su hazaña, Limonada desaparecía por otro lado con el dinero producto de las donaciones.
Otro caso conocido,  fue el del personaje que haciéndose pasar por un representante del gobierno  y pintándole pajaritos en el aire con respecto a la administración, llamó desde Bogotá a  un conocido alcalde de turno para anunciarle su llegada.
En el aeropuerto fue recibido por el mandatario en mención, quien lo atendió de maravillas con  comida,  buen hotel, licor, préstamo de dinero en efectivo y hasta mujeres a bordo. Resultado del  encuentro, birlada al señor alcalde.
Y otra  tumbada ocurrida hace unos pocos años de la se salvaron muchos más comerciantes,  gracias a mi contacto con el inescrupuloso, fue la efectuada por el paisa de nombre Jorge Henao ( nombre falso, por supuesto) quien haciéndose pasar como  representante del centro  comercial “El Hueco” de Medellín, engatusó a varios comerciantes a quienes prometiéndoles mercancía muy barata que le llegaba en un chárter  desde Panamá, los despojó de dinero por adelantado, historia - denuncia que pueden leer  en mi blog sineskrupulos.blogspot.com bajo el título crónicas leticianas 8 “ El precio de la palabra verificar” .
Y así como los anteriores, son muchos los casos que han  ocurrido que darían para escribir un libro bien voluminoso, pues como lo he dicho en repetidas ocasiones, muchos  comerciantes  y  mucho pueblo en general,  por andar  con el signo pesos incrustado en la cabeza,  no les da la oportunidad de verificar  o comprobar ciertas acciones de algunos personajes que los visitan, razón por la cual caen  tan fácilmente.
Y esta modalidad,  parece que se hubiera enquistado en la región y hablemos de ciertos personajes traídos del interior del país o que ya habitan en el terruño, quienes con la anuencia de ciertos gobernantes se vinculan  a la administración, entre otras cosas, a esquilmar  el presupuesto regional. Abogados, entre otras profesiones,   que ingresan como asesores y jurídicos  expertos en el ardid y la trama sobre todo cuando se habla del término  “contratación”.
Puede que el gobernante sea honorable y honesto,  y puede que desconozca o no, que el lugar en donde se  confabulan ciertas operaciones es precisamente en las oficinas de ciertas asesorías o secretarías en donde al incluir al mandatario en la nómina de los que reciben comisión, lo convierten  automáticamente en el firmón de turno,  que  en la mayoría de las veces, les acarrea  problemas y futuras investigaciones.
Ellos son los que saben, al confabular con el contratista elegido, en donde  está el veneno en la licitación que desfavorece a los demás, como por ejemplo y entre las múltiples triquiñuelas, cambiar una referencia que sólo la distribuya el contratista elegido, publicar  en  internet en la página de la alcaldía o gobernación los requisitos del contrato en horas de la noche con vencimiento a los pocos días, requisitos que ya conoce el favorecido  de  antemano teniendo todo listo para su presentación, o inventándose requisitos absurdos, como le ocurrió al mega ex gobernador  al exigir  en una licitación, que los aspirantes  debían hablar el idioma  indígena nativo para poder ser partícipe de ella, detalle que hoy lo tiene en investigación.
Y esa situación parece que también la están aplicando otros personajes, quienes como a aspirantes a diferentes puestos políticos  como  representantes,  senadores, diputados,  concejales, alcaldes o  gobernadores aparecen de un día para otro como los salvadores de la región con doctorados, títulos académicos, solvencia económica pero con una visión “micro” de los problemas del departamento al no mirar más allá  de sus narices,  inoperantes, desconocedores de leyes y  de administración pública que no les da para esbozar un buen plan de gobierno, obras a ejecutar o un planteamiento o debate popular entre ellos para conocer sus ambiciones, pero eso sí con el signo pesos estampado en su frente. Está bien que la mayoría de personas se conocen entre sí, pero no hay derecho que para una elección de esa magnitud,  en donde está en juego un presupuesto o una representación popular a nivel nacional, porque  éste o aquel sean conocidos, posean  apellido de tradición política, o tengan como sostener una campaña,  que en la mayoría de las veces es patrocinada por segundas personas interesadas en manipular el mandato y el presupuesto, sin ser negativo,  ni dudar de las capacidades que muchos puedan tener, no creo que  estas connotaciones  los hagan merecedores para aspirar a los puestos descritos anteriormente y es ahí en donde el pueblo debe exigir  con miras a la verificación, la hoja de vida de los aspirantes, experiencia, títulos universitarios, conocimiento de la problemática regional y todo los temas alusivos a su aspiración, para así tener un conocimiento más acorde  y realista del personaje, ya que esa es una de las tantas fallas  electoreras que se presentan en  el departamento en donde algunos  por favorecerse personalmente, confunden la amistad y el paisanaje con el manejo de  una administración y los destinos de una región con las consecuencias  previstas  que todo el mundo conoce y  que vienen  ocurriendo desde hace muchos años, con el patrocinio del electorado, a quienes muy poco les interesa  la región, sino  la buena tajada que puedan sacar de la elección.

Carlos Javier Londoño O.

sábado, 17 de agosto de 2013

Agosto 12 de 2013


Crónicas  Leticianas 53

“La  triste realidad  que  algunos políticos y candidatos han olvidado”

Leyendo algunas  páginas de las redes sociales - en especial  las de origen amazonense -  que  hablan sobre la problemática politiquera existente en la región, encontramos que  ciertos personajes  dejan allí plasmado por escrito, verdades, mentiras, comentarios, chismes y elucubraciones alusivas a la causa, sacándose los trapos al sol, lanzándose  dardos, insultándose, ultrajándose,  esculcándose el pasado y denigrando  de todo el mundo con tal de dejar mal parados a ciertos  personajes, adversarios o candidatos que se disputan la torta para regir los destinos, aquellos que  en nada  benefician  a la ciudad, pero sí a los  elegidos,  en una lucha de “oportunistas” que desde hace mucho tiempo viene ocurriendo en la región.
Escribo ésta crónica para refrescarles la memoria a algunos, a otros, para que repasen lo que ya saben, y escribo sobre todo   para que la  juventud existente se entere de algunas realidades.
Remontémonos a la época  desde cuando el Amazonas era una simple comisaría que dependía del gobierno central, en especial del pulpo político llamado   Departamento Administrativo de Intendencias y Comisarias, “DAINCO”,  entidad que aglutinaba políticamente a todas las intendencias y comisarias existentes para aquella época. Era otra Colombia, con un director, que era prácticamente el segundo presidente de éste país del Sagrado Corazón.
Entre ésas dependencias políticas  estaba la circunscripción electoral, que para el Amazonas era manejada desde el Huila y el Caquetá por los gamonales politiqueros de la época, entre los que  se destacaban, entre otros, Guillermo Plazas Alcid, Rodrigo Lara Bonilla, Hernando Turbay  su hijo Rodrigo Turbay y Ricaurte Lozada, quienes como congresistas, senadores y representantes, desde esas tierras eran los que conducían los hilos de la política amazonense, secundados por los caciques regionales por todos conocidos como los jefes de los  partidos tradicionales  conservador y liberal, representantes, senadores y matronas de gran influencia , ya que para esa época no existía - como en la actualidad -  la alcahuetería de tantos partidos,  en donde se amparan, para su conveniencia los disidentes, tránsfugas y voltearepas.
Esos eran los dos partidos que prácticamente se disputaban el manejo de la rienda administrativa comisarial que, como dije anteriormente, eran patrocinados  de acuerdo a la conveniencia, por los políticos antes mencionados.
Desde esa época, los actos corruptivos para ganar elecciones  vienen haciendo su agosto,  tal fue el caso del robo del lote de  Navenal,  que con su repartición entre varios usuarios, para unas votaciones, favoreció  al partido infractor. o la “caja menor de los amazonenses”,  como lo fue la construcción de la carretera denominada los “kilómetros”,  vía a la cual - durante más de treinta años - le inyectaron millonarias sumas de dinero para hacer  míseros veinte kilómetros,  de trocha, pero eso sí, las partidas asignadas dieron para que la mayoría de los administradores y allegados, llenaran sus arcas personales.
Posteriormente con la llegada de la bonanza, cuando un gran amigo del pueblo (en especial de los indígenas) se consolidó como un líder político regional con  pros y contras a su favor  por todos conocidos,   fundador de la famosa “Casa Liberal del Amazonas”, que aglutinó la crema y nata de la política amazonense y que manejó por mucho tiempo los destinos políticos de la región, y que ahora sólo lo recuerdan  por su  emergente actividad, y no por lo que hizo por la mayoría de los politiqueros de turno, como patrocinarlos  para que fueran elegidos como representantes, senadores , alcaldes, comisarios  diputados o  concejales  o conseguirles prebendas como buenos puestos o  jugosas pensiones que ahora, haciendo  ahora gala de su  doble moral y mente olvidadiza, no recuerdan las antesalas que hacían en la “casa grande”, acompañadas de whisky  de las mejores marcas para esperar de nuestro gran “amigo” un apoyo económico para financiar sus campañas,  tal como lo hacían los políticos huilenses y caqueteños.
Hoy que sus hijos, nietos, hermanos, cuñados, primos , yernos, nueras y otros descendientes  están en la contienda, peleándose una curul para  regir los destinos del erario  departamental,  éstos, se rasgan las vestiduras ante los medios radiales y escritos, hablando de honestidad, de  amor por su pueblo, no dejando de practicar las mismas mañas y los mismos vicios políticos  de sus antepasados, pensando que un apellido, una situación económica o un antecedente ilegal, les da patente de corso  para hacer del departamento una finca familiar.
Como olvidaron esos veteranos políticos cuando en aquel entonces, secundaban esas actividades politiqueras, las cuales si querían seguir  a través de su descendencia,  hubieran  enviado a sus allegados a estudiar y prepararse mejor  con buenos conocimientos, bases y conexiones beneficiosas para el desarrollo de la región, y no permitir que  su descendencia se “bacaniara” como  dicen en la jerga  parlache, en esa sociedad del dinero fácil tan común en la región, que los motiva ahora a aspirar, cueste lo que cueste, a manejar  los hilos de la administración departamental,  con miras a conseguir dinero y figuración, mientras ellos, unos, ya fallecidos,  y los vivientes, se pasean como respetables  comerciantes o ciudadanos eméritos de la región. Bien lo decía un amigo: hasta para ser bandido se deben conocer bien las leyes para saber cómo violarlas correctamente.
Mientras tanto, el puedo se prepara para votar por los mismos con las mismas, a sabiendas de lo que va a pasar, pero no importa, no hay que  desaprovechar las prebendas a las que están acostumbrados como la compra del voto, una mísera dádiva o un puesto, desde  donde les toca  permanecer callados  durante los años que sus elegidos ejerzan, viendo como la corrupción acaba con el dinero del pueblo amazonense por la complacencia de los electores.
Carlos Javier Londoño O


jueves, 8 de agosto de 2013

Agosto 06 de 2013
Crónicas leticianas 52

“Leticia, de ciudad de castigo, a paraíso pecuniario”

Y volviendo a las situaciones atípicas que se presentaron durante la época de la bonanza, narraré otra de las tantas  que pasaron a la historia.
Como ya lo había dicho, Leticia era en esa época  un sitio de castigo para los miembros de varias instituciones oficiales, con tan mala suerte para ellas, que posteriormente la ciudad se convirtió en el paraíso  para que los “castigados”  se rebuscaran el dinero fácil, pues cuando apareció  el ilícito, la alianza entre algunos comerciantes, los emergentes y algunas  autoridades - por todos conocida - les permitió un buen funcionamiento del “negocio”.
La colaboración era tan efectiva, que entre todos se cuidaban la espalda,  ya que cuando llegaba a la ciudad algún sospechoso se le ponían a la pata, como se dice coloquialmente, para saber de quién se trataba, ya que  podía ser una autoridad ajena a la ciudad que llegaba como infiltrado, un nuevo emergente, un rebuscador, un sicario, etc.
A los pocos días ya se sabía quién era el personaje, a qué iba, quienes eran sus conexiones y hasta quién era el patrón cuando se trataba de un  mandadero.
Por esa relación habida entre esas instituciones, se supieron  muchas cosas que para mucha gente pasaron desapercibidas, pero que para otros que estaban en la jugada eran importantes, como el caso del arribo de la banda de sicarios  llamada  “Los Priscos” al servicio del cartel de Medellín  y que llegaron a hacer algunos “trabajos”.
Durante su estadía, se supo que salían al basurero a matar gallinazos para atinar puntería.
Volviendo al caso del dinero fácil, que no es tan fácil, sino rápido, digo yo,  una de las razones por las cuales muchas autoridades se fueron ricos de la región, se debió a que casi ninguna incautación de droga habida en la ciudad o en el río era reportada como “positivo” por miembros de algunas entidades controladoras, ya que esa era una de las tantas maneras de rebuscarse, transando con el infractor un arreglo beneficioso para ambas partes, situación que era conocida por algunos superiores que también  estaban en la nómina de la repartición.
Solo se reportaban aquellas incautaciones r en donde el público estaba presente y en donde  ya era  difícil  el arreglo, ante tanto testigo de ocasión,  como las ocurridas en el aeropuerto y en el puerto civil.
Y para muestra un botón: Cierto día estaba un amigo, representante en la ciudad de una gran empresa  parado en la esquina de lo que hoy es Tío Tom, resguardándose  de un aguacero de los que suelen caer en la zona.
Observaba correr el agua hacia el río por la calle denominada el puerto de Mike, que para la época era una calle sin pavimentar  cubierta de barro en época de lluvia cuando  de pronto vio subir en la soledad  de la calle a un parroquiano quien, con un morral al hombro,  se encaminaba hacia donde él estaba. Observaba el hecho como una cosa normal. De pronto, de uno de los lados de la calle cubierto de maleza salió la figura de un aduanero, quien lo detuvo  en medio de la lluvia y le hizo  una minuciosa requisa al morral.
El amigo observaba desde la distancia el procedimiento. Acabada la requisa, notó que el  representante de la aduana  se introducía  por entre la camisa unos paquetes que no alcanzó a distinguir qué se trataban,  sin embargo, desde la esquina le pegó un silbido, y haciendo   la mímica de serruchar  moviendo la mano derecha sobre la izquierda en actitud de corte, le dio a entender que había visto lo sucedido.
El aduanero desapareció en medio de la lluvia puerto abajo y “el cholo” -porque era un peruano- continuó subiendo hasta pasar por donde el amigo el cual no se aguantó la inquietud preguntándole qué le había pasado a lo cual respondió: “pues que me ha sabido quitar unos dolaritos que traía”. Las cosas quedaron  así.
Al otro día muy temprano, un aduanero que resulto ser conocido del amigo, se le apareció  en el negocio y después de saludarlo le dijo:” Es la primera vez que un civil me tumba tan elegantemente”, tome por  ver,  y sacando de sus bolsillos dos billetes de 100 dólares de lo incautado al peruano (yo diría que robado), se los regaló.
Y así ocurrió, nadie vio, nadie dijo nada y la vida continuó.
¿Qué autoridad no ambicionaba estar en la ciudad ejerciendo el servicio con éstas garantías extras a su sueldo?
Así cualquiera progresa  en una ciudad en donde, cuando se trata de favorecerse las partes, casi todo es permitido.
Carlos Javier Londoño O.