sábado, 17 de agosto de 2013

Agosto 12 de 2013


Crónicas  Leticianas 53

“La  triste realidad  que  algunos políticos y candidatos han olvidado”

Leyendo algunas  páginas de las redes sociales - en especial  las de origen amazonense -  que  hablan sobre la problemática politiquera existente en la región, encontramos que  ciertos personajes  dejan allí plasmado por escrito, verdades, mentiras, comentarios, chismes y elucubraciones alusivas a la causa, sacándose los trapos al sol, lanzándose  dardos, insultándose, ultrajándose,  esculcándose el pasado y denigrando  de todo el mundo con tal de dejar mal parados a ciertos  personajes, adversarios o candidatos que se disputan la torta para regir los destinos, aquellos que  en nada  benefician  a la ciudad, pero sí a los  elegidos,  en una lucha de “oportunistas” que desde hace mucho tiempo viene ocurriendo en la región.
Escribo ésta crónica para refrescarles la memoria a algunos, a otros, para que repasen lo que ya saben, y escribo sobre todo   para que la  juventud existente se entere de algunas realidades.
Remontémonos a la época  desde cuando el Amazonas era una simple comisaría que dependía del gobierno central, en especial del pulpo político llamado   Departamento Administrativo de Intendencias y Comisarias, “DAINCO”,  entidad que aglutinaba políticamente a todas las intendencias y comisarias existentes para aquella época. Era otra Colombia, con un director, que era prácticamente el segundo presidente de éste país del Sagrado Corazón.
Entre ésas dependencias políticas  estaba la circunscripción electoral, que para el Amazonas era manejada desde el Huila y el Caquetá por los gamonales politiqueros de la época, entre los que  se destacaban, entre otros, Guillermo Plazas Alcid, Rodrigo Lara Bonilla, Hernando Turbay  su hijo Rodrigo Turbay y Ricaurte Lozada, quienes como congresistas, senadores y representantes, desde esas tierras eran los que conducían los hilos de la política amazonense, secundados por los caciques regionales por todos conocidos como los jefes de los  partidos tradicionales  conservador y liberal, representantes, senadores y matronas de gran influencia , ya que para esa época no existía - como en la actualidad -  la alcahuetería de tantos partidos,  en donde se amparan, para su conveniencia los disidentes, tránsfugas y voltearepas.
Esos eran los dos partidos que prácticamente se disputaban el manejo de la rienda administrativa comisarial que, como dije anteriormente, eran patrocinados  de acuerdo a la conveniencia, por los políticos antes mencionados.
Desde esa época, los actos corruptivos para ganar elecciones  vienen haciendo su agosto,  tal fue el caso del robo del lote de  Navenal,  que con su repartición entre varios usuarios, para unas votaciones, favoreció  al partido infractor. o la “caja menor de los amazonenses”,  como lo fue la construcción de la carretera denominada los “kilómetros”,  vía a la cual - durante más de treinta años - le inyectaron millonarias sumas de dinero para hacer  míseros veinte kilómetros,  de trocha, pero eso sí, las partidas asignadas dieron para que la mayoría de los administradores y allegados, llenaran sus arcas personales.
Posteriormente con la llegada de la bonanza, cuando un gran amigo del pueblo (en especial de los indígenas) se consolidó como un líder político regional con  pros y contras a su favor  por todos conocidos,   fundador de la famosa “Casa Liberal del Amazonas”, que aglutinó la crema y nata de la política amazonense y que manejó por mucho tiempo los destinos políticos de la región, y que ahora sólo lo recuerdan  por su  emergente actividad, y no por lo que hizo por la mayoría de los politiqueros de turno, como patrocinarlos  para que fueran elegidos como representantes, senadores , alcaldes, comisarios  diputados o  concejales  o conseguirles prebendas como buenos puestos o  jugosas pensiones que ahora, haciendo  ahora gala de su  doble moral y mente olvidadiza, no recuerdan las antesalas que hacían en la “casa grande”, acompañadas de whisky  de las mejores marcas para esperar de nuestro gran “amigo” un apoyo económico para financiar sus campañas,  tal como lo hacían los políticos huilenses y caqueteños.
Hoy que sus hijos, nietos, hermanos, cuñados, primos , yernos, nueras y otros descendientes  están en la contienda, peleándose una curul para  regir los destinos del erario  departamental,  éstos, se rasgan las vestiduras ante los medios radiales y escritos, hablando de honestidad, de  amor por su pueblo, no dejando de practicar las mismas mañas y los mismos vicios políticos  de sus antepasados, pensando que un apellido, una situación económica o un antecedente ilegal, les da patente de corso  para hacer del departamento una finca familiar.
Como olvidaron esos veteranos políticos cuando en aquel entonces, secundaban esas actividades politiqueras, las cuales si querían seguir  a través de su descendencia,  hubieran  enviado a sus allegados a estudiar y prepararse mejor  con buenos conocimientos, bases y conexiones beneficiosas para el desarrollo de la región, y no permitir que  su descendencia se “bacaniara” como  dicen en la jerga  parlache, en esa sociedad del dinero fácil tan común en la región, que los motiva ahora a aspirar, cueste lo que cueste, a manejar  los hilos de la administración departamental,  con miras a conseguir dinero y figuración, mientras ellos, unos, ya fallecidos,  y los vivientes, se pasean como respetables  comerciantes o ciudadanos eméritos de la región. Bien lo decía un amigo: hasta para ser bandido se deben conocer bien las leyes para saber cómo violarlas correctamente.
Mientras tanto, el puedo se prepara para votar por los mismos con las mismas, a sabiendas de lo que va a pasar, pero no importa, no hay que  desaprovechar las prebendas a las que están acostumbrados como la compra del voto, una mísera dádiva o un puesto, desde  donde les toca  permanecer callados  durante los años que sus elegidos ejerzan, viendo como la corrupción acaba con el dinero del pueblo amazonense por la complacencia de los electores.
Carlos Javier Londoño O


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