Noviembre 11 de 2015
“1985 año trágico para Colombia”
Treinta años después, sigo
creyendo que 1985 fue un año funesto lleno de aciagos para el
pueblo colombiano.
Fueron 365 días en donde la
naturaleza, los malos manejos gubernamentales, la intransigencia de ciertos
personajes, la violencia que siempre nos ha acompañado y las ansias de poder, entre
otros factores, influyeron para que en este país perdieran la vida millares de
compatriotas algunos de los cuales se
hallan en el “limbo” pues aún se desconoce su paradero.
Fue un año en donde bajo la regencia
de un apático y mojigato presidente
llamado Belisario Betancur, se presentaron esas tragedias de las cuales él no
será el directo autor intelectual, pero
si tal vez pecó en ellas por alguna negligencia, y lo más increíble, aunque no sorprendente, en
este país del Sagrado Corazón, es que
por ninguno de esos trágicos acontecimientos haya sido llamado a rendir cuentas o dar explicaciones.
Hoy ante esta intransigente justicia que nos cobija en donde están “apareciendo desaparecidos”, “desapareciendo a quien los comprometa”,
condenando y persiguiendo a los buenos y premiando y ensalzando a los malos”,
creando carteles de falsos testigos contra quien se atreva a desafiarlos y,
trabajando con la corrupción a favor de prebendas personales.
Justicia en donde ser pillo paga,
justicia en donde se invirtieron los valores, en un país en donde los muertos
votan, los ladrones de cuello blanco, con las leyes auto favorecedoras de sus
colegas del Congreso disfrutan casa por cárcel, mientras que el colombiano del
común por defender sus derechos o apropiarse de algo para no dejar morir a su
familia de hambre, se encuentra hacinado una cárcel sin que nadie le tienda una mano benefactora.
Ya va siendo hora de que nos
aclaren, al pueblo colombiano, ciertas “mentiras” hechas verdades a través del
tiempo con las cuales han engañado a
muchos dolientes a fecha de hoy para conveniencia de ciertos actores.
Para refrescar un poco la memoria
veamos de qué se tratan las referidas tragedias.
Fue para la fecha 24 de julio de 1985 cuando en la selva amazónica cerca de
Leticia y siendo las 5.09 de la tarde se precipitó a tierra un avión de la Fuerza
Aérea Colombiana con matrícula FAC-902
en el cual murieron un sinnúmero de colombianos y digo sin número porque en
aquel momento, yo como jefe de Socorristas de la Cruz Roja del
Amazonas fui participe del rescate y
posteriores investigaciones para demostrar la culpabilidad del gobierno y la
Fuerza Aérea en un accidente en donde por negligencia del piloto y falla en
el servicio me mataron una hermana fuera de los demás ocupantes de esa
“guanábana” que como avión, nos enviaron
a cumplir esa ruta para suplir el paro favorecedor a las empresas del monopolio de la época como
lo eran Avianca y sus filiales Sam y Helicol.
Dije que nunca se supo número
real de muertos, así la prensa haya dado un número determinado, que sobrepasan
los 85, porque a pesar de existir una
lista previa echa por Avianca, la corrupción se presentó como siempre en estos
episodios permitiendo subir gente a
bordo pagando un soborno a ciertos empleados con tal que los despacharan en ese vuelo, razón
por la cual posteriormente al accidente muchos
dolientes aparecieron reclamando familiares que no aparecían en la
lista.
Este accidente no aparece entre
los anales del año 1985, pero que ocurrió y que nos costó más de trece años de
pelea con el gobierno y la fuerza Aérea para que reconocieran su
responsabilidad y culpabilidad e indemnizaran a los dolientes fue una
realidad.
Viene otra fecha trágica para el
pueblo colombiano: Noviembre 6 de 1985 cuando un comando del grupo guerrillero
19 de abril (M-19) se tomó a sangre y fuego las instalaciones del Palacio de
Justicia situado a un costado de la plaza de Bolívar en la ciudad de Bogotá.
Fueron dos días en donde el
ejército de Colombia, Policía nacional y miembros de varias entidades de
seguridad del estado lucharon de tú a tú contra los guerrilleros tratando de
salvar más de 300 rehenes que se encontraban dentro del edificio entre los que
se encontraban magistrados, consejeros
de estado, empleados judiciales, visitantes y empleados de la cafetería entre
otros.
Fue una cruenta incursión cuyo
objetivo era doblegar la justicia y hacer desaparecer los expedientes que con
fines de extradición comprometía a los
capos del narcotráfico en Colombia entre ellos a Pablo Escobar quien aparece
como el auspiciador de esta toma.
Para esa época el reporte de
muertos fueron: 35 guerrilleros, 14 militares y 46 civiles entre los que se
contaban magistrados de la talla de Alfonso Reyes, Carlos Medellín, Manuel Gaona
Cruz, Ricardo Medina entre muchos más.
Hoy ante estas nuevas versiones
acomodaticias de este acontecimiento de acuerdo a los actores interesados entre
ellos la Fiscalía, vemos que los
desaparecidos aparecen, que los que
defendieron hasta con la vida la
democracia colombiana ahora son los “malos del paseo” entre ellos el coronel
Vega Plazas quien está condenado por defender la causa y los verdaderos causantes
de semejante atrocidad se encuentran disfrutando de las mieles de esta justicia,
ocupando puestos públicos y como Pedro por su casa, libres de toda culpa , sin ser llamados a responder.
¿Qué nos pasa Colombia? Este jueguito de la tergiversación, manipulación de
información, justicia acomodada al mejor postor parece que viene desde hace
muchos años y el pueblo, como los estúpidos que muchos creen que somos,
creyéndoles a pie juntillas. Y todavía tienen el cinismo estos hijos de la gran
puta hablar de paz y de querer lo mejor para Colombia con un montaje fabricado
con la sangre de colombianos inocentes.
Para rematar esta oleada de
muertes de aquel fatídico año, se
avecina la más trágica de las fechas: Noviembre 13 de 1985 fecha durante la cual hizo explosión el Volcán
Nevado del Ruiz tomando por sorpresa a
los habitantes cercanos a Armero
población más cercana al volcán y a los
habitantes ribereños de los ríos por donde bajo la avalancha de agua y lodo.
Cuando el volcán empezó sus inicios de actividad sísmica en septiembre de 1985,los estamentos del
gobierno encargados de la situación fueron advertidos por varios organismos
vulcanológicos sobre el peligro que esto representaba para la población
vulnerable, pero como aquí se toman los correctivos después de haber ocurrida
la tragedia, no se tomaron las medidas y precauciones necesarias para evacuar las
poblaciones, ocurriendo la muerte de más
de 25 mil colombianos
Hoy que el fiscal de marras está
tratando de congraciarse con el pueblo
colombiano a lo mejor para que olvide su
desastrosa administración de justicia, llamando a los que no son para que se
auto incriminen y respondan por actos que no han cometido y haciéndose el de la
vista gorda con los que sí debería de llamar, ojalá que incluya en la lista a
Belisario Betancur y a los intocables de
aquella época, manejadores de esos institutos, para que expliquen el porqué de
esas omisiones que conllevó a la muerte de tanto compatriota.
Estos son los muertos reconocidos
por esas tragedias, cuenta a la que hay
que sumarle las víctimas que a diario ha dejado a su paso la violencia en todas
sus versiones que nos ha acompañado por más de 50 años.
Dios salve a Colombia de este
exabrupto que tenemos como justicia porque al paso que vamos, lo mejor sería de que amurallaran las
fronteras para que quedáramos encerrados y por supuesto todos
detenidos para no joder más.
Carlos Javier Londoño O.
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