domingo, 15 de noviembre de 2015

Noviembre 12 de 2015

IN MEMORIAM
A Olinda María Riveros de Vela.

Se sigue desflorando el árbol genealógico  de  la gente representativa, de la  Leticia buena de   aquel entonces.
Personajes que por las desinteresadas  acciones  que realizaron, pasarán a la historia regional como ejemplo para una generación en donde la honestidad, el tesón y la moral no están entre sus preceptos.
Personajes que han  luchado de tú a tú, tratando  de  mejorar la calidad de vida y el bienestar de los habitantes leticianos y foráneos, contra la apatía gubernamental que desde aquella época  han tenido postrada la región en  la desidia y el abandono.
Personajes que eran capaz de dejar a sus hijos abandonados por unas horas con tal de ir a ejercer un trabajo reconciliador para su espíritu, sin esperar ninguna recompensa muy diferente a la época de hoy en donde todo tiene su precio.
Hoy le correspondió el turno y nos abandona de esta tierra  la incondicional amiga Olinda María Riveros de Vela, la inolvidable  y aguerrida pedagoga quien desde muy joven luchando contra los avatares  e inclemencias de esa hermosa manigua  se adentró a las poblaciones de La Pedrera y  Tarapacá y posteriormente a Leticia  a la Escuela  Anexa de Niñas  a dar lo mejor de  sus enseñanzas a esa niñez, que hoy debe estar agradecida por haber sido discípulos de tan meritoria profesora, quien entre otros puestos ocupó también el de Supervisora de Educación Municipal y Diputada Departamental.
Posteriormente  perteneció      al grupo de Voluntarias “Damas Grises” de La Cruz Roja de Amazonas a la cabeza de doña Elvia de Cano en donde con sus amigas del voluntariado entre las que figuraron: Aminta Filó, Luz Marina de Mejía, Lucia de Montes, Aura Lilia de Álvarez , Charito de Silva, Mirian de Otero, Iracy de Moré,  entre otras se desplazaban por  los kilómetros, veredas y  el rio visitando asentamientos indígenas llevando con entereza y amor, una voz de aliento en medicinas y alimentos a esas personas menos favorecidas.
Mujer luchadora y emprendedora quien desde la muerte trágica de su querido esposo  el profesor Pacho Vela, no dio su brazo a torcer para sacar adelante a su familia.
Como te recordamos Olinda cuando en compañía de los Socorristas de la Cruz Roja  a mi cargo hacíamos esas tertulias y festivales para recoger fondos para la institución y en donde Tú cual hormiguita arriera  trabajabas   codo a codo con todos los integrantes.
Como te irán a extrañar las  inolvidables amigas del combo de las Cuchibarbies  en donde tú eras el hazmerreír con tus picantes anécdotas y chistes que les alegrabas la vida a  Rita, Olga, Betty, Teófila, Carola, Gloria y Amparo entre otras.
Tu legado no va a quedar en el olvido  más ahora en donde  últimamente  actuando como la samaritana caritativa   estabas pendiente para darle su voz de aliento a cuanto enfermo conocido era remitido de Leticia a la capital del país.
El pueblo te va a extrañar por esas ejemplarizantes  enseñanzas que plasmaste en la mente de esa niñez naciente quienes hoy, son mujeres ejemplo de muchos hogares.
Que  el Hacedor de Días te tenga a su diestra.  Paz en tu tumba.
Carlos Javier Londoño O


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