Septiembre
24 de 2017
“Pueblo indolente, a despertar que le cosa es en serio”
A usted señor
Santos, quien con su actitud megalómana, falaz, embaucadora y despreciativa hacia el pueblo que
supuestamente lo eligió, elección espuria con la cual ha hecho méritos más que suficientes para que pierda el preciado
título de ser llamado presidente de los colombianos, he de expresarle como adulto mayor, con dolor de
patria, el repudio, inconformidad y
aversión que siento sobre su actuar en esta situación hacia la que nos tiene
abocados por el solo hecho de ostentar el poder y manejar el destino de los
dineros del pueblo colombiano con el cual se ha dignado comprar conciencias más
perversas que la suya con tal de que lo apoyen en el cometido nefasto que usted
y sus secuaces están urdiendo contra nuestra querida Colombia.
No es desconocida
para mí por la edad,
educación y mi trasegar por las
diferentes zonas rojas de este país, incluso como familia aportante de víctima
a esta causa, sobre la génesis que ha generado
esta violencia que se viene manifestando desde hace
varias décadas en nuestra patria y que usted, entre otros gobernantes, por sus ancestros políticos, tienen mucho que
ver directa o indirectamente con la situación de la cual usted quiere ser ahora
el redentor.
Son ustedes,
como mandatarios de la nación en las
diferentes décadas, los causantes y por
qué no decirlo, los autores intelectuales de todas estas acciones violentas que se presentan en diferentes áreas, como
malversadores de los intereses del
pueblo como son los servicios primarios
a los que tenemos derecho llámense : salud, educación, el derecho al trabajo,
la justicia, la participación incluyente y los derechos fundamentales que
ustedes por conveniencia propia y de los esbirros a vuestro servicio, manejan a
sus antojos como armas primordiales para someter a los pueblos, haciendo
que la igualdad, lo incluyente y la
paridad no clasifiquen con la población lo que hace que tanta injusticia
descomponga la sangre alimentando el virus de la violencia.
En los años de
historia patria tanto leída como vivida
sé que han pasado por el solio de Bolívar, presidentes de todas las
pelambres, pero jamás había pasado uno como usted que aglutinara en una sola persona tanta
bellaquería y tanto odio hacia sus
compatriotas reflejado por la mala la
leche de su gestión, excepción que tiene
sin cuidado a aquellos que venden la mama por unos denarios que ahora están
genuflexos a su servicio.
Señor
Santos nunca se vio en esta nación tanto
despliegue de falsedad, rapiña del presupuesto, despotismo, falta de autoridad,
ni lavaperros (llámense ministros u honorables representantes) de tan alta alcurnia como los
que se están viendo en este gobierno en donde la degradación humana por poder, dinero, sexo y
futilidades son el vivo ejemplo que le estamos dejando a nuestros hijos y
nietos. ¡Que desgracia para esta nación!
Así es señor
Santos que su errático y permisivo mandato ejercido con la colaboración de las
huestes de la maldad, el terrorismo y la violencia entre otros, no le depara un
futuro muy halagüeño a esta nación, que
a pesar de sus antecedentes violentos se ha caracterizado por el trabajo, el
amor por la familia y por su terruño
entre las buenas cosas que tenemos los colombianos, para que ahora venga usted
con su séquito de desadaptados, pervertidos sodomitas, doble moral,
representantes de la isla de Lesbos, prevaricadores, abusadores de la
autoridad, extorsionistas asesinos, violadores a volver un estercolero este
país que a fuerza de sacrificio, tesón y verraquera de su gente quiere salir
adelante.
Qué ironía que
un apellido de tanta alcurnia como el
suyo, de la respetable Bogotá de otrora confirme lo que nos decía nuestro
profesor de historia al referirse a esos apellidos prestantes: “no muevan esos
árboles genealógicos porque no caen sino tataraputas”. Que pesar que usted
quiera pasar a la historia no por querer sacar adelante el país sino por el
contrario, por quererlo hundir en la desazón, la miseria, la pobreza,
destruyendo la clase media, la clase productiva, forma clásica para tornar una
nación comunista a base de la pobreza y degradación de los valores como lo está
demostrando su socialismo de mierda que no es otra cosa que entregarle el país
a estos delincuentes para sacar el mejor provecho de la situación. Esa tal
paloma de la paz que usted tanto pregona debe de estar pagando escondederos
para no ser devorada después del trillado posconflicto.
Por eso invito a
que despertemos a la realidad que se ha gestado
en contra de este país manipulado por minoría que como dijo el Papa Francisco: se les metió el
diablo al bolsillo
Que el año 2018
estemos todos los colombianos consientes dispuestos, con una buena votación, a
darle el revolcón que este país necesita. Si no, preparemos los glúteos para que nos tatúen el
sello Socialismo del siglo 21. ¡La cosa es en serio!