viernes, 27 de octubre de 2017

Septiembre 24 de 2017


“Pueblo indolente, a despertar que le cosa es en serio”


A usted señor Santos, quien con su actitud megalómana, falaz, embaucadora y  despreciativa hacia el pueblo que supuestamente lo eligió, elección espuria con la cual ha hecho méritos  más que suficientes para que pierda el preciado título de ser llamado presidente de los colombianos, he de  expresarle como adulto mayor, con dolor de patria, el  repudio, inconformidad y aversión que siento sobre su actuar en esta situación hacia la que nos tiene abocados por el solo hecho de ostentar el poder y manejar el destino de los dineros del pueblo colombiano con el cual se ha dignado comprar conciencias más perversas que la suya con tal de que lo apoyen en el cometido nefasto que usted y sus secuaces están urdiendo contra nuestra querida Colombia.
No es desconocida para mí  por la  edad,  educación  y mi trasegar por las diferentes zonas rojas de este país, incluso como familia aportante de víctima a esta causa,  sobre la génesis que ha generado esta violencia que se viene manifestando  desde hace  varias décadas en nuestra patria y que usted, entre otros gobernantes,  por sus ancestros políticos, tienen mucho que ver directa o indirectamente con la situación de la cual usted quiere ser ahora el redentor.
Son ustedes, como mandatarios  de la nación en las diferentes décadas, los causantes  y por qué no decirlo, los autores intelectuales de todas estas acciones violentas  que se presentan en diferentes áreas, como malversadores de  los intereses del pueblo como son  los servicios primarios a los que tenemos derecho llámense : salud, educación, el derecho al trabajo, la justicia, la participación incluyente y los derechos fundamentales   que ustedes por conveniencia propia y de los esbirros a vuestro servicio, manejan a sus antojos como armas primordiales para someter a los pueblos, haciendo que  la igualdad, lo incluyente y la paridad no clasifiquen con la población lo que hace que tanta injusticia descomponga la sangre alimentando el virus de la violencia.
En los años de historia patria tanto leída como vivida  sé que han pasado por el solio de Bolívar, presidentes de todas las pelambres, pero jamás había pasado uno como usted que  aglutinara en una sola persona tanta bellaquería  y tanto odio hacia sus compatriotas reflejado  por la mala la leche de su gestión,  excepción que tiene sin cuidado a aquellos que venden la mama por unos denarios que ahora están genuflexos a su servicio.
Señor Santos  nunca se vio en esta nación tanto despliegue de falsedad, rapiña del presupuesto, despotismo, falta de autoridad, ni lavaperros (llámense ministros u honorables  representantes) de tan alta alcurnia como los que se están viendo en este gobierno en donde la  degradación humana por poder, dinero, sexo y futilidades son el vivo ejemplo que le estamos dejando a nuestros hijos y nietos. ¡Que desgracia para esta nación!
Así es señor Santos que su errático y permisivo mandato ejercido con la colaboración de las huestes de la maldad, el terrorismo y la violencia entre otros, no le depara un futuro muy halagüeño  a esta nación, que a pesar de sus antecedentes violentos se ha caracterizado por el trabajo, el amor  por la familia y por su terruño entre las buenas cosas que tenemos los colombianos, para que ahora venga usted con su séquito de desadaptados, pervertidos sodomitas, doble moral, representantes de la isla de Lesbos, prevaricadores, abusadores de la autoridad, extorsionistas asesinos, violadores a volver un estercolero este país que a fuerza de sacrificio, tesón y verraquera de su gente quiere salir adelante. 
Qué ironía que un apellido  de tanta alcurnia como el suyo, de la respetable Bogotá de otrora confirme lo que nos decía nuestro profesor de historia al referirse a esos apellidos prestantes: “no muevan esos árboles genealógicos porque no caen sino tataraputas”. Que pesar que usted quiera pasar a la historia no por querer sacar adelante el país sino por el contrario, por quererlo hundir en la desazón, la miseria, la pobreza, destruyendo la clase media, la clase productiva, forma clásica para tornar una nación comunista a base de la pobreza y degradación de los valores como lo está demostrando su socialismo de mierda que no es otra cosa que entregarle el país a estos delincuentes para sacar el mejor provecho de la situación. Esa tal paloma de la paz que usted tanto pregona debe de estar pagando escondederos para no ser devorada después del trillado posconflicto.
Por eso invito a que despertemos a la realidad que se ha gestado  en contra de este país manipulado por minoría que  como dijo el Papa Francisco: se les metió el diablo al bolsillo

Que el año 2018 estemos todos los colombianos consientes dispuestos, con una buena votación, a darle el revolcón que este país necesita. Si no, preparemos  los glúteos para que nos tatúen   el sello Socialismo del siglo 21. ¡La cosa es en serio! 

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