miércoles, 4 de marzo de 2020


Bogotá, febrero 25 de 2020
Carta denuncia

Aprovechando la baratía del  tiquete  $ 95.000 por trayecto, el día 18 de febrero viajé a la ciudad de Medellín por la empresa aérea Viva Air con tiquete de ida únicamente, No de vuelo VH 8193  y  salida a las 9pm.
Conociendo las condiciones   del contrato de vuelo, entre ellas, las medidas del equipaje a que tenía derecho, viajé con un morral con un peso de menos de 10 kilos, con el que he viajado en varias ocasiones por diferentes empresas sin  ninguna novedad pues se acomoda al peso y a las medidas exigidas  con la salvedad que este morral es moderno con unas pequeñas  ruedas y un leve armazón metálico, pero vuelvo y repito, con las medidas y peso vigentes exigidos. Viajando esa noche  por dicha empresa, pasé todos los controles con el morral al hombro sin ninguna exigencia, ni contratiempo.
Para mi regreso a la capital, conseguí cupo por la misma empresa para el día sábado 22  de febrero en el vuelo VH 8184 con un valor de $106.000 con salida a las 9 am del aeropuerto Jasé María Córdoba, vuelo para el cual llegué al aeropuerto a las 6.30 am con el mismo morral, pasando todos los controles de ingreso  a la sala de espera.
Consultando el tablero de salidas en el interior de la sala, vi que mi vuelo salía cumplidamente  por la puerta de embarque 1C sala a la cual me dirigí en espera  del llamado a abordar.
Estaba  entretenido leyendo cuando se arrima una empleada de la empresa  Viva Air preguntando que si ese morral que estaba a mi lado era mío pregunta a la que contesté que sí. Enseguida me invito a que la acompañara al módulo de despacho invitándome a que colocara el maletín en un rectángulo metálico, diciéndome que esas eran las medidas del bolso a que tenía derecho para viajar. Con la tranquilidad del caso, puse el maletín dentro del armazón entrando perfectamente quedando solo por fuera la manija para su transporte.
De inmediato me dijo que con ese maletín no podía subir a bordo a no ser que pagara la suma de 125 mil pesos.
Ante esa solicitud, y escuchando lo caro del costo que superaba el valor de mi tiquete, le pregunté el porqué de ello. Me contestó que ese no era el maletín exigido por la empresa, que este debía ser un bolso con esas medidas. Explicándole que nunca había tenido problema con ese maletín pues se ajustaba a las medidas exigidas ya que cabía sin ningún obstáculo en el compartimiento de equipajes dentro del avión, preguntándole además por qué solo a mí  se me hacia esa exigencia viendo que había más pasajeros  con maletines más grandes que el mío  y a nadie más habían requerido, morral con el que había viajado desde Bogotá  y que allá no me habían puesto ningún problema, que si era que las normas de la empresa eran diferentes  en otras ciudades?  Ante las preguntas no contestadas por la empresa, la única solución que me aportaban era que si quería viajar debía pagar el dinero exigido. Ante la negligencia en sus respuestas monté en cólera  y con palabras  de alto calibre pero llenas de verdad les pregunte que de cuando acá el silencio ante la justa reclamación era tenida como respeto al usuario y mi alteración  salida de tono exigiendo explicación era una grosería?
Solicitando qué otras alternativas tenia para solucionar el problema, fueron muy explicitas en aclararme :
1) Dejar el maletín y viajar (opción descartada pues no tenía con quien dejarlo)
2) No viajar perdiendo el tiquete. A esto le sumaron la prohibición de abordar el vuelo debido a las   cuantas verdades que con un escándalo de la madona les hice ante la arbitrariedad que estaban cometiendo. Con la putería de colombiano ultrajado, en la sala de espera  sin tener otra salida, y con la necesidad de viajar,  al no tener otra alternativa, pagué los 125 mil pesos  no sin antes decirles que  la empresa estaba como las grandes superficies que están luchando contra la contaminación ambiental prohibiendo las bolsas plásticas pero que si uno se las paga ya no hay ninguna contravención, que en su caso, y mi maletín, al pagar lo requerido  si puedo subirlo a bordo tomando mágicamente las medidas por ellos exigidas.
Después de pagar, que es lo que les interesa, me dirigí a la puerta de embarque cuando fui alcanzado de nuevo por una de las empleadas quien me dijo que ese no era mi vuelo, infortunadamente ya había pagado, porque de lo contrario si hubiera sabido de que por ahí no era mi embarque, no había accedido a su requerimiento y esperaría a ver qué hubiera sucedido con mi nuevo embarque por la puerta 4D con  otras empleadas diferentes.
Las empleadas de esta empresa parecen perros policías al rebusque recorriendo las salas de espera situadas frente a sus puertas de embarque buscando a los presuntos violadores de sus normas  quienes son escogidos al parecer por su cara de adinerados o por su cara de guevones quienes  ante las circunstancias, no tenemos más remedio que pagar porque si o porque también, acrecentando  a la verraca las arcas de estas empresas  que se jactan de ser las favorecedoras de los usuarios del transporte aéreo.
Posterior a este impasse un pasajero se me acercó a decirme que ellas tenían otra opción y que era de llevar el morral en la bodega del avión por un menor costo, cosa que nunca me dijeron a pesar de haber solicitado las opciones a mi favor.
Estas son las empresas favorecedoras del pueblo colombiano y este es el costo que tenemos que pagar por su favorecimiento en la baratía de sus famosos tiquetes a  menos precios. Bien se  dice coloquialmente que “De eso tan bueno, no dan tanto”.

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