domingo, 26 de abril de 2020
Abril 26 de 2020
Crónicas paisas 17
"El inolvidable Teatro Junín"
Existió en el centro de Medellín, situado en la esquina de la carrera 49 más conocida como Junín cruce con la avenida La Playa, un hermoso edificio diseñado en 1922 por el arquitecto belga Agustín Goovaerts que con un estilo novedoso llamado “Art Noveau” lo hacía sobresaliente en la arquitectura céntrica de la ciudad.
Edificio compuesto por varios locales comerciales en donde se destacaban el tradicional hotel Europa y el famoso Teatro Junín, epicentro cultural de la época, construcción que fue demolida el 5 de octubre de 1967 para dar paso a la obra moderna icono del emprendimiento paisa llamado Edificio Coltejer, construcción en donde, desde su inauguración, una bandera de Colombia y otra de Antioquia izadas en un mástil en la cima del último piso, saludan ondulantes al pueblo antioqueño.
Cuantos compañeros añoramos ese teatro en donde cada domingo y con el producto de los ahorros guardados por algunos, de los dineros que nos daban para los “algos” de la semana, nos permitíamos comprar la boleta y poder entrar los domingos al tradicional matinal de las 11:30 am a ver lo último en películas de cartelera de tipo cómicas, vaqueros, aventuras y acción.
Con un aforo de 4200 personas, que a veces copaban el lleno del gran salón de dos plantas, dependiendo este del tipo de obra que se presentaba, llámese teatro, opera, o shows musicales sumándole además las presentaciones de películas en sus horarios de matinal (11:30 am), matinée (3:30 pm), vespertina (6:30 pm) y noche (9:30 pm) cuyo éxito en las entradas dependía de la película y de la fama de sus actores y actrices.
El primer piso del teatro era llamado “luneta” en donde estaba lo más granado en niños de la sociedad medellinense, muchos acompañados de sus padres, y en el segundo piso llamado “el gallinero” era a donde entrabamos el populacho pues era más barato y como sucede en todo gallinero los que mandaban toda suciedad a los que estaban abajo, pisos en donde entrábamos con el mismo fin, y era el de ver la misma película. Filmes que fueron muchos los presentados y de todos los géneros con actores y actrices de talla internacional que pasaron dejando en todos nosotros grandes recuerdos.
En cuanto a actores por qué no recordar a: Tony Curtis, Rock Hudson, Víctor Mature, Steward Granger, Yul Bryner, Alan Ladd, Gary Cooper, Jack Palance, John Wayne, Gregory Peck, Errol Flinn, Clint Eastwood, Charles Chaplin, Clark Gable, Fred Astaire, James Steward, James Coburn, Spencer Tracy, Henry Fonda, Cary Grant, Marlon Brando como los más representativos, y en cuanto a las divas del cine de la época porque no evocar a las sensuales: Sophia Loren, Natalia Wood, Gina Lollobrigida, Liz Taylor, Brigitte Bardot, Audrey Hepburn, Catherine Devenue, Silvia Koscina, Mia Farrow, Romy Schneider, Julie Andrews, Jackeline Biset, Rita Hayworth, Grace Kelly, Marilyn Monroe, Virna Lisi, Lorena Velásquez, Libertad Lamarque, Caudia cardinale, Catherine Hepburn, Barbra Streisand, Sivia Pinal, Joans Collins, Jeanne Moreau entre otras.
Para hacer un recorderis de algunas de las películas famosas del género cómicas que con actor mexicano Mario Moreno “Cantinflas” a la cabeza nos deleitaba en cada una de sus actuaciones,películas que pasaron a la historia como: el Bolero de Raquel, La Vuelta al Mundo en 80 días, El Analfabeto, El Extra, El Padrecito, el bombero atómico y muchas más. A estas le sumamos otros cómicos que también animaron nuestras vidas tales como Viruta y Capulina (Marco Antonio Campos Contreras y Gaspar Henaine Pérez respectivamente) con: Los Reyes del Volante, Dos Locos en Escena, Qué Perra Vida, y Un Par a Todo Dar. Resortes (Adalberto Martínez Chávez) con: Al Son del Mambo. TinTan (Germán Valdés) con: El duende y Yo y La Casa del Terror. Clavillazo (Antonio Espino y Mora) con: Pura vida, Nunca me hagan eso y Piernas de Oro.
Imposible olvidar el sinnúmero de películas que allí presentaron, nombres de las cuales mencionaré algunas que tuvimos la oportunidad de ver en sus diferentes horarios y en todos los géneros de las cuales recuerdo: Los 7 magníficos, Psicosis, Espartaco. Hércules, Los 10 mandamientos, Sansón y Dalila, Éxodo, Lawrence de Arabia, My Fair Lady, Por un puñado de dólares, El Bueno, el malo y el feo. Zorba El Griego, La Pantera Rosa, Quien teme a Virginia Wolf, Mary Poppins, El profesor chiflado, las de James Bond, las del Santo el Enmascarado de Plata, La novicia Rebelde, Cleopatra, La Máquina del tiempo, El Mártir del Calvario, El Llanero Solitario entre otras muchas más. Lo más interesante y apasionante de esos matinales era a la salida, cuando debajo de una gran ceiba que había al frente del teatro, nos reuníamos un sinnúmero de niños y jóvenes, unos acompañados por los padres, todos con la misma finalidad: el intercambio y venta de revistas de historietas de nombres como: Supermán, Chanoc, Popeye, El Gato Félix, El Pájaro Loco, El Llanero Solitario, La Zorra y el Cuervo, Red Ryder, Tarzán, La Pequeña Lulú, Archie, Corín Tellado, Titanes Planetarios, Porky, Kaliman y muchos otros nombres que ustedes no han olvidado.
También había el negocio con las llamadas “monas” figuras o caramelos para llenar los álbumes de las vueltas a Colombia y de los de fútbol, además de las figuras de animales para llenar el tradicional álbum patrocinado por Chocolatinas Jet, todo este negocio del rebusque lo complementábamos con la venta y cambio de las famosas “vistas” recorte de negativos de películas que valían de acuerdo al colorido. Las que más valían, eran las llamadas “cuadros” figuras de los actores de fama y a medio cuerpo que se encontraban en esos negativos y que por ser tan escasos, representaban dinero en efectivo. Era todo un mercado en donde nos ganábamos algunos pesos para gastos personales o acrecentar el negocio de compra-venta. Qué bella época de nuestra juventud, que no podía pasar desapercibida en esa Medellín antigua.
lunes, 20 de abril de 2020
Abril 20 de 2020
Crónicas paisas 16
" Estación de servicio Esso No 5"
Como bien lo dije en la crónica 15 anterior, la bomba de gasolina Esso No 5 pasó a la historia en Medellín, pues fue una fuente de empleo para muchas personas, aparte de las muchas historias y anécdotas que allí se vivieron. Más de 20 personas laborábamos allí, empezando por nosotros que éramos tres hermanos, cuya especialidad, con los eufemismos de ahora se llamaría “alistador de vehículos automotores” pero hablando coloquialmente éramos simples ”lavadores de carros”. Fuera de nosotros había mucha más gente al rebusque, allí encontrabas: monta llantas, polichadores, cambiadores de aceite, reparación de frenos, viciosos, ladrones de partes automotores y jugadores profesionales de cara y sello, machuca, y a las placas de los carros, todo esto con la anuencia del propietario señor Hugo Gutiérrez Morales, que nos acolitaba, razón por la cual era muy estimado por sus trabajadores y su buena clientela de taxistas, aparte también de clientela de caché como médicos del Hospital San Vicente, locutores de radio de la empresa RCN como Pastor Londoño, Eucario Bermúdez, Julio Arrastía Brica, Carlos Arturo Rueda C. fuera de abogados y gente prestante de Medellín y por qué no decirlo, malandros de todas las pelambres.
Contaré, entre otras, algunas
realidades allí vividas como parte histórica de esa estación de servicio
generadora de empleos.
Cuando a algún cliente le robaban
el radio del carro, la llanta de repuesto, las plumillas limpiavidrios, las
tapas de con que se engallaban los rines o la herramienta, que eran los robos más comunes de la época, acudían temprano a la bomba a
comentarle al patrón la necesidad que tenía en recuperar lo robado o cómpralo de
nuevo. Y tomemos como ejemplo, que lo
robado fuera una llanta de repuesto rin
16 o un radio, por decir algo referencia Zenit 230 El patrón de inmediato comentaba a los “ratas”
que se encontraban merodeando por ahí cerca sobre la necesidad del cliente y
las referencias de lo robado. De inmediato salían al rebuscar lo solicitado. El
patrón le decía al cliente que por favor volviera por la tarde.
Cuando el cliente llegaba en la
tarde a la bomba, ya había allí mínimo dos llantas o dos radios de la
referencia solicitada, coincidiendo a veces que el mismo radio o llanta eran
los mismos que le habían robado. Se
hacia la negociación y todos ganaban, pero nadie veía ni oía nada.
La siguiente anécdota me ocurrió
personalmente a mí, cierta tarde llegó un cliente elegantemente vestido
buscando a alguno de nosotros, los hermanos, para que le lavaran el carro, pues
teníamos fama de buenos lavadores. Ese día estaba yo de turno. El carro en que
llegó nuestro cliente era un Plymouth modelo 57 de los llamados “Colepato”, carro
engallado con todos los juguetes como se dice literalmente.
El cliente se llamaba Ramón
Antonio Aristizábal Ramírez de quien, si
no les digo su alias, de seguro no van a saber de quién se trata, pues era nada
menos que “Ramón Cachaco” gran atracador de bancos, iniciador del narcotráfico y pionero de los
sicarios en moto en Medellín. Todo muy
respetable como cliente, el en su trabajo, nosotros en el nuestro.
Cuando arribó, me le acerque a
ofrecerle mis servicios pues como era nuestro cliente y a pesar de que daba buena propina, allí se respetaba esa prioridad.
Cuando estacionó el carro en el lavadero me dijo: “ bien lavadito y bien
polichado, y cuando termine me lo tanquea”,… que quede como una uva, me reitero,
Tranquilo patrón que le va a quedar como nuevo –le contesté- y se encaminó
hacia la oficina a esperar el carro mientras hablaba con el patrón.
Yo me dedique a lo mío.
Después de muchos minutos en mi
labor y quedar lista la nave, procedí a tanquearlo y aquí fue, busqué la bendita
tapa para llenar el tanque y no la encontré por ningún lado, ni por delante, ni
por detrás, ni por los lados, ni en el piso del carro. Lo que si observé fue
que desde la oficina, tanto el cliente como el patrón me estaban observando y riéndose
al ver mi ante el desespero por
encontrar la tapa.
En vista de que no la encontraba y el ya se iba a ir me dijo: venga mijo le
muestro en donde está y arrimándose al
carro por la parte trasera junto al stop izquierdo, con su mano derecha hizo
girar todo el stop hacia la derecha mostrando de inmediato la tapa, si él no me
la hubiera mostrado, todavía la estaría buscando. Innovación aprendida desde ese día, producto del modernismo de la época.
sábado, 18 de abril de 2020
Abril 16 de 2020
Crónicas paisas 15
" Bares famosos de la Medellin antigua"
En los años 60, cuando trabajaba para costearme los estudios de bachillerato en el Liceo Antioqueño en la Bomba Esso No 5 llamada “La Revelú” situada en Carabobo con Restrepo Uribe esquina, había allí también cerca de ella, dos bares famosos, tal vez no conocidos por los estudiantes de la época pero si por los taxistas, tan es así, que se decía que taxista que no conociera esos dos bares, no conocía Medellín.
Ambos quedaban diagonal a la bomba, uno en la esquina y el otro en la mitad de la cuadra.
El de la esquina se llamaba “La
Ceiba” cuya especialidad era la chuleta de cerdo frita con arepa famosa en la
ciudad, en donde la música que solía
escucharse eran las rancheras y los tangos.
Hoy a mi edad, me quedo aterrado que
aunque esa no era la música de mi preferencia, es mucho el tango y ranchera que
sé cantar, pues toda la tarde y parte de la noche escuchando esos temas desde
el trabajo, inconscientemente quedaron grabados en mi memoria hasta el día de
hoy. De ahí el conocimiento que tengo
sobre cantantes de tango entre los que recuerdo a Carlos Gardel, Roberto
Goyeneche, Agustín Magaldi, Hugo del Carril, Juan Carlos Godoy, Armando Moreno,
Oscar Larroca, Argentino Ledesma, Alberto Podestá, Andrés Falgas, Miguel Caló y
Julio Martel.
Y en cuanto a cantantes de
rancheras recuerdo a Miguel Aceves Mejía, Tony Aguilar, José Alfredo Jiménez,
Javier Solís, Jorge Negrete, Chavela Vargas, Alicia Juárez, María Dolores
Pradera, Amalia Mendoza, Lucha Reyes, y Lucha Villa.
La clientela generalizada eran
los conductores de taxi, quienes eran a su vez clientes de la bomba en lavada y
tanqueo de sus vehículos. No había viernes o sábado que no se presentara una
trifulca en cuya mayoría de veces había un compañero de la bomba involucrado en
ella y en donde por compañerismo, nos tocaba actuar.
El otro bar famoso era Llamado “El Andino” cuyo propietario era un
adulto mayor de nombre Bernardo Arango, moreno dicharachero más conocido por “El Apóstol o “El suave”,
lugar en donde la música cubana,
portorriqueña, los boleros, el bogaloo , la salsa y los éxitos en baladas de
esos años que allí sonaban, lo hacían un bar agradable frecuentado a toda hora
por una variada clientela. Y si a eso le sumamos las hermosas “meseras”, que allí laboraban, muchas de las cuales fueron
nuestras primeras maestras en el inicio
sexual de la mayoría de los que trabajábamos en la bomba, pues conocían de nuestro
trabajo que hasta nos fiaban el polvo, todo eso sumado, hacía del sitio un lugar para
el relax y la bohemia.
La particularidad del propietario
era que cuando un cliente llegaba al bar con ánimos de beber y escuchar música,
cuando lo saludaban, lo primero que
hacía era servir dos aguardientes, se ponía la mano izquierda en el pecho y con
los dedos centrales doblados sobre el esternón
brindaba diciendo: suave papá,
estribillo que se volvió famoso en el bar cuando de brindar se trataba.
Y en cuanto a música, se escuchaban,
en una rockola con capacidad para 100 discos, los últimos hits de cantantes y
orquestas como: Ricardo Richie Ray, Bobby Cruz, Carlos argentino Torres, Alci Acosta, La Sonora Matancera, Celia Cruz, el Gran Combo, Roberto Ledesma.
Rolando La Serie, Bienvenido Granda, Cheo Feliciano, Celio González, Rodolfo,
Felipe Pirela, Los Graduados, La Billos, Los Melódicos, Daniel Santos, Orlando Contreras, Charles Figueroa, Carlos
Arturo, Leo Dan, Rafael, Camilo Sesto, Roberto Carlos, Elio Roca Los Golden
Boys entre otros. Díganme…Quien no bebía con semejante música?
Estando en el Amazonas supe de la muerte del Suave. Pero me alegró saber que los hijos habían
rescatado toda esa música y que habían inaugurado una discoteca en la avenida
Colombia, en donde se escucha la misma música.
En una ida a Medellín me propuse
encontrar la discoteca y la encontré, ahí estaban un hijo con la señora como
administradores, me les presente, les comenté el motivo de mi búsqueda, de mi
amistad con su padre y ahí fue, se armó la beba al son de mi música sesentera.
Estos son los grandes recuerdos de mi antigua Medellín.
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