Julio 10 de 2012
Crónicas leticianas
10
“Vuelven las fiestas de la confraternidad Fronteriza”
Vuelven de nuevo las
tradicionales fiestas de la confraternidad fronteriza y ya el pueblo se
apresta para tener en buen estado su
órgano hepático para disfrutar de ellas.
Fiestas tradicionales en donde algunos
entes gubernamentales también se preparan para sacar la mejor tajada económica
con los contratos y adjudicaciones que hacen con los manejadores del certamen.
Las fiestas del “pan y circo para
el pueblo” en donde el mandatario que lleve las mejores orquestas será el mejor
de su especie por brindarle al pueblo la satisfacción de olvidarse por unos
días la triste realidad y las ineficiencias de su mandato.
Fiestas que en ningún aspecto han
progresado y lo digo con conocimiento de causa, porque me correspondió participar de ellas el año pasado observando
que tenían mas variedad las que se
hacían en años anteriores.
Ahora las fiestas se supeditaron
a unos rebuscadores peruanos quienes con su bisutería barata made in China
hacen de las suyas en estas celebraciones en la conocida “plaza de los
artesanos”.y a unas casetas en donde el licor y comidas sin ningún control, se
expenden por doquier.
Queremos seguir viendo esas
fiestas en donde el ambiente familiar era una característica importante cuando
todos nos dirigíamos a presenciar ese
imponente desfile militar por las principales calles de la ciudad que aún se
conserva, engalanado por armas de las tres naciones que se confunden con las
nuestras como muestra de hermandad y camaradería, cuando asistíamos al puerto a ver el desfile de
las cañoneras de los tres países invitados
quienes haciendo alarde pacifico de su poderío naval desfilaban airosas
por las majestuosas aguas del imponente Amazonas cuando este era nuestro río
insignia, al frente del ahora mal llamado malecón, perdón se me olvidaba
que para poder ver de nuevo este espectáculo tendríamos que hacerlo en el
muelle de Tabatinga desde donde se puede
apreciar el río en todo su esplendor.
Que bueno sería que realizaran de nuevo el famoso
concurso de pesca denominado “Piraña de
Oro” que aglutinaba a pescadores de
Antioquia, los Llanos, Bogotá y otras regiones del país quienes motivados por
un trofeo y conocer esa hermosa región se desplazaban a participar en el concurso haciendo de puerto Nariño y los Lagos de Tarapoto, por
unos días, un epicentro de pesca.
O volver a escuchar y gozar con las orquestas que nos deleitaban
con los ritmos autóctonos de Colombia que nos
infundían ese vibrar de patria y ese sentimiento
nacionalista que tanto se ha perdido. Degustar de la buena gastronomía y
observar nuestros productos regionales y nacionales al hacer de la ciudad una vitrina turística de
nuestra nación.
Volver presenciar a ver esos actos culturales
significativos que rompan con el esquema
de los mismos con las mismas presentaciones
que la ciudadanía y los turistas presencian cada año.
Brindarle a la ciudadanía un reinado con todas las especificaciones en
donde nuestra candidata representativa no sea elegida por las influencias interesadas de tres o cuatro matronas
mandadas a recoger, sino por elección popular
manifestada en una digna representante
No es que esté en contra de éstas
festividades, por el contrario estas deberían de ser, no unas fiestas pueblerinas que no aportan
nada a la región aparte de una
distracción premeditada , el descalabro económico que sufren los hogares y de las ganancias extras adquiridas por los
manejadores del evento sino una fiesta internacional que retumbe en los
confines del territorio patrio en grande como su nombre lo indica, fiestas de
hermandad, de acercamiento, de
nacionalismo, fiestas patrias conmemorativas en donde tengamos la
oportunidad de mostrarle a los vecinos no solo la idiosincrasia, costumbres y
productos del Amazonas sino mostrar parte de lo que es nuestra querida
Colombia manifestada es ese pueblo llamado Leticia, como pueblo representativo en
esta importante frontera tripartita.
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