lunes, 16 de julio de 2012


Julio 16 de 2012


Crónicas leticianas 12

La justicia cojea, pero no llega

A Don Roberto Camacho…  26 años después

Con la presentación actual del seriado Pablo Escobar “El Patrón del Mal” se siguen evocando aquellos días funestos que vivió nuestra querida Colombia en las décadas de los ochenta y los noventa caracterizadas por los actos terroristas, asesinatos y demás acontecimientos de barbarie que se desataron cuando empezó la guerra fraticida entre los carteles de la droga y el gobierno nacional, sucesos a los que tuvimos la buena suerte de sobrevivir.
Hoy, mi  mente me lleva a rememorar tristes recuerdos, producto de esa insensatez, como la muerte del periodista amazonense de corazón, Roberto Camacho Prada quien fue asesinado el 16 de Julio de 1986 cuando en horas de la noche, conduciendo su vehículo, se dirigía a su hogar situado en el barrio Iane de Leticia   en compañía de su señora esposa.
Ad portas de su casa fue abordado por el gatillero a sueldo que acabó con su existencia.
Don Roberto como lo conocíamos familiarmente, era un periodista cabal, aguerrido en su acción, corresponsal en el Amazonas del diario El Espectador y Director Ejecutivo de la Cámara de Comercio de la ciudad en donde se distinguió, entre otras obras, por liderar acciones cívicas, por su lucha en unificar el comercio amazonense como estrategia para soportar los avatares de la economía en esa lejana y olvidada frontera tripartita.
Pionero de la avicultura en cuanto a su levante, industrialización y comercialización y uno de los impulsadores en la creación  de la Caja de Compensación del Amazonas “Cafamaz”
Como periodista se destacó por la veracidad e imparcialidad en sus artículos tanto en los publicados en el diario El Espectador como los  descritos en su periódico regional  “Ecos de la Amazonía” en donde analizaba  exaltaba o condenaba la gestión de los gobernantes y autoridades y en donde sin tener su alma vendida al diablo, resaltaba los problemas sociales que aquejaban la región entre ellos el narcotráfico en donde Leticia como puerta de entrada a Colombia  de este nefasto negocio, no escapó a la triste realidad de esta bonanza que tanto daño le hizo a la ciudad.
Como periodista también tenía sus detractores  y más en esa región  en donde denunciar la veracidad de ciertos hechos, como suele  suceder actualmente, es motivo de descontento por parte de algunos habitantes.
Y como ocurrió con periodistas de talla como Don Guillermo Cano, Silvia Duzán entre otros, por denunciar las actividades ilícitas de los capos de la región patrocinados por los protagonistas del seriado e impedir que la Cámara de Comercio fuera permeada con las empresas fachadas del negocio y por su lucha solitaria  contra ese  monstruo social, los  afectados con sus denuncias, ordenaron su ejecución.
Hoy 26 años después, y a pesar de que  la mayoría del pueblo  supo  quien fue o quienes fueron los determinantes de su muerte, menos las autoridades locales a quienes el precio de su silencio y colaboración se compraba con dólares y que se sabe que el ejecutante del homicidio, un ex policía al servicio del cartel fue posteriormente asesinado, la justicia nunca actuó.
Su muerte aún permanece impune.

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