Marzo 16 de 2014.
“Crónicas leticianas
68”
“Vuelve y juega la
politiquería, un cambio es necesario”
Volvió la pasividad política y la calma relativa a Colombia y
al departamento del Amazonas
después del paso del circo electoral llamado “elecciones” recién efectuadas en el territorio nacional,
jornada que dejó alegrías, decepciones, tristezas, incertidumbres y sobre todo
problemas económicos a los que convencidos de ser ganadores, invirtieron la
famosa mermelada en sus electores saliendo “quemados” como se dice coloquialmente.
Y aunque traten de justificar su salida pataleen y demanden para no perder esa “teta”, ya lo electo y
contado, contado y electo está.
Y en lo que compete al Amazonas, fue una jornada de cambios en cuanto a nuevos representantes se refiere, porque por
lo demás, sigue la misma parafernalia, se siguen utilizando las mismas
artimañas para conseguir los votos a como dé lugar, en unas elecciones atípicas
en donde lo único que cambia son los personajes porque la situación politiquera adversa a la región,
como lo ha demostrado el pasar de los años, sigue siendo la misma, por no decir
peor.
Aunque hubo sorpresas en la elección, también se demostró que las maquinarías que manejan los destinos de la región siguen haciendo
de las suyas cuando de defender sus intereses corruptivos se trata, y hasta la suerte les jugó a su favor en esta
ocasión para sacar un candidato electo.
Y aunque lograron reemplazar
los representantes que querían perpetuarse en el poder, también es cierto que no es mucho lo que las cosas vayan a cambiar con esta elección, sin ser negativo ni resentido como lo dirán
algunos de mis contradictores, pues a
pesar de que uno de los elegidos es de
tendencia y ancestro popular, el otro es de apellido con herencia politiquera
de los que manejan actualmente la región, Dios quiera esté equivocado y
ojala la tendencia de su gestión no sea únicamente para mejorar su
patrimonio familiar.
Se notó que algunas personas quieren el cambio, pero les falta
cohesión para conformar una fuerza transformadora que despojados del egoísmo,
de individualidades y de ese
regionalismo malsano, unidos conlleven la situación a un mejoramiento regional,
sobre todo en el campo político.
Ya se vio una juventud
inquieta con ganas de hacerse sentir,
con ganas de que las cosas mejoren en su departamento y ¿quién más que
ellos, son los llamados a hacer esta transformación? pero viene mi preocupación
acerca de su asesoría, acerca de su financiación, acerca de su supuesto cambio.
Porque está demostrado que en esa ciudad, nada se hace gratis
y más cuando un político mete la mano en alguna asociación, entidad u obra
benéfica en donde el encausamiento ya
está de antemano definido.
Qué bueno sería que se formara de nuevo un “movimiento cívico
independiente” ajeno a toda politiquería, como lo tuvimos en otrora, que
concentre las fuerzas vivas de la región con representantes de los gremios del
comercio, de los mototaxistas, taxistas, representantes indígenas, del turismo
y gremio hotelero, agremiación en donde sin importar el regionalismo, el
partido político, la religión y dejando atrás, como lo dije anteriormente, el egoísmo, la
mentalidad individualista y el afán de sacarle provecho a todo compromiso,
luchen por un mismo ideal como cuando nos unía ese concepto de patriotismo y
unidad fronteriza que luchábamos mancomunadamente por tener una región como nos la merecíamos no más por el hecho de estar cuidando esa línea fronteriza y estar viviendo en esa
candente latitud en donde nuestra paga simbólica como mínimo, debiera ser que
los gobernantes jugaran en el mismo bando del pueblo para ser más llevadera,
con una buena calidad de vida, la
estadía en la región.
Movimiento además, que
con una personería jurídica se convierta en el “siriri” (ave característica de algunas
zonas del territorio nacional encargada de poner en ascuas al gavilán cuando se lo encuentra en el camino) de las
administraciones, en los veedores de las obras, exigiéndoles a los mandatarios
el cumplimiento de la ley y del plan de gobierno esgrimido durante su campaña electorera y sobre todo,
pedirles un exigente respeto para con un pueblo que lo eligió.
Carlos Javier Londoño O.
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