“A los que dudan que vamos para
allá ”
Con la contundencia y veracidad con que sólo una periodista de la talla de
Mary Anastasia O´Grady puede escribir sin tener mermelada en su pluma, columnista
del afamado periódico neoyorquino The Wall
Street Journal, nos llega su
columna de opinión en donde nos hace un acorde comparativo entre el bien muerto
Hugo Chávez y el muerto en vida
políticamente, el cínico presidente nuestro, en donde el primero con su cuento
de la República Bolivariana de Venezuela
y Socialismo del Siglo 21 y el segundo con su trillado y mentiroso “Diálogo por la Paz de
Colombia” quienes invirtiendo grandes
millonadas de dólares con el fin de atraer clientes a su negocio, embaucaron a millares de ingenuos unos y consientes
otros, coterráneos de ambas naciones que
los tienen a unos sometidos a un
genocidio escalado y a nosotros que si no tomamos los correctivos a tiempo para
allá nos llevan como ovejas al redil.
Nos comenta Anastasia que, Santos
está usando esas mismas estrategias utilizadas por su gran amigo, pidió, si no
fue que ya se los concedieron, que el Congreso de la República le apruebe poderes autoritarios, con el fin
de enmendar la Constitución Política de Colombia,
cosa de incluir en ella los desconocidos acuerdos de paz que desde hace 5 años
vienen gestando alevosamente por debajo de la mesa de negociaciones de la
Habana, en detrimento del futuro del pueblo colombiano.
Habla de cómo Santos convenció (léase enmermeló) al
Congreso para que redujera el mandato
constitucional mínimo de votantes para su plebiscito de la mitad más uno al 13%
el cual se va a reforzar con la propuesta de los prostáticos liberales, quienes
proponen aprobar el voto desde los 14 años de edad, cosa que si la votación no
les es favorable ahí tienen el refuerzo.
De la encuesta Gallup de la
última semana de abril nos habla del índice de aprobación al mandato
presidencial cuyo porcentaje es del 21%
debido a su obsesión de firmar a como dé
lugar, esos acuerdos de la Habana entre él y sus carnales razones por las
cuales ha descuidado la economía y la seguridad del país, entre otros.
Dice además, aumentado con mis
comentarios y lo más importante es, que la mayoría de los colombianos queremos
la paz, pero que nos negamos a creer que esos hacedores del mal, hacedores de
crímenes de lesa humanidad, no paguen cárcel, ni entreguen las armas, ni las
ganancias obtenidas con el jugoso mercado del narcotráfico, para que vengan a
postularse como aspirantes a cargos públicos.
¿Pero qué podemos esperar si
ellos están ansiosos de reunirse con sus colegas de turno los bandidos que nos están legislando en ese
antro llamado Congreso patrocinado por el gobierno, reyes de la impunidad y de
los controles auto favorecedores?
Que conste que esos no son los
únicos parecidos entre ellos (entre los congresistas y los guerrilleros y entre
los presidentes en mención)
Pues así como lo hizo Chávez,
Santos desde un principio ha engañado al pueblo, como lo demuestra la
periodista en una entrevista telefónica que le hizo en 2012, cuando todos se
dieron cuenta que estaba negociando con la guerrilla a lo cual le respondió: “que lo hizo porque
pese a que estaban disminuidos, seguían sembrando el terror” contradiciendo lo
que dice su hermano Enrique Santos protagonista de estas conversaciones, en su
libro” Así empezó todo” que Juan Manuel desde un principio de su mandato lo que buscaba era una agenda política
diferente a la de Álvaro Uribe Vélez, cuyo principal objetivo era buscar un
acuerdo negociado con las Farc a quienes luego de la aceptación, los traslado
sigilosamente a Cuba y en donde a decir de ella:” Todo era altamente clasificado, ocultado al público
“so pena de socavar la credibilidad política de un presidente, que cada tercer
día reiteraba que no habría dialogo alguno con las FARC hasta que no den
muestras de su voluntad para dejar las armas” (sic).
Ahí pueden darse cuenta a grosso modo
mis queridos compatriotas, de cómo todo estaba fríamente calculado, planeado por
el famoso documento “Foro de Sao Paulo” cuyos acápites se están cumpliendo a cabalidad, con la mentira a
flor de labios con miras a expandir ese legado, que resumido en las palabras de la periodista esto jamás se da
“como una receta para la paz”.
A actuar , porque esto ya es un
hecho.
Carlos Javier Londoño O
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