martes, 24 de mayo de 2016

Mayo 24 de 2016

“A los que dudan  que vamos para allá ”

Con la contundencia y veracidad  con que sólo una periodista de la talla de Mary Anastasia O´Grady puede escribir sin tener mermelada en su pluma, columnista del afamado periódico neoyorquino The Wall  Street  Journal, nos llega su columna de opinión en donde nos hace un acorde comparativo entre el bien muerto Hugo Chávez  y el muerto en vida políticamente, el cínico presidente nuestro, en donde el primero con su cuento de la República Bolivariana de Venezuela  y Socialismo del Siglo 21 y el segundo con su  trillado y mentiroso “Diálogo por la Paz de Colombia”  quienes invirtiendo grandes millonadas de dólares con el fin de atraer clientes a su negocio, embaucaron  a millares de ingenuos unos y consientes otros,  coterráneos de ambas naciones que los tienen a unos  sometidos a un genocidio escalado y  a nosotros que  si no tomamos los correctivos a tiempo para allá  nos llevan como ovejas al redil.
Nos comenta Anastasia que, Santos está usando esas mismas estrategias utilizadas por su gran amigo, pidió, si no fue que ya se los concedieron, que el Congreso de la República  le apruebe poderes autoritarios, con el fin de enmendar  la Constitución Política de Colombia, cosa de incluir en ella los desconocidos acuerdos de paz que desde hace 5 años vienen gestando alevosamente por debajo de la mesa de negociaciones de la Habana, en detrimento del futuro del  pueblo colombiano.
Habla de cómo  Santos convenció (léase enmermeló) al Congreso  para que redujera el mandato constitucional mínimo de votantes para su plebiscito de la mitad más uno al 13% el cual se va a reforzar con la propuesta de los prostáticos liberales, quienes proponen aprobar el voto desde los 14 años de edad, cosa que si la votación no les es favorable ahí tienen el refuerzo.
De la encuesta Gallup de la última semana de abril nos habla del índice de aprobación al mandato presidencial  cuyo porcentaje es del 21% debido a su obsesión  de firmar a como dé lugar, esos acuerdos de la Habana entre él y sus carnales razones por las cuales ha descuidado la economía y la seguridad del país, entre otros.
Dice además, aumentado con mis comentarios y lo más importante es, que la mayoría de los colombianos queremos la paz, pero que nos negamos a creer que esos hacedores del mal, hacedores de crímenes de lesa humanidad, no paguen cárcel, ni entreguen las armas, ni las ganancias obtenidas con el jugoso mercado del narcotráfico, para que vengan a postularse como aspirantes a cargos públicos.
¿Pero qué podemos esperar si ellos están ansiosos de reunirse con sus colegas de turno  los bandidos que nos están legislando en ese antro llamado Congreso patrocinado por el gobierno, reyes de la impunidad y de los controles auto favorecedores?
Que conste que esos no son los únicos parecidos entre ellos (entre los congresistas y los guerrilleros y entre los presidentes en mención)
Pues así como lo hizo Chávez, Santos desde un principio ha engañado al pueblo, como lo demuestra la periodista en una entrevista telefónica que le hizo en 2012, cuando todos se dieron cuenta que estaba negociando con la guerrilla a  lo cual le respondió: “que lo hizo porque pese a que estaban disminuidos, seguían sembrando el terror” contradiciendo lo que dice su hermano Enrique Santos protagonista de estas conversaciones, en su libro” Así empezó todo” que Juan Manuel desde un principio de su mandato  lo que buscaba era una agenda política diferente a la de Álvaro Uribe Vélez, cuyo principal objetivo era buscar un acuerdo negociado con las Farc a quienes luego de la aceptación, los traslado sigilosamente a Cuba y en donde a decir de ella:” Todo era altamente clasificado, ocultado al público “so pena de socavar la credibilidad política de un presidente, que cada tercer día reiteraba que no habría dialogo alguno con las FARC hasta que no den muestras de su voluntad para dejar las armas” (sic).
Ahí pueden darse cuenta a grosso modo mis queridos compatriotas, de cómo todo estaba fríamente calculado, planeado por el famoso documento “Foro de Sao Paulo” cuyos acápites se  están cumpliendo a cabalidad, con la mentira a flor de labios con miras a expandir ese legado, que resumido en  las palabras de la periodista esto jamás se da “como una receta para la paz”.
A actuar , porque esto ya es un hecho. 


Carlos Javier Londoño O

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