Septiembre 26 de 2012
Crónicas leticianas
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Cuando se trabajaba desinteresadamente por la región
Fue en el año 1974 cuando la Cámara de Comercio del
Amazonas inició labores en la región amazónica por iniciativa de algunos
comerciantes.
Pero fue en el año de 1975 cuando
siendo presidente de la misma, Henry Alberto Porras Ardila por nombramiento
directo del gobierno nacional presidido por Alfonso López Michelsen , con la ayuda de su Secretaria Ejecutiva Ruth de
Zambrano gestionaron ante Gastón Abello presidente de Confecámaras la inscripción de la naciente cámara de comercio del
Amazonas ante esa confederación para que
fuera reconocida nacionalmente. Posteriormente, por su colaboración y aportes a
la región por parte de esa entidad,
Gastón Abello fue condecorado por la
Cámara de Comercio del Amazonas con su distinción “Remo de Oro”.
Desde esa época han pasado por la
entidad varios presidentes y secretarios
ejecutivos, unos con gestiones
plausibles, otros sin mérito ni gloria pero a pesar de ello se veía la gestión de la entidad la cual trabajando mancomunadamente con los
comerciantes, hacía o se participaba en eventos regionales o nacionales favorables a la región entre los
cuales podemos destacar entre otros, la participación del Amazonas en una Bolsa
Internacional de Turismo efectuada en
Medellín y patrocinada por Avianca, evento en donde Capax como promotor del turismo amazónico
con su anaconda al cuello, y las representaciones autóctonas de la región junto con las artesanías que viajaron con él, fueron el atractivo a
nivel nacional e internacional.
La feria de productos
nacionales realizada en Leticia en las
instalaciones del Hotel Anaconda a donde fueron invitados industriales de todo
el país quienes llegaron a la ciudad a exhibir sus productos y hacerlos mas
competitivos con los del Brasil y Perú. Fue una
exposición económicamente rentable pues llegaron y se quedaron muchos
productos desconocidos en la región.
Además se hicieron foros, conferencias, entrevistas y un
sinnúmero de ayudas favorecedoras a los
comerciantes auspiciadas por
Confecámaras y las cámaras de comercio hermanas de Bogotá y Medellín.
Hubo además acciones transcendentales como el
paro promovido por la entidad para protestar por el problema energético. La
adquisición ante la Aduana Nacional del primer cupo en mercancías a que tenían
derecho los turistas que visitaban la
región, aunque no fue competitivo con San Andrés, si fue motivo para que nos
llegaran muchos visitantes, además de la consecución de algunas de las exenciones aduaneras
vigentes a la época.
El Cuerpo de Bomberos Voluntarios
de Leticia es otra de las instituciones representativas de Leticia cuando el
voluntariado se hacía con las manos, pero gracias al tesón, constancia y empuje
de su comandante Ad-honorem señor Fabio Quintero Barrera director del Incomex
regional para la época, secundado por voluntarios con ganas de hacer algo por
la ciudad, sacaron adelante esa institución. De los cuales recuerdo algunos compañeros
de acción como el sub-comandante Edison Díaz Prada, los tenientes:
Tomás Cárdenas Barbosa, Jairo Hernández y Cabrera, los cabos: Milton Puentes y Velandia, los bomberos:
Bayuca, los hermanos Londoño
entre otros cuyos nombres se me escapan pero
que pasaron a la historia por sus acciones de las cuales recordamos el gran
incendio del almacén distribuidor de
productos Croydon y aluminio y plásticos Imusa situado en donde hoy queda el Centro Comercial de los Cano, incendio que se caracterizó porque esa
madrugada no había agua en los hidrantes
y nos tocó apagarlo con la maquina abastecedora de agua y la cadena humana que
con ollas y baldes del mismo almacén se
formo desde el sitio del incendio hasta
la orilla del río que afortunadamente estaba a una cuadra pues era época de creciente. De esa conflagración solo
quedó en pie unos bultos de sal petrificados y una caja fuerte.
Otro incendio famoso fue el de
una lancha distribuidora de combustible que se incendio en la orilla del río que
estaba crecido y que amenazaba con acabar con toda esa parte del puerto pues
todas eran casas de madera. Para esos casos tocaba enganchar la lancha con unos
garfios atados a unos lazos para poderla
jalar por medio de un deslizador a la mitad del río para que allá explotaran
los bidones sin ningún peligro, pues así lo hicimos con tan mala suerte que la explosión se
efectuó antes de tiempo haciendo que la onda explosiva arrojara al agua a unos
compañeros bomberos que iban jalándola con
el bote, algunos de los cuales presentaron
quemaduras de tercer grado.
De este incidente existe una
magnífica e impresionante foto del hongo producido por la explosión, ojala si
alguien la tiene la diera a conocer por lo interesante.
Otro acontecimiento
memorable fue el accidente y rescate de
los pasajeros del avión bandeirante de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB)
que con 22 personas a bordo se estrelló
contra una torre perteneciente a una emisora local cerca de la frontera entre Colombia y Brasil, accidente en el cual
murieron todos sus ocupantes, sobreviviendo sólo una tortuga.
El rescate de la avioneta de la Comisaría HK-4528
G que cayó en la selva Amazónica y que de no ser porque un plano quedó en la
copa de un árbol y fue avistada por George Tsalickis piloto particular en la
zona, su localización hubiera sido muy difícil, allí murió nuestro teniente de
bomberos Jairo Hernández.
El rescate posterior de las aguas del río Amazonas del avezado piloto
mencionado anteriormente el cual al tratar de despegar su hidroavión de esa pista acuática llamada amazonas al frente de la población de
Ramón Castilla, el avión se capoteó, muriendo por inmersión al no poder zafarse
de su cinturón de seguridad.
Además de las emergencias
acuáticas y terrestres acaecidas cuando
el tradicional y famoso viento de Santa Rosa se aparecía en los amaneceres
causando vendavales que atemorizaban la población, cuantos
habitantes perdieron sus embarcaciones cuando al presentarse este fenómeno en
la orilla del río, éstas chocaban unas con otras destruyéndose completamente
para lo cual la única solución era prenderlas y sacarlas a la mitad del río a
enfrentar la situación.
Y el mas trágico de todos los
accidentes hasta ahora ocurrido y que tocó a todas las entidades de socorro de
la región, la caída del avión de la Fuerza
Aérea Colombiana el DC-6
FAC_902 a 10 minutos de vuelo
saliendo de Leticia, accidente con el cual se pudo demostrar que ninguna
entidad de socorro estaba preparada para una emergencia de esta magnitud.
Otra entidad que también inició
sus actividades con el esfuerzo de sus voluntarios fue la
Cruz Roja Colombiana seccional Amazonas la
cual bajo la presidencia en mi época del señor
Lisímaco Canizalez tratamos de
hacer lo mejor posible en cuanto a prevención en desastres y salud, con
campañas cívicas de vacunación en los caseríos indígenas a lo largo del río Amazonas. Cuanta
colaboración desinteresada existía en esa institución con sus damas voluntarias
abnegadas dirigidas bajo la presidencia de la señora Yaneth de Zambrano y entre ellas otras como : Miriam de Otero,
Iracy de Moré, Aura Lilia de Álvarez, Lucia Restrepo de Montes, Cristina de
Rengifo, Aminta Filhó, Yolanda Marin y
el equipo de Socorristas bajo mi mando entre los cuales estaban: Harlem William Rodríguez, Nelson Hernández,
Manuel González, Rubén Capto, Tadeo Abella, Olga Müller, Nelly Rodríguez, Dolly
Piedrahita, Elia Yadira Rodríguez, Gloria Inés Bardales, Miriam Camacho, James
Rodríguez, Benilda Cachique y Jesús Salinas., grupo de incondicionales
jóvenes cuyas practicas de supervivencia
que experimentábamos en la selva amazónica nos sirvió y favoreció cuando el accidente del
mencionado avión de la fuerza aérea cayó en la selva y nos toco como a las demás instituciones ir al rescate. Y
para finalizar no podíamos dejar atrás
a la Defensa Civil
Colombiana quien bajo la dirección del dr Evelio Parra Sánchez en colaboración
con Hernando Araque , Homero Benjumea y
Capax entre otros también estaban dispuestos las 24 horas a hacer cumplir su
lema “listos en paz o emergencia”.. Que satisfacción mas grata haber pertenecido a esas entidades.
Así se hacia patria antiguamente,
no buscando el interés egoísta y personal, económico y figurativo como lo hacen
hoy en día.
Ese era el espíritu de
abnegación, colaboración, y hermandad que nos unía y que nos impulsaba a luchar
por esa región que empezaba a vislumbrar
su futuro.