Agosto 31 de 2012
Crónicas leticianas
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Nuestro sentido patriótico en la frontera.
Desde los tiempos en que Leticia pasó a ser territorio
colombiano, los peruanos no han visto con buenos ojos esta perdida, razón por
la cual en épocas anteriores siempre se especulaba de una posible toma de la
ciudad por parte de ellos.
Fue así como una tarde de aquella
época, se empezó a correr el rumor de
que esa noche la toma podía hacerse realidad.
La tensión se acrecentaba mientras caía la tarde, movimiento de tropa, gente
inquieta y a la expectativa, era lo que se veía.
El Comandante de la
guarnición Mayor Casalins,
perteneciente a la Armada Nacional , al observar
que la población se encontraba intranquila, como medida preventiva y defensiva
y como jefe militar máximo en la zona,
permitió como acto excepcional el porte de armas para todos los civiles
residentes en la ciudad.
Para complementar este rumor, ya
entrada la noche se observo en la isla peruana que quedaba al frente de Leticia,
unos movimientos de luces y reflectores
que alertaron, previnieron y tensionaron más a la población
y a las autoridades locales.
Ante la orden impartida por el
comandante, la calles se vieron pobladas, fuera del personal militar que
patrullaba, con personal civil quienes
portaban toda clase de armamento desde los más viejos hasta los más modernos,
hecho que causó asombro a las autoridades que desconocían el potencial bélico
que poseía la ciudad.
Como personaje destacado en esta
operación tenemos a un ex presidiario de
la selvática colonia Penal de Araracuara la cual había sido cerrada en años anteriores, quien
residía en Leticia.
Los presos que allí purgaban sus
penas, al cierre de la prisión, muchos se quedaron a vivir en la selva y otros
se trasladaron a ciudades colombianas incluyendo Leticia en donde habitaban, como
decentes ciudadanos, un buen número de ellos.
Este personaje conocido como “ 7 pintas ” cuyo apodo se gano por su forma peculiar de vestir pues
para cada día de la semana tenia una pinta diferente la cual no repetía. Era
una de sus características.
A pesar de sus antecedentes, vivía
normalmente y era respetado en la ciudad.
Esa noche aprovechando la orden impartida por la autoridad, sacó a relucir sus armas y concretando a varios de sus compañeros de
reclusión, formó un comando quienes marchando acompasadamente desfilaron por la
ciudad dando un ejemplo de patriotismo jamás visto, y los cuales dirigiéndose a
la sede militar se pusieron firmes ante las autoridades encargadas
como un comando voluntario dispuesto a defender la soberanía de la
ciudad si la ofensiva se hacia realidad. El comandante, agradeciéndoles el
gesto les pidió el favor de que patrullaran la ciudad.
El Mayor quedó impresionado por la cantidad de armas que salieron a
relucir, lo mismo por el gesto patriótico de las gentes que en grupos se
presentaban al comando a ofrecerse como voluntarios en la defensa de la ciudad.
El pueblo no durmió esa noche,
gente armada recorría la ciudad en
motos, carros y cuanto vehículo de
tracción funcionara. El jefe de bomberos como radioaficionado que era, de
desplazó con una patrulla militar río Amazonas arriba a comprobar la veracidad del rumor, desde
donde se contactó con la guarnición en Leticia, con sus colegas radioaficionados colombianos y del mundo quienes
por su intermedio conocieron la
situación..
Al amanecer regresaron con la buena noticia que el rumor
era una falsa alarma y que los movimientos que se veían al frente en la isla,
era una embarcación de gran calado que estaba en reparación.
Toda la ciudad volvió a la
normalidad y del armamento exhibido en la
noche, conocido por las autoridades, al otro día desapareció como por
arte de magia sin que éstas tomaran cartas en el asunto pero con el
conocimiento de que allí existían y que estaban listas para defender el nombre
de Colombia.
Con este gesto se demostró que
las gentes que vivíamos en aquella época en esa querida frontera, nos corría
por las venas ese amarillo, azul y rojo de nuestra bandera colombiana la cual
no estábamos dispuestos a que nadie nos
la irrespetara y en donde ese vibrar de patria y el nacionalismo existente en
cada uno de nosotros hacia que las
autoridades no se preocuparan en demasía, pues sabían que la frontera estaba bien
cuidada y representada.
Situación muy diferente a la que
se vive actualmente en donde me tocó
presenciar entre otras demostraciones
apátridas, que al sonido de nuestro himno nacional, a la juventud y a mucha
gente les preocupa muy poco su respeto y sobre todo no hay autoridad alguna que
lo haga respetar. De ahí que escuchar ahora en esa frontera, nuestro himno o un forró brasileño en alguna
presentación, es la misma vaina.
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