Septiembre 08 de 2012
Crónicas leticianas 18
“Costumbres que nos unificaban”
Son las 7 am de un día cualquiera
de los años 70 en la ciudad de Leticia.
Un escuadrón de la Armada Nacional impecablemente
vestido de blanco con su armamento al hombro, marcha acompasadamente detrás de
la banda marcial de la misma institución dándole vida a la ciudad, hacia la
plazoleta situada en donde hoy quedan los dos monumentos mas representativos de
la ciudad, el monumento a la negligencia llamado “Hotel Victoria Regia” y el
monumento al despilfarro llamado “Monumento a la Hamaca ”.
Allí, en una gran torre metálica
que se eleva al infinito, todos los días en la mañana y en la tarde se izaba y
se arriaba el tricolor colombiano, el cual
en la cima de la estructura, se ondeaba majestuoso como saludando a los
dos países vecinos haciendo alarde de soberanía.
Era una ceremonia significativa durante la cual al momento de la izada del pabellón y canto
de nuestro Himno Nacional entonado por los infantes de marina,la ciudad se
paralizaba.
Los carros,motos y transeúntes
detenían su marcha, los pasajeros se apeaban de sus vehículos y como buenos
soldados con el pecho henchido de patriotismo, se ponían firmes.
Por la tarde, a las 5 pm se
repetía la misma ceremonia con la arriada del
pabellón.
Esta manifestación nacionalista
mantenía fusionada la población en torno a sus
autoridades y manifestaciones
patrias con el respeto que estas se merecían, pues nadie se atrevía a irrespetar tan solemne ceremonia so pena de ser reprendido
por las autoridades.
Espectáculo que era admirado y
comentado por los turistas que lo presenciaban aduciendo que este era un gesto
patriótico transcendental solo visto en
esa frontera y que por el respeto y solemnidad con que se hacia era digno de
imitarse en otras ciudades de Colombia.
Hoy recuerdo con nostalgia, como
para el 20 de Julio de 1985, posterior al desfile patrio con que se celebró esa
fecha en las tradicionales fiestas de la Confraternidad
Fronteriza , en otra torre más alta que la anterior, situada a
la altura de la frontera por la avenida internacional y creo que perteneciente
a las comunicaciones de Telecom, se quiso batir un récord pues en esa torre de 108 metros de altura, se
izó una de las banderas mas grandes de Colombia para esa época, que medía
460 metros cuadrados y la cual necesitó de 6 miembros
militares para ser izada, y como dato curioso se tardaron 12 minutos en subirla
y en donde el himno nacional se tuvo que repetir varias veces debido a lo
pesada que era, lo que hacia lenta la subida
Lástima que esta arraigada
costumbre fuera abolida y fuera reemplazada
por una ceremonia poco vistosa y muy particular la cual personalmente observé
en una calle paralela al edificio de la policía
en donde unos agentes entonando un melancólico himno nacional desentonado y a bajo volumen cantando mas por obligación que por convicción
y si a esto se le suma las risas y conversas de los alumnos del Sena
aledaños a este acto que a esa hora están entrando a clases, mas el
desplazamiento de personas y motos
que sin ningún respeto deambulan por el área sin mediación de autoridad
alguna hacen que este espectáculo desmerite la autoridad y soberanía reinante en ésta significativa frontera.
Otra de las evocaciones que pasó a la historia pero que también es de
grata recordación, era el toque a las 12 m de la sirena del Honorable Cuerpo de
Bomberos de Leticia instalada en el
colorido tanque metálico de la empresa de acueducto municipal “Insfopal” que
quedaba al frente de la tienda de Muñocito. por la Avenida Vásquez Cobo,que
anunciaba que el día se partía en dos y que la tarde empezaba, anuncio para que
muchos comerciantes cerraran sus negocios y salieran a almorzar
Lo que mas llamaba la atención
era que faltando cinco para las doce a esa esquina, antes de sonar la sirena,
llegaba todos los días un perro el cual
se sentaba a esperar el ulular del artefacto.
Cuando iniciaba el ensordecedor
sonido, el perro inmediatamente se emparejaba con la sirena a aullar hasta que
terminaba de sonar. Era digno de admirar
la puntualidad del animal quien después de terminado el acto, se marchaba a su
casa.
Y otra cosa muy importante que
mucha gente desconoce era que los toques
de la sirena tenían claves para la ciudadanía, las cuales podían ser el número
de veces que sonaba que podían indicar, emergencia aérea, fluvial, terrestre o emergencia general.
Que levantamiento de moral la que
ejercía aquella bandera en la cima de
esa torre, cuando al llegar el avión a
Leticia y antes de aterrizar lo primero que uno divisaba desde el aire era el
tricolor ondeando en medio de la ciudad y al aterrizar se divisaba el famoso tanque multicolor del
acueducto.
Lo mismo ocurría cuando se
regresaba por agua de Benjamin Constant , lo primero que uno divisaba en
lontananza al entrar en las aguas del río amazonas, era el pabellón nacional ondeando y señalando exactamente en
donde quedaba la ciudad de Leticia.
Que bueno sería retomar esas viejas pero significativas costumbres que
sanamente unificaban a la población, mas ahora que Leticia
se esta dejando absorber por el idioma, las costumbres y ritmos
brasileros desplazando nuestros auténticos valores colombianistas.
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