lunes, 10 de septiembre de 2012


Septiembre 08 de 2012

Crónicas leticianas 18

“Costumbres que nos unificaban”


Son las 7 am de un día cualquiera de los años 70   en la ciudad de Leticia.
Un escuadrón de la Armada Nacional impecablemente vestido de blanco con su armamento al hombro, marcha acompasadamente detrás de la banda marcial de la misma institución dándole vida a la ciudad, hacia la plazoleta situada en donde hoy quedan los dos monumentos mas representativos de la ciudad, el monumento a la negligencia llamado “Hotel Victoria Regia” y el monumento al despilfarro llamado “Monumento a la Hamaca”.
Allí, en una gran torre metálica que se eleva al infinito, todos los días en la mañana y en la tarde se izaba y se arriaba el tricolor colombiano, el cual  en la cima de la estructura, se ondeaba majestuoso como saludando a los dos países vecinos haciendo alarde de soberanía.
Era una ceremonia  significativa durante la cual  al momento de la izada del pabellón y  canto  de nuestro Himno Nacional  entonado por los infantes de marina,la ciudad se paralizaba.
Los carros,motos y transeúntes detenían su marcha, los pasajeros se apeaban de sus vehículos y como buenos soldados con el pecho henchido de patriotismo, se ponían firmes.
Por la tarde, a las 5 pm se repetía la misma ceremonia con la arriada del  pabellón.
Esta manifestación nacionalista mantenía fusionada la población en torno a sus  autoridades  y manifestaciones patrias con el respeto que estas se merecían, pues nadie se atrevía a  irrespetar  tan solemne ceremonia so pena de ser reprendido por las autoridades.
Espectáculo que era admirado y comentado por los turistas que lo presenciaban aduciendo que este era un gesto patriótico transcendental  solo visto en esa frontera y que por el respeto y solemnidad con que se hacia era digno de imitarse en otras ciudades de Colombia.
Hoy recuerdo con nostalgia, como para el 20 de Julio de 1985, posterior al desfile patrio con que se celebró esa fecha en las tradicionales fiestas de  la Confraternidad Fronteriza, en otra torre más alta que la anterior, situada a la altura de la frontera por la avenida internacional y creo que perteneciente a las comunicaciones de Telecom, se quiso batir un récord pues en esa torre de 108 metros de altura, se izó una de las banderas mas grandes de Colombia para esa época,  que medía  460 metros   cuadrados y la cual necesitó de 6 miembros militares para ser izada, y como dato curioso se tardaron 12 minutos en subirla y en donde el himno nacional se tuvo que repetir varias veces debido a lo pesada que era, lo que hacia lenta la subida
Lástima que esta arraigada costumbre fuera abolida  y fuera reemplazada por una ceremonia poco vistosa y muy particular la cual personalmente observé en una calle paralela al edificio de la policía  en donde unos agentes entonando un melancólico  himno nacional desentonado y a bajo volumen  cantando mas por obligación que por convicción y si a esto se le suma  las  risas y conversas de los alumnos del Sena aledaños a este acto que a esa hora están entrando a clases, mas  el  desplazamiento de personas y motos  que sin ningún respeto deambulan por el área sin mediación de autoridad alguna hacen que este espectáculo desmerite la autoridad y soberanía  reinante en ésta significativa frontera.
Otra de las evocaciones  que pasó a la historia pero que también es de grata recordación, era  el toque  a las 12 m de la sirena del Honorable Cuerpo de Bomberos de Leticia  instalada en el colorido tanque metálico de la empresa de acueducto municipal “Insfopal” que quedaba al frente de la tienda de Muñocito. por la Avenida Vásquez Cobo,que anunciaba que el día se partía en dos y que la tarde empezaba, anuncio para que muchos comerciantes cerraran sus negocios y salieran a almorzar
Lo que mas llamaba la atención era que faltando cinco para las doce a esa esquina, antes de sonar la sirena, llegaba todos los días un perro el cual  se sentaba a esperar el ulular del artefacto.
Cuando iniciaba el ensordecedor sonido, el perro inmediatamente se emparejaba con la sirena a aullar hasta que terminaba  de sonar. Era digno de admirar la puntualidad del animal quien después de terminado el acto, se marchaba a su casa.
Y otra cosa muy importante que mucha gente desconoce era que los  toques de la sirena tenían claves para la ciudadanía, las cuales podían ser el número de veces que sonaba que podían indicar, emergencia aérea,  fluvial, terrestre o emergencia  general.
Que levantamiento de moral la que ejercía aquella  bandera en la cima de esa torre,  cuando al llegar el avión a Leticia y antes de aterrizar lo primero que uno divisaba desde el aire era el tricolor ondeando en medio de la ciudad y al aterrizar  se divisaba el famoso tanque multicolor del acueducto.
Lo mismo ocurría cuando se regresaba por agua de Benjamin Constant , lo primero que uno divisaba en lontananza al entrar en las aguas del río amazonas, era el pabellón  nacional ondeando y señalando exactamente en donde quedaba  la ciudad de Leticia.
Que bueno sería retomar esas  viejas pero significativas costumbres que sanamente unificaban a la población, mas ahora que  Leticia  se esta dejando absorber por el idioma, las costumbres y ritmos brasileros desplazando nuestros auténticos valores colombianistas.

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