jueves, 18 de julio de 2013

Julio 10 de 2013.



Crónicas leticianas 49

“La tendencia corruptiva en el Amazonas no es casual, es heredada”.

Desde hace mucho tiempo  atrás, el Amazonas por ser un departamento no  representativo electoralmente  para los caciques centralistas, no es tenido en cuenta  para proyectos progresistas nacionales y si a eso le sumamos la falta de acción de sus “honorables” representantes que no exigen los privilegios que el departamento se merece y en especial su ciudad capital Leticia como  vitrina representativa nacional en esa frontera tripartita, en donde la población, por el hecho de vivir y cuidar  gratis esa frontera, el gobierno debiera prestarles mayor atención con incentivos tanto económicos, como  proyectos de gran envergadura en industria y comercio, educacionales,  y de salubridad entre otros, para que no siga siendo la “cenicienta” de Colombia y sitio de engorde de funcionarios que van a vegetar y esperar que la edad les dé la oportunidad de adquirir una buena pensión, sin comprometerse con la situación  que se está viviendo en la región,  tal vez para no dañar su hoja de vida, y dando pie para que ciertos funcionarios públicos  se  “inventen” sus formas particulares de entradas diferentes al sueldo,  que ahora   llaman corrupción.
Por esa razón les voy a hacer un recorderis  sobre el porqué, esa modalidad corruptiva, viene imponiéndose  desde la época de la bonanza.
Antiguamente Leticia era considerada por varios estamentos  gubernamentales de la capital, como un “sitio de castigo” a donde enviaban personajes públicos, militares, policías, aduaneros y todo funcionario que había cometido una infracción en el centro del país. Esas eran las autoridades que llegaban a regir los destinos de la ciudad. Si a la llegada de estos infractores le sumamos  el conglomerado de habitantes  existentes  en la región compuesto  por nativos,  por  los ex – presidiarios que llegaron  al cierre de la penitenciaría de Araracuara a hacer nueva vida, los aventureros, rebuscadores, inmigrantes de otros países ,colonizadores peruanos , colombianos y brasileños quienes al mezclarse con esa sangre india rebelde  e indomable formaron  un mestizaje avasallador  que dio como  resultado una mezcla  genética bastante complicada que subsistían de su trabajo aumentado por las bonanzas  que surgían como las del  caucho, pieles ,animales, madera y pescado. Por esa razón, cuando apareció la bonanza del narcotráfico en una ciudad en donde, la mayoría de sus habitantes e indígenas espantaban   cada día de sus puertas la pobreza  que se vivía en la región, el terreno estaba abonado para que ella penetrara en la mayoría de las casas leticianas, estamentos gubernamentales  y autoridades. Y por eso ocurrió lo que ocurrió, a todo ese personal  que llegó  castigado y demás, en vez de que Leticia fuera su  sitio de  castigo se les convirtió en el paraíso para conseguir dinero fácil aprovechando su investidura. Y es que nadie  se pudo escapar a ese flagelo, pues la mayoría de funcionarios, sobre todo autoridades recibían mensualmente  su  “sueldo”  extra por facilitar el accionar de estos emergentes, hacerse los ciegos y sordos ante cualquier irregularidad. Razón por la cual capo que se respetara pasaba por  Leticia como Pedro por su casa porque, allí con dinero, todo era posible ya que las autoridades sabiendo quienes eran, a que iban, quienes eran sus contactos en la ciudad, nunca actuaron y si lo hicieron fue con “positivos”  insignificantes, mientras que por otro lado salía el cargamento  que para ellos era más significativo económicamente. 
De ahí que todo joven ambicionaba en esa época,  ser autoridad, aduanero, empleado gubernamental, político o gobernante porque ellos sabían que eran los únicos empleos que daban la oportunidad de rebuscarse un dinero extra , al observar que,  la mayoría de funcionarios salían económicamente bien, pero no era por el sueldo que devengaban del gobierno, pues que yo sepa, casi nadie se ha hecho rico trabajando honradamente en la región, salvo algunas excepciones muy conocidas quienes  también, de una manera u otra  tuvieron su vínculo o pecado con la bonanza, pues ya es bien sabido que capitales sanos de la época fueron infiltrados por  capitales del narcotráfico para efectuar lo que hoy se llama “lavado de activos”, en donde se trabajaba con un glosario  que figuraba en la mesa de muchos funcionarios  con las palabras: soborno, enriquecimiento ilícito, cohecho, peculado por apropiación, y  concusión entre otras.
Así que analizando a sangre fría, sin escrúpulos, ahí está esbozado parte del origen de la situaciónde corrupción que se está viviendo en el departamento, en donde la mayoría aspira a los puestos públicos y políticos con esa finalidad, la de arreglar su situación económica, a costa de lo que sea. Y el pueblo, muy bien muchas gracias.
Aquí les formulo una pregunta para que se den cuenta de que algo está pasando en la región: ¿Por qué en Bogotá  algunas autoridades y empleados públicos están pagando para que los trasladen a Leticia?
Para reforzar lo antes dicho y terminar mi crónica, va una anécdota ocurrida a   un funcionario del Inderena .
Cierto día que se encontraba  dicho funcionario ejerciendo su autoridad por la orilla del río, ya  que ese sitio, por llegar tanta gente en embarcaciones,  era el rebuscadero  para la mayoría de las autoridades de la época, quienes como aves de rapiña, se mezclaban con la multitud o escondidos desde las bodegas de pescado, estaban con ojo avizor prestos  a descubrir cualquier matute, tráfico ilegal de dólares   animales o droga,  que les representara  una entrada extra en el día.
Allí se encontraban  mimetizados con la población, policías, aduaneros, agentes del Das, funcionarios del Inderena,  del  Ica y hasta agentes de la DEA disfrazados de pescadores o hippies.
Como decía, el funcionario caminaba por la orilla en su cacería, cuando descubrió a un indígena que llevaba un costal al hombro  cuyo contenido eran unas bolsas llenas con peces ornamentales que estaban en veda  por ese tiempo y por ende prohibido su comercio.
Para el  funcionario su pensamiento fue “Se me apareció la virgen” y para el indígena las alternativas que se le presentaron fueron dos: dejarse decomisar la mercancía o pagar para continuar con la infracción. Después de unos minutos de conversación, llegaron a un acuerdo el cual fue pagar para no perder  la mercancía, con la opción de seguir pasándola  cada viernes sin problema,  so pago de una cuota. Y así fue.
Puntual, cada viernes, desde temprano, el funcionario estaba al acecho de su víctima para recibir la cuota estipulada.
Así pasaron muchas semanas durante las cuales recibía su dinero extra sin ningún problema. Sucedió que al empleado le notificaron vacaciones, razón por la cual  debía abandonar  la ciudad. Antes de viajar, adiestro a un compañero para que lo reemplazara, sobre todo en el cobro de la coima que había estipulado con el indígena.
Al nuevo funcionario le detalló todas las características de la canoa y de la imagen del infractor para que le cayera los viernes, día en que solía llegar.
El primer viernes de su cacería, el compañero  estuvo muy pendiente  desde temprano en la orilla del río vigilando la llegada del nativo.
Llegó una canoa con un personaje que se ajustaba a las características que el amigo le había dado, lo esperó a  que desembarcara  y cuando se echó el bulto al hombro, el nuevo funcionario  se le acercó  saludándolo muy cortésmente, al mismo tiempo que se le presentaba: buenos días amigo: yo soy funcionario del “Instituto Nacional de los Recursos Naturales y del Ambiente, el indígena no lo dejo  terminar su presentación cuando le respondió: menos mal que  usted no es de esos  hp del Inderena que me la tienen montada. 

Carlos Javier Londoño O.

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