viernes, 31 de mayo de 2013



Crónicas Leticianas 42





“El Origen del fuego”. Leyenda Huitota.



En alguna de las tertulias caseras que solíamos hacer con nuestro amigo el sastre Vallecilla, hubo una que amerita quedar para la posteridad y trata sobre el origen del fuego, según la leyenda Huitota.
Hace muchísimos años,  cuando había poca gente sobre la tierra, no existía el fuego, razón por la cual los primeros habitantes tenían muchos problemas como por ejemplo, no poder cocinar, no poder salir de noche a cazar, ni pescar, porque no veían los caminos o trochas por donde se desplazaban y se  tropezaban con todo lo que se encontraban a su paso.
A raíz de ésta situación, uno de los viejos de la tribu llamó a su compadre “Fisido” -que en lengua huitota significa colibrí o picaflor-  al cual le expuso la situación.
Fisido le comentó que él conocía al viejo dueño de la candela, pero éste no quería dársela a nadie porque, según él, no se la merecían.
Como Fisido sabía en donde se encontraba,  tuvo que ingeniarse una treta para poder ir hasta allá sin despertar sospechas, ya que el viejo era tan astuto como un zorro. 
Entonces se convirtió en un coco pequeño como fruto de la palma de chambira, se  dejó caer al río y dejándose llevar por la corriente recorrió toda la selva hasta que llegó a la maloca en donde vivía el viejo cuidando muy bien de la candela,  en compañía de una nieta.
Cuando llegó al frente de ella Fisido, convertido en coco,  retomó  la forma original de picaflor que era y empezó a chapalear para no ahogarse, como estrategia para que la joven lo viera y lo rescatara, lo cual efectivamente sucedió: cuando ella lo vio ahogándose, lo sacó del agua fue y se lo mostró al viejo, pidiéndole permiso para tenerlo en la maloca.
El truco estaba funcionando, como estaba mojado, por insinuación del abuelo la niña lo colocó cerca al fuego para que se calentara y se secara, no dejando de observar el fuego para que no sucediera nada lamentable.
Como la nieta estaba pendiente, el viejo se descuidó un poco, y acostándose en la hamaca a cantar y descansar, se fue quedando dormido mientras Fisido no le quitaba el ojo de encima.
Como lo notó dormido, comenzó a tragarse unos tizones encendidos; cuando estuvo lleno y seco, emprendió el vuelo. Cuando el viejo despertó y se dio cuenta del engaño  se enojó, tomó  una cauchera y  salió detrás de él. Como era un ave tan diminuta y veloz se perdió rápidamente por entre la selva.
Voló todo el día entre  bejucos, árboles y ramas llevando dentro de su cuerpo los tizones encendidos.
Al atardecer llegó donde el compadre al cual le dijo: “Aquí les traigo la candela y empezó a vomitar los tizones, los cuales eran recogidos por la gente y los soplaban mezclados con la lana del nido  de una hormiga llamada “raya” la cual arde muy bien, naciendo allí el fuego o candela que cambió la vida a los huitotos porque ya habían luz y calor para hacer muchas cosas que antes no se podían hacer sin éste elemento.
De ahí nació la creencia  de que el colibrí tiene el cuello rojo por las quemaduras que le produjo el fuego de los tizones.
Esta es otra narración, de las tantas leyendas que existen en la región que ilustran la variedad de creencias nativas que deben conservarse  como tradición oral de nuestros antepasados. Tradiciones, leyendas e historias que se  dejaron de recopilar gracias a la incompetencia de cierto gobernante de la región.


Carlos Javier Londoño O.

sábado, 25 de mayo de 2013

Mayo  25 de 2013




Crónicas leticianas 41



“Concurso  de pesca deportiva “La Piraña de Oro”.

Leticia como ciudad turística situada a orillas del río mar del Amazonas, debería emprender una campaña  para recuperar los atractivos con los cuales muchos turistas nos visitaban en épocas anteriores, como el desaparecido concurso nacional de pesca deportiva denominado “Piraña de Oro” que se realizaba en la región en los meses de octubre de la década de los 80 y mas específicamente  en los lagos de Tarapoto cerca a la población de Puerto Nariño como sede principal.
Como recuerdo este evento, cuando  en compañía de otros pescadores aficionados  de la región y de otras ciudades, residentes en Leticia, representamos a la comisaría en el concurso del año 1884.
Ese era un concurso de pesca deportiva con todas las de la ley, que se realizaba durante  cuatro días,con invitaciones dirigidas a  representantes de las regiones de Cundinamarca, Antioquia, el eje cafetero, el Valle y los Llanos Orientales,.
Los participantes llegaban un día jueves con el fin de iniciar competencias el viernes en la mañana con terminación y premiación el domingo por la tarde, con regreso el día lunes, a sus ciudades de origen.
Aficionados a ese deporte  llegaban vía aérea a la ciudad, en donde eran recibidos en el aeropuerto por la comitiva  organizadora.
Del aeropuerto eran conducidos a la orilla del ríoen donde los esperaba una lancha para llevarlos a Puerto Nariño, población que se vestía de fiesta desde el arribo de los concursantes.
Ya en la población sede, a los participantes, jueces y colaboradores,  los hospedaban en el turístico hotel Brisas del Amazonas, emblemática construcción en madera de propiedad de don Carlos Martínez  gran colaborador en estos eventos y gestor del turismo en la región.
Por la noche en una gran fiesta de bienvenida, con licor y comida a bordo, se daban las instrucciones para la buena marcha del evento,  el cual era coordinado, entre otros, por  el Inderena como entidad protectora de los recursos naturales en la región y, específicamente en el evento, pues reglamentaban las medidas para los peces que se encontraban en veda, además colaboraban para la buena marcha del evento, la Defensa Civil y la Cruz Roja como organismos de seguridad.
Al otro día a las 6 a.m se daba comienzo al concurso, los participantes abordaban una lancha que los conducía al centro del lago de Tarapoto en donde al arribar, cada concursante subía a una canoa que los esperaba con un indígena timonel  acompañante,
Una vez embarcados  se iniciaba el concurso, todos los participantes se desplazaban a través del lago, buscando el lugar apropiado para iniciar la pesca la cual sólo podían efectuar haciendo uso solamente de vara y anzuelo o cucharas para pescar con la modalidad de troleo.
Allí permanecían pescando  todo el día, pues iban dotados con agua  almuerzo y refrigerios, vigilados por jueces y organismos de seguridad.
Por la tarde  regresaban de nuevo al centro del lago en donde la lancha los esperaba.
Una vez iban llegando, los jueces  procedían a pesar a cada uno el producto de su pesca, ya que el concurso lo ganaba el que al final del mediodía del domingo, más libras en peces tuviera a su favor.
Cada participante mostraba con orgullo cada día, y en sartas, el total de su pesca, exhibiendo  ejemplares de pintadillos, tucunarés, pirañas, palometas, karaguasú, payaras, entre otros,  pesca con los cuales se hacían las comilonas en el hotel que al son de música y unos tragos  acompañaban la camaradería de los concursantes con las historias, anécdotas y chistes que se narraban.
En los cuatro días que duraba el concurso,  fuera del movimiento económico que representaba para la población, el ambiente festivo ahuyentaba la monotonía del pueblo, ya que mientras unos pescadores permanecían en el hotel descansando o divirtiéndose, otros salían a degustar de una cerveza  y a compenetrarse con los habitantes, en los sitios a donde iban.
Ya el domingo, después del medio día que se hacia la última pesada, se daba el nombre del  ganador, lo mismo que los nombres de los puestos subsiguientes hasta el quinto lugar.
El ganador se hacía merecedor a una copa  y los puestos restantes a medallas además de  menciones de honor y diplomas de participación.
Posteriormente después  de la premiación se iniciaba  la fiesta con almuerzo y licor incluido para todos los participantes e invitados especiales.
Al otro día muy temprano se trasladaban a Leticia para tomar el avión que los llevaría a sus ciudades respectivas.
Este concurso, junto con las fiestas de la “Confraternidad fronteriza” las fiestas de San Pedro y San Pablo, y el concurso musical denominado “el pirarucú de oro” eran las fiestas más representativas de la región, las cuales atraían turistas de toda Colombia, en la época cuando se manifestaba esa unión  fraternal entre los habitantes que trabajaban desinteresadamente por la región, lo mismo que cuando las oficinas de turismo estaban en manos de promotores   de empuje que trabajando mancomunadamente con la ciudadanía, la industria hotelera, con  la Corporación Nacional de Turismo y con  las Cámaras de Comercio de otras ciudades  promocionaban la región a nivel nacional e internacional.
Fue una época en que daba gusto ver la ciudad invadida por turistas nacionales y extranjeros que se paseaban por la ciudad en donde se veían en bares y restaurantes degustando y celebrando la estadía, interactuando con los habitantes y  dejando de una u otra manera, sus aportes a la región.
¡Que épocas aquellas!


                                                                                 Carlos Javier Londoño O.

viernes, 17 de mayo de 2013


Mayo 17 de 2013.




“Edad de reflexión y de dar gracias a Dios”




Hoy, al sumar  un año más  a mi experimentada vida, quiero primero que todo dar gracias a Dios por darme la oportunidad de ver el nuevo  día.
Después de haber recorrido tantos años en la lucha contra los avatares,  entre buenos y malos que la vida me ha deparado, el tiempo me ha permitido desarrollar mi inteligencia, fortalecer mi espíritu, aumentar mi  tesón, acrecentar mi iniciativa, mi capacidad todera y la verraquera para hacer las cosas, además de poseer en mi intelecto  los conocimientos adquiridos a través de los años.
Son varias décadas transcurridas en que he experimentado en carne propia el  devenir propio de cada día, razón por la cual me considero un “privilegiado” de la vida, pues haber recorrido la mitad del siglo anterior y los años que van transcurridos de éste nuevo siglo, somos  pocos los que podemos contar esa hazaña y más ahora con el agite de la vida moderna  en donde las enfermedades manipuladas por inescrupulosos y el estrés de la tecnología, entre otros, están acabando con la humanidad.
Sólo me resta dar gracias a Dios por todas las concesiones que me ha dado hasta el día de hoy:
Doy gracias a Dios por la buena calidad de vida que llevo, ya que al romper varios de los atavismos  a los que estaba ligado aprendí a vivir mas relajado sin importarme la sociedad de consumo que nos agobia y comprendiendo que si el dinero es necesario para comprar ciertas cosas,  no es  requisito primordial para vivir, pues hay cosas mas placenteras  que llenan la vida y no requieren de él. Sumándole a esto la rutina del ejercicio.
Doy gracias a Dios por haberme dado unos padres  no permisivos ni tolerantes con  las acciones que atentan contra los valores, la salud, la moral, la ética, la familia y  la sociedad, y que gracias a sus reprensiones soy lo que soy, sin arrepentimientos.
Valores que se han perdido en estos tiempos y que nos están llevando a la intolerante sociedad moderna en que vivimos.
Doy Gracias a Dios por haberme permitido jugar  al trompo, a las bolas, a la pelota envenenada, con el aro, con la pelota de trapo, con el carro de rodillos, montar en columpio y en bicicleta, disfrutar de la naturaleza y de sus animales, disfrutar de los inocentes juegos infantiles como un carro de madera, un caballo de palo, y disfrutar sin recelo, sin egoísmo, con lealtad y con respeto el valor de la  AMISTAD,
Doy Gracias  Dios por haberme permitido  aprender a aplicar una regla de tres,  a usar la lógica, manejar una regla de cálculo, un nonio, un pincel, un lápiz de dibujo, un tubo de ensayo; haber leído y asimilado enseñanzas de libros como La Cívica y la Urbanidad de Carreño, el Catecismo del padre Astete y la cartilla Alegría de Leer, que tantas huellas positivas dejaron en nuestras vidas.
Doy Gracias  a Dios por haberme permitido  estudiar el  griego, idioma por el cual conozco la etimología de muchas palabras que me ayudan a mantener una buena ortografía y una  buena dicción.
Doy gracias a Dios porque, a  que a pesar de ser  un producto de la violencia de este país, he logrado sobrellevar  las cosas con respeto, dignidad y tolerancia ingredientes necesarios para conservar un poco más de vida, en esta agitada sociedad.
Doy Gracias a Dios por  la excelente mujer que es mi esposa, compañera y amante, mujer incondicional que me ha acompañado en las buenas y las malas  durante 38 años con los problemas propios de un matrimonio, quien junto con mis hijos formamos un hogar que, si  bien no es el mas perfecto, si vivimos con tranquilidad y en sana paz de Dios evitando los conflictos familiares tan  frecuentes en la actualidad.
Doy gracias a Dios por ser uno de los partícipes de la famosa “década de los sesenta”  época que rompió esquemas y venció obsoletas creencias que  nos habían inculcado  desde nuestra infancia.
Doy gracias a Dios por haberme dado el don de enamorar a una mujer con una poesía, una rosa o una serenata para  posteriormente alcanzar de ella, después de mucho galanteo, la “retribución” o premio   a que nos hacíamos merecedores.
Doy gracias a Dios por permitirme ver la llegada del primer hombre a la luna, la invención del Bikini y la minifalda,  conocer los experimentos más representativos para la humanidad como la clonación de la oveja Dolly y el descubrimiento del Genoma Humano, disfrutar de los ritmos de la época interpretados por orquestas compuestas por verdaderos maestros de la música como una cumbia, un bolero, un merecumbé, un rock and roll, un Twist y porqué no? un bambuco, poesía hecha música con la cual enamoramos a nuestras mujeres. Ver por primera vez la llegada de la  televisión en blanco y negro y posteriormente a color, lo mismo que observar la trascendental noche que dio termino al siglo anterior, y el nuevo amanecer del  nuevo siglo 21.
Doy gracias  a Dios por permitirme ver con asombro esta modernidad que  permite que multinacionales hagan experimentos  e inventen sofisticados adminículos, que están revolucionando el mundo y a su vez, manipulando las nuevas generaciones cercenándoles su capacidad de deducción, discernimiento y raciocinio, que los está llevando  a manejar el mundo con los dos pulgares no permitiéndoles ver lo que ocurre a su alrededor para que, entretenidos, no reaccionen ni protesten ante los abusos que ellas cometen.
Doy gracias a Dios por permitirme usar mi cabeza y mis extremidades como instrumentos esenciales para mi  defensa, con los cuales puedo conocer la nueva tecnología, hacer uso de ella  para estar actualizado sin crear dependencia, cosa contraria  de lo que les  sucedería a los jóvenes actuales, a quienes si les  limitan estos dispositivos quedarían prácticamente  anulados.
Doy gracias a Dios por haberme permitido trabajar y así con su fruto, poder viajar a conocer la mayoría de mi territorio colombiano y otras culturas en ciudades de países extranjeros como post-grado a mi carrera de vida en donde aprendí la letra menudita que no enseñan en las universidades y que me ha permitido salir avante en muchas vicisitudes.
Doy gracias a Dios por haber vivido una época en que las palabras: tolerancia, respeto, dignidad, honradez, obediencia, entre otras, tenían algún valor.
Por  todo lo anterior y muchas cosas más, doy gracias a Dios y pido su favor para  que conservándome unos días más, continúe con la lucha aportando mi granito de arena en el sitio  en donde mi experiencia  pueda ser útil. De hoy en adelante, para mí, todo es ganancia.
Debido a esos años  por las cuales he pasado, y a mi experimentada vida, hago  un análisis muy personal  sobre la situación actual que vive el país y más ahora que se habla de paz: Fueron más de 28 presidentes los que han  gobernado este país desde mi nacimiento,  y hasta el presente ninguno de ellos ha podido acabar  con  estos 50 años de violencia  que hemos vivido y seguiremos viviendo, ya que desde que exista esta desigualdad social, el racismo, la politiquería,   la disparidad en la repartición, la manguala auto favorecedora de  nuestros  gobernantes y representantes, la pobreza , la mala  educación y la decadente salud -factores por los cuales muy poco se preocupan nuestros gobernantes- la cosa no será fácil;  sobre todo cuando la guerra es un negocio en donde todos ganan menos  el pueblo que es el que sufre las consecuencias. Y lo más importante: si nosotros como padres, formadores de nuestros hijos como base de ésta sociedad, no nos apretamos los pantalones para exigir autoridad y respeto de  ellos, bajarle a la permisividad y alcahuetería con que se está manejando esta modernidad, no creo que los frutos para el futuro, sean los más promisorios.
Por eso hablar de paz por ahora, si no se rompen los  intereses figurativos  a nivel de institución o personal, y si no se tratan de solucionar la mayoría de problemas que agobian a la clase menos favorecida, sin ser ave de mal agüero, es una utopía. Lo demás es publicidad política pagada.

                                                                            Carlos Javier Londoño O.

lunes, 13 de mayo de 2013


Mayo 10 de 2013



Crónicas leticianas 40


¿Porqué las cosas no funcionan.?


Para que el pueblo amazonense se de cuenta el porqué las cosas no funcionan ni en la región ni en el país.
“Voluntad Política” expresión que nos sabe a estiércol cuando uno comprueba que por falta de ella, negligencia, apatía o por falta de concertación en los porcentajes que por concepto de aprobación de un proyecto exige la mayoría de los funcionarios gubernamentales de esta querida Colombia, se dejan de realizar proyectos que beneficiarían una colectividad.
Requisito económico que ya se institucionalizó en la mayoría de oficinas del gobierno y que es conocido por las entidades controladoras cegatonas y cómplices de   ésta situación.
Y Leticia que tiene el récord como el departamento  que más empleados gubernamentales tiene sancionados por corrupción, no es la excepción, ya que allí se dan como en toda Colombia todos los ejemplos sobre este aspecto que sirven para ilustrar artículos, crónicas e historias de actualidad.
Fue a mediados del año 2011 cuando estuvo en la ciudad una representante del Ministerio de Cultura con miras a incluir a Leticia  en el proyecto de recuperar la memoria histórica y fotográfica de la ciudad que se estaba realizando a nivel nacional.
Ejercían para esa época  la alcaldía el señor  José Ricaurte Rojas y como  secretario del Departamento Administrativo Fomento Ecoturismo “Dafec” el señor Carlos Fajardo.
Para llevar a cabo  este proyecto, ella concretó con la alcaldía y con dicha secretaría  una reunión que aglutinara los representantes de las artes plásticas en el amazonas como pintores, escritores, danzas, artistas, músicos, escultores etc, con miras a formar un comité, para  que en conjunto, realizáramos el proyecto antes dicho.
A la primera reunión no pude asistir, pero mi nombre si fue tenido en cuenta.
Lo primero  que dijo la representante ante los asistentes, fue de que este proyecto se haría a través de un comité independiente de la alcaldía y la gobernación por el antecedente que había en la malversación de fondos, comentario que no cayó muy bien a los representantes gubernamentales sobre todo cuando dijo  que el dinero que enviarían para la ejecución del proyecto lo manejaría directamente el comité.
Fuera del apoyo económico que nos brindaría el ministerio, nos regalaría además un Kit consistente en una fotocopiadora multiusos, una cámara fotográfica, una filmadora y un  computador.
En la segunda reunión a la cual  asistí, se nombró el comité  representativo e inclusive se programó un festival folclórico, gastronómico, y de medicina tradicional indígena   para apoyar la ejecución  y recopilación de datos concernientes al proyecto.
Todo se concretó en esa noche. Se notaba la animación y la  buena voluntad de los participantes. Lo único que exigía el ministerio era  que con los nombres elegidos, se hiciera un acta de reconocimiento de este nombramiento por parte de la alcaldía la que posteriormente se hacia llegar al ministerio para el desembolso inicial del kit y parte del dinero para comenzar a trabajar. Todo quedó organizado y ese proyecto iba a ser una realidad.
Al término de la reunión me propuse hacer un directorio con los nombres, direcciones y teléfonos de todos los asistentes como representantes de las artes plásticas, con la intención de  programar tertulias en mi negocio con el objetivo de conformar un colectivo cultural  representativo  regional.
Cuando abordé un personaje regional  sin saber de quien se trataba, pero que si me impacto por su indumentaria, pues no era la más apropiada para una reunión de esa naturaleza y preguntarle por el nombre y actividad cultural me contestó con un poco de despotismo: -yo soy el bugeólogo del Amazonas-.
Al pronunciar la palabra bugeólogo le pregunté: discúlpame estoy escuchando que tú dices bugeo en vez de bufeo que es la palabra correcta.
Ante mi pregunta me respondió con otra pregunta: ¿ y tu de donde eres?
Yo soy paisa - le respondí -   de inmediato contestó un poco airado: -No faltaba más que viniera un paisa a decirnos como se habla en el Amazonas-.
Tratando de apaciguarle  los ánimos le dije: - tranquilo no se enoje, es más - Usted sabe que es  el DRAE?  Pregunta  a la que  me contestó con un no.
Dándole una palmadita en el hombro le dije : ahora si nos vamos entendiendo, el DRAE es la máxima autoridad mundial en cuanto acepciones o palabras se refiere, ese es el Diccionario de la Real Academia Española el que precisamente consulté hace tres días con respecto a esa palabra bugeo la cual no encontré, sin embargo la palabra bufeo si existe y significa:  marsopa o delfín, así que su palabra no es castiza razón por la cual no aparece en el diccionario, que usted la utilice como un costumbrismo se la acepto.
Al recibir mi explicación me dijo como para terminar: -dejemos la cosa así, que yo seguiré siendo el bugeólogo del Amazonas- Muy respetable su determinación  le contesté y nos retiramos del recinto. Después todo transcurrió normal.
Al otro día, una compañera llevó personalmente la carta al Dafec para que esta oficina se la entregara al alcalde e hiciera el acta respectiva  que había que  enviar al ministerio. Dejamos pasar una semana  luego de la cual fuimos a indagar por  el acta que debía  de hacer el alcalde para alcanzar este beneficio del ministerio. Primero que todo, casi siempre que íbamos no se encontraba el secretario que nos diera una respuesta y cuando lo encontrábamos su respuesta era que el alcalde no había hecho el acta.
En este seguimiento estuvimos más de un mes  sin que hubiera poder humano que  le hiciera  ver al alcalde la necesidad  que teníamos de enviar esa acta lo antes posible para recibir el apoyo prometido.
Y como casi  todo lo del Amazonas,  a lo que no es rentable no le paran bolas, por esta negligencia de un dirigente  elegido por el pueblo  Leticia perdió  esta oportunidad de recuperar  la antes dicha memoria histórica, de tradición oral y fotográfica que tanta falta le hace a la región y la cual iba a ser exhibida en un banco fotográfico.
Hoy,  desafortunadamente y no me alegro de ello, a este mandatario la vida le esta cobrando  los errores  los que a sabiendas o no, cometió en el uso de su gestión. Ejemplo de sanción, que aunque no fue por ésta incompetencia, donde se aplicara al sinnúmero de casos que se presentan a nivel de esas entidades, habría que construir un nuevo recinto carcelario para albergar a todos los que debían   de estar allí.


Carlos Javier Londoño O.

jueves, 9 de mayo de 2013


Mayo  04 de 2013



Crónicas leticianas 39



“Moniye-Amena” Árbol de la vida.


Uno de los tertulianos por medio del cual conocí muchas leyendas, anécdotas, tradiciones e historias de muchos personajes famosos de la región, fue un amigo sastre de profesión de apellido Vallecilla.
Este vivía y trabajaba en compañía de otro sastre llamado el italiano, en el local propiedad del abuelo de los conocidos músicos amazonenses de apellido Erazo, que quedaba exactamente al frente del supermercado Hiper.
Como yo vivía con mis hermanos en la parte posterior, tuve la oportunidad de tomar muchas veces un tinto conversado con el susodicho, conociendo a través de sus narraciones todas esas historias, anécdotas y leyendas que ya he comentado en otras ocasiones.
En una de las tantas tertulias que tuvimos, le pregunté  que si él conocía la leyenda huitota del árbol conocido como Moniye-amena. Fue como darle cuerda.
Esta narración la haré a mi estilo, con un español más  laxo y comprensible.
En la época en la que había pocos hombres sobre la tierra, nació esta leyenda, la cual narra que en la  selva amazónica  vivía un viejo de nombre Monaya Jurama  con su esposa y una hija muy hermosa llamada Monaya Tirisa quien era la atracción de los demás hombres con quienes convivían, los que le proponían matrimonio y a los cuales se  daba el lujo de rechazar.
La razón para ella actuar de esa manera era que  tenía un amante secreto, un atlético espíritu llamado Cuyo Buinaima, situación por la cual no podía casarse con ella, ingeniándose una forma muy particular para encontrarse y amarse.
En la cocina, junto al fogón, Monaya ya tenía su lugar exclusivo en donde sentarse a ayudar a su mamá en los oficios domésticos, como preparar la fariña y el casabe.
Se sentaba en una estera encima de un huequito en donde se escondía Cuyo en forma de lombriz. Estando allí sentada, Cuyo le penetraba por su parte íntima sin que sus padres se dieran cuenta, siendo esta la forma particular de amarse.
Con el transcurrir de los días,  Monaya quedo embarazada y su vientre empezó a crecer. Los padres estaban sorprendidos, pues no le conocían hombre y además comían poco para que su vientre creciera de esa manera.
Le preguntaban sobre el novio, lo cual ella negaba diciendo que  no tenía a nadie.
Los papás incrédulos buscaron por todos lados al causante de la gravidez de su hija. Para que no se diera cuenta de que lo estaban buscando, la mandaron a la quebrada a  traer agua en un canasto, cosa casi  imposible en su estado, por lo que se demoraría mucho y los padres tendrían más tiempo para buscar.
En la búsqueda encontraron el hueco junto al fogón al que procedieron a echarle agua caliente, quemando a Cuyo que se encontraba allí escondido.
Por la noche cuando Monaya llegó de la quebrada,  como de costumbre, se sentó encima del hueco esperando que su amado  se le introdujera pero esa noche no lo hizo. Al rato escuchó la voz de Cuyo quien le contaba lo que le había sucedido  razón por la cual no volvería pero que tampoco la iba a abandonar, ya que iban a tener un hijo por lo cual  le aconsejó: cuando lo vayas a tener ve a la quebrada y camina hacia arriba, allí va a nacer una mata que te va a dar la comida que necesitas.
Efectivamente, cuando iba a nacer el niño caminó quebrada arriba hasta donde germinó una matica de yuca que daba unos frutos muy sabrosos con los cuales se alimentó y de la cual sus padres no sabían nada.
La mata fue creciendo cada día más.
En cierta ocasión, ella dejo a la puerta de la maloca un pedazo de la pepa que comía, pedazo que fue descubierto por el papá  quien la  olió y probo su sabrosura imaginando  que ese era  el fruto que su hija comía.
Le preguntaron sobre la existencia de la fruta, por lo cual ella tuvo que confesar todo sobre la mata,  que ya no solo daba yuca sino toda clase de frutas como caimo, chontaduro y todas las demás que da la selva.
Por las tardes el viejo se acostaba en la hamaca a cantar, cosa que tenía intrigado a los vecinos quienes se preguntaban que estaría comiendo el viejo que estaba tan contento y se fueron a preguntarle.
El les contó lo que pasaba y les dijo que si querían de esa comida tenían que pagarle con cacería.
Se internaron en la selva y regresaron con danta, cerrillo, tente, paujíl, venado, pescado y toda clase de animales cazados.
De ahí nació la costumbre que cuando hay baile el dueño de la maloca pone la comida de árbol o la de siembra y los invitados traen las carnes.
Como era tanta gente tuvieron que hacer una maloca mas grande, y  ahí nació otra costumbre que es el baile de la maloca, ya que con el baile pisan el  terreno de la casa para que quede firme.
En la fiesta de la maloca  los invitados comieron frutos del árbol  moniye-amena el cual creció tanto que ya la gente no alcanzaba los frutos, y por eso decidieron tumbarlo; el problema era que carecían de un hacha.
Hablaron con todos los animales pues en esa época hablaban y eran como la gente pero          ninguno les colaboró.
Pensaron en el tucán -que tiene un pico grande como un hacha- y le pidieron el favor de derribar el árbol lo cual no pudo hacer porque es un pájaro como abobado.
Le pidieron el favor a la zorra que es astuta y buena para trepar árboles. Ella les dijo que se subía pero que no podía tumbar el árbol,  que ella les tiraría las frutas desde lo alto.
Se subió y empezó a comer de todas las frutas que había en él y no tiró nada, cuando bajó con la barriga llena, los hombres le quemaron el cuello para que no volviera a comer nada; por eso, ella tiene en el pescuezo un mechón de pelo chamuscado.
Siguieron buscando  a ver quien les tumbaba el árbol hasta que se encontraron con el pájaro carpintero que en lengua huitota significa Eto. El accedió y les dijo que  les tumbaría el palo; empezó a darle pico hasta que lo perforó, el árbol traqueó y se vino abajo, lo que era la raíz  se volvió agua  convirtiéndose en el mar, el tronco se volvió el río Amazonas y las ramas sus ríos  afluentes como el Putumayo, el Apaporis, el Caquetá y muchos otros. Esta es la leyenda  de la forma como se originaron los ríos que conocemos.
Como al  caer el árbol las frutas quedaron esparcidas por todo el terreno, cada cual cogió la que estaba a su alcance y por esa razón,  hoy unos indígenas cultivan unos productos y otros, frutas y productos muy diferentes. Por esta razón la riqueza de la tierra son  el agua y la comida
                                                                   Carlos Javier Londoño O.

miércoles, 1 de mayo de 2013


Abril 28 de 2013



Crónicas leticianas 38

“Tormenta de Santa Rosa”


Era la década de los setenta y, para ser más exactos, corría el año1973.
En una calurosa noche a finales del mes agosto, como miembro del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Leticia, me encontraba juntos con otros compañeros en el cuartel general jugando una partida de parqués, mientras llegaba la hora de irnos a dormir, ya  que como voluntarios nos ofrecían dormitorios en el mismo cuartel.
Pasadas las 11  de la noche nos dispusimos todos a dormir, con excepción del guardia a quién le tocaba pernoctar atendiendo el teléfono, por si se presentaba una emergencia nocturna.
La noche trascurría normal. Solo se escuchaba el canto de los grillos y el sonido de los ventiladores que refrescaban el ambiente.
Al amanecer, el silencio de la noche fue interrumpido por el silbido de un fuerte viento huracanado seco  que doblaba los árboles a su paso y penetraba por entre las hojas de zinc de los techos, desplazándolas de su sitio  haciéndolas volar por los aires,  al mismo tiempo que se largaba un torrencial aguacero.
El río Amazonas se encontraba en el punto máximo de su crecimiento, su orilla llegaba  hasta el taller del mecánico Beleño, bajando por donde Melgarejo en el puerto viejo.
Embarcaciones de todos los tamaños y calados se encontraban amarradas a lo largo de ese terreno inundado por el río.
 Ante  la presencia de éste fenómeno, los voluntarios que dormíamos en el cuartel estábamos despiertos y a la expectativa, esperando que sonara el teléfono para atender algún llamado.
El reloj marcaba las 2 a.m   pasadas, cuando el  teléfono timbro.
El  guardia atendió la llamada en la cual le informaban que una lancha, por causa del vendaval, se estaba hundiendo en el inundado puerto viejo. De inmediato accionó la sirena haciendo el llamado de emergencia y nosotros procedimos a vestirnos  para ir a atender  el insuceso.
Una vez listos abordamos la única máquina dispuesta para estas eventualidades, la cual salió rauda hacia el sitio  pidiendo vía libre al ulular de su sirena.
El aguacero arreciaba cada vez más, golpeándonos el rostro  a medida que la máquina se desplazaba velozmente.
Llegados al sitio, con la poca luz  emanada  de los postes de servicio público pudimos observar que, con la tempestad, las embarcaciones se golpeaban unas con otras dejando oír el crujir de su maderamen.
Cuando nos disponíamos a trabajar   para no dejar hundir la embarcación, se escucho en la oscuridad una voz pidiendo auxilio para  una señora que se había caído al agua y que se estaba ahogando.
Lo primero que se me vino a la mente fue solicitar un lazo y, pidiendo permiso para efectuar la operación, me amarré por la cintura con un nudo especial para salvamentos acuáticos por su seguridad llamado “as de guía”  que aprendí cuando era scout.
Una vez hecho el nudo en mi cintura y con el extremo del lazo sostenido por dos  de mis compañeros,  me arroje al agua nadando hacia  la señora  a la cual agarré por los cabellos y por un brazo, mientras  le gritaba  a los compañeros que halaran el lazo para sacar la señora a flote, pues necesitaba ayuda ya que era bastante pesada.
Una vez superada  la emergencia la señora - de nombre María Guerra, conocida comerciante del río - nos dio las gracias por nuestra colaboración y por ende su salvamento.
Mientras unos hacíamos esta operación,  los otros se encontraban dentro del agua tratando de salvar del hundimiento la lancha, por esta razón,  cuando cayó al agua un poste electrizado, sufrieron espasmo de sus miembros inferiores causado por el corrientazo recibido; afortunadamente la carga  no fue tan fuerte y el sitio en donde se encontraban era poco profundo, pues de lo contrario posiblemente hubiera ocurrido una  grave tragedia.
Superadas estas dos emergencias regresamos al cuartel luego de que la tempestad hubo amainado. 
Desde ese día aprendí  que cada año, por esa misma  fecha, ya sea  cinco días antes o cinco días después al 30 de agosto - día de la celebración de Santa Rosa de Lima  Patrona de las Américas - se presenta este fenómeno climático llamado “tormenta o temporal de Santa Rosa” , que por lo cercano a la fecha se le atribuye a la santa, pero que en realidad se debe al encuentro de aire caliente y húmedo proveniente del norte sumado al aumento de radiación solar, como factores principales que originan estas tormentas  cuando finaliza el invierno y en fechas cercanas al 30 de agosto.
Si no lo veo, no lo creo: Otro día, en una tarde cualquiera, me tocó presenciar desde el puerto principal   a la orilla del río amazonas , desde donde se veía el río en toda su extensión,  cómo este  fenómeno natural producía en  el río unas olas de mas de tres metros de altura, que se estrellaban en la orilla en donde hacia  chocar las embarcaciones unas con otras,  destruyéndose entre ellas, razón por la cual las embarcaciones de mayor calado encendían sus motores y salían a afrontar la situación a la mitad del río, en donde era menos peligroso el oleaje.
Estas son alguna de  las cosas inolvidables que se ven en la enigmática selva amazónica.

Carlos Javier Londoño O.