viernes, 17 de mayo de 2013


Mayo 17 de 2013.




“Edad de reflexión y de dar gracias a Dios”




Hoy, al sumar  un año más  a mi experimentada vida, quiero primero que todo dar gracias a Dios por darme la oportunidad de ver el nuevo  día.
Después de haber recorrido tantos años en la lucha contra los avatares,  entre buenos y malos que la vida me ha deparado, el tiempo me ha permitido desarrollar mi inteligencia, fortalecer mi espíritu, aumentar mi  tesón, acrecentar mi iniciativa, mi capacidad todera y la verraquera para hacer las cosas, además de poseer en mi intelecto  los conocimientos adquiridos a través de los años.
Son varias décadas transcurridas en que he experimentado en carne propia el  devenir propio de cada día, razón por la cual me considero un “privilegiado” de la vida, pues haber recorrido la mitad del siglo anterior y los años que van transcurridos de éste nuevo siglo, somos  pocos los que podemos contar esa hazaña y más ahora con el agite de la vida moderna  en donde las enfermedades manipuladas por inescrupulosos y el estrés de la tecnología, entre otros, están acabando con la humanidad.
Sólo me resta dar gracias a Dios por todas las concesiones que me ha dado hasta el día de hoy:
Doy gracias a Dios por la buena calidad de vida que llevo, ya que al romper varios de los atavismos  a los que estaba ligado aprendí a vivir mas relajado sin importarme la sociedad de consumo que nos agobia y comprendiendo que si el dinero es necesario para comprar ciertas cosas,  no es  requisito primordial para vivir, pues hay cosas mas placenteras  que llenan la vida y no requieren de él. Sumándole a esto la rutina del ejercicio.
Doy gracias a Dios por haberme dado unos padres  no permisivos ni tolerantes con  las acciones que atentan contra los valores, la salud, la moral, la ética, la familia y  la sociedad, y que gracias a sus reprensiones soy lo que soy, sin arrepentimientos.
Valores que se han perdido en estos tiempos y que nos están llevando a la intolerante sociedad moderna en que vivimos.
Doy Gracias a Dios por haberme permitido jugar  al trompo, a las bolas, a la pelota envenenada, con el aro, con la pelota de trapo, con el carro de rodillos, montar en columpio y en bicicleta, disfrutar de la naturaleza y de sus animales, disfrutar de los inocentes juegos infantiles como un carro de madera, un caballo de palo, y disfrutar sin recelo, sin egoísmo, con lealtad y con respeto el valor de la  AMISTAD,
Doy Gracias  Dios por haberme permitido  aprender a aplicar una regla de tres,  a usar la lógica, manejar una regla de cálculo, un nonio, un pincel, un lápiz de dibujo, un tubo de ensayo; haber leído y asimilado enseñanzas de libros como La Cívica y la Urbanidad de Carreño, el Catecismo del padre Astete y la cartilla Alegría de Leer, que tantas huellas positivas dejaron en nuestras vidas.
Doy Gracias  a Dios por haberme permitido  estudiar el  griego, idioma por el cual conozco la etimología de muchas palabras que me ayudan a mantener una buena ortografía y una  buena dicción.
Doy gracias a Dios porque, a  que a pesar de ser  un producto de la violencia de este país, he logrado sobrellevar  las cosas con respeto, dignidad y tolerancia ingredientes necesarios para conservar un poco más de vida, en esta agitada sociedad.
Doy Gracias a Dios por  la excelente mujer que es mi esposa, compañera y amante, mujer incondicional que me ha acompañado en las buenas y las malas  durante 38 años con los problemas propios de un matrimonio, quien junto con mis hijos formamos un hogar que, si  bien no es el mas perfecto, si vivimos con tranquilidad y en sana paz de Dios evitando los conflictos familiares tan  frecuentes en la actualidad.
Doy gracias a Dios por ser uno de los partícipes de la famosa “década de los sesenta”  época que rompió esquemas y venció obsoletas creencias que  nos habían inculcado  desde nuestra infancia.
Doy gracias a Dios por haberme dado el don de enamorar a una mujer con una poesía, una rosa o una serenata para  posteriormente alcanzar de ella, después de mucho galanteo, la “retribución” o premio   a que nos hacíamos merecedores.
Doy gracias a Dios por permitirme ver la llegada del primer hombre a la luna, la invención del Bikini y la minifalda,  conocer los experimentos más representativos para la humanidad como la clonación de la oveja Dolly y el descubrimiento del Genoma Humano, disfrutar de los ritmos de la época interpretados por orquestas compuestas por verdaderos maestros de la música como una cumbia, un bolero, un merecumbé, un rock and roll, un Twist y porqué no? un bambuco, poesía hecha música con la cual enamoramos a nuestras mujeres. Ver por primera vez la llegada de la  televisión en blanco y negro y posteriormente a color, lo mismo que observar la trascendental noche que dio termino al siglo anterior, y el nuevo amanecer del  nuevo siglo 21.
Doy gracias  a Dios por permitirme ver con asombro esta modernidad que  permite que multinacionales hagan experimentos  e inventen sofisticados adminículos, que están revolucionando el mundo y a su vez, manipulando las nuevas generaciones cercenándoles su capacidad de deducción, discernimiento y raciocinio, que los está llevando  a manejar el mundo con los dos pulgares no permitiéndoles ver lo que ocurre a su alrededor para que, entretenidos, no reaccionen ni protesten ante los abusos que ellas cometen.
Doy gracias a Dios por permitirme usar mi cabeza y mis extremidades como instrumentos esenciales para mi  defensa, con los cuales puedo conocer la nueva tecnología, hacer uso de ella  para estar actualizado sin crear dependencia, cosa contraria  de lo que les  sucedería a los jóvenes actuales, a quienes si les  limitan estos dispositivos quedarían prácticamente  anulados.
Doy gracias a Dios por haberme permitido trabajar y así con su fruto, poder viajar a conocer la mayoría de mi territorio colombiano y otras culturas en ciudades de países extranjeros como post-grado a mi carrera de vida en donde aprendí la letra menudita que no enseñan en las universidades y que me ha permitido salir avante en muchas vicisitudes.
Doy gracias a Dios por haber vivido una época en que las palabras: tolerancia, respeto, dignidad, honradez, obediencia, entre otras, tenían algún valor.
Por  todo lo anterior y muchas cosas más, doy gracias a Dios y pido su favor para  que conservándome unos días más, continúe con la lucha aportando mi granito de arena en el sitio  en donde mi experiencia  pueda ser útil. De hoy en adelante, para mí, todo es ganancia.
Debido a esos años  por las cuales he pasado, y a mi experimentada vida, hago  un análisis muy personal  sobre la situación actual que vive el país y más ahora que se habla de paz: Fueron más de 28 presidentes los que han  gobernado este país desde mi nacimiento,  y hasta el presente ninguno de ellos ha podido acabar  con  estos 50 años de violencia  que hemos vivido y seguiremos viviendo, ya que desde que exista esta desigualdad social, el racismo, la politiquería,   la disparidad en la repartición, la manguala auto favorecedora de  nuestros  gobernantes y representantes, la pobreza , la mala  educación y la decadente salud -factores por los cuales muy poco se preocupan nuestros gobernantes- la cosa no será fácil;  sobre todo cuando la guerra es un negocio en donde todos ganan menos  el pueblo que es el que sufre las consecuencias. Y lo más importante: si nosotros como padres, formadores de nuestros hijos como base de ésta sociedad, no nos apretamos los pantalones para exigir autoridad y respeto de  ellos, bajarle a la permisividad y alcahuetería con que se está manejando esta modernidad, no creo que los frutos para el futuro, sean los más promisorios.
Por eso hablar de paz por ahora, si no se rompen los  intereses figurativos  a nivel de institución o personal, y si no se tratan de solucionar la mayoría de problemas que agobian a la clase menos favorecida, sin ser ave de mal agüero, es una utopía. Lo demás es publicidad política pagada.

                                                                            Carlos Javier Londoño O.

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