martes, 19 de mayo de 2020


Mayo 17 de 2020
“38.368.800 minutos de vida”

En un pueblito  de  Antioquia de cuyo nombre si quiero acordarme llamado Zaragoza, hoy, después de haber transcurrido  un tiempo de 38.368.800 minutos nací yo, ocupando el quinto lugar en la cadena alimenticia de la familia Londoño Ocampo. (Sin pena, saque la calculadora y averigüe por el total de años que cumplo para que no se quede  en ascuas).  
Desde ese día, al haber nacido sietemesino, comenzó mi  lucha  para salir adelante en los avatares que la vida me  ha deparado.
Por eso hoy, al abrir los ojos y sentirme vivo, poniendo los pies en el suelo y levantándome con la energía  que me ha caracterizado, mirando hacia el cielo, agradecí de nuevo al Hacedor de vidas por permitirme llegar a este nuevo aniversario con salud, actitud positiva, buena compañía familiar y lo más importante, tener como motivación de vida, un grupo de amigos incondicionales con quienes al comunicarme personalmente o por wasaps, hacemos que la vida sea más agradable y amena evocando aquellos gratos recuerdos de las cosas que nos hacían y nos hacen felices, amigos con quienes a veces he tenido diferencias por mi  modo de actuar, pensar o por la irreverencia con que  veo, digo o escribo las cosas, incidentes  que  no han sido obstáculos para que la amistad siga vigente.
Y precisamente a eso voy a referirme sucintamente  sin tratar de polemizar, herir susceptibilidades ni generar enemistades, simplemente voy a contar algunas de las cosas que hago para  haber llegado a esta edad, saludable, positivo,  con ganas de seguir viviendo, con la mamadera de gallo a flor de piel y buenos amigos  entre otros, como ingredientes principales para vencer una cantidad de enfermedades psicosomáticas que nos perturban la salud por estar pensando o haciendo maricadas   no aptas para la edad,  actitudes que si uno está dispuesto a obviarlas, rompiendo esquemas,  de seguro que mejorarán la calidad de vida, pero  si persiste  en permanecer en la misma monotonía, evitando el cambio, los he de ver arrastrando las patas, actuando y hablando como viejito y con la cerviz doblada así estén más jóvenes que yo.
Para obviar esa vejez prematura, lo importante es mantener la mente despierta, ser dinámico en muchos aspectos, sobre todo manejar, por lo menos lo básico de la tecnología para estar en contacto con la realidad mundial y no estar en casa como un ermitaño vegetando únicamente.  Manejar la picaresca para no tomarse la vida tan en serio, mantener un léxico apropiado para hacer amena una conversación sin tantos eufemismos, teniendo respuestas apropiadas  para cada pregunta, con miras a que no te compliquen la vida y eso es precisamente una de mis características al manejar e incluir en mis conversaciones el “Hijueputazo” palabra  tan común en el hablar paisa que ameniza un diálogo, a no ser que se use con otra connotación porque ahí sí, la cosa cambia. A raíz de ello,  cierta vez un amigo me preguntaba que yo por qué todo lo hablaba, era en base a “palabras” o groserías para ser más exactos.  Ante ésta inesperada pregunta,  mi respuesta inmediata fue: Y cuál es el hijueputa problema? respuesta ante la cual el amigo se rio alcanzando solo a decir - con vos no se puede – continuando  la conversación como si nada hubiese sucedido. Si a esto le agregamos una dosis de  chistes y buenas anécdotas, te aseguro que no sufrirás ni de gastritis, ni de estrés ni de enfermedades que te van a somatizar el cuerpo y por ende tu salud. Aleja de la edad la terquedad, porque si la tienes te comento, estás jodido, porque eso de llegar a adulto mayor: enfermo, pelao y terco, son tres factores que nos aseguran muerte prematura.
Otra de las cosas que hago y que favorecen   mi situación actual de salud, es la de no creer que porque ya soy un  adulto mayor, debo  actuar como tal, es decir,  debo andar como viejo, hablar como viejo y actuar como viejo si lo que rige nuestra vejez y es un concepto muy personal,  es la mente, así que soy adulto mayor pero actúo con una mente joven , actuar que para muchos puede ser ridícula, cosa que me importa una higa, para no  ser más displicente, porque como lo dijo algún anónimo, cuando se es viejo en la piel, hay que ser joven en la mente y en el alma, ya que para mí, lo que está  en juego no es lo que piensa la gente , sino mi  buena actitud ante la vida que eso es lo que nos mantiene con salud y vivos para resistir los pocos o muchos años que nos   quedan de vida, con dignidad y aunque ya uno esté enfermo, la calidad de vida es la que prima en donde la “prevención” está como primer factor para tratar de solventar cualquier eventualidad enfermiza  que atente contra nuestra salud.  
Es mucho el tiempo que ha transcurrido desde que nací,  adquiriendo cada día, experiencia y conocimiento que  me han forjado a ser quien soy, porque es ella, la experiencia, nombre con que bautizamos nuestros errores, la que nos lleva a  una buena madurez, en el tiempo y en la edad.
 Y a pesar de todo lo que me ha tocado ver, hacer y vivir, la nueva experiencia  que estamos viviendo de  esta pandemia ojalá irrepetible, no deja de ser una experiencia y una enseñanza más,   en donde la vida y la naturaleza nos llaman la atención cuando estamos atentando contra ellas y contra nosotros mismos.
Solo le pido a Dios un poco más de vida para seguir viendo los cambios que se están presentando por causa de esta humanidad inconsciente, indolente y estúpida quienes brindándole  tributo a  las banalidades terrenales están cambiando el orden del universo en donde ya la verdad puede ser controvertida, lo malo pasó a ser bueno, lo ilegal a ser legal, el bandido a ser honorable, entre otros cambios que se están dando en este disparatado mundo.
Realidad plasmada en ese famoso  tango llamado Cambalache escrito en 1934 por Discépolo, radiografía vigente para el mundo actual cuando asegura que ya a nadie le importa si uno nació honrado, pues hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso estafador, todo es igual, nada es mejor lo mismo un burro que un gran profesor, no hay aplazaos, ni escalafón los inmorales nos han igualado. Si uno vive en la impostura y otro hala en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón. Ese tango viene al caso por la idolatría desmesurada que se está presentando  a su majestad don dinero,  en donde por él y por poder, parte de la humanidad representada en sus gobernantes, están acelerando la decadencia de la sociedad y lo trastocado que anda este mundo, lo cual puedo resumir en esta filosófica enseñanza protagonizada por la mentira y la verdad, actualizada para la época y para la ocasión: se encontraron la verdad y la mentira en un paisaje natural muy hermoso con un cristalino lago incluido. La mentira le comenta a la verdad que el día estaba estupendo para nadar en el lago, que  el agua estaba tibia y deliciosa.
Como las palabras procedían de la mentira, la verdad quiso comprobar la veracidad  de lo que decía y así lo hizo, luego introdujo sus pies en el lago dándose cuenta de su calidez, razón por la cual aceptó la invitación a nadar hecha  por parte de la mentira. Estando en la orilla procedieron a quitarse la ropa y nadar en las tibias aguas del lago. En un descuido de la verdad, la mentira se salió del lago y vistiéndose rápidamente con la ropa de la verdad huyó del lugar. Desde ese día mucha gente prefiere ver a la mentira vestida de verdad, que  la verdad desnuda.
Pudiera escribir muchas cosas más sobre el tema que me compete, pero debo de guardar  algo  para seguir contando dentro de un año, al cual llegaré  con la buena actitud, la positividad,  un toque de ejercicios,  el agradecimiento, el respeto, una buena compañía, buenas amistades, la ingesta de vez en cuando de un buen licor y lo más importante manteniendo  ocupada la mente para no pensar en guevonadas.
Dejo constancia que lo que hago y practico para mantenerme en forma, con el buen estado en que me encuentro, no son dogma de fe, pero que funcionan, funcionan y para muestra un botón.
¡Ah! y recuerda: “lo mejor para el estreñimiento mental, es cagarse de la risa”



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