domingo, 21 de abril de 2019


32 años después.
Amigo Roberto:
Hoy, 32 años después de que una bala del narcotráfico te cegara la vida, por decir la verdad acerca de los actores y de la problemática del narcotráfico que nos agobiaba para esa época en el Amazonas,  en donde los beneficiados eran más que los denunciantes, no es mucho lo que han cambiado las cosas en el pueblo y en este país.
Y en verdad desde tu muerte, no es mucho lo que han cambiado las cosas, sobre todo  cuando descubrieron que la verdad dejó de ser importante, al ser considerada la información como un negocio,  en éste país en donde, cuando el dinero habla, la verdad se calla.
No es mucho lo que han cambiado las cosas en éste país, en donde la legalidad y honestidad están mandadas a recoger, cuando en ésta política colombiana de mierda, la hipocresía y la doble moral son virtudes totalmente respetadas y necesarias.
Fueron años en que la verdad periodística no estaba tan contaminada, ni maquillada de acuerdo a las conveniencias, como sucede hoy en día.
No es mucho lo que han cambiado las cosas en el pueblo, desde la época en que tú como Secretario Ejecutivo y yo como presidente de la Cámara de Comercio del Amazonas, luchábamos hombro a hombro por el bienestar de esa región, por los mismos problemas que aún, siguen y seguirán vigentes ante la pasividad indolente y conformista de una sociedad en donde la mayoría, se doblega ante el mejor postor.
La lucha continúa y tu legado, por una Leticia futurista, en donde primen la honestidad y acción de los gobernantes sobre el conflicto de intereses, aún sigue vigente, manifestada en una juventud ávida de cambio pero que con el tiempo la absorbe el sistema.
Aunque la lucha es dura, no durará mucho tiempo.
Y después de 32 años, tu crimen sigue impune.
Carlos Javier Londoño O.


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