Marzo 17 de 2015
Crónica Leticiana No 21
In Memoriam “A Pacho Vela”
Hablar hoy en día en Leticia de Francisco del Rosario Vela González, puede
no tener ninguna significación para las nuevas generaciones. Pero hacer alusión
a “Pacho Vela” para quienes tuvimos el placer de vivir en esa Leticia de otrora en donde todos éramos un
conglomerado de conocidos entre sí, la
cosa es diferente, porque con este
apelativo fue como conocimos a este ilustre docente, personaje ícono de las artes plásticas en el Amazonas como fueron entre otras, la pintura y la música.
Pacho el prototipo del buen profesor, esposo, padre y ciudadano ejemplar,
no podía pasar a la posteridad sin un reconocimiento como este que en el momento le otorga el profesor Alejandro Cueva
con su nuevo libro “Pacho Vela” el personaje, en donde va a dejar plasmada la
vida y obras del maestro en aras del
interés histórico de ese pueblo que lo
vio nacer, crecer, florecer y desafortunadamente morir.
Cualquier cosa de más que se diga de él
no sobraría, pero me imagino que en
esta compilación sobre todo los pormenores de su vida que va a ser extensa, investigada
y verdadera, está todo dicho. De su paso por esta tierra dejando el nombre del
Amazonas plasmado en sus lienzos y murales, de su conocimiento innato de la música que quería
dejar sonando en cada institución en la cual daba clases.
En hora buena profesor Alejandro Cueva. Podría escribir muchas palabras
acerca de este ilustre personaje, pero dejo
a usted, como autor del libro, el
protagónico de que en esos párrafos que
ha escrito se vislumbre la ilustre vida de este inolvidable maestro.
Recuerdo entre las tantas anécdotas, historias y vivencias cuando mi esposa Luz Elena ex alumna del
docente, para matar la monotonía del pueblo, me pidió el favor que la inscribiera con él para recibir clases de
piano.
Sin pensarlo dos veces, la hice
partícipe de esa experiencia, recibir clase con este virtuoso de la música y la
pintura, clases que recibía en su casa de habitación situada muy cerca del
colegio.
Allá asistía mi esposa acompañada de nuestro hijo mayor Dax, a recibir sus
primeras notas musicales en la organeta que el profesor disponía para
ello. Mientras ella tecleaba las notas,
mi hijo se limitaba a escuchar y observar.
Para practicar lo aprendido en
clases, le compre un pequeño
teclado para que hiciera uso de él
en casa.
En su propio teclado, una tarde empezó a practicar lo enseñado por el profesor Vela observando que las notas de lo
aprendido no le salían adecuadamente con el
tono deseado. Mi hijo que estaba pendiente del ensayo, le dijo a la mamá
que lo dejara tocar que eso era muy fácil y ante el asombro nuestro interpretó
la canción “Happy Birthday” que había
escuchado durante las prácticas de mi esposa, en casa de Pacho Vela.
Al otro día el nuevo alumno de Pacho
fue mi hijo ya que mi esposa desistió en seguir con sus clases.
La última visión que poseo de mi amigo Pacho Vela fue aquella
del día 24 de Julio de 1985 fecha
del fatídico vuelo FAC-902 cuando,
encontrándome en plataforma del aeropuerto Vásquez Cobo, lo vi
subir lentamente, con su caminar
pausado, por las escaleras del avión en busca de su asiento.
Posteriormente, cuando entré a la aeronave
a subirle la maleta a mi hermana que también viajaba, lo observé de
nuevo sentado al lado derecho de la cabina del avión, de espaldas a la
ventanilla que daba al plano hablando
con el Dr. Antonio Villa.
Junto a él se encontraba la
odontóloga rural de puerto Nariño Dra Ingrid
Yaneth Cantillo y en medio de los dos, la niña Camila,
hija del doctor Villa quien se la estaba recomendando durante ese trayecto a Bogotá, adonde él viajaba a
pintar un mural en las nuevas
instalaciones de la sede de Dainco
(departamento Administrativo de Intendencias y Comisarias), ciudad a la que nunca llegaron.
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