sábado, 20 de abril de 2019


Marzo 17 de 2015

Crónica Leticiana No 21

In Memoriam “A Pacho Vela”

Hablar hoy en día en Leticia de Francisco del Rosario Vela González, puede no tener ninguna significación para las nuevas generaciones. Pero hacer alusión a “Pacho Vela” para quienes tuvimos el placer de vivir en esa  Leticia de otrora en donde todos éramos un conglomerado de  conocidos entre sí, la cosa es diferente, porque  con este apelativo fue como conocimos a este ilustre docente, personaje ícono  de las artes plásticas  en el Amazonas como fueron  entre otras, la pintura y la música.
Pacho el prototipo del buen profesor, esposo, padre y ciudadano ejemplar, no podía pasar a la posteridad sin un reconocimiento como este que en el  momento le otorga el profesor Alejandro Cueva con su nuevo libro “Pacho Vela” el personaje, en donde va a dejar plasmada la vida y obras del maestro en aras  del interés  histórico de ese pueblo que lo vio nacer, crecer, florecer y desafortunadamente morir.
Cualquier cosa de más que se diga de él  no sobraría, pero me imagino que en  esta compilación sobre todo los pormenores  de su vida que va a ser extensa, investigada y verdadera, está todo dicho. De su paso por esta tierra dejando el nombre del Amazonas plasmado en sus lienzos y murales, de su  conocimiento innato de la música que quería dejar sonando en cada institución en la cual daba clases.
En hora buena profesor Alejandro Cueva. Podría escribir muchas palabras acerca de este ilustre personaje, pero dejo  a usted, como autor del libro,  el protagónico   de que en esos párrafos que ha escrito se vislumbre la ilustre vida de este inolvidable maestro.
Recuerdo entre las tantas anécdotas, historias y vivencias  cuando mi esposa Luz Elena ex alumna del docente, para matar la monotonía del pueblo, me pidió el favor que  la inscribiera con él para recibir clases de piano.
Sin pensarlo dos veces,  la hice partícipe de esa experiencia, recibir clase con este virtuoso de la música y la pintura, clases que recibía en su casa de habitación situada muy cerca del colegio.
Allá asistía mi esposa acompañada de nuestro hijo mayor Dax, a recibir sus primeras notas musicales en la organeta que el profesor disponía para ello.  Mientras ella tecleaba las notas, mi hijo se limitaba a  escuchar y observar.
Para practicar  lo aprendido en clases, le compre  un pequeño teclado  para que hiciera uso de él en  casa.
En su propio teclado, una tarde empezó a practicar lo enseñado por el  profesor Vela observando que las notas de lo aprendido no le salían adecuadamente con el  tono deseado. Mi hijo que estaba pendiente del ensayo, le dijo a la mamá que lo dejara tocar que eso era muy fácil y ante el asombro nuestro interpretó la canción  “Happy Birthday” que había escuchado durante las prácticas de mi esposa, en casa de Pacho Vela.
Al otro día el nuevo alumno de Pacho  fue mi hijo ya que mi esposa desistió en seguir  con sus clases.
La última visión que poseo de mi amigo Pacho Vela  fue aquella   del día 24 de Julio  de 1985 fecha del fatídico  vuelo FAC-902  cuando,  encontrándome en plataforma del aeropuerto Vásquez Cobo, lo vi subir  lentamente, con su caminar pausado, por las escaleras del avión en busca de  su asiento.
Posteriormente, cuando entré a la aeronave  a subirle la maleta a mi hermana que también viajaba, lo observé de nuevo sentado al lado derecho de la cabina del avión, de espaldas a la ventanilla que daba al plano  hablando con el Dr. Antonio Villa.
Junto a él  se encontraba la odontóloga rural de puerto Nariño Dra Ingrid  Yaneth Cantillo y en medio de los dos, la niña  Camila,  hija del doctor Villa quien se la estaba recomendando durante  ese trayecto a Bogotá, adonde él viajaba a pintar un mural en las  nuevas instalaciones  de la sede de Dainco (departamento Administrativo de Intendencias y Comisarias), ciudad  a la que nunca llegaron.


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