CRÓNICAS PAISAS 4
“Movilidad eficiente y amigable con el
medio ambiente”
Continuo con mis crónicas paisas
en donde destaco lo bueno, lo malo y lo feo que se presenta en mi innovadora
ciudad de Medellín, con miras a aportar mi granito de arena en aras de mejorar
la calidad de vida de la ciudad.
Hoy, con conocimiento de causa, por ser un nuevo usuario de este sistema de bicicletas públicas quiero comentar las benevolencias de este medio de locomoción el cual poco a poco está tomando auge, y aunque debiera de tener más acogida, no sé si ello se deba al desconocimiento de cómo hacer uso de este medio de transporte o por negligencia a la tramitología tecnología que su inscripción requiere para su uso.
Solo me faltaba esta inscripción para integrarme al sistema de movilidad pública paisa, razón por la cual cierto día me propuse hacerla vía internet para poder disfrutar de ella.
De ahí que les voy a contar en una forma sucinta de cómo es el trámite para acceder al sistema.
Lo primero que debes hacer es poseer una “tarjeta Cívica “la que para mí se convirtió en la cédula para acceder a todo ese sistema integrado.
Una vez adquirida entras a internet a la página Encicla.com-inscripciones en donde te aparece un formulario que debes llenar en su totalidad anexando luego la fotocopia de la tarjeta cívica, de la cédula tamaño 150, una fotografía reciente, y fotocopia de un recibo de servicios de la residencia. Una vez el lleno de todos estos requisitos, los envías, recibiendo respuesta por correo a las pocas horas sobre tu aceptación o no de la inscripción, indicándote el sitio a donde debes ir para autorizarte la Cívica como documento para hacer uso gratis del servicio.
Así lo hice, llené el formulario, anexé lo pedido y lo envié, llegándome al poco rato la aceptación.
Al otro día, en horas de la mañana, me dirigí a la oficina indicada situada en la Alpujarra, en donde en menos de veinte minutos me autorizaron el uso del servicio.
Una vez autorizado, el dependiente me indico que ya podía hacer uso del sistema con las bicicletas que se encontraban estacionadas a la salida del edificio..
Salí de la oficina con ánimos de tomar una de ellas parqueadas en las afueras, en donde pensé más de una vez en tomar la decisión si de subirme o no a una de ellas era lo más indicado, pues hacía más de cuarenta años que no me subía en un vehículo de estos.
A mi edad y en un acto suicida, me dije: “”si no es hoy, no es nunca”, y procedí a hacer el retiro de una de su enclave de seguridad.
Lo que me inquietaba no era tanto subirme a la bicicleta, si no trasladarme hasta mi casa desde ahí en la Alpujarra hasta la estación de bicicletas llamada San Joaquín situada diagonalmente al Centro
Comercial Unicentro y para hacerlo debía de tomar la transitada avenida San Juan hasta la calle 65 doblar hacia la izquierda hasta la avenida Bolivariana por donde subiría hasta dejarla en su sitio de estacionamiento.
Tomando respiración y envalentonado me dije a mi mismo: mi mismo a lo que vinimos, me subí en ella y empecé a pedalear, de inmediato la bicicleta empezó a zigzaguear tratando de perder el equilibrio con el suscrito encima. No me deje amilanar ni vencer por el miedo y en el espacio de una cuadra empecé a practicar como 10 minutos hasta que cogí el ritmo y estabilidad para poder iniciar el recorrido con mayor seguridad.
Santiguándome arranqué de nuevo a pedalear y así songo sorongo, despacio, inicie el recorrido por la demarcada y segura ciclorruta de la concurrida avenida san Juan hasta llegar al punto final.
Cuando me bajé, las piernas me temblaban por el ejercicio, llegué a mi casa caminando, le conté a mi esposa la odisea respondiéndome que en los 40 años que llevamos de casado nunca me había visto subido en una cicla, por lo que se imaginaba que ni sabía montar.
En conclusión lo importante fue que lo hice y lo sigo haciendo convirtiéndome en un nuevo usuario de este sistema de transporte ayudando a mi salud y colaborando con este medio eficiente y amigable con el medio ambiente y con la calidad de vida de la ciudad de Medellín.
Hoy, con conocimiento de causa, por ser un nuevo usuario de este sistema de bicicletas públicas quiero comentar las benevolencias de este medio de locomoción el cual poco a poco está tomando auge, y aunque debiera de tener más acogida, no sé si ello se deba al desconocimiento de cómo hacer uso de este medio de transporte o por negligencia a la tramitología tecnología que su inscripción requiere para su uso.
Solo me faltaba esta inscripción para integrarme al sistema de movilidad pública paisa, razón por la cual cierto día me propuse hacerla vía internet para poder disfrutar de ella.
De ahí que les voy a contar en una forma sucinta de cómo es el trámite para acceder al sistema.
Lo primero que debes hacer es poseer una “tarjeta Cívica “la que para mí se convirtió en la cédula para acceder a todo ese sistema integrado.
Una vez adquirida entras a internet a la página Encicla.com-inscripciones en donde te aparece un formulario que debes llenar en su totalidad anexando luego la fotocopia de la tarjeta cívica, de la cédula tamaño 150, una fotografía reciente, y fotocopia de un recibo de servicios de la residencia. Una vez el lleno de todos estos requisitos, los envías, recibiendo respuesta por correo a las pocas horas sobre tu aceptación o no de la inscripción, indicándote el sitio a donde debes ir para autorizarte la Cívica como documento para hacer uso gratis del servicio.
Así lo hice, llené el formulario, anexé lo pedido y lo envié, llegándome al poco rato la aceptación.
Al otro día, en horas de la mañana, me dirigí a la oficina indicada situada en la Alpujarra, en donde en menos de veinte minutos me autorizaron el uso del servicio.
Una vez autorizado, el dependiente me indico que ya podía hacer uso del sistema con las bicicletas que se encontraban estacionadas a la salida del edificio..
Salí de la oficina con ánimos de tomar una de ellas parqueadas en las afueras, en donde pensé más de una vez en tomar la decisión si de subirme o no a una de ellas era lo más indicado, pues hacía más de cuarenta años que no me subía en un vehículo de estos.
A mi edad y en un acto suicida, me dije: “”si no es hoy, no es nunca”, y procedí a hacer el retiro de una de su enclave de seguridad.
Lo que me inquietaba no era tanto subirme a la bicicleta, si no trasladarme hasta mi casa desde ahí en la Alpujarra hasta la estación de bicicletas llamada San Joaquín situada diagonalmente al Centro
Comercial Unicentro y para hacerlo debía de tomar la transitada avenida San Juan hasta la calle 65 doblar hacia la izquierda hasta la avenida Bolivariana por donde subiría hasta dejarla en su sitio de estacionamiento.
Tomando respiración y envalentonado me dije a mi mismo: mi mismo a lo que vinimos, me subí en ella y empecé a pedalear, de inmediato la bicicleta empezó a zigzaguear tratando de perder el equilibrio con el suscrito encima. No me deje amilanar ni vencer por el miedo y en el espacio de una cuadra empecé a practicar como 10 minutos hasta que cogí el ritmo y estabilidad para poder iniciar el recorrido con mayor seguridad.
Santiguándome arranqué de nuevo a pedalear y así songo sorongo, despacio, inicie el recorrido por la demarcada y segura ciclorruta de la concurrida avenida san Juan hasta llegar al punto final.
Cuando me bajé, las piernas me temblaban por el ejercicio, llegué a mi casa caminando, le conté a mi esposa la odisea respondiéndome que en los 40 años que llevamos de casado nunca me había visto subido en una cicla, por lo que se imaginaba que ni sabía montar.
En conclusión lo importante fue que lo hice y lo sigo haciendo convirtiéndome en un nuevo usuario de este sistema de transporte ayudando a mi salud y colaborando con este medio eficiente y amigable con el medio ambiente y con la calidad de vida de la ciudad de Medellín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario