martes, 30 de abril de 2019


Abril 25 de 2019
Crónica Leticiana
“La triste realidad que algunos políticos y candidatos han olvidado”
Leyendo algunas páginas de las redes sociales - en especial las de origen amazonense - que hablan sobre la problemática politiquera existente en la región, encontré que ciertos personajes dejan allí plasmado por escrito, verdades, mentiras, comentarios, chismes y elucubraciones alusivas a la causa, sacándose los trapos al sol, lanzándose dardos, insultándose, ultrajándose, esculcándose el pasado y denigrando de todo el mundo con tal de dejar mal parados a ciertos personajes, adversarios o candidatos que se disputan la torta para regir los destinos, aquellos que en nada benefician a la ciudad, pero sí a los elegidos, en una lucha de “oportunistas” que desde hace mucho tiempo viene ocurriendo en la región.
Escribo ésta crónica para refrescarles la memoria a algunos, a algotros, para que repasen lo que ya saben, y sobre todo escribo para que la juventud existente se entere de algunas realidades.
Remontémonos a la época desde cuando el Amazonas era una simple comisaría que dependía del gobierno central, en especial del pulpo político llamado Departamento Administrativo de Intendencias y Comisarias, “DAINCO”, entidad que aglutinaba políticamente a todas las intendencias y comisarias existentes para aquella época. Era otra Colombia, con un director, que era prácticamente el segundo presidente de éste país del Sagrado Corazón.
Entre ésas dependencias políticas estaba la circunscripción electoral, que para el Amazonas era manejada desde el Huila y el Caquetá por los gamonales politiqueros de la época, entre los que se destacaban, entre otros, Guillermo Plazas Alcid, Rodrigo Lara Bonilla, Hernando Turbay su hijo Rodrigo Turbay y Ricaurte Lozada, quienes como congresistas, senadores y representantes, desde esas tierras eran los que conducían los hilos de la política amazonense, secundados por los caciques regionales por todos conocidos como los jefes de los partidos tradicionales conservador y liberal, representantes, senadores y matronas de gran influencia , ya que para esa época no existía, como en la actualidad, la alcahuetería de tantos partidos, en donde se amparan, para su conveniencia los disidentes, tránsfugas y voltearepas.
Esos eran los dos partidos que prácticamente se disputaban el manejo de la rienda administrativa comisarial que, como dije anteriormente, eran patrocinados de acuerdo a la conveniencia, por los políticos antes mencionados.
Desde esa época, los actos corruptivos para ganar elecciones vienen haciendo su agosto, tal fue el caso, entre otros, el robo del lote de Navenal, que con su repartición entre varios usuarios, para unas votaciones, favoreció al partido infractor.
O hablemos de la  “caja menor de los amazonenses”, como lo fue la construcción de la carretera denominada los “kilómetros”, vía a la cual - durante más de treinta años - le inyectaron millonarias sumas de dinero para hacer míseros veinte kilómetros, de trocha, pero eso sí, las partidas asignadas dieron para que la mayoría de los administradores y allegados, llenaran sus arcas personales.
Posteriormente con la llegada de la bonanza, cuando un gran amigo del pueblo (en especial de los indígenas) se consolidó como un líder político regional con pro y contras a su favor por todos conocidos, fundador de la famosa “Casa Liberal del Amazonas”,  sede que aglutinó la crema y nata de la política amazonense manejadora por mucho tiempo de los destinos políticos de la región,  a quien  ahora sólo recuerdan por su emergente actividad, y no por lo que hizo por la mayoría de los politiqueros de turno, como patrocinarlos para que fueran elegidos como representantes, senadores , alcaldes, comisarios diputados o concejales o conseguirles prebendas como buenos puestos o jugosas pensiones quienes  ahora, haciendo  gala de su doble moral y mente olvidadiza, no recuerdan las antesalas que hacían en la “casa grande”, acompañadas de whisky de las mejores marcas para esperar de nuestro gran “amigo” un apoyo económico para financiar sus campañas, tal como lo hacían los políticos huilenses y caqueteños.
Hoy que sus hijos, nietos, hermanos, cuñados, primos, yernos, nueras y otros descendientes están en la contienda, peleándose una curul para regir los destinos del erario departamental, estos , se rasgan las vestiduras ante los medios radiales y escritos, hablando de honestidad, de amor por su pueblo, no dejando de practicar las mismas mañas y los mismos vicios políticos de sus antepasados, pensando que un apellido, una situación económica o un antecedente ilegal, les da patente de corso para hacer del departamento una finca familiar.
Como olvidaron esos veteranos políticos cuando en aquel entonces, secundaban esas actividades politiqueras, las cuales si querían seguir a través de su descendencia, hubieran enviado a sus allegados a estudiar y prepararse mejor con buenos conocimientos, bases y conexiones beneficiosas para el desarrollo de la región, y no permitir que su descendencia se “bacaniara” como dicen en la jerga parlache, en esa sociedad del dinero fácil tan común en la región, que los motiva ahora a aspirar, cueste lo que cueste, a manejar los hilos de la administración departamental, con miras a conseguir dinero y figuración, mientras ellos, unos, ya fallecidos, y los vivientes, se pasean como respetables comerciantes o ciudadanos eméritos de la región. Bien lo decía un amigo: hasta para ser bandido se deben conocer bien las leyes para saber cómo violarlas correctamente.
Mientras tanto, el pueblo se prepara para votar por los mismos con las mismas, a sabiendas de lo que va a pasar, pero no importa, no hay que desaprovechar las prebendas a las que están acostumbrados como la compra del voto, una mísera dádiva o un puesto, desde donde les toca permanecer callados durante los años que sus elegidos ejerzan, viendo como la corrupción acaba con el dinero del pueblo amazonense por la complacencia de los electores.

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