Abril 25 de 2019
Crónica Leticiana
“La triste realidad que
algunos políticos y candidatos han olvidado”
Leyendo algunas páginas de las
redes sociales - en especial las de origen amazonense - que hablan sobre la problemática
politiquera existente en la región, encontré que ciertos personajes dejan allí
plasmado por escrito, verdades, mentiras, comentarios, chismes y elucubraciones
alusivas a la causa, sacándose los trapos al sol, lanzándose dardos,
insultándose, ultrajándose, esculcándose el pasado y denigrando de todo el
mundo con tal de dejar mal parados a ciertos personajes, adversarios o
candidatos que se disputan la torta para regir los destinos, aquellos que en
nada benefician a la ciudad, pero sí a los elegidos, en una lucha de
“oportunistas” que desde hace mucho tiempo viene ocurriendo en la región.
Escribo ésta crónica para
refrescarles la memoria a algunos, a algotros, para que repasen lo que ya
saben, y sobre todo escribo para que la juventud existente se entere de algunas
realidades.
Remontémonos a la época desde
cuando el Amazonas era una simple comisaría que dependía del gobierno central, en
especial del pulpo político llamado Departamento Administrativo de Intendencias
y Comisarias, “DAINCO”, entidad que aglutinaba políticamente a todas las intendencias
y comisarias existentes para aquella época. Era otra Colombia, con un director,
que era prácticamente el segundo presidente de éste país del Sagrado Corazón.
Entre ésas dependencias políticas
estaba la circunscripción electoral, que para el Amazonas era manejada desde el
Huila y el Caquetá por los gamonales politiqueros de la época, entre los que se
destacaban, entre otros, Guillermo Plazas Alcid, Rodrigo Lara Bonilla, Hernando
Turbay su hijo Rodrigo Turbay y Ricaurte Lozada, quienes como congresistas,
senadores y representantes, desde esas tierras eran los que conducían los hilos
de la política amazonense, secundados por los caciques regionales por todos
conocidos como los jefes de los partidos tradicionales conservador y liberal,
representantes, senadores y matronas de gran influencia , ya que para esa época
no existía, como en la actualidad, la alcahuetería de tantos partidos, en donde
se amparan, para su conveniencia los disidentes, tránsfugas y voltearepas.
Esos eran los dos partidos que
prácticamente se disputaban el manejo de la rienda administrativa comisarial
que, como dije anteriormente, eran patrocinados de acuerdo a la conveniencia,
por los políticos antes mencionados.
Desde esa época, los actos
corruptivos para ganar elecciones vienen haciendo su agosto, tal fue el caso,
entre otros, el robo del lote de Navenal, que con su repartición entre varios
usuarios, para unas votaciones, favoreció al partido infractor.
O hablemos de la “caja menor de los amazonenses”, como lo fue
la construcción de la carretera denominada los “kilómetros”, vía a la cual -
durante más de treinta años - le inyectaron millonarias sumas de dinero para
hacer míseros veinte kilómetros, de trocha, pero eso sí, las partidas asignadas
dieron para que la mayoría de los administradores y allegados, llenaran sus
arcas personales.
Posteriormente con la llegada de
la bonanza, cuando un gran amigo del pueblo (en especial de los indígenas) se consolidó
como un líder político regional con pro y contras a su favor por todos conocidos,
fundador de la famosa “Casa Liberal del Amazonas”, sede que aglutinó la crema y nata de la
política amazonense manejadora por mucho tiempo de los destinos políticos de la
región, a quien ahora sólo recuerdan por su emergente
actividad, y no por lo que hizo por la mayoría de los politiqueros de turno,
como patrocinarlos para que fueran elegidos como representantes, senadores ,
alcaldes, comisarios diputados o concejales o conseguirles prebendas como
buenos puestos o jugosas pensiones quienes ahora, haciendo gala de su doble moral y mente olvidadiza, no
recuerdan las antesalas que hacían en la “casa grande”, acompañadas de whisky
de las mejores marcas para esperar de nuestro gran “amigo” un apoyo económico
para financiar sus campañas, tal como lo hacían los políticos huilenses y
caqueteños.
Hoy que sus hijos, nietos,
hermanos, cuñados, primos, yernos, nueras y otros descendientes están en la
contienda, peleándose una curul para regir los destinos del erario
departamental, estos , se rasgan las vestiduras ante los medios radiales y
escritos, hablando de honestidad, de amor por su pueblo, no dejando de
practicar las mismas mañas y los mismos vicios políticos de sus antepasados,
pensando que un apellido, una situación económica o un antecedente ilegal, les
da patente de corso para hacer del departamento una finca familiar.
Como olvidaron esos veteranos
políticos cuando en aquel entonces, secundaban esas actividades politiqueras,
las cuales si querían seguir a través de su descendencia, hubieran enviado a
sus allegados a estudiar y prepararse mejor con buenos conocimientos, bases y
conexiones beneficiosas para el desarrollo de la región, y no permitir que su
descendencia se “bacaniara” como dicen en la jerga parlache, en esa sociedad
del dinero fácil tan común en la región, que los motiva ahora a aspirar, cueste
lo que cueste, a manejar los hilos de la administración departamental, con
miras a conseguir dinero y figuración, mientras ellos, unos, ya fallecidos, y
los vivientes, se pasean como respetables comerciantes o ciudadanos eméritos de
la región. Bien lo decía un amigo: hasta para ser bandido se deben conocer bien
las leyes para saber cómo violarlas correctamente.
Mientras tanto, el pueblo se prepara
para votar por los mismos con las mismas, a sabiendas de lo que va a pasar, pero
no importa, no hay que desaprovechar las prebendas a las que están
acostumbrados como la compra del voto, una mísera dádiva o un puesto, desde
donde les toca permanecer callados durante los años que sus elegidos ejerzan,
viendo como la corrupción acaba con el dinero del pueblo amazonense por la
complacencia de los electores.
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